Marta y María, representan la acción y la contemplación, dos actitudes inseparables de la vida del creyente. La caridad, la solidaridad, el servicio… nacen de la escucha y el encuentro con Jesús. No hay amor sin contemplación, sin oración. En ella nos vamos moldeando e identificando con Cristo, de manera que su sentir pasa a ser también el nuestro. Por eso, no será verdadera la oración que no lleve al compromiso hecho servicio al hermano. Ni Marta, ni María; ni activismo, ni espiritualismo desencarnado. Es necesario servir, salir al encuentro del hermano, pero para ello necesitamos orar, contemplar y dejarnos mover por el Señor
miércoles, 7 de octubre de 2015
Contemplación y actitud de Marta y Maria.- (Pedro Pablo Crespo).
Marta y María, representan la acción y la contemplación, dos actitudes inseparables de la vida del creyente. La caridad, la solidaridad, el servicio… nacen de la escucha y el encuentro con Jesús. No hay amor sin contemplación, sin oración. En ella nos vamos moldeando e identificando con Cristo, de manera que su sentir pasa a ser también el nuestro. Por eso, no será verdadera la oración que no lleve al compromiso hecho servicio al hermano. Ni Marta, ni María; ni activismo, ni espiritualismo desencarnado. Es necesario servir, salir al encuentro del hermano, pero para ello necesitamos orar, contemplar y dejarnos mover por el Señor
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