viernes, 22 de abril de 2022

II Domingo de Pascua - (Jn 20, 19-31)

La Paz de Jesús amordaza tus miedos

Los Apóstoles están encerrados en el Cenáculo. Tienen miedo de los judíos; piensan que una vez que han acabado con Jesús irán a por ellos por ser sus discípulos. Además corre por Jerusalén la noticia de que algunas mujeres han visto a Jesús resucitado, lo que agrava aún más la situación de estos hombres. Nuestros amigos están en tierra de nadie; por una parte son rechazados por los judíos y por la otra no saben nada de Jesús fuera de lo dicho por unas mujeres poco creíbles, según ellos. Quizás piensan  que fueron unos ingenuos al aceptar la llamada de Jesús. Nuestros amigos están viviendo una " noche oscura de la fe" dramática; el miedo y las dudas son como puñales que traspasan su alma. En esto Jesús se les aparece y les dice: ¡¡La Paz con vosotros!! Es la Paz de Jesús que viene acompañada de su Fuerza. Si, Jesús Resucitado les reviste de la misma Fuerza con la que su Padre le revistió para llevar a cabo su misión en el mundo. Nos dice Juan que "Los discípulos se alegraron de ver al Señor". Todo esto tiene que ver con nosotros; no podemos crecer como discípulos de Jesús sin pasar nuestras propias noches oscuras de la fe. Son noches que dan paso a la irrupción de Dios en nosotros con esa alegría que nadie jamás nos podrá arrebatar (Jn 16,22). 

P. Antonio Pavía

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miércoles, 20 de abril de 2022

Pascua, nueva vida en Jesús.

"En la Palabra está la Vida" ( Jn 1,4). Un señal inequívoca  que caracteriza a los discípulos de Jesús es su amor a la vida y que saben que la encuentran en el Evangelio. En este se cumple, por ejemplo la fortísima experiencia de Dios que vive este salmista: "El Señor es el lote de mi heredad y mi copa, mi suerte está en su mano, me encanta mi heredad" ( Sl 16 5-,6). Imposible describir con palabras los estremecimientos del alma y el corazón de quienes se adentran a una experiencia así con Dios. Intentémoslo; el término suerte utilizado por este salmista no tiene nada que ver con el azar. Apunta a una filial confianza con Dios que le impulsa a poner su vida en sus manos. No importa lo que haya sido hasta entonces; bien sabe este israelita que poderoso es Dios para rehacer de nuevo su historia. Esto nos lleva a otro salmista que traspasado de júbilo grita: ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que  me ha hecho? (Sl 116, 12). Cuando damos a Jesús  apenas las migajas de nuestra vida él actualiza la multiplicación de los panes horneando el Pan de la Palabra de Vida en las brasas de tu alma.

P. Antonio Pavia

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viernes, 1 de abril de 2022

Domingo V de Cuaresma (Jn 8,1-11)

Jesús y el Adulterio

Unos fariseos traen donde Jesús a una mujer adúltera y le dicen: Moisés nos mandó lapidar a estas mujeres, ¿Qué dices tú? Jesús inclinándose escribió en la tierra, después levantándose les recuerda implícitamente las denuncias de los profetas de los continuos adulterios de Israel al relegar en su corazón a Dios en favor de todo  tipo de idolatría: "El que esté sin pecado que tire la primera piedra". A continuación dijo a la mujer, que nos representa a todos: "Vete y no peques más". No es orden, es la promesa de su  Fuerza y su Gracia frente a todo Adulterio-Idolatría.  Jesús, al  inclinarse y escribir en la tierra, en nuestro corazón de barro, está  anunciando el cumplimiento de esta incomparable  promesa de Yavhé: "…Escribiré mis palabras en vuestro corazón…" (Jr 31,33). Las escribió inclinándose en la tierra, es decir muriendo por ti y por mí. El profeta Óseas al tiempo que denuncia la idolatría de Israel anuncia esta gran Promesa de Dios con toda alma: “Voy a seducirla, la llevaré al desierto y hablaré a su corazón " (Os 2,16). Hablaré, escribiré mi Evangelio,  en el alma y el  corazón de todo aquel que me busque de verdad y creare en él la Fidelidad... (Os 2,21-22).

P. Antonio Pavía

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miércoles, 30 de marzo de 2022

El Gran Desconocido

Sabemos que en buena parte del primer mundo la creencia en Dios se está desvaneciendo. Nos preguntamos cómo hemos llegado a esta situación y qué debemos de hacer los aún creyentes. Nos duele ver cómo es que Dios, que era el alma de nuestros pueblos y ciudades, pasa casi desapercibido. Hemos de reconocer que ha habido más empeño en adoctrinar a la gente a base de devociones, que sí son válidas, que en sembrar en sus corazones el Evangelio de Jesús. Hemos ofrecido al pueblo de Dios multitud de promesas, visiones, revelaciones... etc, que, siendo buenas, no están a la altura del Evangelio que engendra la fe, como escribe Pablo (Rm 10,17). Sí, la fe firme sobre la Roca, como dice Jesús (Mt 7,24). El  Evangelio contiene la Fuerza y la Gracia de Dios que crea en el hombre la Fidelidad a Jesús... y si embargo es... ¡el Gran Desconocido para muchos bautizados! Recordemos cuando Jesús multiplicó los panes para toda una multitud hambrienta. Después, al decirles que Él era el Pan Vivo bajado del Cielo, le abandonaron. Entonces preguntó a los suyos si también querían irse y  Pedro le  respondió: "Señor, Tú tienes palabras de Vida Eterna" (Jn 6,67...). Quizás sea esto lo que ha faltado, dar al hombre Palabras de Vida eterna, las propias del Evangelio de Jesús. Esto nos compete a todos... Ánimo, aún estamos a tiempo.

P. Antonio Pavía

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lunes, 28 de marzo de 2022

Maternidad Espiritual

Jesús, exhausto sube cargando la Cruz hacia el Calvario. María acompaña sus pasos con la mirada desgarrada. Tres fueron las veces que Jesús fue arrojado al polvo por el peso de la Cruz. Cada uno de sus pasos supuso para ella un auténtico martirio, unos sufrimientos parecidos a las dolorosísimas contracciones que sufre una mujer al dar a luz a su hijo. Llegan a la cima, Jesús es crucificado. El sufrimiento que siente María es indescriptible. Desde lo alto de la Cruz, Jesús, abrazándola con la entrañable ternura de su mirada, señala a Juan y la dice: "Ahí tienes a tu hijo" (Jn 19,25...). Fue entonces cuando María entendió todo. En unos segundos que abarcan la eternidad comprendió que las dolorosísimas punzadas, que como puñales herían su alma cada vez que su Hijo caía  contra el suelo aplastado por la Cruz, no fueron solo "parecidos" a los provocados por las contracciones de una mujer que está dando a luz... ¡¡Eran sus propios dolores de parto, pues estaba dando a luz a todos los Discípulos Amados de su Hijo a lo largo de la Historia!! Por la comunión con los padecimientos de Jesús, recibió de Él la sublime Maternidad Espiritual. Jesús se la otorgó en la mayor Cátedra de la Sabiduría posible: la del Calvario.

P. Antonio Pavía

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viernes, 25 de marzo de 2022

Domingo IV Cuaresma (Lc 16,11-32)

El hijo pródigo y su Padre se abrazaron

Evangelio del hijo pródigo.

