¡Qué inmensidad de amor, compasión, ternura y misericordia tuvo que percibir el buen ladrón en el Rostro del Hijo de Dios Crucificado que, sobreponiéndose a todos los resentimientos que le habían inducido a hacer daño a los demás le suplicó: ¡Señor, acuérdate de mí cuando vengas con tu reino!.
Jamás pudo imaginar este hombre la reacción de Jesús.Quizás esperaría alguna condescendencia ante sus delitos y maldades..sin embargo la respuesta del Señor Jesús fué : "Hoy mismo estarás conmigo en el Paraiso"
www.comunidadmariamadreapostoles.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario