martes, 28 de febrero de 2017

Conocer al Señor Jesús (Jn 14,9) (por Tomás Cremades)

Nos situamos en “la hora de Jesús”. Muchas veces hemos oído al Señor hablar de “esa hora”. “…Aún no ha llegado mi hora…”, repite incesantemente. Ahora ya ha llegado. Y está dando a sus discípulos las últimas advertencias y consejos para lo que ha de llegar de forma inminente: su prendimiento, su sacrificio…su muerte, y su Resurrección. 
El Maestro les está hablando  del lugar que les prepara, y del camino a seguir para llegar a él. Les anuncia su vuelta para llevarlos consigo…y no le entienden. Tomás le dice: “...Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo vamos a saber el camino?...” Le dice Jesús: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, nadie va al Padre sino por mí; si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre…”.
De modo que llevan tres años con Él, han sido testigos de multitud de milagros, han visto resucitar a Lázaro y a muchos muertos, y no le conocen…Será Tomás el que después de la muerte de Jesús, no crea en su Resurrección. Ahora desconoce el lugar a donde va su Maestro, luego le faltará fe. También nos dejara una bellísima oración: “Señor mío y Dios mío”,reconociéndole como Dios. Es, en cierto modo, el apóstol de la lógica real del hombre que pisa la tierra, pero su cabeza todavía no se eleva al cielo.
Él piensa: si no conozco el camino, no puedo volver a encontrarlo para ir con Él. Piensa: dicen que ha resucitado, pero yo necesito ver y tocar. Es el paradigma del hombre actual.
Felipe no se queda atrás: “…Señor, muéstranos al Padre y nos basta…”. Jesús le dice: “Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, Felipe, y ¿no me conoces? ¿No crees que esté en el Padre, y el Padre en mí?
Y a esta pregunta no le sigue ninguna contestación. Hay las dudas lógicas de unos discípulos atemorizados que aún no han recibido el Espíritu Santo. Por eso Jesús les anuncia que es buena para ellos su partida; así el Padre les enviará el Espíritu. Y es más: les indica, nos anuncia también a nosotros, en qué consiste el amor que hemos de dar a Dios: “…si alguno me ama guardará mis Palabras; y mi Padre le amará, y vendremos a Él y haremos morada en él…”
Tremendas palabras de Jesucristo: “si alguno me ama…”. Él mismo duda si habrá alguien en la tierra que sea capaz de amarle…Después del sacrificio cruento terrible y gratuito, inmerecido por nosotros, para nuestra salvación, ¿habrá alguien que no sea capaz de amarle? En nuestra vida, ¿alguien nos amó así?
Y la forma de amarle es clara: guardar su Palabra, guardar su Evangelio; guardarlo como María de Nazaret guardaba “esas cosas” en su corazón, haciéndolas suyas, incorporándolas a su ser.
Alguna vez pienso en cómo he de amar a Dios: Él mismo dice cómo: GUARDANDO SU EVANGELIO. De ahí emana toda la Revelación, toda la Ley entregada por Dios-Yahveh a Moisés; toda la Ley y los Profetas, como nos dice la Escritura.
Lo que los profetas anunciaron y no vieron, el Rostro de Dios que pedía Moisés, a nosotros nos ha sido revelado en el Rostro de Jesucristo. Ya le podemos ver y no morir. Jesucristo está vivo en el Evangelio cada vez que abrimos su letra impresa. Jesucristo está vivo cada vez que comemos su carne en la Eucaristía; Jesucristo está vivo en el sagrario cuando vamos a rezarle.
En lo más escondido de nuestro ser, ahí está Dios. San Agustín decía que Dios es “interior íntimo meo”está en lo más íntimo de nuestro yo. Ahora podemos”conocer a Dios en Jesucristo” y esperar ese lugar que nos tiene prometido junto a Él. 
Alabado sea Jesucristo

Gracias Señor (por Mila)



Por llamarnos a superarnos y ser mejores.
Por salir a nuestro encuentro a pesar de nuestros errores.
Por darnos a conocer el inmenso amor de Dios.
Porque el Amor de Dios es ilimitado.

Gracias Señor 

Por invitarnos a ser buenos y perfectos .
Por ayudarnos a brindar nuestros corazones con generosidad y alegría a los demás .
Por recordarnos que más allá de las diferencias, todos somos hermanos.
Por estar presente cuando más te necesitamos.

Gracias Señor!

PASTORES SEGÚN MI CORAZÓN - (HOMBRES DE DIOS PARA EL MUNDO) EDIT. SAN PABLO- CAPITULO XXIII


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Pleito de Jeremías con Dios

 

Entre las numerosas llamadas que Dios hace a hombres concretos para pastorear al pueblo elegido, bien para conducirle a través del desierto, bien para llenarle de sabiduría por medio de su Palabra siempre en función del pueblo, o bien para gobernarle con equidad y justicia, merece -creo yo- especial atención la del profeta Jeremías. Vemos en su llamada matices emocionales, situaciones límite que le llevan casi a la desesperación que hacen que nuestro corazón se apegue afectivamente a su persona.

Recordemos muy brevemente su reacción adversa a la propuesta de Dios de ser su profeta, y cómo sus miedos son exorcizados cuando Él le promete que pondrá sus palabras en su boca (Jn 1,9). Ante la promesa recibida, Jeremías no cabe en sí de gozo: la Palabra del Dios vivo, la Palabra que dio luz a los cielos y a la tierra, la Palabra que dio un alma a Israel, será a lo largo de su misión espíritu de su espíritu, corazón de su corazón y ser de su ser. Lo dicho, nuestro amigo no cabe en sí de gozo, todo exulta en él.

Sin embargo y para nuestra sorpresa -quizá más para él que para nosotros- a un momento dado le encontramos lamentando el día en que se dejó seducir por Dios con su mejor arma y que ya conocemos: la de poner su Palabra no solamente a su alcance, sino en sus labios. Oigamos su lamentación: “Me has seducido, Yahveh, y me dejé seducir; me has agarrado y me has podido. He sido la irrisión cotidiana…” (Jr 20,7).

