miércoles, 30 de octubre de 2019

Toque del Alma (bbbx)

Cuando la Sabiduría, que mana del Evangelio de Jesús, nos alcanza, nos nace del alma decir a Dios:¡Cuanto más te leo, más te entiendo y conozco...y más me entiendo y conozco a mí mismo!

                             (P.Antonio Pavía) 

Fiado en el Señor

"Señor, Tú eres mi lámpara 
Tú alumbras mis tinieblas.
Fiado en ti, me meto en la refriega 
Fiado en mi Dios, asalto la muralla".(Sal 18,29-30).

Encontraré esta fe, cuando venga el Señor... esta fe que fiándome de Dios, o sea, poniendo todo en sus manos, hasta mi propia vida, ... asalta esa muralla de envidia.... y de todos los demás pecados que tengo  y todos tenemos .... pues sí se puede. Con la ayuda del Señor, perdonas, no odias, ni quieres mal para nadie...  esta fe de esperar que el Señor te hará justicia según el mundo... y además ves que cada día estás más ajustado al Señor ....esto es una paz muy grande que ningún juez humano puede dar. 

ÉSTE ES NUESTRO DIOS

(Carmen) 
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lunes, 28 de octubre de 2019

QUE NO TE CONFUNDA

Que no te confunda
Que no te diga que Dios no te ama, que no te venza
Que no hallen espacio sus palabras en tu corazón
Que no te engañe, que tu puerta esté cerrada a su mentira y desolación
Que no te convenza de que no merece la pena, que no te embriague su voz

Dios murió por ti en la Cruz para secar su garganta, para aniquilar su voz
Dios nunca se agotará de esperar por ti aunque escuches que tu vida  no vale nada
Dios espera tu llamada, tu grito diciendo “Padre” para olvidar el ayer y celebrar juntos “hoy”

No dejes que te confunda, no le des tu corazón y cada vez que se acerque, ponle enfrente la Palabra de quien le venció en la Cruz.  

(Olga) 
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sábado, 26 de octubre de 2019

Reflexiones sobre el Evangelio Domingo XXX T.Ordinario Lc 18,9-14

Un fariseo y un publicano van al Templo a rezar. El fariseo, como subido a un pedestal, se relame enumerando lo bien que hace sus ayunos, diezmos... es tan ciego que es incapaz de detectar al monstruo que habita en su corazón, que le invita a separar a todo aquel que no es tan bueno como él. De hecho, no reza, sino que, embobado, se hace un panegírico de sí mismo, deleitándose  en su perfección legal. 
Al fondo, está el publicano en actitud orante y parece que esto molesta al fariseo, que se permite decir despectivamente : ¡no soy como ese publicano!... El publicano, pasa del desprecio que acaba de recibir; todo su ser está fijo en Dios a quien, abatido por sus pecados y golpeándose el pecho, le suplica ! ¡Señor ten piedad de mi..! 
Para nuestra sorpresa, Jesús dijo que éste, salió del Templo justificado...y esto es fortísimo porque en la Escritura justificado significa que ha sido declarado inocente. Es cierto que le queda un camino para culminar su conversión, pero Jesús el Buen Pastor ya lo ha acogido como oveja suya. Esto es lo que el Hijo de Dios puede hacer y hace por tí y por mí

(Antonio Pavía-Misionero Comboniano) 
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miércoles, 23 de octubre de 2019

Alma mia

Alma mía 
Dónde vas tan deprisa
dónde vas si aún no ha nacido el sol,
dónde vas si aún pareces dormida, la noche esta cernida y aún… no amaneció.
dónde vas con la llama prendida...
entre la noche escondida, con sigilo, andas descalza en lo oscuro y no ves donde pisas.
dónde vas de puntillas entre sombras, si aún no ha corrido la cortina la luz del nuevo día y la luna esta noche no brilla.
Dónde vas con esa sonrisa, henchida de alegría, rebosando amor.
Voy a esperar impaciente a mi Señor, que pronto llega, vestida estoy de brocados y diamantes engarzados que resplandecen, eclipsando la luz del sol. 
Le aguardare en la puerta, la dejare entre abierta porque quiero ver brillar la luz de su rostro cuando entre por ella y alumbre lo más recóndito y secreto de este su pequeño templo, descansar así en los brazos amorosos de mi Señor.
Desde entrada la noche llevo aguardando, velando su venida con guirnaldas entre mis manos y un frasco de perfume de alabastro… para ungir a mi Señor,
He puesto un candil encendido en el alfeizar de mi ventana por si se pierde y no me encuentra pues anda buscándome desde la eternidad. Yo, no lo sabía…  lo buscaba por todas partes sin encontrarlo …ahora ando añorando que entre por esa puerta, antes de que llegue la aurora y amanezca, para de rodillas postrarme y adorar a mi Señor.

