21. En la espiritualidad bíblica saber y sabor comparten significado. En este sentido, el hombre que llega a saber y, por lo tanto, degustar y saborear la Palabra –como, por ejemplo, Jeremías- en realidad está degustando y saboreando a Dios. Recordemos a este respectoa san Agustín, quien nos dice que el alma tiene su propio paladar con el que podemos llegar a saborear a Dios.
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