¿Cómo es posible que Dios no quiera los sacrificios de los hombres? Muchas veces los sacrificios se realizan por miedo, por miedo no tanto a Dios, sino a nosotros mismos, para acallar nuestra propia conciencia, porque algo en lo más íntimo de nuestro ser nos dice que por ese camino no vamos bien. Estos sacrificios nos duermen la conciencia, y es lo que Dios precisamente no quiere. Incluso si ofrecemos el sacrificio que más nos cuesta – un holocausto -, no lo quiere Dios, porque revela el desconocimiento que se tiene de Él.
Los sacrificios no te satisfacen, si te ofreciera un holocausto no lo querría
Un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias(Sal 50)
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