Examinemos estas palabras cargadas de amargura que salen de la boca del profeta. En realidad acaba de entablar un pleito con Dios. Le dice: Me has seducido, no me has mentido cuando me prometiste que estarías con tu Palabra en mi boca, es cierto. ¿Quién no se rinde ante una seducción como la tuya? Lo que no me dijiste es que tu Palabra iría a ser sistemáticamente rechazada…, y yo con ella.

Desde el momento que te dije que sí, que bien, que en estas condiciones sí aceptaba tu llamada, estaba, en realidad, firmando mi sentencia de exclusión. Sí, mi Dios, esto es lo que ha pasado. ¡Soy un excluido a causa de ti y de la Palabra que pusiste en mi boca y que tan gozosamente acepté! Así están las cosas. ¡Me has agarrado con tu seducción, me has podido y soy para los míos motivo de irrisión permanente, soy como la vergüenza de este pueblo!

Cierto es –continuamos con el pleito- que me sedujiste bien y a fondo. Aún recuerdo cuando, colmado, viviendo hasta rebosar la mayor de las alegrías imaginables, mi corazón, al calor de nuestras intimidades, tembloroso se abrazaba a ti. Recuerda, por ejemplo, aquel día en que te confesé: “Se presentaban tus palabras, y yo las devoraba; eran para mí el gozo y la alegría de mi corazón porque se me llamaba por tu Nombre, Yahveh, Dios mío” (Jr 15,16).

Sí, Dios mío, cuando me dabas de comer con tu propia mano el espíritu que agita y llena de vida los textos escritos del Libro Santo, era como si todo Tú te abrieses a mí. Tus palabras en mí me decían que yo era en Ti. Y así como nuestro Templo de Jerusalén es llamado Templo tuyo, de Yahveh, yo, por estar colmado de tu Palabra, sabía que era llamado Jeremías de Dios. Sí, clara conciencia tenía de ello cada vez que sembrabas amorosamente tus palabras en mi alma. Pronto descubrí que ese era mi gozo y también mi dolor; por eso vuelvo a decirte que  me sedujiste, me agarraste, me pudiste; y ahora, ya sin escapatoria, soy la irrisión de todo el pueblo.

 

No hay marcha atrás

Sin escapatoria. Así es, mi Dios, me has dejado sin camino de huida, y no porque no lo haya intentado. Acuérdate cuando no podía más, cuando tu arma seductora llegó incluso a ser “mi oprobio y befa cotidiana” (Jr 20,8b). Fue tal el cúmulo de desprecios que cargaba mi alma que, en un intento de darte la espalda a ti y a la misión, dije: ¡Basta! “No volveré a recordarlo, ni hablaré más en su Nombre”. Solo que algo me lo impedía: “Había en mi corazón algo así como fuego ardiente, prendido en mis huesos, y aunque yo trabajaba por ahogarlo, no podía” (Jr 20,9a).

Como podemos observar, el pleito sube de tono, se disparan los decibelios… El profeta ya no argumenta, más bien dispara; sabe que ha sido vencido por Dios. Podríamos usar de la libertad catequética y hacernos eco de sus soliloquios: Sí, me has vencido. Cuando me planté y dije, hasta aquí hemos llegado, por más que lo intenté no pude arrancar el fuego que prendiste en mis entrañas; bien sabes que lo intenté, pero estaba tan colmado de vida, de amor, que volví a decirte: Señor, aquí estoy. Sí, Señor y Dios mío, pusiste mi vida patas arriba, y también mi concepción acerca de la fe y la religión. Comprendí que la cuestión no era hacer por ti, sino dejarte a ti hacer por mí. Te hiciste fuego en mí, ¿cómo volver atrás?

Al oír hablar así a Jeremías, la mente se nos va hasta Pedro cuando el Hijo de Dios hizo ver a sus discípulos el fracaso/rechazo que acompañaría -de una forma u otra- la misión que les había confiado. Recordemos que miles de personas habían disfrutado del milagro de la multiplicación de los panes. Jesús quiso hacer ver a los suyos que pasado el efecto sensorial de los milagros, es fácil desentenderse de Dios. Esto fue lo que ocurrió. Pasado el milagro, cerraron sus oídos a la catequesis que les dio acerca de su Palabra como Pan de Vida, y se fueron escandalizados.

Fue entonces cuando preguntó a los suyos: ¿También vosotros queréis marcharos? El combate de la fe está servido. Pedro decide en nombre de todos. El momento es crucial, las generosidades, buenas en un primer tiempo, ya no mantienen el seguimiento. Hay que dar paso a la Sabiduría. Pedro decide a favor de lo que más le conviene. Para su sorpresa, lo que más le conviene es seguir con Jesucristo, su Señor. Quizá hasta él mismo se asombró de las palabras que salieron de su boca: ¿Adónde iremos, Señor? Tú tienes palabras de vida eterna. Creo que ahora sí podemos entender que la generosidad, siendo buena hasta entonces, tuvo que dar paso a la Sabiduría.

Es importantísimo volver una y otra vez al pleito que Jeremías entabla con Dios porque el desarrollo de su llamada no cuadró con sus fantasías religiosas, ya que nos muestra cómo trabaja Dios el corazón de sus pastores. Es un trabajo -digámoslo sin tapujos- expoliador, sin tregua, hasta que su corazón queda libre de toda idolatría; sólo así los pastores podrán ser llamados según su corazón, el de Dios. También estos pastores pelearán y pleitearán con Él; mas al final triunfará el amor, llegarán a tener un corazón sin amarras de ningún tipo.

 

Conoció al Irresistible

Pero su desierto es inhabitable. Se sentirán terriblemente solos, les dolerá hasta el alma el rechazo, la exclusión; la tentación de volver atrás se hará por momentos casi irresistible; digo casi, porque el Irresistible va a ser Dios, el del Fuego, el que cautivó a Jeremías hasta el punto de decirle “me has agarrado y me has podido”.

Ante el Irresistible, Jeremías puso punto final a su pleito. Es bueno que todos aquellos que son llamados a ser pastores se miren en él, pleito incluido. Su experiencia será como chispas de luz en su anhelo de ser fieles a Dios; se avendrán más fácilmente a poner el corazón en sus manos para que lo modele a su gusto; en definitiva, se dejarán hacer por Él.

