Cuando lo que creíamos haber conocido de Dios ha quedado relegado en el baúl de los recuerdos, no nos engañemos, no eran rasgos de Dios, sino proyecciones personales apoyadas sobre pies de barro. El que se acerca a Dios, sabe de Él… que es creatividad ininterrumpida, novedad continua; es pasión siempre ascendente que ascendentemente apasiona. Imposible olvidarlo, relegarlo, y más imposible aún aburrirse de Él.
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