Un padre tiene dos hijos; el menor no está a gusto con él y decide coger sus cosas y marcharse lejos; cree que así podrá sacar más partido de su vida. Pasada "su luna de miel" se topa con la realidad. Su vida está casi a la altura de los animales que cuida. Tiene dos  opciones:  empecinarse orgullosamente en su malvivir o volver a casa. Decide volver y en su caminar prepara su discurso: "...Padre, no merezco ser hijo tuyo, tratame como a uno de tus jornaleros..". Como todos, de una forma u otra, necesitamos una vuelta sincera a Dios transcribimos este pasaje bíblico: "Jamás se oyó decir a un Dios, fuera de ti que haga tanto por quien espera de Él" (Is 64,3). Así es; veamos cómo recibió el Padre a su hijo: "Estando todavía lejos su padre le vio y conmovido echo a correr, se le hecho al cuello y le beso efusivamente...". Estás son las sorpresas de Dios; asi recibe a todo aquel que despreciando sus mediocridades se vuelve a Él. 

P. Antonio Pavía

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miércoles, 23 de marzo de 2022

El que escucha a Jesús, aprende a orar

Uno de los pasajes más ricos y profundos sobre la oración que nos ofrece  el Evangelio es aquél en el que vemos a María la hermana de Lázaro sentada a los pies de Jesús escuchando su Palabra (Lc 10,38...). La escena es bellísima. María a los pies de Jesús escuchándole representa al verdadero buscador de Dios que descubriendo sus huellas en el Evangelio de su Hijo no descansa hasta que su Presencia-Palabra se haga un hueco en su alma. María también representa a las vírgenes sensatas a quienes les urge tener su alcuza llena de aceite (La Palabra Viva) para que las lámparas de sus corazones estén radiantes de luz, tanto los días buenos como los malos. María de Betania nos enseña la actitud que hemos de tener ante la Palabra; no se lee de corrido, casi por obligación, sino lentamente, paladeando el Espíritu y Vida que fluyen de ella (Jn 6,63b). Es un escuchar con el alma rendida, enamorada  de Jesús, Palabra del Padre, que te mueve a dar crédito a sus palabras  aunque al principio no las entiendas del todo... y cuando das crédito a Jesús en lo que te dice en su Evangelio, ya eres una persona orante; lo eres porque Dios, ya ha abierto en tus entrañas la Fuente de la Vida, que es Él mismo viviendo en ti (Jn 14,23). Entonces... ya no necesitarás ningún maestro que te enseñe a Adorar a Dios en espíritu y verdad (Jn 4,23-24). No necesitarás ni maestro ni cursos ni libros, tan solo la Palabra, el Evangelio porque El Maestro ya vive en ti.

P. Antonio Pavía

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lunes, 21 de marzo de 2022

El Amor de Pedro a Jesús

En la noche de su Pasión, Jesús anuncia a sus discípulos que se van a  escandalizar  de  Él; inmediatamente saltó Pedro: "Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré" (Mt 26,33). Sabemos la respuesta de Jesús: Esta noche me negarás tres veces. Así fue. Analicemos este hecho.  Pedro sí ama, y mucho, a Jesús pero aún no ha recibido la Gracia de dar su vida por Él, por eso flaqueó a la hora de la prueba. Veamos la debilidad de Pedro a la luz de este texto de Juan: " Amemos a Dios porque Él nos amo primero " (1 Jn 4,19). Extrapolamos este pasaje. Pedro aún no puede dar su vida  por Jesús porque éste aún  no la ha dado por él; es decir que Él tiene que adelantarse dándola primero.  Una vez que la entrego por él, y por todos, revistió todo su ser de su Espíritu de Fuerza y de Gracia. Resucitado va a su encuentro y posando su mirada en él, que la tenía huidiza, le pregunta tres veces: "Pedro, ¿me amas? (Jn 21,15...). Le estás anunciando que sí, que no necesita sus  promesas, que el tiempo desgasta; ¡que ya puede dar su vida por Él! Pedro queda sobrecogido... ¡¡Se da cuenta de que Jesús ha tomado sobre sus espaldas sus incoherencias y ha sembrado en su alma!! Su Fuerza, ¡¡la de Dios!! Ahora sí... ya puede declarar su amor incondicional al Hijo de Dios, ya puede decirle, y así lo hace: ¡Señor, tú lo sabes todo, sabes que te amo! Has infundido en mi tu Espíritu, ya puedo dar mi vida por ti y recuperarla, como tú. (Jn 10,18). A ti que lees esto; si ya eres consciente de que Jesús ha dado su  vida por ti, ya estás en condiciones de que te pregunte cómo a Pedro: ¿Me amas...?

P. Antonio Pavía

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viernes, 18 de marzo de 2022

III Domingo de Cuaresma (Lc 13,1-9)

¡Señor quiero serte fiel!

Israel es la viña de Dios, la higuera simboliza su Palabra.; esto nos ayuda a entender mejor el Evangelio de hoy. El dueño de la viña no encontró fruto en la higuera. Israel que se enorgullece de ser el depositario de la Palabra de Dios no ha dado fruto. El dueño insta al encargado: si no ha dado fruto en tres años, arráncala. El  encargado, que es Jesús, le responde: Es cierto, llevo tres años predicando el Evangelio y ni siquiera mis discípulos han dado fruto, discuten sin parar sobre quién es el mayor, pero añade; espera que falta lo más importante: voy a dar mi vida por todos los hombres para que puedan dar fruto. Al morir, Jesús grito al Padre: ¡Todo está cumplido! (Jn 19,34). Su Palabra está cumplida. Con su muerte, Jesús, el "Lleno de gracia y de verdad" (Jn 1,14b), nos dejó en el Evangelio "su plenitud de gracia y de verdad". Ya podemos dar fruto porque el Evangelio es el que crea en el hombre la fidelidad a Dios.

P. Antonio Pavía

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miércoles, 16 de marzo de 2022

Mi amigo, mi otro yo

San Pablo dice que Jesús es la Sabiduría de Dios (1 Co 1,24). Los primeros cristianos sabían que Jesús era "La Palabra del Padre" por lo que podemos afirmar que Jesús es la Sabiduría del Padre que viene a nuestro encuentro cada vez que leemos y escuchamos hambrientos su Evangelio. Esto reviste vital importancia a la luz del siguiente pasaje bíblico: "Esta -la Sabiduría- entrando en las almas santas forma en ellas amigos de Dios" (Sb 7,27…). Almas santas son aquellas que buscan incansablemente a Dios como la Fuente de su vida. Respecto a que la Sabiduría convierte a estos buscadores en amigos de Dios oigamos esto que dice Jesús a sus discípulos: "A vosotros os llamo amigos porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer" (Jn 15,15b). Jesús abre su corazón a los suyos y confidencialmente les hace saber que todo lo que su Padre le ha hablado al oído se lo ha anunciado a ellos: El Santo Evangelio que brotó como Manantial de Aguas Vivas del corazón del Padre hacia el suyo, y del suyo hacia su boca de donde brotó con su predicación (Jn 12,49-50). Es por eso que les llamo y nos llama también a nosotros sus amigos. Tengamos en cuenta que en la Espiritualidad  Bíblica, la palabra amigo significa "mi otro yo" por lo que podemos afirmar que  todo  aquel que vive abrazado al Evangelio, es considerado por Jesús como "Su otro yo…". 