Algo muy importante nos queda por decir, y es que el pleito de Jeremías termina con su victoria. ¿Vence el profeta? Sí, Dios se deja vencer siempre que un hombre se deja hacer por Él. Jeremías vence porque, a pesar de las dramáticas situaciones a las que se ve abocado en su ministerio profético -que es por encima de todo ministerio de la Palabra- se mantiene firme aun cuando sus pies le piden dar marcha atrás. Se mantiene firme porque, aun en el mayor de sus desamparos, se da cuenta, percibe que Dios está junto a él: “Pero Dios está conmigo, cual campeón poderoso. Y así mis perseguidores tropezarán impotentes; se avergonzarán mucho de su imprudencia” (Jr 20,11).

Sí, Dios está con él sosteniéndole y alegrando de forma indecible su alma tan terriblemente atravesada por tanto rechazo, oposición y persecución. Mas también está con él moldeando su corazón; siempre hay algo que moldear en su recorrido de llegar a parecerse al de Dios. Os daré pastores según mi corazón, prometió Dios (Jr 3,15); y lo cumplió con Jeremías, pleito incluido.

Sí, pleito. ¡Bendito pleito! Gracias a él, a la audacia del profeta de poner las cartas bocarriba sobre la mesa, está en disposición de hacer la voluntad de Dios. De él nunca podrá decir Dios lo que su Hijo dijo a los fariseos: “¿Por qué me llamáis: Señor, Señor, y no hacéis lo que digo?” (Lc 6,46). Así habló a los fariseos y así sigue hablando a todos los falsos pastores, los que no se atreven a mostrar sus cartas, sus disconformidades, poniéndose así de espaldas a su Palabra; y aun así, siguen llamándole: ¡Señor, Señor!
Dice nuestro refranero que “de los amores reñidos nacen los amores más queridos”. Protestó el profeta y se desahogó; pleiteó con Aquel que, al llamarlo, le sedujo porque sus caminos, los de Dios,  no se correspondían con el éxito al que creía tener derecho. Pleiteó con y contra Dios, pero no desistió porque tenía grabada en su alma la medida de la misión confiada. Ya lo sabemos, la medida era infinita, como su corazón y como todos los corazones de los pastores según el corazón de Dios.              

lunes, 27 de febrero de 2017

AMAR LA EUCARISTÍA.- CONVERSIONES- 11.- KIMBERLY HAHN

La conversión de Kimberly Hahn
En el texto anterior relatábamos la conversión de los esposos Scott y Kimberly. La conversión de Scott fue en 1986, pero la conversión de Kimberly no ocurrió sino cuatro años después.El Señor sabe hacer las cosas, y “…a cada uno le da la comida a su tiempo...” (Sal 104,27). 
Ambos autores del libro Roma dulce Roma: Nuestra jornada hacia el catolicismo,Kimberly describió la lucha que experimentó viviendo en un matrimonio mixto con su esposo recién convertido al catolicismo romano.Escribe::Traté de adaptarme a la vida de Scott como católico. La semana después de Pascua, Scott dirigió un estudio bíblico en nuestro hogar y yo permanecí sentada allí. Cuando se le pidió a un joven que iniciara con una oración, él rápidamente rezó un Ave María. Abandoné el cuarto en agonía, caí de rodillas en mi habitación y lloré amargamente - ¡Cómo se atrevía a pronunciar esas palabras en mi casa, echándole sal a mi herida abierta desde la conversión de Scott! Más tarde, traté de reunirme nuevamente con ellos, pero sus comentarios y expresiones de devoción católica me abrumaban. Pronto Scott trasladó el estudio bíblico fuera del hogar, por lo cual me sentí muy agradecida”. Debió ser duro para ella la experiencia de su marido.
Finalmente, Kimberly suavizó su posición y estuvo de acuerdo en asistir a misa con su esposo. Ella describe así en la página 142 los pensamientos que pasaron por su mente: “Una tarde tuvimos la oportunidad de estar en misa en donde tuvo lugar una procesión Eucarística al final. Nunca había visto esto antes. Conforme observaba, hilera tras hilera de hombres y mujeres adultos se arrodillaban e inclinaban la cabeza en reverencia cuando pasaba la custodia, yo pensé: ‘estas personas creen que es el Señor, y no sólo pan y vino. Si éste es Jesús, esa es la única respuesta apropiada. Si uno se arrodilla ante un rey hoy, ¿cuánto más ante el Rey de reyes, el Señor de señores? ¿Será correcto no arrodillarse?’
“Pero continúe rumiando, ¿qué sino es? Si quien está en la custodia no es Jesús, entonces lo qué están haciendo ellos es total idolatría. Por lo tanto, ¿será correcto arrodillarse? La situación destacaba lo que Scott había dicho desde el principio: de que la Iglesia católica no es solamente otra denominación - o es verdadera o es diabólica”.
Conforme pasaba el tiempo, la perspectiva protestante de Kimberly de la Eucaristía y María cambió gradualmente. Finalmente se encontró a sí misma como su esposo Scott, en la posición en la que tuvo un encuentro Eucarístico que cambió su vida. Y sigue diciendo: “Durante un tiempo de oración la semana antes de Pascua, estaba asombrada de lo mucho que la custodia parecía simbolizar para la iglesia católica. Como muchos protestantes, me preocupaba que María, los santos y los sacramentos eran obstáculos entre los creyentes y Dios, de tal manera que para acercarse uno a Dios tenía que ir a su alrededor. Ellos parecían complicar la vida con Dios innecesariamente - como acrecentamiento en los lados de tesoros hundidos, tenían que ser descartados para tener lo que era importante’.
“Pero ahora podía ver que la verdad era lo opuesto, el catolicismo no era una religión distante, sino una presencia orientada - los católicos eran los únicos que tenían a Jesús físicamente presente en las iglesias, los veía como tabernáculos vivos después de recibir la Eucaristía. Y como Jesús es la Eucaristía, el mantenerlo a él en el centro permite que todas las ricas doctrinas de la iglesia emanen de él, de la misma forma como los hermosos rayos dorados brotan de la hostia en la custodia”.
Dice el Libro del Génesis: “…Y vio Dios todo lo que había hecho, y era muy bueno (Gen 1,31)
Efectivamente, sólo Dios sabe los tiempos y las circunstancias de cada persona, y respeta la libertad de cada uno, pero sale cada momento a nuestro encuentro como le salió a Kimberly, respetando sus tiempos, sus angustias, sus dudas, sus circunstancias.

sábado, 25 de febrero de 2017

JESUS TU MAYOR RIQUEZA

Del Salmo 68 (por Carmen Perez)



"Yo soy un pobre malherido; Dios mío, tu salvación me levante. Alabaré el nombre de Dios con cantos, Proclamaré su grandeza con acción de gracias."

