15. Bienaventurados los limpios de corazón, nos dice el Hijo de Dios. Sí, los limpios de corazón son bienaventurados porque alcanzarán a ver que Dios es bueno, que no los ha defraudado; y, sobre todo, han podido ver con sus propios ojos en su propia vida, que sí, que es cierto que Dios ha escrito una historia de amor bellísima con ellos.
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