martes, 31 de diciembre de 2019

BUSCARTE

 Desear encontrarte es ya estar en tu camino porque para querer buscarte uno se debe desprender de la arrogancia del saber y confiar en ti para caminar por lugares desconocidos donde Tú ciñes la cintura y abres las puertas para entrar

Buscarte  implica cansancio de la vida vieja y anhelo de una vida nueva
Buscarte es un riesgo, riesgo de perder la vida y osadía para ganar la tuya.

Buscarte es abrazar la incertidumbre, es salir de casa cada día a encontrarse en una cita donde ni siquiera tenemos la certeza de que acudirás

Buscarte es ya amarte, anhelarte. Es haber construido en nuestra mente una vida contigo

Buscarte es la renuncia de buscar otras cosas, es volver de un mundo donde hemos encontrado todo y hemos descubierto “nada”
Buscarte es responder al instinto de respirar, de volar alto, de no conformarse con el suelo que uno pisa con sus pies,

Buscarte es la antesala, la preparación del encuentro
Buscarte es ya pertenecerte, es haber sido embriagados por el perfume de nuestro Dios y no poder renunciar a perseguir ese aroma
Buscarte es ya poseerte y en esa búsqueda ser ya parte de ti porque hemos sometido nuestra voluntad a la tuya y hemos elegido soltar amarras y salir…….salir a buscarte. 

(Olga) 
comunidadmariamadreapostoles.com

lunes, 30 de diciembre de 2019

FELIZ 2020

Quien va conociendo a Dios como quien dice de corazón a corazón percibe que desde sus entrañas se eleva algo así como una saeta de fuego que destellan  latidos moldeados en susurros que imitando a la esposa - imagen de toda alma-  musitan quedamente a Dios: " Ponme como un sello en tu corazón,como un sello en tu brazo" ( Ct 8,6) En tu corazón para que Tú y yo seamos inseparables por siempre y en tu brazo para que me protejas del mal,también del que hay en mi. A las puertas del nuevo año hago mis esta sublime petición del autor del Cantar de los Cantares y la hago extensiva a la infinidad de personas que de una forma u otra ha puesto Dios en mi camino.!! Feliz Año Nuevo!!

sábado, 28 de diciembre de 2019

Reflexiones al Evangelio del Domingo Fiesta de la Sagrada Familia Mt 2,13-15.19-23 ciclo C

Al saber Herodes, por medio de tres sabios de Oriente, que había nacido el Rey de los judíos, decidió acabar con él. Entonces el Ángel del Señor se lo advirtió a José en sueños, y éste toma a Jesús y a María consigo y huye con ellos a Egipto.
Muerto Herodes, el Ángel del Señor se lo dice a José, también en sueños, y éste vuelve a tomar a Jesús y a María consigo, 
se dirige hacia Israel, y se asienta en Nazaret. 
El simbolismo.. que se repite de tomar a Jesús y a María consigo es fortísimo; sirviéndonos del método interpretativo de la extrapolación, indica que los que deseamos llegar a ser discípulos de Jesús le tenemos a Él como patrimonio prioritario, intocable,.  vayamos donde vayamos y nos echen de donde nos echen. 
Cuidado..no somos ni seremos jamás unos parias que no tenemos donde caernos, sino que estamos cuidados por Dios nuestro Padre. Jesús dice a sus discípulos, que están en manos de su Padre y que Él les cuidará mucho más y mejor que el rey Salomón se cuidó a sí mismo con sus incontables riquezas (Mt 6,25-34). 
Bendito patrimonio el de José.. Bendito el nuestro, que nos sirve mientras vivimos en el mundo y que es "un tesoro inagotable en los cielos, inalcanzable  para los ladrones e inmune a las polillas.." ( Lc 12,33)

(Antonio Pavía-Misionero Comboniano) comunidadmariamadreapostoles.com

miércoles, 25 de diciembre de 2019

Salmo 54(53).- Clamor al Dios justiciero

Texto bíblico
¡Oh Dios, sálvame por tu nombre! ¡Por tu poder, hazme justicia!
¡Oh Dios, escucha mi oración,
presta oído a las palabras de mi boca!
Los soberbios se levantan contra mí y los violentos me persiguen a muerte: no tienen presente a Dios.
Pero Dios es mi auxilio, el Señor es quien sostiene mi vida.
¡Caiga el mal sobre los que me espían!
¡destrúyelos, Señor, por tu fidelidad!
Te ofreceré un sacrificio voluntario,
Daré gracias a tu nombre, porque es bueno; porque me has librado de todas mis angustias, y he visto la derrota de mis enemigos 


Reflexión: La arrogancia del hombre

Este salmo es la súplica de un fiel sometido por la arrogancia de los malvados que buscan su perdición. Su maldad proviene de su falta de temor de Dios: «¡Oh Dios, ¡sálvame por tu nombre! ¡Por tu poder hazme justicia! Los soberbios se levantan contra mí y los violentos me persiguen a muerte: no tienen presente a Dios».
La arrogancia del hombre ya viene explicitada en no pocos textos bíblicos. Escuchemos a Isaías: «Tú que habías dicho en tu corazón: al cielo voy a 
subir, por encima de las estrellas de Dios alzaré mi trono..., subiré a las alturas del nublado, me asemejaré al Altísimo» Queremos ser como Dios porque no aceptamos que nadie marque nuestra vida. Somos celosos de nuestra autonomía. 
El hombre no tiene la vida en y por sí mismo, por lo que nunca podrá ser totalmente 
autónomo en sus proyecciones. La muerte, los acontecimientos imprevisibles, y la voraz competencia, están fuera del alcance de su dominio.

En el salmo vemos a Jesucristo. Él se somete voluntariamente a nuestra 
arrogancia. Se hizo el último de todos y se sujetó hasta la muerte y muerte de cruz, como nos dice el apóstol Pablo en la Carta a los filipenses 

El Hijo de Dios, como Cordero Manso, vence la prepotencia y la arrogancia del mundo y a su Príncipe, quien, como escuchamos en la Carta a los Hebreos, tiene esclavizado al hombre por su miedo al fracaso y a la muerte. «Por tanto, así como los hijos participan de la carne y de la sangre, así también Jesús 
participó de las mismas, para aniquilar mediante la muerte 
al señor de la muerte, es decir, al diablo, y libertar a 
cuantos, por temor a la muerte, estaban de por vida sometidos a la esclavitud» 

Jesús, que ha vencido al autor del mal bajo la figura de Cordero manso, tiene autoridad para enviar a los apóstoles con este mismo espíritu de humildad y 
mansedumbre: «Mirad que yo os envío como ovejas en medio 
de lobos..., os entregarán a los tribunales y os azotarán 
En las sinagogas; y, por mi causa, seréis llevados ante 
gobernadores y reyes para que deis testimonio ante ellos y ante los gentiles»
Jesús, el Cordero de Dios que quita la arrogancia del 
mundo, envía así a los apóstoles, a la Iglesia y, les da la garantía de la victoria. 
«Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el 
alma... Por todo aquel que se declare por mí (el testimonio de la evangelización) ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre» 

María es imagen de la Iglesia y de cada discípulo. En su fidelidad a Dios, le son profetizados los sufrimientos propios del alma sujeta a los arrogantes. Por eso, cuando con su esposo José, presenta al Niño en el Templo, el anciano Simeón, lleno de Espíritu Santo, le dijo: «Una espada te atravesará el alma» 

El apóstol Pedro que se considera con autoridad para pastorear a la Iglesia, exhorta a los presbíteros que Dios ha suscitado para la evangelización. La validez de la exhortación se fundamenta en su ser testigo y partícipe de los sufrimientos de Cristo. Por el hecho de participar de la humillación del Hijo de Dios, sabe que también va a compartir su gloria. «A los presbíteros que están entre vosotros les exhorto yo, presbítero como ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe de la gloria que está para manifestarse» 

En María de Nazaret las humillaciones de su Hijo cayeron también sobre 
ella. Su fortaleza, que venía del Espíritu Santo, la llevó a estar de pie junto a la Cruz, desde donde su propio Hijo ya inició su glorificación, dándola el título de Madre de la Iglesia..., es decir, Madre de cada discípulo: «Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego dice al discípulo: Ahí tienes a tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa» 

martes, 24 de diciembre de 2019

DANIEL ANUNCIA AL MESÍAS (del libro de Daniel: (Dn 2, 31)

Hay en el libro del profeta Daniel un episodio interesante: El Rey de Babilonia Nabucodonosor, ha sitiado la ciudad de Jerusalén en tiempos del rey Joaquín. Daniel cayó en manos del rey Nabucodonosor. Una noche tuvo éste un sueño terrible, y pidió a los sabios de la corte su interpretación. Nadie daba satisfacción al rey, y acudieron a Daniel.
Daniel tenía el don de interpretar sueños, y así interpretó el sueño del rey: En el sueño aparecía una estatua de tamaño descomunal y aspecto terrible que se enfrentaba al rey. La cabeza era de oro puro, el pecho y los brazos de plata, el vientre y los lomos de bronce, las piernas de hierro y los pies mitad hierro y mitad barro. De pronto una enorme piedra se desprendió sin intervención ninguna, golpeando los pies de la estatua, que se despedazó. Todo se hizo polvo, mientras la piedra se convirtió en una gran montaña que llenó toda la tierra. (Dn 2, 31)
Este episodio y la solución del sueño está recogida en (Dn 2,31 y ss.). Dejamos al lector la lectura de la interpretación de Daniel, que en esencia le va relatando la destrucción de su reino y de los siguientes reinos.
Pero es interesante meditar sobre las notas catequéticas que se desprenden del texto, en cuanto a lo que se refiere al anuncio de la venida del Mesías:
 En el versículo 44 dice: “…En tiempo de estos reyes, el Dios del cielo hará surgir un Reino que jamás será destruido, no cederá su soberanía a otro pueblo. Pulverizará y aniquilará a todos estos reinos, y él subsistirá para siempre; tal y como viste desprenderse del monte, sin intervención de mano alguna, la piedra que redujo a polvo el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha revelado al rey lo que sucederá en el futuro…”
Y la profecía de Daniel está anunciando, por primera vez, la venida del Mesías, Jesucristo. El ángel Gabriel se presentó a María y, después del saludo le dice:” …Reinará sobre la casa de Jacob, por los siglos y su reino no tendrá fin…” (Lc 1, 33).  Es decir, no será destruido, como en la versión de Daniel. El enigmático personaje en forma de estatua, con oro, plata y bronce, es de hechuras humanas, tal y como dice el Salmo: “…Los ídolos de los gentiles son plata y oro, hechura de manos humanas; tiene ojos y no ven, oídos y no oyen…” (Sal 135, 15)
Aparece una piedra misteriosa que nadie ha enviado, no se sabe de dónde viene…Esa Piedra es el mismo Jesucristo, Piedra angular de la Iglesia que Él mismo va a edificar, sobre el cimiento de los Apóstoles. “…La piedra que desecharon los arquitectos se ha convertido en la piedra angular…” (Sal 118,22). Es una Piedra misteriosa, que viene a este mundo sin sobresaltos, sin prepotencias, sin orgullo, haciéndose el más pequeño, a pesar de su condición divina, sin alardes… (Fp, 2), despojándose de su rango.
Esta Piedra, Jesucristo, aniquilará con su doctrina todos los reinos de este mundo. Su Reino no es de este mundo (Jn 18,36), le dirá Jesús a Pilato.
Daniel, en su relato, interpreta en unos pocos versículos, con un acontecimiento de un rey opresor del pueblo de Israel, a través de un sueño misterioso, nada menos que la venida del Gran Rey del Universo, Jesús.
Verdaderamente la Escritura es el alimento del hombre, que, ante la inmensidad de su Sabiduría, atributo de Dios, se nutre con el Pan de la Palabra, su Evangelio, cada día.

lunes, 23 de diciembre de 2019

Navidad y Ternura de Dios

"La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros" (Jn 1,14). Considerando las muchas veces que encontramos la Ternura de Dios en el Antiguo Testamento y a la luz del espíritu de la Navidad, podemos transcribir la cita anterior de esta forma.. La Ternura de Dios se hizo carne y habitó entre nosotros. ¡Cuántas veces vemos esta Ternura en los gestos y actitudes del Hijo de Dios! . Recordemos por ejemplo cuando traspasó con su mirada amorosa el corazón de aquella prostituta que sentada a sus pies se los lavaba con sus lágrimas y cómo dijo con énfasis a los perplejos comensales:  "sus muchos pecados quedan perdonados porque ha amado mucho" (Lc  7,47). En las entrañas de Dios, el poder y el amor van de la mano y esto es lo que celebramos en Navidad: que no hay abismo personal que no sea sometido por la Ternura de Dios. Tengamos en cuenta que los pies simbolizan el Evangelio en la Escritura, por lo que ésta prostituta que se abraza a los pies de Jesús representa a todos los que buscan su Ternura hasta hacerse con ella y cuando la alcanzan, alcanzan también la Pasión Inmortal por el Evangelio es decir la única pasión con el sello de la inmortalidad que nos es posible vivir en este mundo. Pues ésta es mi petición y deseo para todos vosotros en esta Navidad: ..que nos hagamos con la Ternura de Dios... está entre nosotros, se llama Jesús, se llama también.. Su Evangelio.