P. Antonio Pavía

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lunes, 14 de marzo de 2022

En tu Luz vemos la luz

Hasta el más escéptico de los hombres que se empecina en negar la existencia de Dios percibe, a pesar suyo, ráfagas de transcendencia que golpean la fortaleza en la que protege su increencia. Ráfagas como por ejemplo: ¿realmente solo hay la nada después de la muerte? A esta pregunta le sucede le sucede un deseo tantas veces arrinconado: ¿si Dios existe, cómo encontrarle? Una respuesta a esta pregunta que llevamos escrita en nuestra alma nos la ofrece este salmista: "En ti está la fuente de agua viva y en tu Luz vemos la luz" (Sl 36,10). No es que la intuición de este salmista convenza a los escépticos pero sí empieza a minar sus convicciones; de hecho algunos se asoman a sus interioridades y se abren a una vida Transcendente. Juan, en el Prólogo de su Evangelio, nos ofrece el pleno sentido de la intuición del salmista: "La Palabra es la Luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo" (Jn 1,9). La Luz verdadera, es decir, la que ilumina nuestras tinieblas, la que abre los ojos de nuestra alma, como diría San Agustín, y nos pone en comunión con "el Dios vivo" (Sl 42,3). Es en definitiva la Luz que guía nuestros pasos hacia  la Vida que todos buscamos consciente o inconscientemente.

P. Antonio Pavía

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viernes, 11 de marzo de 2022

II Domingo de Cuaresma (Lc 9,28-35)

¿Cómo Resucitamos?

El Evangelio de hoy, narra la Transfiguración de Jesús; junto a Él están Moisés y Elías, también transfigurados, piedras angulares de Israel. Con esta visión en el monte Tabor, Jesús quiere mostrarnos a todos, representados por Pedro, Santiago y Juan,  como resucitan "los que mueren en El Señor" (Ap 14,13). Ya en otro pasaje Jesús había anunciado que... "los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre" (Mt 13,43). Fijémonos que no dice en el Reino del Padre, ni de mi Padre… sino de "su Padre". toda una declaración de intenciones. Los primeros cristianos no fantaseaban acerca del paso de su cuerpo corruptible a uno incorruptible; bien sabían que a su muerte participarían de la Gloria de su Señor Resucitado. Leamos este  testimonio  de Pablo: "... El cual -Jesús- transfigurará  nuestro cuerpo corruptible en un cuerpo glorioso como el suyo" (Fil 3,21)... y también este: "Cuando aparezca Cristo, Vida vuestra, entonces también vosotros apareceréis  gloriosos con Él" (Col 3,4). En la transfiguración de Jesús se oyó la Voz del Padre, dándonos su único Mandamiento a lo largo de todo el Evangelio: "Este es mi Hijo amado ¡Escuchadle!". Sí, escuchemos a Jesús pues fue su Padre el que  susurró al oído El Evangelio de la Vida Eterna que nos predicó. 

P. Antonio Pavía

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miércoles, 9 de marzo de 2022

Por el honor de su Nombre

Frecuentemente vemos en la Escritura esta rúbrica que acompaña las promesas hechas por Dios a su pueblo o a alguien en particular: "Por el honor de mi Nombre". Está rúbrica asegura que Dios cumplirá su promesa pues de no ser así, su honor quedaría en entredicho. Nos asomamos al Salmo del Buen Pastor y vemos que su autor, inspirado por Dios, adelanta proféticamente el bellísimo pastoreo que el Mesías hará con sus discípulos. El salmista declara que El Señor es su Pastor y por eso nada le faltará: le llevará por verdes praderas -los verdes prados de la Palabra, comenta San Agustín-, le conducirá a fuentes reparadoras, confortará su alma…, e incluso cuando vaya por valles de tinieblas no temerá porque Él le acompaña... y lo hará por el honor de su nombre... etc. (Sl 22). Sabemos que el Antiguo Testamento es, en general, una macro profecía sobre el Mesías, Jesús y por eso podemos afirmar que sus promesas están certificadas por la rúbrica señalada: "Por el honor de mi Nombre" aunque no esté explicitada. Por ejemplo, al llamar a sus primeros discípulos, hombres que no distinguían la mano derecha de la izquierda, les prometió: "Os haré llegar a ser pescadores de hombres" (Mc 1,16-17). Lo prometió y lo cumplió con todos. Con todos incluso con Pedro, más no con Judas pues prefirió la muerte antes que ser perdonado y abrazado por Él, por Jesús.

P. Antonio Pavía 

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lunes, 7 de marzo de 2022

Con tu Fuerza Señor

Al confiar Jesús a Pedro sus ovejas para que se las apacentara (Jn 21,15...), le concedió también la Fuerza para cumplir esta misión. También Él recibió la Fuerza del Padre para cargar el mal del mundo, mal que le llevó a la crucifixión. Pedro representa a todos los discípulos de Jesús;  tanto sacerdotes como seglares que recibimos de Él la misión de apacentar-evangelizar al mundo con la premisa de que éste nos odiará como le odió a Él (Jn 15,18..).  Al igual que Jesús somos enviados "como corderos en medio de lobos" (Lc 10,3). Jeremías es una figura bellísima de Jesús y de sus discípulos. A causa de  su misión profética, fue perseguido y despreciado por los suyos, tanto que muy dolido llegó a decir: " La Palabra del Señor ha sido para mí motivo de desprecios oprobios cada día." Sin embargo no desiste de su misión pues… seguimos su relato: "Pero el Señor es mi fuerte defensor..." (Jr 20,13 ). Oigamos ahora el testimonio que nos da Pablo sobre la Fuerza que  los anunciadores y testigos del Evangelio reciben de parte de Jesús: "Llevamos este tesoro -el Evangelio que anuncian- en vasos de barro para que aparezca que una fuerza tan extraordinaria viene de Dios, no de nosotros. Atribulados en todo más no aplastados, desvalidos más no desesperados..." (2 Co 4,7-10).

P. Antonio Pavía 

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viernes, 4 de marzo de 2022

I Domingo de Cuaresma (Lc 1,1-13)

Cuaresma: Tiempo de amores con Dios

Una vez bautizado Jesús fue al desierto donde fue tentado por Satanás  rememorando las tentaciones sufridas por Israel también en el desierto. Nos centramos en la primera tentación de Jesús. Le dice el demonio: "Di a estas piedras que se conviertan en panes".  Jesús le responde: "No solo de pan vive el hombre sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios". La cuestión no es comer pan o no sino, que es lo primero que debe de buscar y cuidar el hombre: si la vida del alma o la material;  porque el que busca primero la material nunca tendrá bastante y descuidara la vida de su alma. Dice Jesús a este respecto: "Buscad primero el reino de Dios y su justicia y el resto se os dará por añadidura" (Mt 6,33). El término justicia tiene  diversos significados en la Biblia. En este texto de Mateo, dice San León Magno que se refiere al deseo del hombre de ajustarse -que viene de justicia- a Dios, a su voluntad. Un ajustarse que nos recuerda a David cuando en un susurro dijo a Dios: "Aprieta mi alma contra ti..."(Sl 63,9).

