La sociedad actual, en aras de un estremecedor “progresismo”, que no es ni con mucho, símbolo de progreso, sino todo lo contrario, avanza hacia el hedonismo y la relajación de costumbres. Para el hombre de hoy, es más importante el tener que el ser.
El profeta Jeremías nos llama la atención contra esta relajación anunciando que tanto el sacerdote como el profeta vagan sin sentido por el país. El cristiano tiene, por el Bautismo, el carisma de ser “Sacerdote, Profeta y Rey”. Jesucristo es Aquel quien el Padre ha ungido con el Espíritu Santo y lo ha constituido Sacerdote, Profeta y Rey. Y todo el pueblo de Dios participa de estas tres funciones de Cristo, con las responsabilidades que se derivan de ellas. (Catecismo de la Iglesia Católica 783)
Profeta es el que anuncia a Dios, no el adivino que prevé lo que ha de ocurrir. Sacerdote es el que administra los sacramentos de Dios, atendiendo a las necesidades y ritos del culto.
Salgo al campo, muertos a espada
Entro en la ciudad, desfallecidos de hambre
Tanto el profeta como el sacerdote
Vagan sin sentido por el país (Jer 14, 17-219)
Y estamos muertos cuando nuestra alma está en pecado, cuando la relajación de costumbres se hace permanente en nuestra vida, y desfallecidos cuando nos falta el alimento espiritual, Jesucristo.
Alabado sea Jesucristo
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