(P.Antonio Pavía-Misionero Comboniano) 
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domingo, 22 de diciembre de 2019

Mi gran Amor

MI GRAN AMOR

Señor, hoy he pasado el día pensando en Ti y quiero escribirte unas letras antes de irme a dormir.
Ya sabes que he pasado el día preparando las cosas que necesitaba para montar el portal de Belén, sentí un poco de melancolía, pues me vinieron a mi memoria bonitos recuerdos... de cuando era niña y monté mi primer portal de Belén.
He adornado mi casa para Ti, he puesto guirnaldas, luces de colores y el portal de Belén, pronto vas a venir y quiero que mi casa esté preparada para acoger a un Rey.
Pronto empezó a volar mi imaginación, te vi venir por los senderos, Tú venías hacia mi, querías verme, sabias que yo te necesitaba, que quería agarrarme a Ti y no soltarme nunca para poder ser feliz.
A Ti te cuento mis alegrías mis inquietudes, Tú eres mi confidente, mi amigo, mi Dios, sé que nunca me vas a fallar, por eso eres el único en quien puedo confiar.
Tú me regalas la alegría, me la traes en una caja especial, esa alegría que Tú sabías que me hacía falta para poder caminar.
Tú has traído la alegría a mi casa y yo no tengo ni un regalo para Ti, pero te tengo reservado un sitio en mi mesa, me gustaría que te sientes con nosotros, estamos celebrando Tu venida a la tierra, pues no nace todos los días el niño Dios.
Me siento como una niña que sueña con ser mayor para encontrar a su príncipe, como en Ti lo he encontrado yo.
Soy una privilegiada pues he encontrado mi gran amor, Él me adora, me cuida, me da paz, consuelo y calor. Soy feliz pues he encontrado  mi príncipe, lo llevo dentro de mi corazón.
Quiero que estés conmigo siempre para poder amar, reír, cantar, bailar, rezar, si Tú me faltas nada de todo esto se hará realidad.
Tú me lo has dado todo y yo no tengo nada para Ti, me lo impide esta apatía que un día se coló en mi alma y me la amarró, no se cuando se romperán estas cuerdas, cuando se rompan podré de nuevo vivir sintiendo que soy yo.
Todo esto lo pensaba mientras montaba el portal de Belén, yo era  una más de esos pastores y reyes que guiados por una estrella llegaron hasta el establo donde Tú habías nacido, allí ellos te adoraron y yo también te adoré.
Mientras yo te adoraba  senti que se me rompieron las cuerdas que tenían amarrada a mi Alma, ya me sentí libre otra vez, así seré feliz y podré dar y dar...amor, entonces me di cuenta que el amor era mi regalo para Ti, Jesús, yo lo había olvidado pero lo llevaba guardo dentro de mi corazón.

(Elia) 
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sábado, 21 de diciembre de 2019

Reflexión del IV Domingo de Adviento Ciclo A Mt 1,18-24

Leemos en este Evangelio que ante la manifiesta gravidez de María, José confuso y desconcertado se enfrenta a un dilema atroz pues según la ley mosaica debe de denunciarla o repudiarla; al final decide repudiarla, pero en secreto, lo que le dejaría en mal lugar pues se expone a la maledicencia de la gente que le tacharia de cobarde o irresponsable. Es entonces cuando interviene Dios por medio de un ángel y le explica lo que ha pasado. 
Esto nos hace comprender que las soluciones de Dios con sus fieles,  superan ampliamente las proyectadas por ellos por muy generosas que sean; asimismo nos hace comprender que,  como dice Pablo, Dios es: "Aquel que tiene poder para realizar las cosas mejor de lo que podemos pedir..."(Ef 3,20).
Imaginamos a José desbordado de gozo al escuchar la explicación del ángel y también me lo quiero imaginar teniendo a Jesús a su lado en la carpintería y musitando totalmente traspuesto está proclamación de Isaías.. "..Ni ojo vió, ni oído oyó a un Dios fuera de Ti que tanto hiciera por el que espera en Él..( Is 64,3)
(Por el padre Antonio Pavía)
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miércoles, 18 de diciembre de 2019

SEÑOR, ¿QUÉ QUIERES QUE HAGA?

Quizá sea esta una buena disposición para entrar en oración. O quizá, mejor, la pregunta la podríamos entonar así: ¿Cómo me puedo dejar hacer por Ti? Y, ahondando un poco más, podríamos pedir: ¡Señor, indícame el camino que tienes preparado para mi, que sea yo capaz de descubrir, a la Luz de tu Evangelio, cuál es el sentido de mi vida!
La vida la vamos llenando de experiencias que no nos satisfacen, aunque sean buenas…pero siempre dejan un poso amargo de no llenar completamente nuestra alma. San Agustín lo expresaba así: “…Nos hiciste para Ti, Señor, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti…” ( Del Libro de las Confesiones)
La pregunta inicial ya entraña un error semántico: “hacer”, sinónimo de “crear”, en el lenguaje bíblico. Efectivamente, el libro del Génesis nos relata la Creación de mundo en siete días: “…Hizo Dios el cielo, y la tierra, y todos los animales…”, significando la creación de todos los elementos vivos e inertes del Universo. Pero esta potestad de crear es sólo patrimonio de Dios. El hombre transforma lo creado, descubre lo que Dios dejó en la Naturaleza para que complete la obra de su Creación. Pero sólo Dios crea= hace.
Por ello, ¿cómo preguntar qué hacer? Él es el único que puede hacer (crear) en nosotros. Y nos dirá David: “… ¡Oh Dios, crea en mi un corazón puro…”(Sal 50), un corazón puro que en el sentido de la Escritura quiere decir un corazón que no sea idólatra, que no vaya detrás de esos ídolos de barro, que no pueden salvar. Sólo él puede volver a crear un corazón nuevo, como le pide David.
Esos ídolos que “…tienen ojos y no ven, oídos y no oyen, tienen manos y no tocan, tiene nariz y no huelen…” (Sal 115, 5-7).

(Tomás Cremades) 
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martes, 17 de diciembre de 2019

Tú, mi Señor, me soñaste mucho antes del tiempo de los hombres, me sacaste de la nada mucho antes de formarme,
me engendraste en el seno de mi madre y me plantaste en esta tierra… lejos de ti … 
Enviaste desde el cielo tu soplo de aire fresco para dar vida a mi cuerpo llenándolo de Tu luz.
Llevo en mi pecho una llama de fuego perpetuo que arde desde el día que tu Espíritu se derramo sobre mí. Un candil encendido, que procuro no se apague ni se extinga, ni que el viento impetuoso y arrogante llegue a desvanecer aún cuando la tierra tambalee bajo mis pies, aún cuando las aguas torrenciales me sumerjan ahogándome y no pueda emerger, porque sin tu Luz en mí… nada puedo.
Yo ya te conocía desde antiguo, todos me hablaban de Ti, si miraba al cielo o a las nubes, si hablaba al viento o a la brisa suave, si me hablaban las aves del cielo con su vuelo, si la luz de la luna me traía tu recuerdo, Tú estabas ahí sonriéndome desde tu trono sempiterno, 
eran todos tus mensajeros los que me traían noticias de tu amor perfecto.
Reconozco mi Señor que Tú siempre has sido Tú, principio y fin de todas las cosas creadas con tus manos, caricias de Dios… ¡Sí! son tus dones. Regalos de tu amor todas tus creaturas…
¿Porqué no te sienten en la brisa?
¿Porqué no logran verte, mi Señor? Es tan fácil sentirte, es tan fácil amarte… estás en todo y no te ven, estás en el silencio y no te sienten, porqué nos empeñamos en crearnos dioses, dioses sin vida, dioses efímeros e inicuos que solo dejan en el alma vacío y angustia. Cómo no bendecirte y alabarte si solo Tú eres vida y plenitud, que das todo a todos cuando nada podemos construir tan perfecto y con tanta vida como todo lo que has dado vida Tú.

(Loles) 
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sábado, 14 de diciembre de 2019

Reflexión del Evangelio del Domingo III de Adviento ciclo A Mt 11,2-11

Antes de ser encarcelado, Juan Bautista no tenía la menor duda de que Jesús fuese el Mesías, el Hijo de Dios. Habia visto con sus propios ojos como el Espíritu Santo, en forma de paloma, descendía sobre Él en las aguas del Jordán y había oído la Voz del Padre testificando sobre Él: "Este es mi Hijo amado en quien me complazco" ( 3,16-17). Sin embargo, ahora encarcelado y viendo que aparentemente Jesús no hace nada por él, le surgen dudas hirientes que le mueven a enviar a sus discípulos donde Jesús, con esta pregunta: ¿Eres tú el Mesías o hemos de esperar a otro? 
Qué fácil es creer en Jesús con el viento a favor, más no así cuando lo tenemos en contra justamente por seguirle.. cuando nos dejan de lado por vivir abrazados al Evangelio... cuando sin despreciar la fiesta de la vida, ponemos cada vez más nuestros ojos en el Dios de la Fiesta permanente. Juan Bautista tembló al tener el viento en contra, y esta experiencia la tenemos todos los que pretendemos.. aún con mil debilidades, llegar a ser discípulos de Jesús el Señor.
Recordemos el pasaje de los Apóstoles en la tormenta.. gritaron despavoridos porque tenían el viento en contra, sin embargo fue gracias a esa terrible tempestad que pudieron saber y reconocer que Jesús, al que seguian, era el Hijo de Dios.(Mt 14,22-33).

(Antonio Pavía-Misionero Comboniano) comunidadmariamadreapostoles.com

martes, 10 de diciembre de 2019

HACE TIEMPO

Hace tiempo que no busco la paz sino es en ti 
Hace tiempo que abandoné otros lugares donde calmar mi sed porque ya no me sirven 
Hace tiempo que conozco el lugar donde el ansia se calma y la respuesta es segura 
Hace tiempo que no me interesa nada más que Tú 

Tú que no dejas espacio para otro consuelo cuando se conoce el tuyo 
Tu que nos das a probar una paz que no conocíamos 
Tú que colmas todo a lo que aspiramos y que no se parece a nada 

Hace tiempo que olvidé todo para solo pensar en ti 
Hace tiempo que mis ojos solo desean verte y morar en tu tienda: nuestra tienda del encuentro 

(Olga) 
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sábado, 7 de diciembre de 2019

CAMINANTE

*CAMINANTE*

Caminante, tú fuiste tras los pasos de Jesús, sabías que tenías que subir montañas, por senderos con arduos desniveles y andar por tierras áridas por caminos tortuosos, tu corazón es el que tenía que latir cada vez más deprisa para que tu pudieras subir.
Caminante, tu corazón siempre ha estado cuidando de ti para que no te faltara alimento para que pudieras vivir, pero al vivir de la forma que lo has hecho, le has forzado mucho y ya está cansado de latir.
Caminante, tu corazón te dijo que ya no quería estar en este mundo en el que le ha tocado latir cada vez más deprisa para que tu pudieras subir, no le dejabas descanso, pues tenías que seguir subiendo por esas sendas tan arduas, y a él ya le costaba latir.
Caminante, no diste a tu corazón una vida facil, ahora está tan desgastado que ya apenas puede latir, está triste, pues ha sido tu compañero de viaje y ahora ha llegado la hora de dejarte, pues él ya no puede seguir.
Caminante, tu corazón no puede seguir latiendo, pero está lleno de amor hacia ti, ese amor lo llevaba bien guardado para no perderlo en los momentos de desesperación que tenía cuando le costaba tanto latir.
Caminante, se te va la vida, se te va tu corazón, se te va tu alma, ellos están sedientos de Dios, despídete de ellos, pues te dejan, pero no estés triste ellos te quieren, están contentos de haber formado parte de tu vida y han pedido a Dios su misericordia, para que mueras en paz, en gracia y amor a Dios.
Caminante, tu alma y tu corazón se van al Cielo, allí encontrarán descanso, ese descanso que en la tierra no pudieron tener, allí serán felices, ellos encontrarán la Vida Eterna, esa Vida que a todos nos gustaría tener.
Caminante, tenías un corazón y un alma tan especial, que ellos cuidaron de ti, pues cuando terminaba el día siempre estabas tan cansado que te olvidabas de rezar, pero ellos te lo recordaban para que nunca perdieras la fé, y no te faltará la paz, el amor y la alegría para poder seguir yendo tras los pasos de Jesús.
Caminante, tu querías a Jesús, siempre hablabas de Él, por eso quisiste ir tras sus pasos, sabías que tenías que recorrer montañas por senderos con arduos desniveles, caminos tortuosos, siempre recorriendo senderos yendo de un lado a otro, y por querer seguir sus pasos te costó la vida, pero no te importo pues conseguiste llegar hasta el Árbol de la Cruz.