P. Antonio Pavía

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miércoles, 2 de marzo de 2022

Miércoles de Ceniza

Hoy iniciamos la Cuaresma, tiempo de gracia que nos mueve a intensificar nuestra relación con Jesús; de acrecentar nuestros deseos de ser, como Juan, Discípulos Amados suyos dejando que el Divino Alfarero haga de nosotros, con  su Evangelio,  un hombre nuevo como dice Pablo (2 Co 5,17). Muchos fueron los israelitas que mantuvieron su fidelidad a Dios en medio de sus pruebas y que de una forma u otra suplicaban a Dios la venida del Mesías que crearía en ellos un corazón nuevo. Entre ellos señalamos a David (Sl 51,12). Sus pecados fueron enormes pero fue tal su dolor y arrepentimiento que viene a ser una figura profética de todos aquellos que dieron un giro completo a su vida y siguieron a Jesús. Jesús diría de David lo mismo que dijo de aquella pecadora pública que durante un banquete se acercó a Jesús y con sus lágrimas lavó sus pies -que simbolizan el Evangelio- y los secaba con sus cabellos. Jesús le dijo ante los comensales que no entendían nada: "Sus muchos pecados les son perdonados, porque ha amado mucho" (Lc 7, 48…). Así es como nos ama Jesús, ¿Te lo vas a perder?

P. Antonio Pavía 

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lunes, 28 de febrero de 2022

Nuestra Diadema

El Salmo 132 recoge el vivo deseo de David por construir la Casa de Dios, el Templo de Jerusalén. No quiere dar descanso a sus ojos ni a sus párpados hasta que Dios tenga su Lugar Santo, de ahí que no escatime esfuerzos en  reunir grandes cantidades de oro, plata, bronce, etc., para su construcción. Será su hijo Salomón quien con todos estos preparativos edificará  el Templo. El salmo culmina con esta promesa de Dios a David: "Sobre él brillará mi diadema". David ha pecado mucho, pero fue tal su arrepentimiento que su corazón alcanzó la humildad que agrada a Dios. Nuestro corazón vuela a este pasaje bíblico: "Delante de la Gloria va la humildad (Prv 15,33). Se cumplió en David: Delante de la Diadema prometida por Dios, caminaba su corazón humilde. Lo grandioso es que esto es también una  profecía de Dios sobre los discípulos de su Hijo. Después de peregrinar por un mundo que nos odia y humilla (Jn 15,18..), Dios  realza nuestra cabeza con su Diadema: "su  Nombre Santo y Glorioso ..." (Dn 3,52), "...Verán el rostro de Dios y llevarán su nombre en la frente" (Ap 22,4).

P. Antonio Pavía

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domingo, 27 de febrero de 2022

VIII Domingo del Tiempo Ordinario (Lc 6, 39-45)

Jesús, enséñame a ser fiel

Hoy empieza Jesús diciendo: ¿Podrá un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? Todo el que esté bien formado será como su maestro… Jesús viene del Padre como la Luz del mundo para poner al descubierto y sanar nuestras carencias y debilidades. Podemos rechazarle y entonces el recorrido de nuestra vida termina en el sepulcro, o dejarnos iluminar por su Luz y el recorrido de nuestra vida culmina en los brazos de Dios nuestro Padre. Jesús se encontró con muchos que rechazaron su Luz liberadora y nos da la razón del rechazo: "...vino la luz al mundo y los hombres amaron más las tinieblas que la luz porque sus obras eran malas..." (Jn 3,19...). 

El que se deja conducir por Jesús tiene acceso a la Vida Eterna; el que camina  con alguien tan ciego como él cae junto con su guía en el hoyo. Ambos se precipitan en el abismo porque como dice Jesús en otro pasaje, construyeron su vida sobre la arena;  vinieron las tormentas - las propias que nos depara la vida - y la arena cedió abocando  todo lo construido a la ruina (Mt 7,26-27).

P. Antonio Pavía

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lunes, 21 de febrero de 2022

Jesús vive en ti

"Como el Padre tiene la vida en sí mismo, así también le ha dado al Hijo tener la vida en sí mismo" (Jn 5,26). Yavhé, ese es el nombre con el que Dios se dio a conocer a Israel, significa "Yo soy el que soy", el que tiene la vida en sí mismo. Jesús el Enviado del Padre también tiene la vida en sí mismo, de ahí su resurrección y victoria sobre su muerte. La buena y extraordinaria noticia es que nos dice que ha venido del Padre para darnos vida en abundancia (Jn 10,10 b),  lo que significa que también nosotros- salvando las distancias- tenemos también la vida en nosotros mismos y es por eso que como él tenemos poder para darla sabiendo que la recuperamos: "Nadie me quita la vida, yo la doy voluntariamente, tengo poder para darla y poder para recuperarla” (Jn 10,18). Pablo, el que se enorgullece de llamarse “el prisionero por Cristo”, canta su victoria sobre la muerte con esta gloriosa proclamación: "Ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mi" (Gal 2,20). Este majestuoso canto de la Libertad Suprema es también el canto de todos los discípulos de Jesús porque, al igual que Pablo, él vive en nosotros.

P. Antonio Pavía

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domingo, 20 de febrero de 2022

Domingo VII del Tiempo Ordinario (Lc 6,27-38)

JUNTO A TI SEÑOR

"Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecidles no les maldigáis...,  etc". Ante tantas heridas sufridas por el mal que nos han hecho y nos hacen, pensamos que Jesús pone muy alto el listón para seguirle. El Discipulado no va de esfuerzos sobrehumanos para superar el listón. Reparemos en como inicia Jesús este Evangelio: "Os digo a los que me escucháis… "Solo quienes abren sus oídos al Evangelio reciben la Fuerza y Gracia de Dios contenidas en sus páginas capacitándonos así para poder amar en la dimensión de Jesús, es decir, incondicionalmente”. Tenemos el gran peligro de leer o escuchar el Evangelio de corrido... porque ya nos lo sabemos. De esta forma oímos datos lingüísticos pero nos quedamos sin la "Fuente de la Vida" que es la Palabra; Manantial de Dios que riega el huerto de tu alma (Jr 31,12). Acerca de la calidad de nuestra escucha fijémonos en lo que la Escritura nos dice de Samuel: "...Dios estaba con él y no dejaba caer en tierra ninguna de sus palabras…" (1 Sm, 3, 19...). Por eso Dios estaba con él y él con Dios, porque asentaba las palabras que escuchaba en su corazón... no desperdicio ninguna de ellas.

P. Antonio Pavía

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miércoles, 16 de febrero de 2022

Dios, Defensor mío

"Cerca está Él Señor de los que le invocan sinceramente" (Sl 145,18). En la Biblia, invocar a Dios sinceramente quiere decir recurrir a Él como único Defensor. Es decir que si una persona ha recibido afrentas, calumnias, etc. renuncia a cualquier revancha dejando que sea Dios quien le defienda. Quién así actúa tiene la alegría indescriptible de experimentar que vale la pena confiar en Dios poniendo en sus manos la defensa ante el mal que ha recibido.  Veamos la experiencia  de David: "Misericordia Dios mío, misericordia que mi alma se refugia en ti... Invoco al Dios Altísimo, a Dios que hace tantas cosas por mi" (Sl 57,2-3). Se nota  que está pasando por una situación dolorosa, sin embargo deja que sea Dios quien le haga justicia ante el mal que le hacen. David tiene a su favor que siempre que ha puesto su causa en manos de Dios, Él ha actuado en su favor de ahí su canto triunfal: "A Dios que ha hecho tantas cosas por mi". Las ha hecho porque fiándose de Él, le escogió como su único Defensor. Apostó por Él y ganó la apuesta. Por ahí va la verdadera Fe.

