Descender hasta lo profundo de nuestro ser, allí en ese espacio que el Cantar de los Cantares llama “la bodega secreta” (Ct 2,4). Descender hasta este recinto sagrado con el Evangelio, y constatar, en el colmo de los asombros, cómo sus palabras se inmaterializan hasta tomar la forma/informe de Dios… Descender…
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