(Elia) 
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Reflexiones sobre el Evangelio del Domingo II de Adviento Fiesta de la Inmaculada Lc 1,26-38

En los primeros compases del Adviento la Iglesia nos  presenta la figura de María escogida por Dios para ser la madre de su Hijo. El Ángel Gabriel anuncia la propuesta divina a María adolescente abriéndose a la juventud. Nos la imaginamos totalmente descolocada al oír el anuncio y es que Dios es experto en romper esquemas cuando propone su plan a alguien. Maria, la Inmaculada, solo acierta a preguntar al Ángel que como puede engendrar al Hijo de Dios si esto está a años luz de cualquier hombre; este le hace saber que será la Fuerza de Dios
la que fecundará a Jesús en su seno. Las propuestas humanas son posibles y razonables las de Dios imposibles y razonables desde su Misterio no desde nuestra mente; solo son entendibles  entrando en su Misterio, el de Dios. He ahí la gran encrucijada de la Fe...dejarnos llevar por el Evangelio de los Imposibles para poder hacernos un hueco en el Misterio de Dios. Ante esta encrucijada de la fe el escéptico se arropa y envuelve en la realidad que percibe con sus sentidos y se conforma. El buscador de lo Transcendente da a Dios la oportunidad de  que se le manifieste y le introduzca en su Misterio. Esto es lo que nos enseñó María de Nazaret cuando elevándose sobre lo visible dijo al Angel: ¡Hágase su Palabra - Imposible- en mi...!! Y se hizo.. aconteció la Encarnación de Dios. 
Y recordemos que si bien la Encarnación del Evangelio en el corazón del hombre es imposible, Dios es experto en convertir lo imposible en posible"

(Antonio Pavía-Misionero Comboniano) 
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lunes, 2 de diciembre de 2019

El Señor nos modela

Este es el día en que actuó el Señor. Sea nuestra alegría y nuestro gozo.(Sal 117) 
El día que actuó el Señor, permitiendo morir a su hijo para resucitarlo después y así poder salvar a todo el que se fía de la Palabra de Dios, sabiendo que los pensamientos y los caminos de Dios no son los nuestros.
 El Señor sabe qué lejos estan nuestros deseos y proyectos, de su Voluntad pero aún así, a todo discípulo lo va preparando para ver que en Él está la Verdad. Gracias Señor por amarme tanto ...

ÉSTE ES NUESTRO DIOS

Carmen Pérez
comunidadmariamadreapostoles.com

sábado, 30 de noviembre de 2019

Reflexiones al Evangelio del Domingo 1 de Adviento ciclo A (Mt 24,37-44) 1/12/2019

Primer Domingo de Adviento; tiempo de expectación ante el Señor que viene para reconciliarnos con Dios. A lo largo de cuatro semanas,  Jesús nos irá preparando para saborear el Gran Misterio: Dios se hara Emmanuel que significa, Dios con nosotros, y viene, como dijo a Nicodemo, no para condenar al hombre sino para salvarlo (Jn 3,17). Respecto a esta venida, tengamos presente que San Bernardo cita tres: la primera en su Encarnacion, la tercera al fin de los tiempos y la segunda, atentos porque ésta nos toca directamente, acontece cada vez que escuchamos la predicación o leemos amorosamente el Evangelio. Se aprovechan de esta segunda venida los que tienen su oído abierto a Dios (Is 50,4..). Alcanza a los que siendo ya discípulos de Jesús sienten la necesidad de intimar más profundamente con Él y también a sus buscadores en general, aunque no sean muy conscientes de ello. Aquellos que como Mateo, Zaqueo, Francisco de Asís, Carlos de Foucault y millones de etc más a lo largo de la Historia, intuyeron que su vida era mucho más que el que sus proyectos acariciados hayan tenido su cumplimiento o no.

(Antonio Pavía-Misionero Comboniano) 
comunidadmariamadreapostoles.com

viernes, 29 de noviembre de 2019

SI TE MIRARA

Si te mirara, Señor, si de verdad te mirara, no dedicaría mi tiempo a tanta fatiga inútil que teje lentamente el día

Si te creyera, Señor, si de verdad te creyera, cómo desaparecerían el miedo y la incertidumbre que atenazan mi garganta

Si te buscara, Señor, si de verdad te buscara, no habría disculpas para enredar mi vida en ansiar, en perseguir

Si te escuchara, Señor, si de verdad te escuchara, no dudaría de ti y tu Palabra ahuyentaría otras voces que tantas veces me confunden

Si te esperara, Señor, si de verdad te esperara, no permitiría que mis manos y su fiebre posesiva se apresuraran a sujetar, a retener tanta inútil seguridad

En fin, si te amara, Señor, si supiera amarte, ya no habría razones para escribir este texto

Pero me amaste primero y ya solo queda esperar a que ese amor con que me amaste transforme mi corazón huérfano y se convierta en tu amor.

(Olga) 
comunidadmariamadreapostoles.com

miércoles, 27 de noviembre de 2019

SINTONÍA ENTRE EL ANTIGUO Y NUEVO TESTAMENTOBENEFICIOS DE DIOS PARA CON SU PUEBLO (Deuteronomio 32, 1-12)

Es inspiración Divina toda la Escritura, pero hoy quiero detenerme en el libro del Deuteronomio, inspirado a Moisés. Todo el Antiguo Testamento es una preparación para la explosión de Dios en el Nuevo Testamento, y más especialmente en el Evangelio de Jesucristo.
El primer beneficio del pueblo de Israel, y, por ende, a nosotros, es “escuchar la Palabra”. Así nos dice este texto: “…Escuchad, cielos y hablaré…”. Ya nos lo había recordado Dios en el Shemá: “…escucha, Israel…”. Y la Palabra, que es el mismo Jesucristo, ya nos la va revelando cuando la compara con algo sencillo, para ser entendido por los hombres de la época: la lluvia. Imagen de la Palabra de Dios, que va impregnando como rocío, como llovizna, como orvallo, que es la lluvia fina propia de zonas montañosas como Asturias. 
Y comenta: “…voy a proclamar el Nombre de Señor…”. Y es que el único Nombre sublime, el único que se proclama es el Nombre de Jesús. Más tarde, muchos siglos después nos lo recordará Pablo en la carta a los Filipenses: “…Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios…por eso Dios le concedió el Nombre sobre todo nombre…”. Y aquí, está oculta la identificación del Nombre de Jesús con el Evangelio, ya que la única palabra que se proclama es el Evangelio de Jesús.
“Él es la Roca, sus caminos son justos, es un Dios fiel, Justo y recto”…En multitud de Evangelios Jesús se identifica como la Roca; podemos citar, por ejemplo cuando habla que el Reino de Dios (que es Él mismo), se parece a un hombre que edificó su casa sobre Roca, y, aunque vinieron las tempestades, no se derrumbó…Roca que nos ha transmitido a nosotros, sus discípulos, a través de Pedro, su representante en la tierra:
“…tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia…”. Jesús, además, es el Camino, la Verdad y la Vida, que ya anuncia aquí cuando habla de la justicia que representan sus caminos; que, por otra parte, es la justicia que “se ajusta” a Dios.
El texto va desgranado el paso del pueblo de Israel de la fe a la idolatría, cuando en la Fuente de Meribá, se hace el “becerro de oro”. ¡Cuántas veces, en nuestra vida, habremos construido nuestro becerro de oro, poniendo una vela a Dios y otra al diablo!
El pueblo de Dios, que él se escogió como heredad suya, nosotros, lo encontró en una “soledad poblada de aullidos”, dice el texto. Estremecedoras palabras: el hombre se siente solo en un mundo lleno de todo, menos de fe; un mundo poblado de aullidos de lobo, donde, a pesar de las multitudes, el hombre se siente sin Dios, porque él mismo lo ha echado de su lado. Por eso dirá san Juan: “la Palabra (Jesucristo), vino a este mundo y el mundo no la reconoció; vino a su casa, y los suyos no la recibieron…” Y, a pesar de ello, Jesús extendió sus alas cual águila real y los llevó sobre sus plumas, nos dice al final el texto. Las alas del águila, que son los brazos abiertos de Cristo en la Cruz. 

(Tomás Cremades) 
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viernes, 22 de noviembre de 2019

Reflexiones al Evangelio del Domingo 34 T.Ord Lc 23,35-43

Hoy estarás conmigo en el Reino de mi Padre, le dice Jesús al que conocemos como el buen ladrón. Quizás nos extrañe que Jesús borre en un instante toda una vida de desmanes y le abra las puertas del Cielo. Hemos de entender la riqueza bíblica del término "hoy", a lo que nos ayuda el salmista : "Si hoy escucháis su voz no endurezcais el corazón" (Sl 95,7b-8). Este ladrón tuvo su "hoy" para acogerse a Dios en una situación  en la que la mentira se había adueñado de Israel, hasta el punto de crucificar al Gran Inocente. Por su parte, el ladrón sabía que merecía su condena por ser culpable y así se lo hizo saber al otro ladrón que no tuvo reparos al coro de los que insultaban y dejaban a Jesús agonizante. En este panorama totalmente demoníaco, el buen ladrón se declaró a favor de Jesús...sin pedirle a cambio que lo librara de sus sufrimientos. Anteriormente Jesús había dicho: A quien se declare por mí ante los hombres, yo me declararé por él ante mi Padre ( Mt 10,32). El buen ladrón se declaró por Jesús proclamando su inocencia y Jesús le dijo "Hoy estarás conmigo en el Cielo"
 Todos tenemos nuestro "hoy" para volvernos a Dios... los sabios lo cogen al vuelo y lo aprovechan. 

(Antonio Pavía-Misionero Comboniano) 
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miércoles, 20 de noviembre de 2019

Salmo 53(52).- El hombre sin Dios

Dice el necio en su corazón: «Dios no existe».
Se han corrompido cometiendo abominaciones: no hay uno solo que obre el bien. El Señor se inclina desde el cielo sobre los hijos de Adán, para ver si queda alguno sensato, alguien que busque a Dios. Todos andan extraviados y obstinados por igual: no hay uno que obre bien, ni uno solo. ¿No van a aprender los malhechores?Devoran a mi pueblo como si comieran pan, y no invocan al Señor.
Pero temblarán de espanto, porque Dios esparce los huesos del agresor, y quedarán avergonzados porque Dios los rechaza.
¡Ojalá venga desde Sión la salvación de Israel! Cuando el Señor cambie la suerte de su pueblo exultará Jacob y se alegrará Israel

