lunes, 31 de diciembre de 2018
En el frío..
Toque aaaal
sábado, 29 de diciembre de 2018
¿QUIEN ERES SEÑOR? Hch 9,5. (Lc 2,41-52) para el Evangelio del Domingode la Sagrada Familia: Jesús, María y José Ciclo C 30-12-2018
viernes, 28 de diciembre de 2018
Ojalá rasgases el cielo y descendieses! (Is 63,19)
Señor, ¿Por qué nos extravías de tus caminos y endureces nuestro corazón para que no te tema? Vuélvete por amor a tus siervos y las tribus de tu heredad. ¡Ojalá rasgases el cielo y descendieses, derritiendo los montes con tu presencia! Bajaste y los montes se derritieron en tu presencia. Jamás el oído oyó ni el ojo vio un Dios, fuera de ti que hiciera tanto por el que espera en Él.
La última frase de Isaías, la comenta muchos años después san Pablo a los Corintios, cuando dice: “…Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni al corazón del hombre llegó, lo que Dios preparó para los que lo aman…” (1 Cor, 2,9)
¡Cómo ha de sentirse Isaías para entonar este canto de súplica! Ya que el hombre es incapaz de convertirse, es Dios quien tiene que volverse a él, que es lo que significa la conversión. Los hombres estamos de espaldas a Dios, somos incapaces de levantar la cabeza y mirar al Crucificado. Estamos apegados al mundo, y, como mucho, esperamos que un día nos volvamos a Dios. Pero ese día tarda.
Isaías profetiza la “bajada de Dios”. Los montes, en el espíritu de la Escritura, representan los lugares donde se aposentan nuestros ídolos, donde habitan esos dioses, oro y plata, que son hechura de manos humanas y que no nos solucionan nuestros problemas. En la presencia de Jesús y su Santo Evangelio, se derriten nuestros pecados.
Nos lo recuerda Isaías: “…Así fueren vuestros pecados como la grana, cual nieve blanquearán, y así fueren rojos como el carmesí, cual lana quedarán…” (Is 1,18)
Y ese deseo se cumplió cuando el Padre envió a su Hijo para estar entre nosotros. ¡cuántas veces, al ver la situación que vive el mundo, quizá entonemos esa súplica de Isaías: ¡ Ojalá rasgases el cielo y descendieses!
Pero no; el Hijo vino sólo una vez y volverá con toda su Majestad como nos tiene prometido, y Él es fiel, es decir, cumple sus promesas. Somos nosotros, los cristianos, los que queremos ser sus discípulos, los que tenemos la misión de llevar su Palabra al mundo, con nuestra vida y nuestro ejemplo. No nos hace falta ya que se “persone” rasgando el cielo. Tampoco le creerían…Lo tenemos en el Sagrario siempre, hasta el último día. Y desde ahí podemos hablar con Él y contarle lo que ya sabe, lo que inquieta nuestra alma; y pedirle que podamos descubrir cada día nuestra misión, la que Él nos ha preparado para ser sus testigos.
En palabras del santo Padre san Juan Pablo ll: ¡Abramos las puertas a Cristo!
(Tomás Cremades)
jueves, 27 de diciembre de 2018
Ser pequeño ante Tí
(OLGA ALONSO)
martes, 25 de diciembre de 2018
Feliz Navidad
Contentos por Navidad
lunes, 24 de diciembre de 2018
Es Navidad
Toque Es Navidad 1
Toques Es Navidad 0
domingo, 23 de diciembre de 2018
Salmo 28(27).- Súplica y acción de gracias
Toque: Es Navidad
sábado, 22 de diciembre de 2018
¿QUIEN ERES SEÑOR? Hch 9,5. (Lc 1,39-45) para el Evangelio del IVDomingo de Adviento 23-12-2018
jueves, 20 de diciembre de 2018
Reflexiones al Salmo 89 (Saciarse De Dios)
Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación…” Bien cierto, que Dios ha estado siempre con mirada providente sobre nosotros; pero el problema es que nosotros no nos damos cuenta de ello…Él ha actuado en nuestra vida, y siempre hemos pensado en la suerte, la nuestra o la de los demás.