(Loles) 
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martes, 22 de octubre de 2019

LOS SIETE PECADOS CAPITALES DE LA MAGDALENA

Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, proclamando y anunciando la Buena Noticia del Reino de Dios, acompañado por los Doce, y por algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malos y de enfermedades: María llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes; Susana, y otras muchas que les servían con sus bienes. 
(Lc 8, 1-3) 
Siempre que meditamos este Evangelio se nos presenta María llamada Magdalena como una mujer pecadora de la que el Señor Jesús había expulsado siete demonios. Y así fue, tal y como se narra. Y nos asusta, y hasta nos alarma…Estos siete demonios no son ni más ni menos, que los siete pecados que todos, de una forma o de otra,  llevamos o hemos llevado dentro: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza: los siete pecados capitales. Pecados capitales que son llamados así por ser “cabeza” de otros muchos (de caput-capitis= cabeza). 
Por tanto, nada de “demonizar” a la Magdalena …mejor mirarnos adentro y ver que los personajes del Evangelio eran personas como nosotros, que el Señor fue “puliendo” en su alma, fue modelando su “barro”, como probablemente esté realizando con nosotros. 
Si consultamos la Biblia de Jerusalén, en este episodio de “las mujeres que acompañaban a Jesús”, hace una llamada importante: Dice “María llamada Magdalena”; es decir, nacida en un pueblo cercano que se llamaba Magdala. Pero claramente especifica que no era María Magdalena que acompañó en tantas ocasiones al Maestro, incluso al Calvario. NI tampoco era María, la hermana de Lázaro y de Marta. 
Este relato lo sitúa Lucas inmediatamente después del llamado “de la pecadora perdonada”, mujer que, arrepentida de su vida, llora a los pies de Jesús, le lava y rocía con perfume. Esta mujer que tampoco es la que fue sorprendida en fragante adulterio y también es perdonada de la lapidación por Jesús. 
Brevemente quería comentar este episodio, que muchas veces pasa desapercibido, de lavar los pies. Era una costumbre en el pueblo de Israel lavar los pies de los caminantes que, en aras de la hospitalidad, ofrecían este descanso, al tiempo que algún refrigerio para continuar el camino. Era un trabajo encomendado siempre al más pequeño de la familia, no como humillación, sino como acto de humildad. 
También el Divino Maestro lavó los pies de sus discípulos en la “noche santa”, diciendo a los discípulos que ellos hicieran lo mismo unos con otros, colocándose Él, el más Grande, como el más humilde. 
Pero hay una bellísima interpretación en el lavatorio de los pies. Los pies en la Escritura representan el Evangelio, la Buena Nueva de Jesús. Ya se anuncia por el profeta Isaías (Is 52,7): 
¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del Mensajero que anuncia la Paz, que trae Buenas Nuevas, que anuncia la salvación, que dice a Sión: ¡Ya reina tu Dios! 
Este Mensajero es Jesucristo, el que trae la Buena Noticia del Evangelio, el que trae la Paz y la salvación al mundo. 

(Por Tomás Cremades) 
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viernes, 18 de octubre de 2019

Reflexiones al Evangelio del Domingo XXIX Tiempo Ordinario Lc (18,1-8)

Una pobre viuda acude cada día donde un juez, para que le haga justicia, quizás alguien ha usurpado su casa o algo similar.
El juez, bastante déspota, no la hace caso, no quiere perder su tiempo con alguien tan insignificante.
Sin embargo esta mujer no ceja en su empeño de pedir justicia día tras día.
Al final el juez la atiende solo para quitársela de encima. Jesús, terminada esta parábola, hace esta proclamación solemne: ¿Y Dios que es la Bondad Infinita no hará justicia a sus elegidos, es decir a los que emprenden el camino del Discipulado, que llevan sobre sus espaldas el odio del mundo? 
Dice Jesús a los suyos: "Si el mundo os odia, sabeis que me ha odiado a mi antes que a vosotros... porque al elegiros os he sacado del mundo y por eso os odia.." (Jn 15,18-19). 
Nos viene bien este Evangelio hoy que celebramos el Domingo Mundial de las Misiones. Miles y miles de misioneros han plantado sus tiendas en zonas de conflicto en las que pueden ser alcanzados por una bala perdida o pisar una mina y quedarse sin piernas. Sin embargo siguen allí con "su gente", anunciando el Evangelio de la Esperanza, el que les ofrece El Camino, LaVerdad y La Vida. Están con ellos..les sostiene el amor agradecido de "su gente" y sobretodo, el Amor de Dios...y lo más grandioso: Estos dos amores son inseparables. Este Amor incondicional es la mayor Justicia que un hombre puede recibir..Dios les hace "esta Justicia".