Reflexión del padre Antonio Pavía: El corazón vacío

El salmista exhorta al pueblo con estas palabras: «Dice el necio en su corazón: “Dios no existe”. Se han corrompido cometiendo abominaciones: no hay uno solo que obre el bien». La intención de nuestro hombre al hacer esta advertencia es clara: el insensato, el necio tiene el corazón vacío, por ello, en su interior, lo único que hay es la ausencia de Dios. Denuncia que Dios no está con él. 
Jeremías anuncia al pueblo de Israel la inminente invasión de los pueblos vecinos: «Una voz avisa desde Dan y da la mala nueva desde la sierra de Efraín. Pregonad: 
¡Los gentiles ya están aquí! Hacedlo oír en Jerusalén. Los enemigos vienen de tierra lejana y dan voces contra las ciudades de Judá» (Jer 4,15). Y Yavé ilumina al pueblo el porqué de la invasión. «Es porque mi pueblo es necio: A mí no me conocen. Criaturas necias son. Carecen de talento. Sabios son para lo malo e ignorantes para el bien» (Jer 4,22).
Hemos visto cómo Jeremías anuncia la desgracia y Yavé la testifica y dice que este acontecimiento nefasto para Israel es a causa de su insensatez y necedad: Rehusaron conocerle. Dios mismo, con sus palabras, define lo que es un necio. Es alguien que, con su boca, puede cantar y bendecir a Dios pero su corazón se inclina a lo que a él le parece más provechoso, independientemente de la palabra de Dios que dice escuchar. Por eso es inteligente para el mal e ignorante para el bien. No tiene ningún interés por conocer a Dios en profundidad. Yahvé insistirá una y otra vez a lo largo de toda la Escritura, que a Él se le conoce por medio de la Palabra. Cuando no está en el corazón del hombre, este se hace único juez de sus actos y decisiones. Llega un momento en que vive totalmente ajeno a Dios. Más todavía, Dios no le hace falta para vivir su vida. Así lo oímos en el profeta Isaías, en su alocución sobre Babilonia, que es el símbolo de toda idolatría: «Te sentías segura en tu maldad, te decías: nadie me ve. Tu sabiduría y tu misma ciencia te han desviado. Dijiste en tu corazón: ¡Yo, y nadie más!»(Is 47,10).
Jesucristo es la Palabra hecha carne, y define el sello por el que puede reconocer a sus ovejas, a sus discípulos: «Yo soy el Buen Pastor y conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí. Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen» (Jn 10,14.27).
El anuncio de Jesús es claro, no deja lugar a dudas. 
Él reconoce a sus discípulos por la calidad de su oído, por su insistencia en escuchar su Palabra. Esta es la fuerza enviada por Dios para que el hombre pueda hacer lo que se llama el discipulazgo, es decir, el seguimiento de Jesús, cuyos pasos terminan en el Padre. Es un camino que nadie sino solamente Jesús conoce: «Adonde yo voy, vosotros no podéis venir» (Jn 13,33). Nadie sabe ir, pero Él mismo nos llevará, nos conducirá como Buen Pastor para que donde esté Él, estemos también nosotros (cf Jn 14,3).
Cuando no se da este tipo de relación Palabra-escucha, el hombre, por muy devoto que sea, termina con un corazón vacío, pagano, idólatra como el de Babilonia; termina diciendo «yo y nadie más»; exactamente tal y como dice el necio que encabeza este salmo, que dice en su corazón no hay Dios, y es cierto que no hay Dios para él porque nunca lo ha querido recibir tal y como Jesucristo propone: «Mis ovejas escuchan mi voz». Lo más grave de esta situación, no es solamente que el hombre no conozca a Dios, sino que el mismo Dios tampoco le conoce a él tal y como vemos en la parábola de las diez vírgenes. Sabemos que Jesús habla de cinco vírgenes necias, insensatas, porque su lámpara estaba apagada, vacía de luz. Sabemos que san Juan define a la Palabra con luz (Jn 1,9).
Las vírgenes necias tienen la lámpara apagada, que significa el corazón sin la Palabra, sin luz. Significa el corazón vacío: ¡Yo y nadie más! Por eso, cuando estas quisieron entrar en el banquete de bodas, por más que gritaron ¡Señor, señor, ábrenos! Él le respondió: En verdad os digo que no os conozco (cf Mt 25,11-12).El Hijo de Dios, que es la Palabra hecha carne, nos indica cómo evitar este peligro de tener el corazón necio, de vivir inmersos en la vaciedad e idolatría. Como decíamos antes, por la calidad de nuestro oído: Un oído atento al Dios que habla. Un oído que pone en movimiento a la persona y le hace buscar su tiempo para escuchar a Dios. Un oído que, recogiendo todas las ansias existenciales del hombre, ha comprendido que el Evangelio es su única esperanza. Un oído lleno de sabiduría que percibe y comprende que, escuchar y guardar con amor la Palabra, es la vía por la que Dios habitará en su corazón. 
Escuchemos a Jesús: «Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos morada en él» (Jn 14,23).


MI VIEJO ODRE

Vengo corriendo, descalza, con mi vestido sucio del polvo de los caminos que he tenido que recorrer para llegar hasta la Cruz, y poder darte un beso antes de morir.
Llegué cuando estabas agonizando, en la Cruz, me miraste y me sonreíste, me estabas esperando, al besarte mi ropa se impregnó de tu sangre, sangre que Tú me diste, y me dijiste guarda esta sangre en tu odre hasta que yo te diga lo que tienes que hacer con él.
Jesús, mi odre está viejo y la sangre la puedo perder, cuando lo miro, me doy cuenta que mi odre está recién cosido, no sé quien lo habrá podido hacer.
Estoy un poco aturdida, yo no soy nada y sin embargo Tú te has fijado en mí, para que guarde en mi viejo odre la sangre de las heridas que te hicieron en la Cruz. ¿Ha sido por ir a darte un beso cuando estabas en la Cruz, justo antes de morir?.
La gente cuando se entere y se van a sorprender y se preguntarán, ¿cómo teniendo sitios mejores, Jesús le va a dar su sangre a esa mendiga que ni siquiera tiene un techo para dormir?, pero yo lo tengo bien guardado y cumpliré con lo que Tú me has mandado hacer.
Me hubiera gustado presentarme ante Tí limpia y mejor vestida, pero Tú sabes muy bien que vengo sudorosa de tanto correr, con mi vestido sucio del polvo de los caminos y mis pies descalzos, siempre yendo de un lado a otro, buscando algo para comer. Tú ya  sabes que a mí me ha tocado vivir así.
A pesar de mis dificultades, voy a guardar con todo mi amor este viejo odre, hasta que Tú me digas  que tengo que hacer con él.
Un día cuando iba por un camino me encontré contigo Jesús, yo no te reconocí pero Tú a mí sí, me dijiste que querías que mi viejo odre donde está guardada tu sangre fuera el Sagrario de esa vieja capilla que frecuento yo, y que es donde va a orar la gente que es tan pobre como lo soy yo.
Me hubiera gustado ponerlo en el Altar mayor de alguna catedral, pero Tú elegiste la vieja capilla, allí en su Altar lo voy a poner, así los hombres sabrán que Dios puede estar en cualquier lugar, incluso en mi viejo Odre que ahora es el Sagrario que Tú elegiste para que guardara la sangre de las heridas que te hicieron en la Cruz.
No importa donde el Odre esté, lo importante es que los hombres vayamos a rezar ante el Sagrario, que es el puente entre los hombres y Dios.

Elia
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lunes, 18 de noviembre de 2019

EL GRANO DE MOSTAZA

¿Cuántas veces no nos habremos preguntado cómo será el Cielo? “…El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza, que, siendo la más pequeña de las semillas, cuando crece se hace un árbol donde anidan las aves del cielo...”. Así nos lo dice Mateo (Mt 13, 31-33).
Cuando Jesucristo nos relata en su Evangelio (Mc 4,1-9) la Parábola del Sembrador, nos dice que salió el sembrador a sembrar…Es muy conocida y muy fácil de entender. Y en ella la semilla que va cayendo al borde del camino, entre zarzas, en terreno pedregoso…y en tierra buena, nos está diciendo que esta semilla es su “Palabra”, su Evangelio. Hay una semejanza total entre la semilla y la Palabra.
Y si unimos los dos textos, vemos que el grano de mostaza, en cuanto a  semilla, es la más pequeña de las semillas…es decir: la Palabra que recibimos de Dios, en los comienzos de fe de cada persona, es una semilla pequeña; que se va haciendo grande según avanzamos por su Camino, que es Jesús. Y hay un detalle curioso: una vez formado un árbol grande, es decir, cuando nuestra fe es adulta, anidan en él las aves del cielo. No anidan las aves que andan por la tierra, sino las que ya son “del cielo”.
Y hablando de fe: se presenta un centurión, - pagano -, a Jesús, y le pide la curación de su criado. (Mt 8, 5-13) Jesús le dice: “Yo iré a curarlo”. Pero el centurión no quiere molestarlo, y le dice estas hermosas palabras, que recordamos al ir a comulgar su Cuerpo y su Sangre: “…Señor, yo no soy digno de que entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano…” Jesús, una vez realizado el milagro, dice: “…os aseguro que en Israel no he encontrado una fe tan grande”
El centurión es un hombre pagano, y le llama: Señor. Nombre sólo reservado a Dios.
En la vida pedimos muchas cosas a Dios. Y lo pedimos con urgencia, y queremos verlo ¡ya! Y si no lo vemos inmediatamente, pensamos que Dios no nos escucha…
¡Qué necios somos  a veces! Necios que en el lenguaje de Jesús es “opuesto a la sabiduría”. Lo primero que hemos de pedir es cosas buenas; buenas según el pensamiento de Dios, no siempre son buenas para nosotros. Claro, alguien dirá: ¿y cómo conozco el pensamiento de Dios, para saber si es bueno para Él?
Esta es la pregunta que nos induce el Maligno; normalmente sabemos muy bien si lo que pido se “ajusta” a Dios. Es saber si lo que pido es un capricho, o es algo que sabes positivamente que Dios quiere en orden a tu salvación.
Ya tenemos dos puntos: pedir algo bueno para nosotros, en orden a Dios, y estar seguro de que si es así, Dios lo quiere.
Surge un problema: Dios respeta nuestra libertad. Supongamos que pedimos la fe para un hijo. Es bueno en orden de Dios. Dios lo quiere, pero puede ocurrir que el hijo no tenga el más mínimo deseo de contactar con Dios.
En ese caso, por otro lado muy frecuente, tengamos la fe del centurión: Señor, tú encontrarás el momento para revelarte al hijo como oveja perdida. Te presentarás como a los discípulos de Emaús…cambiarás su corazón. No hace falta que yo lo vea, porque confío en Ti
Dijo Jesús: “…cualquier cosa que pidáis al Padre en mi Nombre, tened la confianza de que ya lo habéis obtenido y yo os lo daré… (Jn 14,13)
(Tomás Cremades) 
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viernes, 15 de noviembre de 2019

Reflexiones al Evangelio del Domingo XXXIII Del T.Ordinario (Lc 21,5-21)

La escucha amorosa del Evangelio abre nuestras entrañas a un amor inmensamente mayor que cura nuestros caprichos y debilidades, al Amor con mayúscula.Hoy Jesús dice a sus discípulos que, al igual que Él, serán odiados y despreciados por el mundo. El motivo es que el mundo cree que Dios usurpa su autonomía. Es un razonar tejas abajo ya que, es justamente la experiencia de ser amados con la ternura propia de Dios, lo que nos hace libres frente al mal que tanto nos limita y empobrece. Jesus ante tanto odio nos dice: ¡Ánimo.. hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados!.. Les está diciendo que Dios está pendiente de ellos. En otra ocasión y sobre el mismo tema proclamó: "¿No se venden unos pajarillos por unos céntimos? (Lc 12;6-7). Pues ni uno solo está olvidado por mi Padre. No temáis, valéis más que esos pajarillos. Bien conocen los discípulos de Jesús la ternura de Dios. La Ternura que brota de su Compasión y la Compasión que brota de su Ternura. Termino con este texto del Salmista: " Grande es tu ternura Señor, con tus palabras dame vida" ( Sl 119,156)
(Antonio Pavía - Misionero Comboniano)
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jueves, 14 de noviembre de 2019

INCLINARME

Inclinarme bajo tu mano poderosa
Aprender a decirte “sí” contra toda esperanza
Renunciar a mi juicio, mi sentido común, mis razones y dejarte a ti hacer
Aceptar la locura de obedecerte más allá de lo razonable y creer en ti, en tu susurro
Caminar por un estrecho lugar y no poder agarrarme
Preguntarme si será verdad, cerrar los ojos y saltar, dejarte a ti hacer
Cederte el paso, confiarte mi vida y mi decisión
Respirar hondo y aguardar
Esperar y confiar ……   y ver que se cumple
Que tu mano firme toca la superficie de mi mar y la calma aplaca la tormenta.

Ya no sopla el viento y despacio, muy despacio, todo ocurre, como tú quieres, como habías prometido
Todo a tu forma, no a la mía
La realidad modelada por tus manos porque no fui yo quien  obró, solamente me incliné bajo tu mano poderosa. 