¡Así es!  cuando el Señor te levanta, como al ciego del camino, y hace por ti lo que nadie puede hacer, estallas en acción de gracias y comprendes lo que es tener fe,, como al Samaritano que solo Jesus ayudo a curar ... no sólo eso,.. pagó por él ...y por nosotros  lo que faltaba muriendo por todos ... Señor que yo sepa agradecerte todo lo que haces por mí ... y verlo ... 

BENDITO SEAS  SEÑOR

viernes, 24 de febrero de 2017

¿QUIÉN ERES SEÑOR? Hch 9,6 para el Evangelio del Domingo 26 de Febrerode 2017.

No podeis servir a Dios y al Dinero dice Jesús en el Evangelio de hoy, y puntualiza: amarás a uno y despreciarás al otro. Nadie puede escoger por tí, ambos están presentes en el campo de tu libertad y tú decides quien quieres que dirija tus pasos. El dios dinero te ofrece su gloria que es muy llamativa...como el esplendor de unos lirios que aun siendo preciosos, duran lo que duran por muy bien que los cuides. El Señor Jesús te ofrece ser partícipe de su Gloria. Él te acompañará en tu caminar por la vida y estará contigo cuando traspases el umbral de la muerte. Jesús es Eterno, su Gloria de la cual participas también .Tú escoges...

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Poemas II.- NO TEMÁIS.- (por Olga Alonso)

Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros. Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor. Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío.

S. Juan 20; 19-21
NO TEMÁIS
¡No temáis!, dijo Jesús a los que esperaban, agazapados en aquel día de oscuridad y de dudas, de culpa y desolación.
¡No temáis, soy Yo!, les dijo a ellos y nos repite hoy a nosotros, conociendo la verdad de nuestro corazón.
Pero, ¿por qué tememos a Jesús? Porque nuestro corazón imagina,  que cuando vivimos de espaldas a Él, el regreso estará cargado de culpa y desolación.
Aquellos hombres, que esperaban escondidos, jamás hubieran imaginado que, después de haberle abandonado, traicionado y dejado morir, su amigo, su Maestro, se acercaría de nuevo a ellos, sin reproche, sin amargura, sin rencor y lleno de amor.
Con la delicadeza de unas palabras que calman el alma y sosiegan el corazón, “No temáis”, como se le dice a un niño asustado que intuye un castigo, entró Cristo en aquella estancia y entra cada día en nuestro corazón.
Cada día del cristiano es una lucha para crecer en el amor de Dios, y cada día pensamos , como aquellos hombres, que nuestras culpas nos hacen más difícil el encuentro, pero Él, nuestro Señor, como lo llamó Magdalena, nos despierta cada mañana con esa misma frase, “no temas”, “Aquí tienes mi mano, tómala y levántate” “Tenemos hoy todo un día para hacer camino juntos…sin temor”


 Mas Él, herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados
Isaías 53; 5


 

miércoles, 22 de febrero de 2017

Guardaremos tus Leyes Señor (por Mila)


Guardaremos tus Leyes Señor:

Sembrando Amor y perdonando
Amando y ayudando a los dermás
Viviendo según el Evangelio
Construyendo un mundo mejor
Pregonando la Justicia

Guardaremos tus Leyes Señor:

Trabajando por La Paz
Pregonando tu Reino
Llevando una vida según tu voluntad
Llevándote dentro de nuestro corazón
Y no olvidando a los que nos rodean


¡Guardaremos tus Leyes Señor!