(Padre Antonio Pavía-Misionero Comboniano) 
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Pagar al Señor


Dice el Salmo 116, versículo 12:
¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que  me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación invocando su Nombre… 


Por mucho que nosotros queramos, nunca podremos pagar al Señor todo el bien que nos hace. Hay muchos cristianos que consideran que la relación con Dios es un contrato, un convenio, casi como un trueque: …si consigo esto, te pongo una vela; o si me haces este milagro, te rezo no sé qué novena…
No están mal las devociones, siempre que nos lleven a Dios, y no nos aparten de la Verdad, que es Jesucristo y su Evangelio. Pero esa forma de proceder como si se tratara de un pacto: te doy si me das, o al revés, es pagano, no cristiano.
¿Por qué, pues, el salmista entona esta pregunta? El único que es capaz de pagar al Señor en condiciones de igualdad es Jesucristo Nuestro Señor, que intercediendo ante el Padre por nosotros nos libró de la muerte merecida por nuestros pecados y los clavó en la Cruz.
Sabemos que los Salmos se cumplen en Jesucristo y en todo el que busca a Dios. Y es el mismo Jesucristo el que se hace la pregunta ante el Padre. Y Él mismo se la contesta, alzando la copa de la salvación en Nombre de Dios.
Esta copa es la que ofreció a los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan:
¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber? (Mt 20,22). Es el episodio en que la madre de los discípulos pide a Jesús que sus hijos se sienten a ambos lados de él en su Reino.
Naturalmente que los discípulos contestaron que sí; hubieran contestado cualquier cosa con tal de tener poder. Contestaron sin saber lo que decían. Y  Jesús profetiza sobre ellos: “…el cáliz lo beberéis, pero el puesto a mi derecha lo tiene reservado mi Padre…” Es el cáliz de la Pasión, del martirio, que, efectivamente, luego les acompañó.
Jesucristo, en la Cruz, sí bebió el cáliz de la salvación “hasta las heces”, el vino drogado. Jesús dijo:” …tengo sed…” le dieron a beber una esponja con vinagre; era el vino drogado, que Jesús bebió “hasta las heces”. Este vino se lo daban los romanos a los crucificados, como una especie de droga que alargaba sus sufrimientos.
Pero Jesús tenía sed, no de agua, ni de vino, ni de droga o vinagre. Jesús tenía y tiene, sed de ti y de mí. Él ha venido por cada uno de nosotros y por todos. Y nos ha salvado de forma unipersonal a cada uno de nosotros.
Estamos en deuda con Él y lo estaremos siempre por nuestra condición humana. No podremos nunca pagar; pero es que Él ya pagó por nosotros. Por eso, acerquémonos a Él con amor. Amémosle porque él nos amó primero como dice la carta de Juan (1 Jn 4,19)
Alabado sea Jesucristo

(Tomás Cremades) 
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jueves, 17 de octubre de 2019

¿Quien de nosotros..?

¿Quien de nosotros podrá habitar en medio de un fuego devorador ?.
¿Quien de nosotros podrá habitar en medio de brasas eternas? (Isaias 33,13-16) 

¿Quien puede habitar en el fuego de Dios ....en el fuego que no consume ...como la zarza de Moisés?.  Tenía que llegar Jesús ...para que eso se cumpliera ..Él no se consumió... Resucitó ... para que se cumpliera esta profecía.
Isaías nos recuerda también el Salmo que dice: ¿quién puede subir al monte del Señor?. Solo Jesús pudo subir a ese monte ...monte Calvario, nadie más había podido, pero Jesús nos abría la puerta a nosotros. 
Isaías dice que el que cierra sus ojos para no ver la maldad, ese habitará en lo alto... tendrá su Alcázar en un picacho rocoso ... con abasto de pan y provisión de agua.
Así es, está fundado sobre la roca que es el mismo Dios y encontrará pasto en las sagradas escrituras que calmarán su hambre y su sed.
El que es capaz de cerrar sus ojos y ni envidia , ni odia , y sí perdona, ese será feliz. 