(Olga) comunidadmariamadreapostoles.com

martes, 12 de noviembre de 2019

La oración más bella

Dijo Jesús a sus discípulos: “Cuando recéis no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros orad así: “Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, venga a nosotros tu Reino, hágase tu Voluntad, así en la tierra como en el Cielo; danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal”. Porque si perdonáis a los hombre sus ofensas, también os perdonará vuestro padre celestial, pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas”. (Mt 6, 7-15)
Podríamos llamar a este Evangelio como: “la Oración más bella salida de los labios de Jesús”. Antes de que Jesucristo enseñase esta oración a sus discípulos, los israelitas fieles a Yahvé rezaban con los libros sagrados del Pentateuco: Génesis, Éxodo, Números, Levítico y Deuteronomio.
Pero los Apóstoles, al ver al Señor rezar a su Padre, le instaron: “…enséñanos a orar” (Lc 11,1-13). Concretamente fue uno de sus discípulos el que le pidió este maravilloso deseo. Y el Evangelio no dice quién fue el discípulo que lo solicitó. Se ha mantenido en el anonimato este discípulo, que ni siquiera sabemos que fuera uno de sus apóstoles. Sería hermoso imaginar que este discípulo anónimo pudiera ser cada uno de nosotros…Y es que esta petición, arranca del corazón humano, al ver cómo rezaba Jesús.
Dicen los Santos Padres de la Iglesia que un cristiano no lo es hasta que no ha visto a otro cristiano. Es decir: Al ver la vida que vive un cristiano en sus múltiples facetas, ese ejemplo arrastra un deseo incontenible que le impulsa a ser también cristiano. Lo cual, dicho sea de paso, nos interpela enormemente.
Pues éste es el caso de ese discípulo. Y Jesús le enseña, curiosamente, con siete “enseñanzas”, que por el número indicado, el siete, ya nos lleva a la plenitud. El siete, como otros muchos números de la Escritura, tiene un significado simbólico, que nos acerca a la revelación. El siete es “la plenitud”. Siete son los sacramentos, siete los dones del Espíritu Santo…siete los días de la Creación, siete pecados capitales…y así podríamos continuar.
Sirva este “entreacto” como un aperitivo que dejamos al lector como parte de la meditación, que debe siempre acompañar a cualquier ocasión que tengamos en donde se hable de Dios y sus enseñanzas.
Estas siete peticiones que elevamos en el Padrenuestro, ya nos indican que la plenitud de nuestra oración está encaminada por ahí.
La oración comienza con la llamada a un interlocutor: el Padre de Jesús. Pero tiene algo esencial: Dice: “Padre nuestro”, no “Padre mío”. Jesús nos está diciendo claramente que el discípulo que invoca a Dios reconoce en Él a su Padre, no solo al Padre de Jesús. Lo que implica que Jesús es nuestro excelso Hermano.
Y nos dice que está en los Cielos. Sabemos que el Cielo no es un lugar físico, sino que es un “estado” del alma donde se encuentra Dios.
El fiel orante pide claramente que sea  su Nombre santificado. El nombre para un israelita no tiene el mismo significado que para nosotros, que procedemos de una cultura greco-romana, y que nos sirve para diferenciar una persona de otra, simplemente. En el pueblo de Israel el nombre representa “la esencia del ser”. Recordemos que Adán “puso el nombre “a todo lo creado”. (Gen 2, 18-20)
Y en la Carta a los Filipenses dice Pablo: “…por eso Dios le concedió el Nombre sobre todo nombre, de modo que al Nombre de Jesús toda rodilla se doble en el Cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre” (Fp 2,6-11)
Así, pues, pedimos al Padre que el Nombre de Jesús, su Esencia de Dios, sea reconocido en todo el Universo, como criterio de salvación y honra y honor a Él.
Que venga su Reino es pedir que Jesucristo,- verdadero Reino de Dios-, venga a nuestros corazones. Y al pedir que se haga su Voluntad en la tierra y en el Cielo, podemos volver la oración por pasiva así: En el Cielo es indudable que se hace la Voluntad  de Dios; entonces podemos decir, sin temor a errar,  que donde se hace la Voluntad de Dios, ahí está el Cielo. Y de aquí deducimos que el Cielo comienza ya desde ahora y continuará después de la muerte.
Pedimos su pan; pero: “…no sólo de pan vive el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios…” (Mt 4,4)
El Padre conoce nuestras necesidades, no nos dejará sin el alimento que no perdura, el pan, pero hemos de pedirle el “Pan de su Palabra” que es su Evangelio, para alimento del alma, que perdura.
Dios es consciente de nuestras debilidades, conoce nuestro barro, por eso dice que pidamos: “…perdona nuestras ofensas…”. Sabe que vamos a pecar, y está dispuesto a perdonarnos si nosotros hacemos lo mismo con nuestros hermanos. Además nos brinda el auxilio para “no caer en el tentación”, librándonos de “ese mal” que es el Maligno Satanás.
Este es el camino de salvación que nos enseña Jesús, Hijo del Padre, nuestro Hermano.

(Por Tomás Cremades) 

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sábado, 9 de noviembre de 2019

Reflexiones sobre el Evangelio del XXXII Domingo T.Ordinario (Lc 20,27-38)

Jesús habla hoy de la Resurrección. Nos preguntamos: ¿Cómo resucitamos?. La respuesta a esta pregunta no nos la puede dar nadie por muy santo que sea, tan solo Dios por medio de las Escrituras, sobretodo por medio del Evangelio de su Hijo. Partimos del texto de su Transfiguración en el monte Tabor de la que Pedro, Santiago y Juan fueron testigos. Jesús no se transfiguró ante ellos algo así como para demostrar unos poderes ocultos, como podría un mago, sino para decirnos a todos cómo resucitamos. Nos dice Mateo que en el Tabor .." Jesús se transfiguró y que su rostro resplandecía como el sol.." (Mt 17,2..).
Es importantísimo acoger en el alma lo que proclamó su Padre desde lo alto en ese momento.." Este es mi Hijo amado..! Escuchadle !.." Les y nos exhorta encarecidamente a que le escuchemos porque Él es la             " Palabra-Luz verdadera que ilumina a todo hombre.." (Jn 1,9).
En la hora de nuestra muerte la Palabra-Luz Verdadera, es decir que no tiene ocaso y que hemos guardado en nuestras entrañas, irrumpe en nuestro ser y lo transfigura. Oigamos lo que dice Pablo a los discípulos de Filipos:    "Jesús transfigurará nuestro cuerpo corruptible y seremos revestidos de un cuerpo glorioso como el suyo".   (Flp 3,20)

(Antonio Pavía- Misionero Comboniano) 
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jueves, 7 de noviembre de 2019

DORMIR CON CRISTO

Haz esta experiencia: toma un crucifijo, colócalo debajo de la almohada, entre la almohada y la funda, y mantenlo así toda la noche. Es como si recostaras tu cabeza en Él.
Te será más fácil rezar, y hablarle, y le sentirás más cerca de ti. La noche se llena de tinieblas y parece que los problemas se agrandan, y cuando amanece, todo parece más fácil. De la mano de Jesús la noche está llena de su Luz.
Como el discípulo amado, Juan, que recostó su cabeza en el pecho del Maestro, y escuchó los latidos de su corazón, y que representa a todo discípulo, podremos recostar nuestra cabeza en la cruz de Jesús.
“…Verán al Señor cara a cara y llevarán su Nombre en la frente
Ya no habrá más noche, ni necesitarán luz de lámpara o del sol
Porque el Señor irradiará su Luz sobre ellos
Y reinaran por los siglos de los siglos…” (Ap 22)


(Tomas Cremades) 

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martes, 5 de noviembre de 2019

TÚ ME CAUTIVASTE

Señor, ¿por qué te quiero tanto?
Dímelo Tú, yo no lo sé.
Tú has ido deslizándote tan suavemente dentro de mi alma, que cuando me he dado cuenta ya me habías cautivado y ahora no te quiero perder.
Yo no te conozco mucho, pero Tú lo sabes todo de mí, pienso que no te merezco, pues no soy constante para poder mantenerme siempre cerca de Tí.
Yo voy de tu mano, Tú no me la quieres soltar, temes que me pueda perder y luego no encuentre el camino para poder volver a Tí.
Yo suelto tu mano, pienso que soy fuerte y no me voy a perder, pero encuanto me quedo sola, ya estoy perdida y no sé volver contigo otra vez.
Me encuentro andando intentando no caer, me tambaleó, voy de un lado para otro, tengo miedo Señor, dame tu mano otra vez.
Tú me la das e intento desesperadamente poderla alcanzar, Tú sigues con ella tendida para que me pueda agarrar, Tú me sujetas, ya vuelvo a estar contigo, ¡que descanso!, ya creía que te iba a perder.
Señor, cuanto amor me das, que paz se respira estando contigo, yo ya no quiero seguir mi camino si Tú no me sujetas bien, pues he pasado mucho miedo pensaba que no iba a poder volverte a ver.
Sabes que estoy muy cansada, con mis problemas, mis inquietudes, mis luchas, solo Tú me puedes ayudar a descargar esta mochila que cada día me va pesando más.
Mis deseos, mis esperanzas, Tú las conoces bien, pero yo cada mañana en mis oraciones te los vuelvo a recordar, podrás pensar que soy egoísta, pero no, Tú nunca piensas mal.
¡Te quiero tanto Señor!, Tú me cautivaste, y ahora soy yo la que estaría perdida sin tenerte dentro de mi alma y de mi corazón.

(Elia) 
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sábado, 2 de noviembre de 2019

Reflexiones sobre el Evangelio Domingo XXXI T.Ordinario Lc 19,1-10)

Jesús está entrando en Jericó, todo el mundo sale de sus casas,  no quieren perderse el espectáculo de ver a ese del que dicen que cura ciegos, sordos, leprosos..etc.
Vivía en esta ciudad un jefe de publicanos,  llamado Zaqueo, que también quiere  ver a Jesús. No le mueve el asistir a un espectáculo, sino algo mucho más serio. Es cierto que ha alcanzado dinero, posición social, cierto nivel cultural..etc, pero es consciente de que como persona está aún sin hacer, así que venciendo todo respeto humano sale a ver si ese tal Jesús llena sus vacíos interiores que tanto le duelen. El problema al salir es que la calle está abarrotada y si quiere persistir en la decisión que ha tomado, dado que es un poco bajito, tendrá que subirse como un chiquillo más a un árbol. Así lo hace y nos imaginamos a Zaqueo maldiciéndose a sí mismo por hacer el ridículo, subido a un árbol, total para nada, pues no cree que Jesús se vaya a fijar en él. Pues sí que se fijó, al llegar junto a él levantó sus ojos y le dijo: "Zaqueo, hospédame en tu casa.." Siempre es así, cuando alguien da un paso para buscar a Jesús, Él ha dado ya muchos más para provocar el Encuentro.

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P. D. Os anunciamos que hay un libro sobre Zaqueo del P. Antonio Pavia publicado por Editorial San Pablo. Se titula "Un publicano llamado Zaqueo". 
Se puede adquirir en cualquier librería religiosa de España y también por internet  en ventas@sanpablo.es

viernes, 1 de noviembre de 2019

EL MAL SE VENCE A BASE DE BIEN


Esta afirmación, en los tiempos que corren, puede carecer de sentido: la venganza está presente en todos los estamentos de la sociedad. Es el “ojo por ojo y el diente por diente” de la Ley. Incluso está reflejado en la Escritura., hasta que vino el Hijo del Hombre, Jesucristo, a poner luz y taquígrafos en la ley.
Las leyes humanas, en un ordenamiento jurídico actual, en la mayoría de los países civilizados de nuestro entorno, aplican con mayor o menor rigor las leyes humanas que permiten sobrevivir, con mayor o menor satisfacción por parte del individuo administrado.
Pero salvando este inicio, el texto quería referirlo a un tema más cercano, más, incluso, familiar, que se propicia por las pequeñas rencillas, que provocan grandes enfrentamientos. Va en aumento la llamada “violencia de género”, sobre todo contra las mujeres, como ser más débil en cuanto fuerza física, aunque también hay casos contra el varón.
No es este texto para buscar las causas que inducen a tan horrible situación, lacra de esta sociedad, que no sabe a dónde va. Nunca tales actuaciones podrán ser admitidas ni consentidas. Me refiero, más bien, a pequeños enfrentamientos “inter pares”, ente “iguales”, o más o menos “iguales”. Las desavenencias conyugales son un ejemplo de ello. Cítese como ejemplo la aspereza de la relación, el desinterés por el otro, el descrédito de actos bien realizados, quitando méritos a cualquier cosa incluso pequeña; el descrédito en público de la mujer al marido, o viceversa, considerando a ésta o a ésta incapaz de determinada situación…Los silencios entre personas que conviven en una casa, padres, hijos…que muchas veces son más elocuentes que las propias palabras…
Pero hay desavenencias entre trabajador y jefe, hay desavenencias incluso en la calle, en el tráfico…Y me pregunto: ¿A dónde va la humanidad? ¿Estamos condenados a esta infelicidad? ¿Es que no se encarga ya la vida misma, con sus propios quehaceres, de hacernos difícil la convivencia, para añadir más leña al fuego?
Existe solución. Y la solución pasa por levantar los ojos a Dios. El mal se vence a base de bien. No responder al mal con el mal; no responder con el:”tú más”, vergonzante de los políticos, de algunos, no de todos.
Esto requiere mucha paciencia, y sobre todo, en primer lugar, “tomar conciencia” primero de la existencia del problema, y poner en práctica el precepto evangélico: No hacer  a otro lo que no quieres que te hagan a ti.
El Evangelio, única forma de conducta fiable, fiable para la Vida que anhelamos, nos pone Luz en nuestras tinieblas, la Luz de Cristo. Nos dice Jesús, en el discurso Evangélico de las Bienaventuranzas: “…Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pues yo os digo: no os resistáis al mal; al que te abofetee la mejilla derecha, ofrécele también la otra; al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica, ofrécele también el manto; y al que te obligue a andar una milla, vete con él dos…” (Mt 5, 38 y ss)

¿Queremos seguir a Jesús? La respuesta está dada.
Si todas las religiones tienen una “semilla de Dios”, la única que mantiene estos preceptos es la de Jesucristo, la religión Católica.

(Tomás Cremades) 

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miércoles, 30 de octubre de 2019

Toque del Alma (bbbx)

Cuando la Sabiduría, que mana del Evangelio de Jesús, nos alcanza, nos nace del alma decir a Dios:¡Cuanto más te leo, más te entiendo y conozco...y más me entiendo y conozco a mí mismo!

                             (P.Antonio Pavía) 

Fiado en el Señor

"Señor, Tú eres mi lámpara 
Tú alumbras mis tinieblas.
Fiado en ti, me meto en la refriega 
Fiado en mi Dios, asalto la muralla".(Sal 18,29-30).