Normalmente hemos pensado que el otro tenía más suerte que yo. Y el salmista, inspirado por Dios, aclara esto que quizá nunca habíamos pensado: que Él siempre ha sido nuestro refugio.
Y continúa: “…antes de que naciesen los montes, desde siempre tú eres Dios. Efectivamente, antes que naciesen los montes…Los montes donde habitan nuestros pequeños dioses, que nos apartan de Dios. Estos dioses, aparentemente más agradables, nos apartaron de Dios. Eran más agradables porque nos hacían importantes a los ojos de los demás, no denunciaban nuestra conducta, y acallaban nuestra conciencia, adormecían nuestra fe, nos separaban de Dios.
Y Dios esperaba, y esperaba. Por eso dice el Salmo: “…aunque uno viva setenta años, y el más robusto hasta ochenta, la mayor parte son fatiga inútil, porque pasan aprisa y vuelan…” Y qué razón tiene el Salmo; todos hemos comprobado que, con el paso de los años, el tiempo vuela!!
Y si miramos un poco atrás, vemos lo que pudimos hacer y no hicimos, o lo que hicimos mal, porque Dios no era el Único; era, en el mejor de los casos, de los primeros alicientes de nuestra vida. Nos recuerda el Salmo: “…enséñanos a calcular nuestros años para que adquiramos un corazón sensato…”
Un corazón que sepa discernir, porque la vida se acaba y hemos de mirar nuestras manos vacías…Ahí está la sensatez. Solamente Dios podrá hacer prósperas las obras de nuestras manos, tal como termina el Salmo.
(Tomás Cremades)
TUS TEXTOS
Este es el camino que yo elegí para ser hijo tuyo.
Estos textos, estas palabras que me envuelven y me evocan tiempos, momentos, lugares, espacios de mi vida, me hacen preguntas y me dan respuestas.
Y en esta conversación mía con tus palabras, estás Tú.
Detrás de cada una de ellas se abre un mundo de sabiduría que creas para mí, sólo para mí.
Y aquí, entre ellas, en tus textos, encuentro mi casa, hallé mi hogar
Aquí me has traído y aquí vuelvo cada día a navegar en este mar de palabras que susurran tu presencia y abren mi corazón a la Verdad………la única verdad.
(Olga Alonso)
domingo, 16 de diciembre de 2018
Salmo 26(25).- Plegaria del inocente
Salmo 27(26).- Junto a Dios no hay temor
viernes, 14 de diciembre de 2018
¿QUIEN ERES SEÑOR? Hch 9,5. (Lc 3,10-18) Para el Evangelio del 3º Domingo de Adviento 16-12-2018
EL MAL SE VENCE A BASE DE BIEN
jueves, 13 de diciembre de 2018
ENTRASTE EN JERUSALÉN
Entraste en Jerusalén sin esconderte , ante todos , mostrando frente a aquellas personas que te aclamaban tus intenciones, sin estratagemas , sin engaños .
Asi, con esa misma limpieza y esa pequeñez comienzas este día tratando de acceder a ese Jerusalén que es nuestro corazón, para ser allí, donde levantamos nuestros altares, el lugar en el que quieres morir y resucitar ,
Por eso tú muerte en el madero es para cada uno de nosotros una llamada a nuestra puerta, a la de nuestro corazón, para culminar la razón por la que viniste a este mundo .
Una llamada a nuestro Jerusalén interior para que abramos y te dejemos paso entre las piezas que sostienen nuestra vida.
Para que te permitamos subir al Calvario a ese calvario interno que cada uno tenemos en el interior.
Hasta allí llegas para llenar de vida lo que estaba muerto.
En este domingo en qué acudimos a que tu agua impregne de bendiciones nuestro Ramo, ponemos en tus manos nuestro corazón para que lo alcance ese agua que es tu palabra .
Este corazón nuestro que tanto necesita de tu bendición y que se dispone a abrir la puerta para dejarte entrar en humildad como lo hizo Jerusalén y acoger en nuestro interior tu muerte que es la nuestra y despertar contigo así a tu resurrección.
(Olga Alonso)
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domingo, 9 de diciembre de 2018
EL LEON RUGIENTE
La Escritura siempre es Buena Noticia, y hoy nos trae un pensamiento inspirado en el Salmo 56, con referencia a la “Oración matutina de un afligido”.