ÉSTE ES NUESTRO DIOS
(Carmen) 
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martes, 15 de octubre de 2019

LOS QUE TE PERTENECEMOS

Los que te pertenecemos, vimos un día tu luz y entendimos tu Palabra
Se abrió ante nosotros otro mundo en el mundo donde sólo necesitamos que Tú nos miraras.
Extenuados, casi todos de buscarte y atónitos por haberte encontrado, elegimos pertenecerte y arriesgar todo lo que teníamos, entregártelo.
Contra el instinto de guardar y proteger, sentimos la libertad de poner nuestra vida ante ti, abrir las puertas de nuestra alma y confiarte todo nuestro ser.
Algo nos dijo, en esa luz que nos diste, que tú querías quedarte atrapado en esa debilidad que escondíamos; que necesitabas estar allí en nuestro interior para salvarnos.
Descubrimos entonces lo que se gana cuando ya no se tiene nada que perder y experimentamos la libertad de entregarte aquello que , con tanto afán,  protegíamos
También tú, en ese rayo de luz que nos diste nos mostraste que el camino comienza cuando miramos a nuestro corazón doliente y no nos gusta lo que vemos
Y en esa debilidad, la de cada uno, se produce el encuentro íntimo entre los hombres y Dios ,  se comienza a entender y se accede a un nuevo mundo en el mundo.
Luego vendrán muchos días de oscuridad y de dudas, de fracasos, de tristezas pero ya no volveremos a custodiar el tesoro vacío e inútil de nuestra debilidad, que siendo inútil para mi , se convirtió en tu casa. La casa de mi Señor.

(Olga)
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viernes, 11 de octubre de 2019

Reflexión al Evangelio del Domingo 28 del T.Ordinario Lc 17,11-19

Diez leprosos avistan a Jesús a quien suplican: ¡Señor ten piedad de nosotros! Jesús les dice que vayan a los sacerdotes, que según la ley eran quienes certificaban la curación de un leproso ( Lev 14,1..) La cuestión es que por el camino quedaron curados. Fijémonos en su reacción. Nueve de ellos, al verse curados, no sintieron necesidad de nada más. Uno, sin embargo, se vuelve sobre sus pasos y se dirige hacia Jesús. Este hombre representa a los que saben que necesitan que Dios les limpie por dentro, pues bien conocen sus impurezas internas. Sin duda tiene presentes las exhortaciones de los profetas acerca de la inmundicia-lepra del corazón y desea que Jesús complete su limpieza en él, la exterior y la interior. Va a su encuentro y se postró a sus pies, es decir le adoró.. en ese momento, Jesús cumplió en él su sexta Bienaventuranz: "Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios" (Mt 5,8). He ahí la plenitud de la compasión de Jesús hacia los que a Él se acogen: ¡La limpieza de sus corazones!
(P.Antonio Pavía-Misionero Comboniano)
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miércoles, 9 de octubre de 2019

SALMO 52 - JUICIO DEL PÉRFIDO

TEXTO BÍBLICO

¿Por qué te glorías de la maldad
y te envalentonas contra el fiel?
Estás todo el día planeando tender trampas, tu lengua es navaja afilada, autora de fraudes.
Prefieres el mal, y no el bien,
la mentira, y no la honradez.
Te gustan las palabras corrosivas,
¡lengua embustera
para siempre, te abatirá y te barrerá de tu tienda; arrancará tus raíces
del suelo fértil.
Lo verán los justos y temerán,
y se reirán de él, diciendo:
« ¡mirad al hombre que no hizo de Dios su fortaleza.
Confió en su inmensa riqueza
y se hizo fuerte con sus trampas!».
Pero yo, como olivo verde en la casa de Dios, confío en la misericordia de Dios, por siempre jamás.
Te daré gracias por siempre,
porque has actuado;
proclamaré tu nombre delante de tus fieles, porque es bueno