Encontraré esta fe, cuando venga el Señor... esta fe que fiándome de Dios, o sea, poniendo todo en sus manos, hasta mi propia vida, ... asalta esa muralla de envidia.... y de todos los demás pecados que tengo  y todos tenemos .... pues sí se puede. Con la ayuda del Señor, perdonas, no odias, ni quieres mal para nadie...  esta fe de esperar que el Señor te hará justicia según el mundo... y además ves que cada día estás más ajustado al Señor ....esto es una paz muy grande que ningún juez humano puede dar. 

ÉSTE ES NUESTRO DIOS

(Carmen) 
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lunes, 28 de octubre de 2019

QUE NO TE CONFUNDA

Que no te confunda
Que no te diga que Dios no te ama, que no te venza
Que no hallen espacio sus palabras en tu corazón
Que no te engañe, que tu puerta esté cerrada a su mentira y desolación
Que no te convenza de que no merece la pena, que no te embriague su voz

Dios murió por ti en la Cruz para secar su garganta, para aniquilar su voz
Dios nunca se agotará de esperar por ti aunque escuches que tu vida  no vale nada
Dios espera tu llamada, tu grito diciendo “Padre” para olvidar el ayer y celebrar juntos “hoy”

No dejes que te confunda, no le des tu corazón y cada vez que se acerque, ponle enfrente la Palabra de quien le venció en la Cruz.  

(Olga) 
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sábado, 26 de octubre de 2019

Reflexiones sobre el Evangelio Domingo XXX T.Ordinario Lc 18,9-14

Un fariseo y un publicano van al Templo a rezar. El fariseo, como subido a un pedestal, se relame enumerando lo bien que hace sus ayunos, diezmos... es tan ciego que es incapaz de detectar al monstruo que habita en su corazón, que le invita a separar a todo aquel que no es tan bueno como él. De hecho, no reza, sino que, embobado, se hace un panegírico de sí mismo, deleitándose  en su perfección legal. 
Al fondo, está el publicano en actitud orante y parece que esto molesta al fariseo, que se permite decir despectivamente : ¡no soy como ese publicano!... El publicano, pasa del desprecio que acaba de recibir; todo su ser está fijo en Dios a quien, abatido por sus pecados y golpeándose el pecho, le suplica ! ¡Señor ten piedad de mi..! 
Para nuestra sorpresa, Jesús dijo que éste, salió del Templo justificado...y esto es fortísimo porque en la Escritura justificado significa que ha sido declarado inocente. Es cierto que le queda un camino para culminar su conversión, pero Jesús el Buen Pastor ya lo ha acogido como oveja suya. Esto es lo que el Hijo de Dios puede hacer y hace por tí y por mí

(Antonio Pavía-Misionero Comboniano) 
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miércoles, 23 de octubre de 2019

Alma mia

Alma mía 
Dónde vas tan deprisa
dónde vas si aún no ha nacido el sol,
dónde vas si aún pareces dormida, la noche esta cernida y aún… no amaneció.
dónde vas con la llama prendida...
entre la noche escondida, con sigilo, andas descalza en lo oscuro y no ves donde pisas.
dónde vas de puntillas entre sombras, si aún no ha corrido la cortina la luz del nuevo día y la luna esta noche no brilla.
Dónde vas con esa sonrisa, henchida de alegría, rebosando amor.
Voy a esperar impaciente a mi Señor, que pronto llega, vestida estoy de brocados y diamantes engarzados que resplandecen, eclipsando la luz del sol. 
Le aguardare en la puerta, la dejare entre abierta porque quiero ver brillar la luz de su rostro cuando entre por ella y alumbre lo más recóndito y secreto de este su pequeño templo, descansar así en los brazos amorosos de mi Señor.
Desde entrada la noche llevo aguardando, velando su venida con guirnaldas entre mis manos y un frasco de perfume de alabastro… para ungir a mi Señor,
He puesto un candil encendido en el alfeizar de mi ventana por si se pierde y no me encuentra pues anda buscándome desde la eternidad. Yo, no lo sabía…  lo buscaba por todas partes sin encontrarlo …ahora ando añorando que entre por esa puerta, antes de que llegue la aurora y amanezca, para de rodillas postrarme y adorar a mi Señor.

(Loles) 
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martes, 22 de octubre de 2019

LOS SIETE PECADOS CAPITALES DE LA MAGDALENA

Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, proclamando y anunciando la Buena Noticia del Reino de Dios, acompañado por los Doce, y por algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malos y de enfermedades: María llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes; Susana, y otras muchas que les servían con sus bienes. 
(Lc 8, 1-3) 
Siempre que meditamos este Evangelio se nos presenta María llamada Magdalena como una mujer pecadora de la que el Señor Jesús había expulsado siete demonios. Y así fue, tal y como se narra. Y nos asusta, y hasta nos alarma…Estos siete demonios no son ni más ni menos, que los siete pecados que todos, de una forma o de otra,  llevamos o hemos llevado dentro: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza: los siete pecados capitales. Pecados capitales que son llamados así por ser “cabeza” de otros muchos (de caput-capitis= cabeza). 
Por tanto, nada de “demonizar” a la Magdalena …mejor mirarnos adentro y ver que los personajes del Evangelio eran personas como nosotros, que el Señor fue “puliendo” en su alma, fue modelando su “barro”, como probablemente esté realizando con nosotros. 
Si consultamos la Biblia de Jerusalén, en este episodio de “las mujeres que acompañaban a Jesús”, hace una llamada importante: Dice “María llamada Magdalena”; es decir, nacida en un pueblo cercano que se llamaba Magdala. Pero claramente especifica que no era María Magdalena que acompañó en tantas ocasiones al Maestro, incluso al Calvario. NI tampoco era María, la hermana de Lázaro y de Marta. 
Este relato lo sitúa Lucas inmediatamente después del llamado “de la pecadora perdonada”, mujer que, arrepentida de su vida, llora a los pies de Jesús, le lava y rocía con perfume. Esta mujer que tampoco es la que fue sorprendida en fragante adulterio y también es perdonada de la lapidación por Jesús. 
Brevemente quería comentar este episodio, que muchas veces pasa desapercibido, de lavar los pies. Era una costumbre en el pueblo de Israel lavar los pies de los caminantes que, en aras de la hospitalidad, ofrecían este descanso, al tiempo que algún refrigerio para continuar el camino. Era un trabajo encomendado siempre al más pequeño de la familia, no como humillación, sino como acto de humildad. 
También el Divino Maestro lavó los pies de sus discípulos en la “noche santa”, diciendo a los discípulos que ellos hicieran lo mismo unos con otros, colocándose Él, el más Grande, como el más humilde. 
Pero hay una bellísima interpretación en el lavatorio de los pies. Los pies en la Escritura representan el Evangelio, la Buena Nueva de Jesús. Ya se anuncia por el profeta Isaías (Is 52,7): 
¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del Mensajero que anuncia la Paz, que trae Buenas Nuevas, que anuncia la salvación, que dice a Sión: ¡Ya reina tu Dios! 
Este Mensajero es Jesucristo, el que trae la Buena Noticia del Evangelio, el que trae la Paz y la salvación al mundo. 

(Por Tomás Cremades) 
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viernes, 18 de octubre de 2019

Reflexiones al Evangelio del Domingo XXIX Tiempo Ordinario Lc (18,1-8)

Una pobre viuda acude cada día donde un juez, para que le haga justicia, quizás alguien ha usurpado su casa o algo similar.
El juez, bastante déspota, no la hace caso, no quiere perder su tiempo con alguien tan insignificante.
Sin embargo esta mujer no ceja en su empeño de pedir justicia día tras día.
Al final el juez la atiende solo para quitársela de encima. Jesús, terminada esta parábola, hace esta proclamación solemne: ¿Y Dios que es la Bondad Infinita no hará justicia a sus elegidos, es decir a los que emprenden el camino del Discipulado, que llevan sobre sus espaldas el odio del mundo? 
Dice Jesús a los suyos: "Si el mundo os odia, sabeis que me ha odiado a mi antes que a vosotros... porque al elegiros os he sacado del mundo y por eso os odia.." (Jn 15,18-19). 
Nos viene bien este Evangelio hoy que celebramos el Domingo Mundial de las Misiones. Miles y miles de misioneros han plantado sus tiendas en zonas de conflicto en las que pueden ser alcanzados por una bala perdida o pisar una mina y quedarse sin piernas. Sin embargo siguen allí con "su gente", anunciando el Evangelio de la Esperanza, el que les ofrece El Camino, LaVerdad y La Vida. Están con ellos..les sostiene el amor agradecido de "su gente" y sobretodo, el Amor de Dios...y lo más grandioso: Estos dos amores son inseparables. Este Amor incondicional es la mayor Justicia que un hombre puede recibir..Dios les hace "esta Justicia".

(Padre Antonio Pavía-Misionero Comboniano) 
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Pagar al Señor


Dice el Salmo 116, versículo 12:
¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que  me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación invocando su Nombre… 


Por mucho que nosotros queramos, nunca podremos pagar al Señor todo el bien que nos hace. Hay muchos cristianos que consideran que la relación con Dios es un contrato, un convenio, casi como un trueque: …si consigo esto, te pongo una vela; o si me haces este milagro, te rezo no sé qué novena…
No están mal las devociones, siempre que nos lleven a Dios, y no nos aparten de la Verdad, que es Jesucristo y su Evangelio. Pero esa forma de proceder como si se tratara de un pacto: te doy si me das, o al revés, es pagano, no cristiano.
¿Por qué, pues, el salmista entona esta pregunta? El único que es capaz de pagar al Señor en condiciones de igualdad es Jesucristo Nuestro Señor, que intercediendo ante el Padre por nosotros nos libró de la muerte merecida por nuestros pecados y los clavó en la Cruz.
Sabemos que los Salmos se cumplen en Jesucristo y en todo el que busca a Dios. Y es el mismo Jesucristo el que se hace la pregunta ante el Padre. Y Él mismo se la contesta, alzando la copa de la salvación en Nombre de Dios.
Esta copa es la que ofreció a los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan:
¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber? (Mt 20,22). Es el episodio en que la madre de los discípulos pide a Jesús que sus hijos se sienten a ambos lados de él en su Reino.
Naturalmente que los discípulos contestaron que sí; hubieran contestado cualquier cosa con tal de tener poder. Contestaron sin saber lo que decían. Y  Jesús profetiza sobre ellos: “…el cáliz lo beberéis, pero el puesto a mi derecha lo tiene reservado mi Padre…” Es el cáliz de la Pasión, del martirio, que, efectivamente, luego les acompañó.
Jesucristo, en la Cruz, sí bebió el cáliz de la salvación “hasta las heces”, el vino drogado. Jesús dijo:” …tengo sed…” le dieron a beber una esponja con vinagre; era el vino drogado, que Jesús bebió “hasta las heces”. Este vino se lo daban los romanos a los crucificados, como una especie de droga que alargaba sus sufrimientos.
Pero Jesús tenía sed, no de agua, ni de vino, ni de droga o vinagre. Jesús tenía y tiene, sed de ti y de mí. Él ha venido por cada uno de nosotros y por todos. Y nos ha salvado de forma unipersonal a cada uno de nosotros.
Estamos en deuda con Él y lo estaremos siempre por nuestra condición humana. No podremos nunca pagar; pero es que Él ya pagó por nosotros. Por eso, acerquémonos a Él con amor. Amémosle porque él nos amó primero como dice la carta de Juan (1 Jn 4,19)
Alabado sea Jesucristo

(Tomás Cremades) 
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jueves, 17 de octubre de 2019

¿Quien de nosotros..?

¿Quien de nosotros podrá habitar en medio de un fuego devorador ?.
¿Quien de nosotros podrá habitar en medio de brasas eternas? (Isaias 33,13-16) 

¿Quien puede habitar en el fuego de Dios ....en el fuego que no consume ...como la zarza de Moisés?.  Tenía que llegar Jesús ...para que eso se cumpliera ..Él no se consumió... Resucitó ... para que se cumpliera esta profecía.
Isaías nos recuerda también el Salmo que dice: ¿quién puede subir al monte del Señor?. Solo Jesús pudo subir a ese monte ...monte Calvario, nadie más había podido, pero Jesús nos abría la puerta a nosotros. 
Isaías dice que el que cierra sus ojos para no ver la maldad, ese habitará en lo alto... tendrá su Alcázar en un picacho rocoso ... con abasto de pan y provisión de agua.
Así es, está fundado sobre la roca que es el mismo Dios y encontrará pasto en las sagradas escrituras que calmarán su hambre y su sed.
El que es capaz de cerrar sus ojos y ni envidia , ni odia , y sí perdona, ese será feliz. 