P. Antonio Pavía

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Somos preciosos a los ojos de Dios

Isaías describe la Pasión de Jesucristo de esta forma tan descarnada como real. Inicia su texto profético en estos términos: "¿Quien dio crédito a nuestra noticia? ¿A quién se le reveló la Fuerza de Dios? Creció como un retoño delante de Él, como raíz de tierra árida no tenía apariencia ni presencia... (Is 53,2...). Así, despreciado por todos transcurrió la vida pública de Jesús. Despreciado, ninguneado por los hombres pero arropado por la mirada amorosa del Padre. He ahí el sello inexorable de los discípulos de Jesús; Despreciados por los hijos del mundo pero, como dice también Isaías, preciosos a los ojos de Dios, nuestro Padre: "Eres precioso a mis ojos, valiosísimo; yo te amo” (Is 43,4). Si nos acercamos a Jeremías le oímos decir: "Con amor eterno te he amado, por eso he reservado gracia para ti' (Jr 31,3). A la luz de estas y tantas otras profecías semejantes entendemos esta sublime inspiración de Juan Bautista: "Conviene que Él crezca y yo disminuya" (Jn 3,30). Dejemos que Jesús crezca en nosotros y que nos diga: Eres precioso para mí, yo te amo. 

P. Antonio Pavía

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lunes, 14 de febrero de 2022

Los sentidos del Alma

"... Desde tu morada riegas los montes, la tierra se sacia con tu acción fecunda…" (Sl 103, 13). Dios que vivifica  los campos desde su  morada actúa sorprendentemente en aquellos que por guardar su Palabra perciben asombrados cómo se abren los sentidos de su alma al permitirle levantar su morada en ella. "Él que me ama guardará mi Palabra y mi Padre le amará y vendremos a él y haremos morada en él" (Jn 14,23). Desde esta morada Dios vivifica nuestra alma abriendo sus  ojos, oídos, gusto, olfato y tacto que le conectan con Él cara a cara.  Ya decía San Agustín: "Si el cuerpo tiene sus sentidos… ¿no los va a tener el alma?”. Por su parte San Pablo con el estilo magistral que le caracteriza nos dice: "... Hablamos de una sabiduría de Dios misteriosa, escondida... Como dice la Escritura;  ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni al corazón del hombre llegó, lo que Dios preparo para los que le aman…” (1 Co 2,7-9). Alcanzamos este don inapreciable, no a base de mucho estudio sino imitando a María de Betania "que sentada los pies de Jesús escuchaba su Palabra " (Lc 10, 39). A los pies de Jesús… es decir con la disposición de hacer suya su Palabra obedeciéndole.

P. Antonio Pavía

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viernes, 11 de febrero de 2022

Domingo VI del Tiempo Ordinario ( Lc 6,20-26 )

Testigos de Jesús en un mundo que le ignora

Lucas nos ofrece las Bienaventuranzas; nos centramos en la última: "Bienaventurados seréis cuando os odien, injurien… etc. Alegraos porque vuestra recompensa será grande en el Cielo...”. Los discípulos de Jesús estamos en el mundo pero no somos del mundo (Jn 17,14-16). No es que seamos unos clasistas que pasamos  despectivamente del mundo; es más, hacemos un servicio valiosísimo a los hombres de toda raza, lengua y nación mostrándoles, por nuestro testimonio del Evangelio, el Camino la  Verdad y la Vida (Jn 14, 6). Jesús: plenitud de nuestra grandeza y dignidad. Proyectamos su Luz, que disipa las tenebrosas marañas con las que el príncipe de la Mentira (Jn 8, 44) pretende asfixiar nuestra Transcendencia. No despreciamos a nadie pero el mundo sí que nos desprecia movido por sus insatisfacciones internas. Aún así proyectamos sobre los hombres la Luz de Jesús (Jn 8, 12) que rompe las cadenas. Cargamos esperanzadamente la Cruz de las injurias porque a su vez nuestro Buen Pastor carga con nosotros. Sí... estamos hablando de la maravilla que supone ser discípulos de Jesús. 

P. Antonio Pavía

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miércoles, 9 de febrero de 2022

¿Qué he de hacer Señor?

A pesar de todo, a pesar de ser la soberbia personificada, a pesar de su odio enfermizo hacia los cristianos llegando incluso a participar en el martirio de San Esteban, Jesús se fijó en él y le llamó, hablamos de Pablo, al Discipulado camino a Damasco. Hubo algo en ese encuentro que le llegó al alma a Jesús. Caído en tierra, Pablo vio en un instante luminoso su lamentable vida y dijo a Jesús: ¿Qué he de hacer Señor? No le prometió nada, le dio lo más valioso que tenía: puso en manos de Jesús su libertad, una hoja en blanco para que escribiese lo que quería de él. He ahí la conversión de corazón; dejar a Jesús la autonomía para marcar su camino de fe. Jesús  viendo, con este gesto, abierto el corazón de Pablo a su Gracia le confió su Evangelio para que lo anunciara por todo el Imperio Romano.

P. Antonio Pavía

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lunes, 7 de febrero de 2022

En el atardecer de la vida

Año 65 d. C. Pablo está prisionero por Jesús, feliz de poder dar su vida por Él, igual que los demás Apóstoles. Presiente que va a dejar ya este mundo e inspirado por Dios siente el deseo de legar su testimonio como Discípulo de Jesús a Timoteo, su compañero entrañable en la misión evangelizadora. Juntos han compartido penalidades de todo tipo y sobre todo su amor a Jesús, su Señor. Leemos la esencia de su legado: "Yo estoy a punto de ser derramado en libación - su martirio- el momento de mi partida es inminente; he combatido el buen combate, he mantenido la fe" (2 Tm 4,6-7). Lo que Pablo no sospecha es que Dios, que no da puntada sin hilo, al inspirarle este testimonio de fe a Timoteo, su mirada abarcaba toda la Cristiandad, generación tras generación. Si prestamos atención a las palabras de Pablo vemos que Jesús ha cumplido en él aquél deseo que expresó  a los sacerdotes de Éfeso al despedirse de ellos: "No considero mi vida digna de estima con tal de culminar el ministerio que recibí de Jesús de dar testimonio del Evangelio de la Gracia de Dios" (Hch 20, 24). De él podemos proclamar este panegírico de Juan: "… Bienaventurados los que mueren en el Señor" (AP 14,13).

P. Antonio Pavía

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viernes, 4 de febrero de 2022

V Domingo Tiempo Ordinario (Lc 5,1-11)

Pedro obedece a Jesús

Este Evangelio narra la pesca milagrosa hecha por Jesús. Nos centramos en un punto catequético que me parece central. Los Apóstoles han vuelto a la orilla con la barca vacía. Han estado toda la  noche faenando y no han pescado nada. A pesar de ello, Jesús  dice a Pedro: "Rema mar adentro y echad vuestras redes para pescar...”. Ante estas  palabras,  Pedro entra en lo que Pablo llama "el combate de la fe". Combate  en el que se  enfrentan dos razonamientos: el del Señor y el del hombre,  representado por Pedro. Este objeta; hemos pescado toda lo noche y no hemos pescado nada;  y podría añadir: nosotros somos pescadores de toda la vida igual que nuestros padres y sabemos bien que cuando no es día se pesca mientras que tú has pasado casi toda tu vida en la carpintería con tu padre. Parecidos a este son nuestros razonamientos cuando el Evangelio choca contra nuestra limitada razón. Es el momento del amor, el momento de confiar de obedecer al Señor como Pedro,  que a continuación  dijo a Jesús… "Pero por tu Palabra echaré la red".  Nuestro amigo, en vez de adaptar el Evangelio a su razón la abrazó a las palabras de Jesús, al Evangelio. Esto se llama Fe.