El salmista anuncia que se cobija a la sombra de sus Alas, mientras pasa la calamidad. Simplemente retoma lo mismo que dice el Salmo 35: “…los humanos se refugian a la sombra de sus alas…” y es que estas alas no son otra cosa que los Brazos abiertos de Cristo en la Cruz, donde toda la Humanidad se refugia, “mientras pasa la calamidad”. Y entrecomillo esto, porque la calamidad es patrimonio de cada cual; cada uno vislumbra sus propias calamidades; las propias, fruto de sus propios desatinos frente a los acontecimientos de la vida, y los ajenos, los que le viene heredados de la vida que le rodea.
El salmista no se deprime ante la adversidad; invoca a Dios seguro de su intervención a favor, salvándole de los que ansían matarme, nos dirá.
Quizá en esos tiempos de escasa justicia, la vida de cada cual tenía poco valor, y las personas eran conscientes de la precariedad de la misma. Ahora no existe ese peligro inminente, en cuanto a la posibilidad inmediata de recibir un ataque que acabe con nuestra vida. Pero lo que sí es cierto es que la vida de nuestra alma está en peligro más que nunca, o al menos, los peligros que se cernían sobre el alma, siguen vigentes con la misma virulencia.
Es tal la angustia del salmista, que se encuentra como echado entre leones. Imaginemos la escena: una persona rodeada de leones, no le da tiempo ni tan siquiera a echarse. Es, inmediatamente, devorada. Esta situación en metáfora, es para decir hasta qué punto el diablo está detrás de nuestra alma.
Lo recuerda la carta de san Pedro (1P 5, 5-8): “…mirad que vuestro enemigo, el diablo, ronda como león rugiente, esperando quién devorar…”
Y continúa el Salmo: “…han tendido una red a mis pasos para que sucumbiera, me han cavado delante una fosa, pero han caído en ella…”. Recuerdo de niño, en las películas de cazadores que vivían en las selvas de África, la forma en que nos enseñaban entonces la caza de los leones. Eran películas exentas de sensualismo pecador, en las que el cazador se enamoraba de la chica, todo imagen de la belleza femenina, sin caer en el erotismo que posteriormente introdujo el diablo, - el león rugiente -, para desvanecer el concepto de “amor” por el concepto del”sexo”.
Pero al margen de esta pincelada, la caza del león se presentaba así: se excavaba en el campo un gran pozo, que se tapaba con ramas, en el camino por donde se presumía iba a pasar el león. Y, traspasada la trampa se colocaba un “chivo expiatorio”, un animal atado para que no pudiera escapar, para atraer al león. Éste, al ver su presa se lanzaba sobre ella, y, al pisar la trampa, caía, y era apresado.
Así es un poco en la vida. Se nos presenta en lugar del chivo los placeres del mundo: el dinero, el poder, nuestro “ego” por encima de todo, la droga, el sexo…y es atrayente, naturalmente. Y nos lanzamos a por ello. Somos como el león rugiente, ha entrado el demonio en nuestra alma. Es la fosa que han cavado en nuestro camino. Bien lo entendió el salmista, aunque nos dice: “…pero han caído en ella…”
Recemos que el Señor nos dé esa Sabiduría, para evitar la caída en el pecado; Sabiduría con mayúscula, que es la que procede de Dios, pues, “aunque uno sea perfecto ante los hijos de los hombres, sin la Sabiduría que procede de Ti, será estimado en nada…” (Sb 9)
(Tomás Cremades)
sábado, 8 de diciembre de 2018
¿QUIEN ERES SEÑOR? Hch 9,5. (Lc 3,1-6) para el Evangelio del II Domingo de Adviento 9-12-2018.
viernes, 7 de diciembre de 2018
QUE ASI SEA
Que entre tu luz en nuestro corazón y lo invada todo
Que ilumine lo recóndito, cada esquina, cada espacio y convierta nuestra tiniebla en luz
Que no quede recuerdo de esa oscuridad que habitó en nosotros y que sintamos tu presencia, dentro , muy dentro
Que esa luz nos acompañe y nos guarde; y que nos preserve en las noches oscuras del alma
Y que un día, seamos completamente seres de Luz, a tu lado, contigo en el Cielo.