ÉSTE ES NUESTRO DIOS
(Carmen) 
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martes, 15 de octubre de 2019

LOS QUE TE PERTENECEMOS

Los que te pertenecemos, vimos un día tu luz y entendimos tu Palabra
Se abrió ante nosotros otro mundo en el mundo donde sólo necesitamos que Tú nos miraras.
Extenuados, casi todos de buscarte y atónitos por haberte encontrado, elegimos pertenecerte y arriesgar todo lo que teníamos, entregártelo.
Contra el instinto de guardar y proteger, sentimos la libertad de poner nuestra vida ante ti, abrir las puertas de nuestra alma y confiarte todo nuestro ser.
Algo nos dijo, en esa luz que nos diste, que tú querías quedarte atrapado en esa debilidad que escondíamos; que necesitabas estar allí en nuestro interior para salvarnos.
Descubrimos entonces lo que se gana cuando ya no se tiene nada que perder y experimentamos la libertad de entregarte aquello que , con tanto afán,  protegíamos
También tú, en ese rayo de luz que nos diste nos mostraste que el camino comienza cuando miramos a nuestro corazón doliente y no nos gusta lo que vemos
Y en esa debilidad, la de cada uno, se produce el encuentro íntimo entre los hombres y Dios ,  se comienza a entender y se accede a un nuevo mundo en el mundo.
Luego vendrán muchos días de oscuridad y de dudas, de fracasos, de tristezas pero ya no volveremos a custodiar el tesoro vacío e inútil de nuestra debilidad, que siendo inútil para mi , se convirtió en tu casa. La casa de mi Señor.

(Olga)
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viernes, 11 de octubre de 2019

Reflexión al Evangelio del Domingo 28 del T.Ordinario Lc 17,11-19

Diez leprosos avistan a Jesús a quien suplican: ¡Señor ten piedad de nosotros! Jesús les dice que vayan a los sacerdotes, que según la ley eran quienes certificaban la curación de un leproso ( Lev 14,1..) La cuestión es que por el camino quedaron curados. Fijémonos en su reacción. Nueve de ellos, al verse curados, no sintieron necesidad de nada más. Uno, sin embargo, se vuelve sobre sus pasos y se dirige hacia Jesús. Este hombre representa a los que saben que necesitan que Dios les limpie por dentro, pues bien conocen sus impurezas internas. Sin duda tiene presentes las exhortaciones de los profetas acerca de la inmundicia-lepra del corazón y desea que Jesús complete su limpieza en él, la exterior y la interior. Va a su encuentro y se postró a sus pies, es decir le adoró.. en ese momento, Jesús cumplió en él su sexta Bienaventuranz: "Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios" (Mt 5,8). He ahí la plenitud de la compasión de Jesús hacia los que a Él se acogen: ¡La limpieza de sus corazones!
(P.Antonio Pavía-Misionero Comboniano)
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miércoles, 9 de octubre de 2019

SALMO 52 - JUICIO DEL PÉRFIDO

TEXTO BÍBLICO

¿Por qué te glorías de la maldad
y te envalentonas contra el fiel?
Estás todo el día planeando tender trampas, tu lengua es navaja afilada, autora de fraudes.
Prefieres el mal, y no el bien,
la mentira, y no la honradez.
Te gustan las palabras corrosivas,
¡lengua embustera
para siempre, te abatirá y te barrerá de tu tienda; arrancará tus raíces
del suelo fértil.
Lo verán los justos y temerán,
y se reirán de él, diciendo:
« ¡mirad al hombre que no hizo de Dios su fortaleza.
Confió en su inmensa riqueza
y se hizo fuerte con sus trampas!».
Pero yo, como olivo verde en la casa de Dios, confío en la misericordia de Dios, por siempre jamás.
Te daré gracias por siempre,
porque has actuado;
proclamaré tu nombre delante de tus fieles, porque es bueno

Reflexión: Dejemos hablar a Dios

El salmista previene a los fieles de un peligro tan real como cotidiano: el de gloriarse, jactarse de hacer el mal. A los hombres que así se glorían y se jactan les da un nombre: autores de fraudes: «¿Por qué te glorías de la maldad, autora de fraudes?».
Vamos deshojando el poema y vemos con asombro cómo el autor señala el instrumento del que se sirven estos «autores de fraudes» para hacer el mal: la lengua. «Estás todo el día planeando tender trampas, tu lengua es navaja afilada, autora de fraudes. Prefieres el mal, y no el bien, la mentira, y no la honradez. Te gustan las palabras corrosivas, ¡lengua embustera!»
El apóstol Santiago, en el contexto del salmo, apunta a la lengua y la define como un auténtico fuego destructor: «La lengua es fuego, es un mundo de iniquidad; la lengua, que es uno de nuestros miembros, contamina todo el cuerpo, y, encendida por el fuego infernal, incendia la rueda de la vida desde sus comienzos»
El apóstol insiste en el poder devastador de la lengua. Como buen pastor, advierte a sus ovejas que ella puede llegar a convertirse en un arma demoníaca para destruir a la comunidad: «Si tenéis en vuestro corazón amarga envidia y espíritu de contienda, no os jactéis ni mintáis contra la verdad. Tal sabiduría no desciende de lo alto, sino que es terrena, natural, demoníaca. Pues donde existen envidias y espíritu de contienda, allí hay desconcierto y toda clase de maldad»
Es cierto que el cristiano está continuamente expuesto al mal que la lengua de sus enemigos proyecta sobre él. Es lo que Jesús llama el odio del mundo, que puede llegar hasta la persecución y la muerte. Tenemos la
tentación de creer que hay que hacer frente a nuestros enemigos con sus mismas armas; es decir, que también nosotros debemos devolver el golpe con nuestra lengua. Si consideramos que es así, entonces este combate es nuestro.
Ya no es el combate de Dios. Si nos arreglamos nosotros solos, Dios, a quien decimos que amamos, es excluido de nuestro combate.
A este respecto nos ilumina mucho el combate entre David y Goliat. A punto de comenzar, Saúl quiso armar a David con las armas normales de la guerra, tal y como Goliat iba también armado: casco de bronce, coraza, espada...
David se negó, pues no podía caminar y emprender el combate con armas tan pesadas, por lo que dijo a Saúl: «No puedo caminar con esto, pues nunca lo he hecho. Entonces se las quitaron» Vemos, pues, a David caminar hacia Goliat con unas simples piedras.
Goliat se mofa de él ridiculizándole públicamente, a lo que David le responde: «Toda esta asamblea sabrá que no por la espada ni por la lanza salva Yahvé, porque de Yahvé es el combate y os entrega en nuestras manos»
Sabemos cómo David arrojó una de sus piedras sobre la frente de este hombre gigante que cayó aparatosamente con toda su armadura y fortaleza. Esta piedra, simboliza la roca que, manando agua, había dado la vida al pueblo de Israel en el desierto. Roca-Yahvé que se hizo carne en Jesucristo. Él nos ha dado el Evangelio como única arma contra el mal.
Jesucristo es el que realmente combate contra el Príncipe del mal. Sabe que este combate es de su Padre, por lo que permanece mudo ante el juicio que le hacen; no utilizó ninguna palabra para defenderse, ni siquiera para explicarse. Sabía que su lengua no era su arma: «Se presentaron dos testigos que dijeron: “Este dijo: yo puedo destruir el Santuario de Dios, y en tres días edificarlo”.
Entonces se levantó el sumo sacerdote y le dijo: “¿No respondes nada? ¿Qué es lo que estos atestiguan contra ti?”. Pero Jesús seguía callado». Sabía que el Padre hablaría por Él. Y habló, gritó sobre su tumba. Su voz resonó sobre toda Jerusalén: ¡Vive!
Ante este grito, la muerte quedó sobrecogida, la lengua asesina de Satanás quedó amordazada... El Hijo se levanta victorioso sobre la tumba y anuncia la paz y la vida eterna a todo hombre que crea en Él.
El apóstol Pablo proclama en su Carta a los filipenses esta obra maravillosa del Padre en favor del Hijo, que se sometió voluntariamente como un esclavo al mal del mundo. Dios Padre le levantó de la humillación, del desprecio y de la muerte, dándole el Nombre que está por encima de todo nombre «Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos y toda lengua confiese que Cristo Jesús es Señor para gloria de Dios Padre»

(P.Antonio Pavía)
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MADRUGAR POR DIOS

Madrugar por Dios: es intrigante esta afirmación. Si vamos al Diccionario de la Real Academia de la Lengua, madrugar es “levantarse al amanecer” o “aparecer muy pronto”; viene del latín: “maturicare”, que, a su vez, viene de “maturare”, que significa “apresurarse”. Dicho esto, nos seguimos preguntando por la inquietante: madrugar por Dios. En la Escritura, madrugar significa: “rechazar las obras de las tinieblas”.
Y en nuestro idioma español, madrugamos cuando nos levantamos temprano. Ahí empieza a clarear el sentido; y la Escritura, como siempre, revela y destella una luz sobre la frase misteriosa:
Dice el Salmo 35:
El malvado escucha en su interior un oráculo de pecado:
“no tengo miedo a  Dios, ni en su presencia”,
Las palabras de su boca son traición y maldad
Acostado medita el crimen…

Y, en esta postura de “estar acostado”, se mantiene mediante piensa en su interior con maldad, viviendo en el mundo de las tinieblas. En la traducción de la Biblia de Jerusalén, el versículo 5 lo traduce como:
“…maquina maldades en su lecho, incapaz de rechazar el mal,
Se obstina en el camino equivocado…”

Que en esencia es lo mismo, pero que nos abre una puerta de luz: De ahí que el “madrugar” nos impulse a levantarnos pronto sin darle cuartel al mundo de las tinieblas. Incluso aparece por ahí la palabra: “levantarnos”, como indicativo de la postura “estar en pie”, como imagen de la postura del Resucitado. Y, madrugando rechazamos las tinieblas de nuestra alma; las tinieblas que aparecen de forma diferente en cada persona, según su psicología, según los acontecimientos de su vida, según los pecados de su alma, según los vicios contraídos…son nuestras propias tinieblas.
Son esas tinieblas las que no nos dejan ver la Luz, que es Jesucristo. Cuando Cristo muere en la Cruz para salvación del mundo, éste se hizo tinieblas. Lo relata Mateo en la “Muerte de Jesús”: “Desde la hora sexta hubo oscuridad sobre toda la tierra, hasta la hora nona, en que Cristo murió” (Mt 27,45)
El Salmo 62 nos recuerda: “Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo…”,
Es decir, en tu Nombre rechazo las tinieblas de mi alma, las que no me dejan verte a Ti, Luz del mundo, Agua que apaga mi sed, que llena mi vida ansiada como tierra reseca sin Ti Por ello, madruguemos por Dios, rechazando todo lo que nos aparte de Él, disipando nuestras maldades, perdonando a nuestros hermanos, y amando a los que no nos quieren. Así es nuestro Dios, así es Jesucristo.

Alabado sea Jesucristo

(Tomás Cremades)
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lunes, 7 de octubre de 2019

LA INJUSTICIA DEL JUICIO

Y tú me hablas de la injusticia del juicio
Me preguntas ¿quién eres tú para juzgar? y tus palabras remueven mis entrañas
Desde el balcón de nuestro reino, desde lo alto, siempre desde arriba, no amamos sino juzgamos.
Adivinamos porqués, intuimos circunstancias, y decidimos que el otro, que nunca vemos como hermano, ha cometido un error, es reo de  sus acciones
El juicio, enraizado en el alma del hombre, mata y siembra mal y muerte
Matamos cuando juzgamos y morimos al amor: al amor al que fuimos convocados por nuestro Señor mientras caminaba por la tierra, al amor que no juzga y se compadece, al amor que entiende y comprende, al amor que se apiada y  desea el bien.
El juicio nace en un lugar de nuestro interior donde reside nuestra propia miseria, nuestra debilidad : el juicio es el fruto siempre de la soberbia, de la rabia, de la envidia, en suma, de todo lo que tantas veces anida en nuestro corazón y lo contamina.
Aspiremos a aprender , a mirar con los ojos de Jesús, a preguntarnos porqué, a esbozar un ¡qué se yo, de la vida de los otros! y a retener nuestra voz cuando desde nuestro corazón brote el juicio , la sentencia.
Juzgar es reflejar en los otros nuestra vida : cuanto más juicio más pobreza
Señor, danos tu verdad y tu amor y enséñanos a arrodillarnos ante ti para que ninguna tentación nos lleve a pensar que somos dignos de esbozar una palabra acusadora contra nuestros hermanos, hechos a tu imagen y como nosotros , hijos de Dios.
(Olga)
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viernes, 4 de octubre de 2019

Reflexiones sobre el Evangelio del Domingo 27 Tiempo ordinario ciclo C  (Lc 17,5-10)