P. Antonio Pavía

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miércoles, 2 de febrero de 2022

¡Ven al Padre!

El  Salmo 84  canta festivamente la peregrinación de un fiel israelita a Jerusalén para encontrarse "con el Dios vivo". Es una profecía sobre los discípulos de Jesús que conducidos por Él vivimos en este mundo en camino hacia Dios nuestro Padre. No es una senda fácil, nos acechan no solo las pruebas y tentaciones, incluso sobre la fe de Satanás, sino también nuestra propia debilidad; es por eso que no nos separamos de nuestro Buen Pastor, con la certeza de que Él, anulando  la astucia del Tentador, lleva a buen término nuestros pasos. Dice Pablo que Jesús es  Fuerza y Sabiduría de Dios (1 Co 1,24). Fuerza y Sabiduría que pone a nuestra disposición para poder coronar nuestra peregrinación a buen término. Fijémonos en San Ignacio de Antioquía (Siglo II). En vísperas de su martirio escribió gozosamente..."Siento en mí una voz interior que me dice: ¡Ven al Padre!

P. Antonio Pavía

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lunes, 31 de enero de 2022

Cosas del cielo y cosas de la tierra

Dice Jesús a Nicodemo: "Si al deciros cosas de la tierra no creéis ¿Cómo vais a creer si os digo cosas del cielo?” (Jn 3,12). Las cosas de la tierra serían las propias  de la ley natural basada en hacer el bien y evitar el mal. Por ejemplo los fariseos deberían de alegrarse por aquel paralítico a quien Jesús curó (Jn 5,1...), o del ciego a quien dio la vista (Jn 9,1...), sin embargo se disgustaron porque Jesús les había curado un sábado transgrediendo así la ley;  y… si no entendieron esto ¿cómo iban a entender las cosas del cielo? Al hablar de las cosas del cielo Jesús se refiere al Evangelio que recibe del Cielo, del Padre,  como dice una y otra vez a sus discípulos: "… Lo que yo os  digo, os lo digo como el Padre me lo ha dicho a mi..." (Jn 12,49-50). Jesús se refiere a palabras como: "… Amad a vuestros enemigos, haced el bien a quien os odia..." (Lc 6,27...), o "no os resistáis al mal antes bien al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra…" (Mt 5,39…), ... y tantos pasajes más. Es evidente que el Evangelio que descendió del corazón del Padre -las cosas del Cielo- primero hacia el corazón del Hijo y de allí ascendió a su boca está a años luz de la ley natural y no es cuestión de hacer esfuerzos titánicos por cumplirlo; se trata de ser humildes de corazón y hacer nuestra la Fuerza de Dios presente en sus páginas (Rm 1,16). 

P. Antonio Pavía

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viernes, 28 de enero de 2022

IV Domingo del Tiempo Ordinario (Lc 4,21-30 )

¿Es Jesús un estorbo en tu vida?

Leída la profecía de Isaías en la sinagoga de Nazaret acerca del Mesías Salvador, Jesús les dijo: "Esta Palabra se cumple hoy". Los oyentes asintieron por las palabras de gracia que habían salido de su boca, más inmediatamente, se volvieron contra Él aduciendo que solo era el hijo del carpintero. La razón de este cambio es que Jesús era un estorbo para poder seguir instalados en la mediocridad. Israel siempre posponía su conversión para cuando llegase el Mesías pues entonces entenderían todo. Al tenerlo ante ellos no pueden justificar su mediocridad que les llevaba a honrar a Dios con la boca pero no con el corazón (Is 29,13). En su corazón solo habitaba el dios prometido por Satanás: ¡Ellos mismos! (Gen 3,1-5). Ellos, solo ellos, son quienes toman las decisiones sobre su vida. En su necedad se dejan pastorear por la Muerte (Sl 49,15). Jesús nos dio el antídoto contra toda mediocridad: su Santo Evangelio pero mucho me temo que para no pocas personas aparentemente buenas y cumplidoras el Evangelio sea el gran Desconocido en sus corazones y por la misma razón: porque es un estorbo para su mediocridad. 

P. Antonio Pavía 

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miércoles, 26 de enero de 2022

Jesús, mi Buen Pastor

El miedo es un estigma que nos golpea con cierta frecuencia.  Los discípulos de Jesús no estamos exentos de este estigma pero confiamos en Él, nuestro Buen Pastor, que tiene poder para calmar nuestras angustias y ansiedades. Si oramos, más con el corazón que con los labios, en el Salmo llamado "El Señor es mi Pastor" (Sl 23), vemos que aunque caminemos por valles de tinieblas, éstas tienen sus líneas rojas, infranqueables, marcadas por Jesús. Leamos "Aunque camine por valles de tinieblas no temeré, porque tú vas conmigo".  Ahí radica nuestra esperanza; en que Jesús sabe por dónde nos lleva y que caminando al ritmo de sus pasos, aún con el sufrimiento de nuestra cruz a cuestas, no hay lugar para la desesperación. Es nuestra relación de pertenencia con Jesús, pertenencia por haber acogido su llamada al Discipulado, la que imprime la Paz en nuestro corazón. Discípulos de Jesús que por guardar la Palabra tenemos la experiencia de que Él camina delante de nosotros convirtiendo nuestras tinieblas  en luz, como profetizó Isaías (Is 42,16).

P. Antonio Pavía

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lunes, 24 de enero de 2022

Dignos de Dios

Hay quienes piensan que por mucho que se esfuercen, por medio de sacrificios y oraciones, en agradar a Dios, nunca serán dignos de Él. Pues sí, todo hombre llega a ser digno de Dios su Padre, si orienta su vida, sus opciones y decisiones, en vistas a recibir de Él su Sabiduría. Tengamos en cuenta que en la Espiritualidad bíblica Sabiduría y Palabra sin sinónimos. De hecho, Jesús, Palabra del Padre, es llamado por San Pablo, Sabiduría de Dios ( 1 Co 1,24 ). Veamos ahora este texto del libro de la Sabiduría: "Quien madruga para encontrar la Sabiduría no se fatigara; a su puerta la encontrará sentada... pues ella misma va por todas partes buscando a los que son dignos de ella” ( Sb 6,14-16 ). Cuando se predica el Evangelio, sus palabras que son "Espíritu y Vida” ( Jn 6,63b ) buscan entre los oyentes a los hambrientos de Dios. No es que estén ya convertidos, pero si quieren cambiar su vida por la Vida y la buscan en Jesús y su Santo Evangelio, el mismo Jesús les hace dignos del Espíritu y Vida que reposa en sus palabras. El Señor les considera pues, dignos lo mismo que consideró a sus primeros discípulos dignos-aptos para poder sufrir a causa de su Nombre ( Hch 5,41 ).