martes, 21 de febrero de 2017

AMAR LA EUCARISTÍA.- HISTORIA- CAPÍTULO 11

Las Cuarenta horas
El movimiento de la adoración eucarístico de las cuarentas horas ha sido estudiado por el agustino Don Félix Carmona Moreno en su trabajo titulado: “Cuarenta horas. Culto eucarístico con siglos de tradición.”
No está claro su origen, algunos la establecen en la Roma del siglo XIII, donde tuvo un carácter expiatorio por los pecados de la humanidad, recordando el tiempo aproximado de cuarenta horas que Cristo permaneció en la tumba de José de Arimatea hasta que resucitó en el Domingo de Pascua. Parece ser que esta iniciativa fue breve y no paso de ahí.
A partir del siglo XVI esta práctica vuelve a nacer otra vez en la ciudad de Milán y va a perdurar hasta la actualidad. Esta corriente de adoración eucarística, que en cierto modo sale para combatir la herejía protestante abarca el clero, a los monasterios y a los laicos.
A partir de 1527, las cuarentas horas se convierte en prácticas de devoción popular, se arraiga en el pueblo y se abre camino para conseguir primero la aprobación de los prelados diocesanos y después la de los Papas. Aunque ya existía la fiesta del Corpus Cristi, la práctica de las cuarentas horas promovía un culto más frecuente así como una entrega mayor de los fieles a Cristo.
En el punto de origen de este movimiento, nos encontramos a Arcángela Panigarola, monja agustina del monasterio de Santa Marta de la ciudad de Milán. Fue varias veces Priora y maestra de novicias, estuvo dotada de grandes dones sobrenaturales y al parecer sufrió una serie de revelaciones que le animaban a realizar una serie de renovaciones de la vida cristiana.
En ese sentido fundó el Cenáculo de la Eterna Sabiduría en su monasterio, donde se reunían para orar ante el Sagrario. Esta beata veía a Jesús en la Hostia Santa y oía que la llamaba para acudir a éste. El grupo que formaban el cenáculo adoraban a Cristo crucificado, resucitado y presente en el sagrario. El padre Juan Belloti que fue su director espiritual, escribió su biografía en la que cuenta las numerosas gracias de que esta monja fue objeto. De hecho él mismo también formo parte en aquel Cenáculo llamado de la Eterna Sabiduría.
Este Cenáculo de la Eterna Sabiduría, al parecer dio lugar a una serie de vocaciones sacerdotales ya que San Antonio María Zacarías nos cuenta que de este Cenáculo salieron “ministros nuevos, que con su esfuerzo apostólico y con la ejemplaridad de su vida, habrían revitalizado la disciplina de los eclesiásticos y las costumbres del pueblo”.
De este modo renace el culto eucarístico de cuarenta horas en Milán, cuyo iniciador seria Juan Antonio Belloti, que fue un célebre predicador enviado por Francia para poner paz entre los soldados y el pueblo milanés.
Belloti que era también agustino, empezó por atraer a los fieles más creyentes del Cenáculo de la Eterna Sabiduría. En 1527, cuando Belloti predicaba la cuaresma, empezó a recomendar a sus oyentes que permanecieran durante cuarenta horas seguidas delante del Santísimo para suplicar a Dios el cese de la guerra. Esto tuvo una gran acogida ente los fieles, de tal modo que ese año se repitió el ejerció cuatro veces más, en Pascua, Pentecostés, Asunción y Navidad. En los años siguientes se realizó lo mismo en la Catedral y en las parroquias de Milán.
Por aquellos tiempos estuvo en Milán, San Antonio María Zacarías, que fue fundador de los Barnabitas. Este tomo el testigo de Belloti y fomentó este movimiento en pequeños pero fervientes grupos. Le dio una forma más solemne y lo extendió a todos los fieles. A partir del mes de Mayo del año 1537 consigue que la práctica de las cuarenta horas se haga solemnemente por turnos en todas las iglesias de la ciudad. Contó con la colaboración de Fray Bono, el capuchino Fray José y Piantanida de Cermo, y más tarde de San Carlos Borromeo; así establecieron la práctica de las cuarenta horas en todas las diócesis de Milán. Pronto consiguen la aprobación de los Sínodos diocesanos y el Sínodo de 1565 establece unas normas para la oración que llamaban de las cuarenta horas ante el Santísimo Sacramento, a la que muy frecuentemente suele acudir el pueblo, por su piedad y religión.
En otro Sínodo se establece las condiciones para fundar esta práctica se adora en cualquier iglesia, que debe contar siempre con la autorización del prelado,
San Antonio María lleva este movimiento fuera de la diócesis de Milán; y así en 1537 se establece en la ciudad de Vicenza, donde resurge el hábito de la comunión frecuente ligado a la adoración eucarística de las cuarenta horas.
En Roma la introduce y fomenta San Felipe Neri, empezando en la Iglesia de la Santísima Trinidad de los Peregrinos en el año 1550. Aunque algunos piensan que en esta ciudad podría haber pervivido esta práctica desde el siglo XII.
El 30 de Noviembre 1539 el Papa Paulo III aprueba esta y otras cofradías en torno al cuerpo y la sangre de Cristo para toda la iglesia, a través de la bula Dominus Noster. Este movimiento recibió gracias e indulgencias pero fue Clemente VIII el que a través de la Constitución Grabes Diuturnae, de fecha 25 de noviembre de 1592, el que estableció la normalización institucionalizada de la piadosa y saludable oración de las cuarenta horas, dispone que se establezcan turnos de varios días en todas las iglesias de la ciudad, de manera que día y noche se mantenga la oración ante el Señor sin interrupción.
El fin de San Antonio María Zacaría era la de establecer una adoración eucarística pública, solemne, continuada y permanente. De ahí que, al terminar el ejercicio de las cuarenta horas en una parroquia se iniciara inmediatamente en otra, de tal modo que se llegara a conseguir una oración y contemplación ininterrumpida en la ciudad.
En los siglos XVII y XVIII tuvo una gran expansión y en muchas parroquias e iglesias conventuales se dedicaba a un triduo de cuarenta horas durante los tres días anteriores al miércoles de ceniza, Adoración del Santísimo en reparación por los abusos y faltas de moralidad de los días de carnaval. Tal finalidad perduró hasta tiempos recientes como las Cuarenta horas los cuatro días anteriores a carnaval en Palma de Mallorca, Madrid y Barcelona. 

lunes, 20 de febrero de 2017

“Dios te espera y no para darte un cachete”, (Entrevista con el Padre Antonio Pavía)