Impactante la petición que los Apóstoles hacen a Jesús : "Señor aumenta nuestra fe"..  Es como un grito del alma que no nos es ajeno y lo sondeamos a la luz de  la exhortación dada por Pablo a los cristianos de Roma: La fe nace de la predicación del Evangelio de Jesus..(Rm 10,17). Sabemos que la fe es don de Dios, pero Él no la concede caprichosamente tocando con una varita mágica a unos sí y a otros no; la fe se busca, como vimos en Pablo en la escucha del Evangelio, penetrando en sus entrañas oyéndololo y leyéndolo con amor pasional, con auténtica hambre y sed como nos dice el Salmista (Sl 63,2)... Más aún, la fe se busca dejando de lado seguridades que frenan nuestros pasos. Fijémonos en María Magdalena. Había oído decir a Jesús que sería condenado, crucificado pero que resucitaría al tercer día (Mc 10,34). Esta mujer guardó éstas palabras en su corazón y muerto Jesús, quiso por sí misma verificar si todo era una ensoñación de un loco o la Gran Verdad que necesitaba para recibir la Vida.. Arriesgándose, se dirige de madrugada, sola, hacia el sepulcro, atravesando las murallas de Jerusalén que servían de guarida a los salteadores de caminos. Su búsqueda, repito asumiendo grandes riesgos, culminó con el encuentro indescriptiblemente gozoso con Jesús Resucitado que la llamó por su nombre (Jn 20,16).
Antonio Pavía-Misionero Comboniano
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Cómo decirte

Cómo decirte, que mi alma te añora.
Cómo decirte, que mi alma te ansía.
Cómo no decirte, que siento la brisa de tu aliento en mi pecho… Sería… como negar mi deseo.
Cómo decirte, que siento a mi alma suspirar en tu silencio, que siento que desea volar a tu encuentro y que, si mil veces me dieras vida, mil veces moriría por sentir este amor que me seduce por dentro.
Cómo no sentirte mi Señor, si cierro mis ojos y ahí estas tu mirándome, con la dulzura de los tuyos tan profundos y eternos. Cómo no sentirte, si elevas al cielo mis ojos, dando alas a mi alma que como un ave se eleva hacia un cielo azul intenso.
Cómo decirte que ese cielo eres Tú.
Como no decirte, mi dulce amor que, mire a donde mire, mi camino… siempre has sido Tú.
Cómo decirte, que las cosas del mundo no me satisfacen, y que cuando surge la fiera, esa que desprecio, me siento indigna de vuestro amor. Prisionera estoy en este cuerpo, prisionera de lo que no deseo…
Te miro y me miras, y tu sonrisa viene a mi encuentro…
¨tranquila ¨, me dices, ¨todo está en calma … ¿no ves la luz del sol como lo sondea todo?
Observa…observa el cielo,
Mira…mira todo lo creado por mí, ¿acaso no lo ves?... todo lo hice para tí… el agua cantarina, el canto de los seres alados, aquellas montañas, las nubes bajo la bóveda del cielo… qué has de temer si estoy a tu lado… si vivo en tí.
(Loles)
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jueves, 3 de octubre de 2019

EL “KAYRÓS” DE FOTINA

“…Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber, tú le habrías pedido a Él, y Él te habría dado Agua Viva…”
Hermosas palabras de la conversación-catequesis de Jesús a la mujer samaritana, que representa a toda la Humanidad sedienta de Dios, pero que no conoce ese “don” maravilloso de la Presencia de Jesucristo-Dios en su vida.
Hemos de decir que Fotina, es, según la tradición, el nombre de esta mujer del Evangelio. Santa Fotina es venerada por la Iglesia ortodoxa, no así por la Iglesia Católica.
La Humanidad se muere de sed. Es cierto, sed de agua para mantener su organismo en funciones…Pero no es de esta agua de la que habla Jesucristo. El texto, un poco largo, no se enuncia aquí, pero se recomienda leerlo en (Jn 4, 1-43).
Demasiado a menudo pasa inadvertido para nosotros el “don de Dios” en nuestra vida.
Cuando las cosas nos van bien, lo atribuimos a nuestro esfuerzo, nuestros conocimientos o, incluso, a nuestra buena suerte. Sin desmerecer a los dos primeros, - la buena o mala suerte no existe, pues todo es Providencia de Dios en nuestra vida-, nunca o casi nuca atendemos a la llamada de Dios en nuestra vida: a su “don”. El Señor lo denuncia, casi diríamos, con desánimo, con pena…
Y ya que la Humanidad no conoce a Dios, Él se acerca a la Humanidad porque, como dice el Salmo 62: “…mi alma tiene sed de Ti, y mi carne tiene ansia de Ti, como tierra reseca, agostada, sin agua…”
Jesucristo, en el Salmo, refleja el ansia y la sed de Él con el Padre. Los Salmos son la oración de Jesús con su Padre, y se cumplen en Él y en todos los que le buscamos, con sed, como esa tierra reseca. Jesús tiene sed de amor de la Humanidad, y por eso pide: ¡Dame de beber!
  No es la primera vez, ni la última en que Jesús se expresa así. Recordemos en el martirio de la Cruz: “…Tengo sed…” (Jn 19, 28). Sed de agua, después de los terribles tormentos, pero, sobre todo, sed de la Humanidad, que no reconoce a Jesús. “…Es un pueblo de corazón extraviado que no reconoce mi camino…” (Sal 94)
“…Tú le habrías pedido a Él, y Él te habría dado Agua Viva…”  si la Samaritana, la Humanidad sedienta que no lo sabe que lo es, le hubiera pedido esa agua, que salta a la vida Eterna.
Nuevamente resuena la profecía del Salmo 81: “… ¡Ojalá me escucharas, Israel!” (Sal 81, 8)
Insiste e insiste Dios (Yahvé) en escuchar: “…Escucha Israel, Yahvé, nuestro Dios, ¡es el único Dios…! (Dt 6,4-10)
Y es, en este episodio, quien lea el final del citado Evangelio, cuando Fotina aprovecha la ocasión que se le presenta de conocer este don de Dios, de Jesús, que le revela que es Él el Mesías, a quien ella había descubierto como un gran profeta. Es la ocasión de “aprovechar” ese momento del paso de Dios por su vida. Es lo que, en griego significa la palabra “Kayrós”
(Tomás Cremades)
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martes, 1 de octubre de 2019

Líbrame del mal

Mis ojos se deshacen en lágrimas, día y noche no cesan (Jr 14, 17-21)
Llego a mi casa , cansada de tanto andar por los caminos buscando serenidad, pero no la encuentro.
Ya según entro por la puerta
me pongo a llorar.
Mi corazón está triste, y no lo puedo evitar, Señor, líbrame del mal.
Mis oraciones de la mañana son llorar y llorar, y por la noche cuando reflexiono sobre mis acciones del día, sigo llorando aún más.
Mis ojos se deshacen en lágrimas día y noche, no paran de llorar y yo no sé que puedo hacer para no derramar ni una lágrima más.
Tengo el corazón vacío y no lo puedo cultivar, mi cultivo es lo oración y el mal me tiene amarrada para que yo no pueda orar.
Señor, no sé si me lo merezco, pero te pido tu misericordia y tu perdón por no poder cultivar esa parcela que tu me diste, que es mi corazón.
Tengo el corazón prisionero, atenazado por el mal, mi corazón ya no puede aguantar y en cualquier momento puede estallar, así se va a hacer pedacitos y no lo volveré a recuperar, pero Señor, tu recoges los trocitos y los guardas en una cajita de cristal, pues si los pierdo nunca  podré volver a estar contigo, ni tanpoco podré amar.
Esto es lo que quiere el mal, que pierda la fé, la esperanza y la paz.
Gracias Señor por estar siempre a mi lado, en los momentos de desesperación.
Llevo un sufrimiento dentro que no me deja respirar, yo soy pecadora y tengo que saber perdonar, pero hay algo que me está quemando por dentro y hasta que no se apague este fuego, no podré descansar.
Señor acógeme en tu seno, para que pueda reposar, pues el fuego que me está abrasando, no lo puedo apagar.
Señor, dejo esta hoguera en tus manos, pues eres el único que la podrá  apagar.
Elia - comunidadmariamadreapostoles.com

lunes, 30 de septiembre de 2019

EL PADRE NUESTRO, enseñanza de Jesús

De sobra conocido el texto del PADRENUESTRO, en Mateo 6: “Cuando recéis no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros orad así: “Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, venga a nosotros tu Reino, hágase tu Voluntad, así en la tierra como en el Cielo; danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal”. Porque si perdonáis a los hombre sus ofensas, también os perdonará vuestro padre celestial, pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre
perdonará vuestras ofensas”. (Mt 6, 7-15)
Podríamos llamar a este Evangelio como: “la Oración más bella salida de los labios de Jesús”. Antes de que Jesucristo enseñase esta oración a sus discípulos, los israelitas fieles a Yahvé rezaban con los libros sagrados del Pentateuco: Génesis, Éxodo,
Números, Levítico y Deuteronomio.
Pero los Apóstoles, al ver al Señor rezar a su Padre, le instaron: “…enséñanos a orar”(Lc 11,1-13). Concretamente fue uno de sus discípulos el que le pidió este maravilloso deseo. Y el Evangelio no dice quién fue el discípulo que lo solicitó. Se ha mantenido en el anonimato este discípulo, que ni siquiera sabemos que fuera uno de sus apóstoles.
Sería hermoso imaginar que este discípulo anónimo pudiera ser cada uno denosotros…Y es que esta petición, arranca del corazón humano, al ver cómo rezaba Jesús.
Dicen los Santos Padres de la Iglesia que un cristiano no lo es hasta que no ha visto a otro cristiano. Es decir: al ver la vida que vive un cristiano en sus múltiples facetas, ese ejemplo arrastra un deseo incontenible que le impulsa a ser también cristiano. Lo cual, dicho sea de paso, nos interpela enormemente.
Pues éste es el caso de ese discípulo. Y Jesús le enseña, curiosamente, con siete
“enseñanzas”, que por el número indicado, el siete, ya nos lleva a la plenitud. El siete, como otros muchos números de la Escritura, tiene un significado simbólico, que nos acerca a la revelación. El siete es “la plenitud”. Siete son los sacramentos, siete los dones del Espíritu Santo…siete los días de la Creación, siete pecados capitales…y así podríamos continuar.
Sirva este “entreacto” como un aperitivo que dejamos al lector como parte de la meditación, que debe siempre acompañar a cualquier ocasión que tengamos en donde se hable de Dios y sus enseñanzas.
Estas siete peticiones que elevamos en el Padrenuestro, ya nos indican que la plenitud
de nuestra oración está encaminada por ahí.
La oración comienza con la llamada a un interlocutor: el Padre de Jesús. Pero tiene algo
esencial: Dice: “Padre nuestro”, no “Padre mío”. Jesús nos está diciendo claramente que el discípulo que invoca a Dios reconoce en Él a su Padre, no solo al Padre de Jesús.
Lo que implica que Jesús es nuestro excelso Hermano
Y nos dice que está en los Cielos. Sabemos que el Cielo no es un lugar físico, sino que es un “estado” del alma donde se encuentra Dios.
El fiel orante pide claramente que sea su Nombre santificado. El nombre para un israelita no tiene el mismo significado que para nosotros, que procedemos de una cultura greco-romana, y que nos sirve para diferenciar una persona de otra, simplemente. En el pueblo de Israel el nombre representa “la esencia del ser”. Recordemos que Adán “puso el nombre “a todo lo creado”. (Gen 2, 18-20)
Y en la Carta a los Filipenses dice Pablo: “…por eso Dios le concedió el Nombre sobre todo nombre, de modo que al Nombre de Jesús toda rodilla se doble en el Cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios
Padre” (Fp 2,6-11)
Así, pues, pedimos al Padre que el Nombre de Jesús, su Esencia de Dios, sea reconocido en todo el Universo, como criterio de salvación y honra y honor a Él.
Que venga su Reino es pedir que Jesucristo,- verdadero Reino de Dios-, venga a nuestros corazones. Y al pedir que se haga su Voluntad en la tierra y en el Cielo, podemos volver la oración por pasiva así: En el Cielo es indudable que se hace la Voluntad de Dios; entonces podemos decir, sin temor a errar, que donde se hace la Voluntad de Dios, ahí está el Cielo. Y de aquí deducimos que el Cielo comienza ya desde ahora y continuará después de la muerte.
Pedimos su pan; pero: “…no sólo de pan vive el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios…” (Mt 4,4)
El Padre conoce nuestras necesidades, no nos dejará sin el alimento que no perdura,
el pan, pero hemos de pedirle el “Pan de su Palabra” que es su Evangelio, para alimento
del alma, que perdura.
Dios es consciente de nuestras debilidades, conoce nuestro barro, por eso dice que pidamos: “…perdona nuestras ofensas…”. Sabe que vamos a pecar, y está dispuesto a perdonarnos si nosotros hacemos lo mismo con nuestros hermanos. Además nos brinda el auxilio para “no caer en el tentación”, librándonos de “ese mal” que es el Maligno Satanás.
Este es el camino de salvación que nos enseña Jesús, Hijo del Padre, nuestro Hermano.
(Tomás Cremades)
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