(Olga Alonso)
jueves, 6 de diciembre de 2018
CONDICIONES PARA SEGUIR A JESÚS
Mucha gente acompañaba a Jesús; Él se volvió y dijo: “Si alguno viene a mí, y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío. Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: “este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar”. O ¿Qué rey si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si, con diez mil hombres, podrá salir al paso del que le ataca con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz. Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío”. (Lc 14, 25-35)
Mucha gente acompañaba a Jesús, pero, según se desprende de la lectura del Evangelio, Él iba por delante, pues se volvió a ellos. Ya que el hombre es incapaz de convertirse, - que es lo que significa “volverse” -, (del latín: cum vertere= volverse hacia), es Jesús tiene que darles su frente, volverse, enfrentarse.
Jesús sabe que le siguen porque su Mensaje es atractivo, que predica un Reino desconocido hasta entonces, y todos quieren encontrar un hueco en ese Reino. No olvidemos que los apóstoles discutían por el camino quién sería el mayor el reino, (Lc22,24), e incluso la madre de los Zebedeos solicitaba a Jesús un puesto a la derecha y otro a la izquierda.(Mc 10, 35-40)
Jesús aclara las características del seguimiento: “Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío”. Y es que la cruz de cada día se puede llevar al hombro, como Jesús, o se puede llevar “a rastras”, tirando de ella, protestando por su peso…
Hay otros evangelistas que en su alocución son más “duros”; dicen: el que no odia a su padre, o a su madre,…etc., no puede ser discípulo mío. De ahí la palabra subrayada. Pero en cualquier caso hay que entender a Jesús: no se trata de odiar, naturalmente; ni tan siquiera de “posponer”. El padre, la madre, la familia, tiene su papel en la vida del hombre, y tiene su sitio en ella. Jesús no dice que la abandones. Dice “posponer”.
En la vida hay muchas ocasiones en que no nos atrevemos a contrariar a los hijos en su educación, sobre todo religiosa, por miedo a que se nos vayan…Si los hijos se van a vivir con la novia, miramos para otro lado, para no perderlos. Si no van a Misa los domingos, no tenemos argumentos para hacerles reconsiderar su posición…Hay que corregir con autoridad, con mansedumbre y con argumentos. Hay que hablar con ellos…si es que antes no se ha hecho. En ocasiones, por el hecho de no estar atentos a la educación de los niños, éstos se dejan aconsejar antes por el amigo de turno que por los padres. Y los padres, lo saben y no saben cómo actuar.
El camino de seguimiento a Jesús no es fácil. Pero es posible seguirlo, pues él no nos puede pedir imposibles. Pero hemos de estar preparados antes de que llegue ese momento.
Por eso nos dice que hay que “calcular los gastos antes de construir la torre”. Antes de que lleguen los momentos de transmisión real de la fe, hay que “calcular” esos gastos, que son los impedimentos que han de llegar para que no se transmita.
Si no lo calculamos bien, si miramos para otro lado, si creemos que esa forma de amar a los hijos es con “condescendencia” para que no nos abandonen, además de una “mala educación”, es preferir al hijo, hija, mujer, padres….antes que a Dios.
De igual manera, en el uso de los bienes materiales, hemos de ser capaces de dar al dinero el lugar que le corresponde; es necesario para vivir, pero no podemos hacer cualquier cosa por dinero. Hemos de saber decir: no! cuando algo que se nos ofrece prefiere el dinero o los bienes antes que a Dios.
(Tomás Cremades)
miércoles, 5 de diciembre de 2018
lunes, 3 de diciembre de 2018
Crea en mí un corazón puro.. (Del Salmo 50)
sábado, 1 de diciembre de 2018
viernes, 30 de noviembre de 2018
Salmo 33(32).- Himno a la providencia
Texto Bíblico
Alabad, justos, al Señor,
la alabanza es propia de los rectos.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas.
Cantadle un cántico nuevo,
tocad con maestría en el momento de la ovación.
Pues la palabra del Señor es recta, y todas sus acciones son verdad.
Él ama la justicia y el derecho, y su bondad llena la tierra.
