De ahí que también por nuestra parte no
cesemos de dar gracias a Dios porque, al recibir la Palabra de Dios que os
predicamos, la acogisteis, no como palabra de hombre, sino cual es en verdad,
como Palabra de Dios, que permanece operante en vosotros, los creyentes.
1 Tes,2,13
1 Tes,2,13
Tú me dices que venga…y yo vengo.
Tu voz insistente interrumpe mi tarea y tu aliento sopla en
mi espalda, empujando mi vida hacia Tí.
Y yo, me entretengo en mis quehaceres, pero tu voz insiste.
Y algo me dice que un nuevo encuentro de voces y esperanza
me espera en tu Palabra.El alimento que atrapó un día mi alma e hizo de tu presencia una necesidad.
El intenso amor que siento viene de un lugar que desconozco
donde debes de estar Tú.
Tú que me tienes atrapada en una nueva vida que se desliza
cada día hacia un más Tú y menos yo.
El tiempo perdido y entregado voluntariamente a ti.
Mi mente resistiendo al empuje de Tí que llegas y el corazón
esperando recobrar el abrazo por dentro, el abrazo del alma; el abrazo que te
confirma y ahuyenta las dudas.
Tú, invasivo, con tu fuego, apagando el tedio de mi alma.
Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro.»
Tu rostro buscaré, Señor,
no me escondas tu rostro
Tu rostro buscaré, Señor,
no me escondas tu rostro
Salmo
26,8
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