P. Antonio Pavía

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viernes, 21 de enero de 2022

Domingo III T. Ord. ( Lc 1,1-4 y 4,14-21)

El Espíritu del Señor está sobre mi

Jesús lee en la sinagoga este pasaje de Isaías: "El Espíritu del Señor está sobre mi..para evangelizar a los pobres.." Terminada la lectura dice: esta profecía se cumple hoy...Yo soy el hoy de la salvación. sondeamos dos de los "Hoy" que vemos en el Evangelio. El que anunció el Ángel a los pastores de Belén "Hoy os ha nacido un salvador" ( Lc 2,10). Estos hombres, dejando sus pertenencias en el monte  - exponiendolas al pillaje-  corrieron al encuentro del Salvador y lo encontraron... eran pobres de bienes pero ricos en Sabiduría. Vemos ahora a Zaqueo, de quién Lucas nos dice que era rico. Se entera que Jesús está en Jericó y ante su pobreza interior,pues no tiene a Dios, se dice: Hoy o nunca, y sale donde Jesús. Zaqueo es bajito y la calle está abarrotada. Si quiere ver a Jesús tendrá que subirse a un árbol como los chiquillos. Exponiéndose a la burla de todos, a la perdida de su fama y dignidad, se sube. Su encuentro con Jesús fue bellísimo; comieron juntos y Jesús le dijo: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa" ( Lc 19,9 ). Los pobres, los que ponen sus cosas en manos de Dios... tienen el oído abierto para poder ser evangelizados.

P. Antonio Pavía

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miércoles, 19 de enero de 2022

Mi Padre es vuestro Padre

No es lo mismo cumplir con Dios que estar con Él. El hermano mayor de la parábola del hijo pródigo cumplía puntualmente las órdenes de su padre (Lc 15,29a), pero su corazón no estaba con él sino con sus amigos (Lc 15,29b). Jesús, enviado del Padre, abre nuestra alma para que le   lleguemos a conocerle y adorarle en espíritu y verdad (Jn 4,23-24). Para llegar a conocer a Dios como Padre, es decir de tú a tú, es preciso que la línea divisoria que hay entre el Cielo y la tierra sea rasgada; línea que impide que el hombre tenga una relación filial, íntima con Dios como Padre. La línea divisoria estaba simbolizada por un tupido velo que cubría la entrada en el recinto sagrado llamado, Santo de los Santos, del Templo de Jerusalén. Nos dice Lucas que a la muerte de Jesús, este velo se rasgo anulando así la línea divisoria entre Dios y nosotros. Roto el velo, Jesús grito: ¡Padre en tus manos encomiendo mi Espíritu! (Lc 23,45-46). Es por eso que una vez resucitado, Jesús se apareció a María Magdalena y le confió esta bellísima misión: "Vete donde mis hermanos y diles: Subo a ‘mi’ Padre y a ‘vuestro’ Padre; a ’mi’ Dios y a ‘vuestro’ Dios”. Y todavía hay quien se pregunta: ¿Vale la pena buscar a Dios?

P. Antonio Pavía

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lunes, 17 de enero de 2022

Muéstranos al Padre

Última Cena: Jesús da a los Apóstoles las catequesis que apuntalan el Discipulado. Una tristeza se abate sobre ellos ante el inminente arresto y muerte del Señor;  Felipe abatido le dice: “Muéstranos al Padre y nos basta" (Jn 14,8). Felipe no digiere lo que está pasando pero ha oído a Jesús hablar muchas veces de su Padre y desea contactar con Él para entender los próximos pasos de su Hijo. Seguramente recordaría cuando Jesús les dijo que su Padre revelaría "estas cosas" -su Misterio- no a los grandes de este mundo sino a los que se hacen pequeños (Mt 11,25...). También sabe que su Padre que vela sobre las aves del cielo y los lirios del campo, con mayor razón cuidaría de ellos que un día, dejándolo todo, acogieron la llamada de Jesús (Mt 6,26-30). Sí, todos ellos guardaban como joyas en el cofre de su corazón lo que Jesús les había dicho del Padre, pero ahora en sus corazones reina la incertidumbre e incluso las dudas.  Muéstranos al Padre, le susurra Felipe casi gimiendo; un día nos dijiste que Él jamás te dejaría solo (Jn 8,29). Muéstranos al Padre porque la soledad que nos acecha nos aplasta. Felipe nos mostró el camino en esos días aciagos de la fe: ¡Jesús, muéstranos al Padre y nos basta!

P. Antonio Pavía

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viernes, 14 de enero de 2022

II Domingo T. Ordinario - (Jn 2,1-11)

Haced lo que Él os diga

Algo que distingue a los fariseos de todos los tiempos es que detrás de su fachada de personas más o menos piadosas esquivan con mil razones la Palabra de Dios que  escuchan, es decir que esquivan al mismo Dios. Por eso Jesús dijo a los de su tiempo: ¿Por qué me llamáis Señor, Señor y no hacéis lo que os digo? Hoy leemos el Evangelio de las Bodas de Caná. Alguien dirá qué tiene que ver este Evangelio con los fariseos. Tiene que ver porque María es el polo opuesto al fariseísmo. Ella recibió una propuesta de Dios que aparentemente sobrepasaba toda comprensión humana, sin embargo sabiendo que por venir de Dios se fio de Él y dijo: ¡Hágase en mí tú Palabra! Repito, la propuesta de Dios era inconcebible pero se apretó  a Él y la acogió. Al dar su sí a Dios le conoció no de forma académica sino al Dios cercano que nos hace semejantes a Él (1Jn 3,1-2). María por haberse fiado de Dios en una propuesta que la  sobrepasa, ante la falta de vino en la boda,  tuvo autoridad para decir a los sirvientes: "Haced lo que Él os diga". Podría añadir: Yo acogí la Palabra, dije sí a Dios y le conocí como "mi Padre". Hagamos lo que Jesús nos dice en el Evangelio y no tendremos la menor duda de que efectivamente es el Hijo de Dios.

P. Antonio Pavía

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jueves, 13 de enero de 2022

Salmo 70(69) - Súplica en la desgracia

¡Dígnate, Señor, librarme!
¡Señor, date prisa en socorrerme!
¡Queden avergonzados y confundidos los que buscan acabar con mi vida!
¡Huyan abochornados los que traman mi desgracia!
¡Que se retiren confundidos los que se ríen de mí!
¡Que exulten y se alegren contigo todos los que te buscan!
Que los que aman tu salvación repitan siempre: ¡Grande es el Señor!
Pero yo, soy pobre e indigente.
¡Oh Dios, ven deprisa!
Tú eres mi auxilio y mi salvación.
¡Señor, no tardes!

Bienaventurados los indefensos (por el padre Antonio Pavía) 

