miércoles, 9 de noviembre de 2016

​​LA ESPIRITUALIDAD DE LA PALABRA​ (Manuel Armenteros)


La Palabra Sagrada y Revelada de Dios, en Jesús, su Hijo amado, predilecto y preexistente, nuestro Señor, es la “fuente o manantial de la vida” de donde fluyen y emerge toda espiritualidad. Desde Ella nacen todos los Dones o Carismas, de especial llamada a todos los miembros de nuestra Iglesia. Para desde ellos, restaurar, fortalecer y vitalizar a todo el Pueblo de Dios, que peregrino, camina de regreso a la Casa del Padre, de donde  partimos al ser creados por El.
Espiritualidad que no es estática, ni se imita a mera contemplación, que también; pero sin dejar esa estrecha relación de Dios y la persona, a través de Jesús Resucitado…, precisa abrirse, urge expandirse y tiende a transformase en obras testimoniales y palabras confiadas con nuestro prójimo, sea cercano o lejano. Es tan fuerte su empuje, cuando su escucha es perseverante y "rumiada”, que exige movilizarse, entrar en relación-acción de amorosa convivencia. El Padre Nuestro, no comienza así: “Padre mío que estás en los Cielos…, no, da comienzo así: “Padre nuestro que estás…..Hablamos, invocamos, suplicamos y en definitiva nos dirigimos a Dios Creador y Padre todo Poderoso, EN PLURAL y en compañía, en comunidad.
Por tanto toda Espiritualidad emerge de la Palabra de Dios. Es Universal y es Viva, Liberadora y Creativa y valida siempre para dar respuesta y esperanza a las necesidades que tenemos las personas y comunidades en cada tiempo y lugar. Y reitero desde Ella se revelan los carismas nuevos o se renuevan los ya existentes, como “dones” útiles, para redimir y ayudar o asistir las almas y cuerpos de las personas, hermanándose con ellas levándolas a la salvación, al Reino de Dios. El ITHIEL, que es ese feliz encuentro real y muy personal en estrecho dialogo con Jesucristo Resucitado, como Buena Nueva o Evangelio, debe ser completado con el EMMANUEL, Dios con “nosotros y a través de nosotros y en medio de nosotros”. 
Ello precisa de unos desapegos o comodidades, que no limitan ni restan personalidad, antes bien la potencian, para atender y mostrar su Misericordia infinita, potenciada por su Gracia, superado toda nuestra limitación. Como bien lo expresa y escribe “Simone Weil”  en su obra: LA GRAVEDAD Y LA GRACIA, diciendo: “El “apego” es forjador de ilusiones, y sea quien sea el que pretenda lo REAL, debe ser un “despegado”. Expresión muy generalizada pero encierra gran verdad. Así lo entendió Madre Teresa de Calcuta, que no solo cambió o mejor dicho, amplió su inicial carisma de religiosa, sino que sumó uno nuevo, muy concreto y específico, hacia los ancianos moribundos y desahuciados, que Jesús a través de ellos, suscito a Teresa, cuando uno de  ellos la miraba diciendo: “TENGO SED” Y así SE LE REVELÓ. Y Teresa, esa humilde mujer lo acogió, y al mundo SOMBRÓ ENTREGANDOSE Y ACONGIENDOLOS CON UN TOTAL Y DESPRENDIDO DESAPEGO.    
Tres Cantos (Madrid) hoy Festividad de todos los Santos, 1 de Noviembre del 2016. Manuel Armenteros Martos

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