Un misionero comboniano con un don de Palabra inaudito y humor que podía igualarse al de grandes comediantes. ¿Te gustaría conocerlo? No te pierdas esta entrevista que dará mucho que hablar… porque el Evangelio no es ser bueno y ayudar a una ancianita a cruzar la calle… ¡es mucho más y nunca te lo explicaron así! Entrevistamos al Padre Antonio Pavía con más de una veintena de libros en la editorial san Pablo y sacerdote misionero, que reside actualmente en Madrid.
   ¿En qué momento y cómo nace esta comunidad?
Nace cuando vengo a España, respondiendo a la animación misionera, el carisma que tenemos los combonianos en Europa. Y yo vi la necesidad de predicar el Evangelio directamente como mejor respuesta de los corazones de decir un sí a Dios.
    ¿Cómo se ha ido uniendo la gente? ¿Puede cualquiera formar parte de ella?
Con el boca a boca, y estamos unas 60 personas. Yo estoy contento, porque veo que el Evangelio llega. Y me he dado cuenta de otra cosa, se dice que en el primer mundo las personas se han olvidado de Dios y es mentira. Las personas tienen hambre de Dios, pero que mucha hambre de Dios, sobre todo de ese Dios que nace del Evangelio predicado.
    ¿Ha sido la comunidad un lugar de conversión para alguna persona?
Hombre, primero me estoy convirtiendo yo, y no te lo digo de broma, porque no hay que olvidar que la conversión al Evangelio es continua (risas). Yo veo como crecen y sí. Aquí viene gente de toda condición social e incluso moral, podemos hablar así, y respecto al Evangelio todos tenemos la misma línea de salida de convertirnos a Dios. Y es lugar de conversión, porque el Evangelio es el útero donde Dios crea y forma a sus discípulos. El discípulo es la creación de Dios en el útero del Evangelio, en la Palabra.
    Sabemos que esta comunidad tiene muchos mimos del Señor… y ayuda porque se ha pasado por parte de algunas personas de no conocer a internet a evangelizar a través de él ¿Qué actividades realizan? ¿Qué modos tienen de evangelizar?
Nosotros vimos muy pronto que en esta comunidad el Evangelio no era tanto para nosotros, que por supuesto también, sino para el exterior, para otros, incluso traspasando las fronteras de España. A nivel de predicación empezaron a salir unos libros, que nos los editó la editorial San Pablo (siendo algunos traducidos a varios idiomas), y el segundo paso fue internet, publicamos en distintas páginas hasta publicar en una nuestra propia.
    ¿Qué libros puede recomendarnos de estos que ha citado? ¿Cuál es la web?
La web de la triple w famosa, es: www.comunidadmariamadreapostoles.com ahí no solo escribo yo sino también seglares de la comunidad. Ahí están todos los libros, y para aconsejar, siempre aconsejo dos (uno primero de salmos, en el que se comentan catequéticamente los salmos -es grandote, de unas 700 páginas-, y ahí me meto en lo que dijeron san Juan Pablo II y san Romualdo de Rávena, que “la única espiritualidad del cristiano son los salmos”, y esto es muy fuerte, porque en los salmos está escrita la vida de Jesús y la de cada uno de sus discípulos, como también dijo el Concilio Vaticano II. Este se titula, “En el espíritu de los salmos” y el  segundo, es siempre el último, que en este caso sería “En el principio la palabra”).
    Si nos adentramos en la comunidad… escuchamos en numerosas ocasiones “partir la palabra”… ¿Qué significa exactamente?
Bueno, es que el misterio de Dios está oculto en la palabra. Yo me acuerdo, bueno todos nos acordamos, cuando dijo Jesús: “yo te doy gracias Padre santo porque estas cosas -siendo estas el misterio, las cosas santas de Dios-, las has ocultado a los sabios de este mundo y las has revelado a los pequeños”. Dios se abre en su misterio. El rostro de Dios está oculto en su palabra y la luz que ilumina la conciencia del hombre y nos hace crecer. Nuestro secreto es solamente este, no lo hemos descubierto nosotros, ya Dios nos lo había dicho y nos estamos sirviendo de el. Yo a veces digo en las catequesis: ¡qué difícil lo hemos hecho para la gente y que fácil lo ha hecho Dios! Nosotros vamos a lo fácil, no porque sea lo fácil en sí, sino porque Dios lo hizo fácil, “entrad como pequeños”, entrar como pequeños en la palabra y entonces Él ya se nos rinde y se nos abre totalmente. No es una palabra que va a la mente sino que va al corazón, y cambia nuestras decisiones. No hay que forzar nada, ya la palabra -dentro- nos hace tomar decisiones.
En referencia a las catequesis de los sábados… ¿cree que hemos perdido un poco el sentido de que el Evangelio es Palabra de Dios, que lo hemos rebajado a historias bonitas o una biografía de Jesús?
Quizás esto se ha hecho siempre, el demonio es muy inteligente y sabe cómo despistar de la verdadera espiritualidad. Sí, a veces se reduce el Evangelio a valores humanos, a enseñar a una ancianita a cruzar la calle… que sí, que muy bien, pero es que el Evangelio es infinitamente más que eso. El evangelio es el cambio del corazón, que nace de la fuerza de Dios. Recordemos lo que nos decía san Pablo en la primera carta a los Tesalonicenses: “doy gracias a Dios porque cuando escuchasteis mi predicación, la acogisteis, no como palabra de hombre” por muy bonita que sea, “sino como palabra de Dios”, que es operante, es decir, que trabaja dentro de ti. La palabra de Dios no es un legado, es un ser vivo, un ADN de Dios que trabaja dentro de ti, que llega donde tu no puedes a nivel de conversión.
Un joven que lea esta entrevista y no acostumbre a leer la Biblia… ¿qué le podríamos decir para que comprenda de su importancia y se acerque a la Palabra de Dios?
Bueno, pues lo primero que el camino lo tiene muy llano. Para empezar que no tenga miedo, que no diga que no está preparado. Que el que se abre es Dios, cuando vas con el corazón, es Él el primero, y te va dando su sabiduría. No tengas miedo. Busca un sacerdote en tu ciudad o alguno de confianza, y verás como Dios se va descubriendo ante ti con su ayuda. Que la palabra no la busque como algo intelectual sino como un ser vivo que actua dentro de ti, que es lo que Dios quiere, y que pueda decir como San Pablo: “ya no soy yo quien vivo, es Cristo quien vive en mi”. Es el evangelio vivo dentro de ti, es el mismo rostro de Jesús. Dios lo hizo muy fácil y nosotros con tantas intelectualidad a veces nos despistamos… en ocasiones he visto gente muy lista que no alcanza la conversión.
Para que una persona tenga en equilibrio su vida espiritual… ¿cuáles deberían ser sus pilares?
Primero desearlo, lo que dice Jesús: “el que busca encuentra”. En el Antiguo Testamento viene muchas veces y lo sigue diciendo Jesús, pero con una fuerza distinta. “El que busca encuentra”, el que busca mi rostro lo encuentra. El que busca cambiar porque ya no está satisfecho consigo mismo lo encuentra. El primer paso es desearlo,  y puesto que Dios mismo es el garante de que encontraras, EL te ofrecerá por medio de un sacerdote, amigo, palabra, un lugar, el que necesitas para que descanse tu alma y tu corazón. ¡que busquen y busquen hasta encontrar un lugar donde puedas descansar en Dios!
Qué mensaje le gustaría darle a los jóvenes que lean esta entrevista, para que se acerque más al Señor y apuesten en sus vidas por ÉL.
Les diria una cosa. En pleno siglo XXI, no voy a decir la myoria, porque sería exagerar, pero muchísimos muchísimos santos vivientes que están entre nosotros -repito la palabra santos- que han entrado de lleno en la palabra y toman decisiones respecto al Evangelio, vienen de la increencia, no digo a lo mejor del ateísmo, que incluso también, pero mucho más de la incidencia. De un estar alejados de la Igleisa, que un dia dijeron que tiene que haber algo más en la vida… y lo han encontrado, y vienen de ahí. no tengais mied  Lo que dijo San Juan Pablo II hace veinte años, ¡no tengais miedo! Dios espera, y Dios espera no para daros un cachete. Dios espera y se va abrir a vosotros y os va a dar lo que nunca os podíais imaginar. Vais a conocer la satisfacción de dar, que es infinita, totalmente infinita. Y eso no quita que nos apartemos del mundo. Al que le gusta el fútbol le seguirá gustando el fútbol, el que está llamado al matrimonio vivirá el matrimonio y al que le gustan los bolos, seguirá jugando a los bolos. ¿Me entendéis un poco? Que Dios no quita nada, lo da todo. Te pone una perla preciosa en el alma para decir toda tu vida esta llena de luz. con el sufrimiento de cada día porque no somos ángeles, pero Dios contigo es muy diferente.
    Puede ser que haya alguien interesado en conocer la comunidad o tener contacto con usted para preguntarle acerca del Evangelio etc
Si quieren tener contacto, estamos en Arturo Soria que está muy bien comunicada en Madrid , por bus y metro. Las catequesis bíblicas del evangelio empieza a las 6 pm  todos los sábado y luego hacemos cantos ante el santísimo y tenemos adoración. Tenemos también un patio en la casa para aparcar el coche o si quieren conocerme, os doy un par de tlf , de la casa  914152412 y el mío es 674389501. Están todos bienvenidos, no hay limite de edad. Si quieres conocer el Evangelio cuenta conmigo para ayudarte en tu camino.