Un fiel se dirige suplicante a Dios pidiendo ayuda. Es evidente que está en una situación desesperada ya que, insistentemente, le suplica que se dé prisa, que corra para 
auxiliarle. Sus enemigos le acechan y quieren acabar con su vida. 
No solamente es el hecho de encontrarse en una situación crítica. Lo peor es que no tiene cómo defenderse, cómo hacer frente al mal que se cierne sobre él pues es pobre y desventurado. 
En la Sagrada Escritura son varias las acepciones con que se define al pobre, al desgraciado, al indefenso. En el contexto del salmo, podemos intuir que este hombre está 
desvalido, no tiene ninguna defensa, ningún arma con la que 
defenderse.
A la luz de este hombre fiel, vemos con claridad al Mesías, Jesucristo; el gran desvalido, indefenso por opción personal, hasta el punto de renunciar incluso a una defensa 
verbal en el juicio inicuo al que fue sometido: «Entonces, se levantó el Sumo Sacerdote y le dijo: ¿No respondes nada? ¿Qué es lo que estos atestiguan contra ti? Pero Jesús seguía callado» (Mt 26,62-63).
Jesucristo se somete voluntariamente al mal del 
hombre, de todo hombre. Se doblega ante el mal que tiene su 
trono en nosotros. 
El Hijo de Dios se doblega 
ante el mal no por cobardía, sino para hacer presente a lo largo de toda la Historia que, en su debilidad, se manifiesta con todo su esplendor la fuerza salvífica de 
Dios.
El apóstol Pablo, iluminado por el Espíritu Santo, nos transmite con nitidez esta realidad sorprendente de la salvación de Dios: ¡En la indefensión, en la debilidad 
libremente asumida, Dios actúa y salva! Oigámosle: «Jesús, 
ciertamente, fue crucificado en razón de su flaqueza pero 
está vivo por la fuerza de Dios» (2Co 13,4a). Pablo tiene 
la certeza de su afirmación porque tiene la experiencia de que Dios resucitó a su Hijo de la muerte. Lo impresionante es que esta forma de actuar de Dios es válida no solo para Jesús, sino también para todos aquellos  apoyan su
debilidad en su Palabra. Vamos a ver, pues, cómo termina el 
texto citado anteriormente: «Así también nosotros: somos 
débiles en él, pero viviremos con él por la fuerza de Dios sobre vosotros» (Col 13,4b). 
Por si fuera poco, y para que la catequesis de Pablo no quede en palabras preciosas pero vacías, él mismo nos transmite su experiencia a este respecto. Ante una situación dificilísima por la que está pasando, sea a nivel de persecuciones, incomprensiones e incluso enfermedades, Pablo, el apóstol, se dirige por tres veces a Dios para que le saque de tales peligros, a lo cual Él le respondió así: 
«Mi gracia te basta, que mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza» (2Cor 12,9).
La respuesta que Pablo recibe de Dios, a quien da culto por la predicación del Evangelio, como a él mismo le gusta decir (Rom 1,9), le levanta tanto el alma que termina diciendo: «Por eso me complazco en mis flaquezas, en las injurias, en las necesidades, en las persecuciones y las angustias sufridas por Cristo; pues, cuando estoy débil, entonces es cuando soy fuerte» (2Cor 12,10).
Volvemos al salmo y oímos a nuestro hombre indefenso, 
anunciar proféticamente la victoria de Dios sobre el mal provocando el gozo de los que le buscan con corazón sincero. 
Todo discípulo de Jesucristo enfrenta un combate, es el combate de la fe. Es una lucha muy singular, en la que el príncipe de este mundo tiene sus armas que sobrecogen al 
buscador de Dios: Persecuciones, odios, incomprensiones e, incluso, los desánimos que nacen del hecho de que, aún buscando a Dios, sufre en su carne el aguijón del pecado: 
es buscador y pecador al mismo tiempo. Este es el momento de acoger con humildad el hecho de no ser mejor que sus hermanos. Consciente de su impotencia, siente la urgencia de revestirse de las armas que Dios pone en sus manos. Armas descritas magistralmente por el apóstol Pablo: «Fortaleceos en el Señor y en la fuerza de su poder. 
Revestíos de las armas de Dios para poder resistir a las 
acechanzas del diablo... Calzados los pies, con el celo por el Evangelio de la paz, embrazando siempre el escudo de la fe... Y la espada del Espíritu que es la palabra de Dios»
(Ef 6,10-17).
Solo el que combate así, conoce el gozo de Dios del que nos habla el salmista. Así nos lo atestigua el apóstol Pedro: «Por lo cual rebosáis de alegría, aunque sea preciso 
que todavía por algún tiempo seáis afligidos con diversas pruebas ...» (1Pe 1,6)


miércoles, 12 de enero de 2022

CAÑA CASCADA

Como nos alegra el alma está profecía de Isaías sobre Jesús: "No quebrará la caña cascada" (Is 42,3). Son palabras muy consoladoras para los que con nuestras debilidades emprendimos la senda  del Discipulado. Caminamos con la evidencia de que Jesús no quebró la caña cascada, el corazón titubeante de sus Apóstoles ante su crucifixión. Resucitado fue a su encuentro y los transformó en piedras firmes de su Iglesia (2 Pe 2,4-5). Nos detenemos en dos de ellos: Pedro y Judas; los dos le traicionaron sin embargo su reacción ante su pecado fue diferente. Judas no creyó en el perdón de Jesús, no se creyó digno de ser perdonado por Él; había oído de sus labios la parábola del hijo pródigo pero no la guardó en su corazón. En cambio Pedro supo esperar a Jesús. A pesar de sus negaciones le amaba tanto que no estaba dispuesto a perderle. Se encontraron a orillas del mar; Jesús Resucitado y Pedro con el corazón y el alma quebrados. Jesús le miró a los ojos como la primera vez (Jn 1,42)... y le confió sus ovejas para que se las apacentara (Jn 21,15-17). Así es como nos ama el Señor Jesús

P. Antonio Pavía

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lunes, 10 de enero de 2022

Abrieron sus corazones

Veamos a  los tres Reyes, que adoraron al Niño Dios en Belén bajo el simbolismo de la conversión del corazón. Dice Mateo que al encontrar a Jesús en el pesebre le adoraron y abriendo sus cofres,  símbolos de sus corazones, le ofrecieron oro que refleja la querencia que tenemos hacia los bienes de este mundo; también le ofrecieron incienso que representa el afán neurótico que nos impulsa a buscar gloria y honor del mundo, ese afán por ser ensalzados, reconocidos por los demás. Recordemos que Satanás tentó a Jesús poniendo a sus pies la gloria del mundo (Mt 4,9-10). Jesús dirá a los fariseos que no podrán creer en Él porque  buscan esta gloria humeante unos de otros (Jn 5,44). Por último le ofrecieron mirra, ungüento con el que se perfumaba a los difuntos. Este último regalo apunta al Misterio de la Cruz… y sobre él  nos dice Jesús: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo y tome su cruz... porque quien quiera salvar su vida la perderá, quien la pierda por mí y por el Evangelio la salvará” (Mc 8,34-35). He ahí las líneas maestras del Discipulado.

P. Antonio Pavía

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Bautismo de Jesús (Lc 3,15-16 y 22-22)

Tú eres mi Hijo amado

En su bautismo, Jesús se sumerge en el agua y emerge de ella simbolizando así su muerte y resurrección. Al elevarse en el río Jordán resonó la Voz del Padre: Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco; está proclamando que Jesús vino al mundo para anular el estigma desesperanzador de la muerte y para ofrecernos la Vida Eterna. La proclamación: Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco es, en cuanto discípulos de Jesús, nuestro inefable patrimonio. La relación de amor entre el Padre y el Hijo a lo largo de su misión en el mundo se basa en que Jesús abrió gozoso su corazón a la Palabra-Voluntad del Padre. No estoy relatando algo  fantasioso; se cimenta en la misma Escritura. Son numerosos los textos, sobre todo en lo Salmos que inciden en el gusto, la complacencia del hombre en la Palabra de Dios, como por ejemplo (Sl 1,1-2) (Sl 19,8-12)... cito también este testimonio de Jeremías (Jr 15,16). Sabemos que son textos proféticos acerca de Jesús y que como dice la Iglesia se cumplen también en sus discípulos... Es decir que el Padre nos dice también a nosotros: Tú eres mi hijo amado, en ti me complazco. Amemos con locura nuestro patrimonio.

P. Antonio Pavía

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