Con su palabra el Señor hizo el cielo, con el soplo de su boca, sus ejércitos.
Contiene con un dique las aguas del mar, mete los océanos en depósitos.
Tema al Señor la tierra entera!
¡Tiemblen ante él los habitantes del mundol
Porque lo que él dice, sucede; lo que ordena, se cumple.
El Señor deshace los planes de las naciones, y frustra los proyectos de los pueblos.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él escogió como heredad.
Desde el cielo contempla el Señor
y ve a todos los hombres
Desde su morada observa
a todos los habitantes de la tierra:
él formó el corazón de cada uno,
y discierne todas sus acciones.No vence el rey por su gran ejército,
ni el valiente se libra por su mucha fuerza.
Vana cosa es el caballo para la victoria,
toda su fuerza no ayuda a escapar.
El Señor cuida de los que lo temen,
de los que esperan en su misericordia, 19 para librar su vida de la muerte,
y reanimarlos en tiempo de hambre.
Nosotros esperamos en el Señor. Él es nuestro auxilio y escudo.En él se alegra nuestro corazón,
en su nombre santo confiamos.Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros
como lo esperamos de ti.
Este salmo es un himno a la providencia de Dios. Dios permanece para
siempre, y con Él los hombres que han incubado la Palabra en su interior. El
salmista invita al pueblo a gritar: «Alabad, justos, al Señor, Cantadle un
cántico nuevo, tocad con maestría en el momento de la oración».
El pueblo de Israel es consciente de que la obra que Dios hace con sus hijos es
firme y estable por siempre. «El Señor deshace los planes de las naciones y
frustra los proyectos de los pueblos. El plan del Señor permanece para
siempre, los proyectos de su corazón de generación en generación».
El profeta Isaías exhorta al pueblo a no desmayar en su confianza en Dios:
«Yo, yo soy tu consolador. ¿Quién eres tú que tienes miedo del mortal y del
hijo del hombre, equiparado a la hierba? Olvidas a Yahvé, tu hacedor, el que
extendió los cielos y cimentó la tierra; Yo he puesto mis palabras en tu boca y
te he escondido a la sombra de mi mano, cuando extendía los cielos y
cimentaba la tierra, diciendo a Sión: mi pueblo eres tú»
El salmista se siente privilegiado por ser hijo del pueblo de Israel: «Dichosa la
nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que Él se escogió como heredad».
Jesucristo, rompió con su muerte y resurrección el muro que separaba dos
pueblos: el escogido: Israel, y los gentiles, que no habían recibido la
revelación de Dios. «Porque Él es nuestra paz: el que de los dos pueblos hizo
uno derribando el muro que los separaba, la enemistad... para crear en sí
mismo, un solo hombre nuevo, haciendo la paz...». El signo de identidad de
sus hijos es que son uno en Cristo Jesús. «ya no hay judío ni griego; ni
esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo
Jesús»
Todos los hombres que pertenecen a este pueblo, permanecen para siempre
pues, habiendo acogido la palabra de Dios, llevan el sello de la eternidad:
«Toda carne es hierba y todo su esplendor como flor del campo... la hierba se
seca, la flor se marchita, mas la palabra de nuestro Dios permanece para
siempre»
Jesús, afirma que Él permanece en el amor del Padre porque ha guardado sus
mandamientos, es decir, su Palabra: «Si guardáis mis mandamientos
permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi
Padre y permanezco en su amor.
Nosotros esperamos en el Señor, Él es nuestro auxilio y escudo. En Él se
alegra nuestro corazón, en su nombre santo confiamos. Los Apóstoles tenían
conciencia de la novedad que suponía la revelación de Jesucristo. Cómo, el
ansia de todo hombre, que es amar y ser amado, tenía en Él su plenitud. Por
eso, esta auténtica novedad para el hombre era un punto central en su
predicación: en la primera Carta de Juan, donde se identifica el vivir el amor
de Dios con la victoria sobre el mal. «Os he escrito a vosotros, hijos míos,
porque conocéis al Padre. Os he escrito, padres, porque conocéis al que es
desde el principio. Os he escrito, jóvenes, porque sois fuertes y la palabra de
Dios permanece en vosotros y habéis vencido al Maligno»