Los brazos del Señor (por Carmen Pérez)

Los brazos abiertos del Señor en la cruz invitándonos a refugiarnos en ellos...  ¡Qué maravilla de Dios!  Todas sus palabras y gestos son de amor y confianza.

sábado, 18 de febrero de 2017

¿ QUIEN ERES SEÑOR? (Hch 9,6) para el Evangelio del Domingo 19 deFebrero de 2017

Amar al que te odia, al que te hace daño, como dice Jesús en el Evangelio, depende del corazón. 
Si tu corazón está presionado por las cosas de este mundo y que has hecho tuyas, las defenderás con uñas y dientes porque no tienes mas que eso: "estas cosas".
Ahora bien, si tu corazón es movido por la  Fuerza del Evangelio hacia "las cosas De Dios", tienes la libertad y la elegancia de espíritu para sortear las ataduras y conflictos propios de quien esta sujeto a esas cosas del mundo. Quien se desvive por ellas es porque no tiene otra pertenencia. El discipulo de Jesús sí tiene otra pertenencia... La Pertenencia: DIOS. Por eso es un triunfador.

www.comunidadmariamadreapostoles.com

miércoles, 15 de febrero de 2017

Poemas II.- EL CAMINO (por Olga Alonso)

No que lo tenga ya conseguido o que sea ya perfecto, sino que continúo mi carrera por si consigo alcanzarlo, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo 
Jesús.Yo, hermanos, no creo haberlo alcanzado todavía. Pero una cosa hago: olvido lo que dejé atrás y me lanzo a lo que está por delante,

 
Fil 3; 12-13
 
EL CAMINO
Aquí, detrás de ti, en el Camino
viendo tu espalda y siguiendo tus pasos
camino con  la certeza de estar en el lugar  correcto y dirigirme hacia donde me llevas.
Me sirve tu espalda y tus pies, caminando
aunque de vez en cuando, giras tu cabeza, me miras y me sonríes.
Tu, así, te aseguras de que estoy ahí y yo, mis ojos, se encuentran con los tuyos  y recupero las fuerzas.
Todo me confirma que no quiero hacer otra cosa que seguirte
Qué sencillo gesto, caminar detrás de ti y qué gran sentido para la vida.
No hay que buscar más. Tú nos dijiste, “sígueme” y así hacemos
Pero no te olvides, de vez en cuando, de girar tu rostro y comprobar que estamos ahí.
Tu presencia, delante de nosotros, tu espalda, nos sirve para no perdernos, pero necesitamos tu rostro, tu mirada, tu sonrisa para no dudar, para levantarnos, para permanecer…. en el Camino
 
Fijos los ojos en Jesús, el que inicia y consuma la fe, el cual, en lugar del gozo que se le proponía, soportó la cruz sin miedo a la ignominia y está sentado a la diestra del trono de Dios. Fijaos en aquel que soportó tal contradicción de parte de los pecadores, para que no desfallezcáis faltos de ánimo.
Hb 12; 2-3

Tesoros De Dios (Carmen Pérez)




"Y ahora Señor, ¿qué esperanza me queda?
Tu eres mi confianza. 
Librame de mis iniquidades, 
Escarmientas al hombre.
Como una polilla roes sus tesoros; 
El hombre no es mas que un soplo" (Salmo 38)

Dice el Señor en el evangelio: "...haceos tesoros para el cielo". 

Llenemos nuestras manos de tesoros de DIOS ... de su palabra, llenemos nuestras manos con cosas que luego podamos presentar y que nos pueda decir:  ¡Pasad benditos de mi padre ... a vivir conmigo para siempre!

Que así sea.

BENDITO NUESTRO DIOS que nos alienta en nuestras luchas.

lunes, 13 de febrero de 2017

AMAR LA EUCARISTÍA.- CONVERSIONES- 10.- SCOTT HAHN

El doctor Scott Hahn es un profesor de teología y Escritura en la Universidad Franciscana de Steubenville, en donde ha enseñado desde 1990. Es el fundador y director del Centro Saint Paul para Teología Bíblica. Es un ex-ministro presbiteriano ordenado con 10 años de experiencia ministerial en congregaciones protestantes, y ex-profesor de teología en el Seminario Teológico en Chesapeake. 

