Aun hoy en día es muy frecuente que los fieles cristianos, los practicantes que van a Misa, se expresen de esta forma:
-Voy a oír misa o ¿Quién dice la misa de hoy?
Efectivamente, todos entendemos en esas expresiones, que se va a celebrar el acto litúrgico de la Misa. Pero, ¿De dónde viene la palabra “misa”?
El término “missa” se originó ya en el siglo lV para despedir a los fieles al final de la celebración: “Ite, missa est”. El pueblo llano, lo traduce como algo así: “Podéis marchar, la misa ha terminado”.
Sin embargo el término Misa es de un significado mucho más bello a la vez que profundo: El verbo latino de donde procede es Mitto, Mittere, Misi, Missus, que significa “enviar”. Y, en consecuencia, la despedida de la celebración sería: “Idos, sois enviados”. El Padre Eterno nos envía a su Hijo como regalo en este Misterio que se ha celebrado, y el Hijo, Jesucristo, nos envía a nosotros. Al terminar la Misa, no podemos quedarnos parados,, sino que hemos de dar testimonio de lo que hemos vivido en la misa
Y, efectivamente, se cumple el envío que nos hizo Jesucristo: “…Id por todo el mundo y anunciad el Evangelio a toda la creación…”(Mc 16,15)
Por tanto podemos decir que la Misa no se oye, ni siquiera se escucha: la Misa se celebra. La misa “no se dice”, la Misa se celebra.
Alabado sea Jesucristo
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