"Bendito sea Dios que no rechazó mi súplica ni me retiró su favor..." (Salmo 65)
Como al hijo pródigo me espera para abrazarme y ponerme el traje nuevo y hacer fiesta, porque estaba perdida y he vuelto. ¡Tu misericordia Señor!
Llena de esperanza, cuando ya se ha perdido toda esperanza, yo venía a ser una criada tuya.... y Tú quieres ser mi padre... gracias Señor por esperarme.. No lo merezco pero lo necesito!
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