Su conversión. La llamada de Dios.-  Un día de Pascua de 1986, se decide entrar en una iglesia católica, la parroquia Gesu de la Universidad de Marquette, para observar en qué se parecen y en qué se diferencian los cultos de ambas iglesias. 

Hahn describe en detalle lo que le ocurrió un día cuando asistía a la misa católica. Escribió: “El día que cometí una ‘fatal metedura de pata’, decidí que era tiempo para mí de ir a misa por mí mismo. Finalmente, resolví pisar el umbral de la parroquia. Exactamente antes del medio día, me deslicé calladamente en el sótano de la capilla para la misa diaria. No estaba seguro de qué me esperaba; quizás estaría a solas con el sacerdote y dos monjas ancianas. Fue así como ocupé un asiento como un observador en una banca en la parte de atrás”.  “De pronto, un montón de personas ordinarias comenzaron a llegar de la calle, gente común y corriente. Entraban, hacían la genuflexión, se arrodillaban y se ponían a rezar. Su devoción simple pero sincera era impresionante’. “Luego sonó una campana y un sacerdote caminó en dirección al altar. Yo permanecí sentado; no estaba seguro si era prudente arrodillarme. Como calvinista evangélico, se me había enseñado que la misa católica era el mayor sacrilegio que un hombre podía cometer - al volver a sacrificar a Cristo - así que no estaba seguro qué debía hacer. Y continúa: “Después de pronunciar las palabras de Consagración, el sacerdote sostuvo la Hostia. Sentía como si la última gota de duda hubiera sido extraída de mí. Con todo mi corazón susurré: ‘Mi Señor y mi Dios. ¡Eso es realmente tú! Y si eres tú, entonces deseo tener plena comunión contigo. No deseo vacilar y volver atrás’.  Los pensamientos contradictorios de su condición religiosa se agolpaban en su mente: “Y recordé mi promesa: 1990. Oh, sí, tenía que volver a recuperar el control - yo soy un presbiteriano, ¿cierto? Y con ese pensamiento salí de la capilla, sin decirle ni a un alma dónde había estado o lo que había hecho. Pero al día siguiente, estaba de regreso, y el siguiente y el siguiente. Al cabo de una semana o dos me encontraba atrapado. No sé cómo decirlo, pero estaba locamente enamorado de nuestro Señor en la Eucaristía. Su presencia para mí en el bendito Sacramento era poderosa y personal. Conforme permanecía sentado en la parte trasera comencé a arrodillarme y a rezar con los otros quienes ahora sabía eran mis hermanos y hermanas. ¡No era un huérfano! Había encontrado mi familia: era la familia de Dios”.  Pronto el proceso de conversión fue completado. Hahn fue vencido por su experiencia, convencido de que verdaderamente había descubierto la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Estas son sus propias palabras en las páginas 88 y 89 de su libro: “Día tras día fui testigo del entero drama de la misa, vi el pacto renovado ante mis propios ojos. Sabía que Cristo deseaba que lo recibiera por fe, no sólo espiritualmente en mi corazón, sino asimismo físicamente: sobre mi lengua, a través de mi garganta y hacia mi entero cuerpo y alma. Esto era lo que significaba la Encarnación. Era la plenitud del Evangelio’.  “Cada día después de la misa, pasaba entre media a una hora rezando el rosario. Sentía que el Señor desataba su poder a través de su Madre ante el bendito Sacramento. Le rogué que abriera mi corazón y me mostrara su voluntad”.  El doctor Hahn ha dado numerosas conferencias, nacional e internacionalmente, sobre una amplia variedad de tópicos relacionados con la Escritura y la fe católica. Sus enseñanzas han sido efectivas para ayudar a cientos de protestantes y católicos disidentes a volver a abrazar la fe católica.          

Poemas II.- ENTRE TÚ Y YO.- (por Olga Alonso)

Antes del amanecer, Jesús vino hacia ellos caminando sobre el mar.

Al verlo caminando sobre el mar, se asustaron y exclamaron: «¡Es un fantasma!» Y por el miedo se pusieron a gritar.
En seguida Jesús les dijo: «Animo, no teman, que soy yo.»
Mt 14; 25-27


ENTRE TÚ Y YO


 Entre mi miseria y mi sentimiento de desolación

Allí, en medio , te pusiste  tú


Entre mi sentimiento de incapacidad y mi abatimiento


Allí, en medio, te pusiste tú


Entre mi corazón y el mundo que me quiere arrebatar la esperanza


Allí, en medio te pusiste tú


Entre quien arrebata mi libertad y mi sensación de angustia


Allí, en medio te pusiste tú


Entre mi impotencia por querer y no poder y mis ganas de abandonar


Allí, en medio, te pones tú


Allí, en medio, siempre entre mi corazón y las dificultades, siempre alentando mi vida, siempre recordándome porqué te entregaste y te subiste a la Cruz.


Entre mis pasos por la vida y la eternidad, allí en medio de las dificultades del camino, allí eternamente presente.


“Por eso he muerto por ti” me dices, para que yo sepa que Tú mi Señor,  siempre estarás ante mi, defendiendo mi causa


“… el clamor de los israelitas ha llegado hasta mí y he visto además la opresión con que los egipcios los oprimen.
Ahora, pues, ve; yo te envío a Faraón, para que saques a mi pueblo, los israelitas, de Egipto.»
Ex 3;9-10

Seamos Luz (por Mila)

Seamos luz... alejándonos de las malas palabras y de las malas obras

Luz... aportando ilusión a nuestra familia.
Luz... aconsejando a quien necesita nuestra Voz.
Luz... acompañando a los que viven en soledad.
Luz... caminando como hijos De Dios.

domingo, 12 de febrero de 2017

Del Salmo 56 (Carmen Perez)


"Elévate sobre el cielo Dios mío y llene la tierra tu gloria"

Cuando el Señor fué elevado en la cruz, la tierra se llenó de su perdón y misericordia ...ahí nos perdonó y nos acojió, no por nuestros méritos .... sino por su gran misericordia, cuando dijo perdónalos porque no saben lo que hacen ... 
Señor dáme tu luz y tu espíritu para que venga yo a saber lo que es grato a tus ojos... Abre los míos como los del ciego para que vea..

BENDITO SEAS SEÑOR