8. Tu espíritu, mi Dios, es la patria de todos mis anhelos. Al saber esto, vengo también a saber cuánto amas al hombre, cuánto me amas, pues ¿cómo podría yo pasar de largo de los mil caminos que hacia la nada conducen, y asentar mis pasos en el que me lleva hacia ti si no me hubieses enviado a tu Hijo como Pastor?
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