Reflexión: Dejemos hablar a Dios

El salmista previene a los fieles de un peligro tan real como cotidiano: el de gloriarse, jactarse de hacer el mal. A los hombres que así se glorían y se jactan les da un nombre: autores de fraudes: «¿Por qué te glorías de la maldad, autora de fraudes?».
Vamos deshojando el poema y vemos con asombro cómo el autor señala el instrumento del que se sirven estos «autores de fraudes» para hacer el mal: la lengua. «Estás todo el día planeando tender trampas, tu lengua es navaja afilada, autora de fraudes. Prefieres el mal, y no el bien, la mentira, y no la honradez. Te gustan las palabras corrosivas, ¡lengua embustera!»
El apóstol Santiago, en el contexto del salmo, apunta a la lengua y la define como un auténtico fuego destructor: «La lengua es fuego, es un mundo de iniquidad; la lengua, que es uno de nuestros miembros, contamina todo el cuerpo, y, encendida por el fuego infernal, incendia la rueda de la vida desde sus comienzos»
El apóstol insiste en el poder devastador de la lengua. Como buen pastor, advierte a sus ovejas que ella puede llegar a convertirse en un arma demoníaca para destruir a la comunidad: «Si tenéis en vuestro corazón amarga envidia y espíritu de contienda, no os jactéis ni mintáis contra la verdad. Tal sabiduría no desciende de lo alto, sino que es terrena, natural, demoníaca. Pues donde existen envidias y espíritu de contienda, allí hay desconcierto y toda clase de maldad»
Es cierto que el cristiano está continuamente expuesto al mal que la lengua de sus enemigos proyecta sobre él. Es lo que Jesús llama el odio del mundo, que puede llegar hasta la persecución y la muerte. Tenemos la
tentación de creer que hay que hacer frente a nuestros enemigos con sus mismas armas; es decir, que también nosotros debemos devolver el golpe con nuestra lengua. Si consideramos que es así, entonces este combate es nuestro.
Ya no es el combate de Dios. Si nos arreglamos nosotros solos, Dios, a quien decimos que amamos, es excluido de nuestro combate.
A este respecto nos ilumina mucho el combate entre David y Goliat. A punto de comenzar, Saúl quiso armar a David con las armas normales de la guerra, tal y como Goliat iba también armado: casco de bronce, coraza, espada...
David se negó, pues no podía caminar y emprender el combate con armas tan pesadas, por lo que dijo a Saúl: «No puedo caminar con esto, pues nunca lo he hecho. Entonces se las quitaron» Vemos, pues, a David caminar hacia Goliat con unas simples piedras.
Goliat se mofa de él ridiculizándole públicamente, a lo que David le responde: «Toda esta asamblea sabrá que no por la espada ni por la lanza salva Yahvé, porque de Yahvé es el combate y os entrega en nuestras manos»
Sabemos cómo David arrojó una de sus piedras sobre la frente de este hombre gigante que cayó aparatosamente con toda su armadura y fortaleza. Esta piedra, simboliza la roca que, manando agua, había dado la vida al pueblo de Israel en el desierto. Roca-Yahvé que se hizo carne en Jesucristo. Él nos ha dado el Evangelio como única arma contra el mal.
Jesucristo es el que realmente combate contra el Príncipe del mal. Sabe que este combate es de su Padre, por lo que permanece mudo ante el juicio que le hacen; no utilizó ninguna palabra para defenderse, ni siquiera para explicarse. Sabía que su lengua no era su arma: «Se presentaron dos testigos que dijeron: “Este dijo: yo puedo destruir el Santuario de Dios, y en tres días edificarlo”.
Entonces se levantó el sumo sacerdote y le dijo: “¿No respondes nada? ¿Qué es lo que estos atestiguan contra ti?”. Pero Jesús seguía callado». Sabía que el Padre hablaría por Él. Y habló, gritó sobre su tumba. Su voz resonó sobre toda Jerusalén: ¡Vive!
Ante este grito, la muerte quedó sobrecogida, la lengua asesina de Satanás quedó amordazada... El Hijo se levanta victorioso sobre la tumba y anuncia la paz y la vida eterna a todo hombre que crea en Él.
El apóstol Pablo proclama en su Carta a los filipenses esta obra maravillosa del Padre en favor del Hijo, que se sometió voluntariamente como un esclavo al mal del mundo. Dios Padre le levantó de la humillación, del desprecio y de la muerte, dándole el Nombre que está por encima de todo nombre «Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos y toda lengua confiese que Cristo Jesús es Señor para gloria de Dios Padre»

(P.Antonio Pavía)
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MADRUGAR POR DIOS

Madrugar por Dios: es intrigante esta afirmación. Si vamos al Diccionario de la Real Academia de la Lengua, madrugar es “levantarse al amanecer” o “aparecer muy pronto”; viene del latín: “maturicare”, que, a su vez, viene de “maturare”, que significa “apresurarse”. Dicho esto, nos seguimos preguntando por la inquietante: madrugar por Dios. En la Escritura, madrugar significa: “rechazar las obras de las tinieblas”.
Y en nuestro idioma español, madrugamos cuando nos levantamos temprano. Ahí empieza a clarear el sentido; y la Escritura, como siempre, revela y destella una luz sobre la frase misteriosa:
Dice el Salmo 35:
El malvado escucha en su interior un oráculo de pecado:
“no tengo miedo a  Dios, ni en su presencia”,
Las palabras de su boca son traición y maldad
Acostado medita el crimen…

Y, en esta postura de “estar acostado”, se mantiene mediante piensa en su interior con maldad, viviendo en el mundo de las tinieblas. En la traducción de la Biblia de Jerusalén, el versículo 5 lo traduce como:
“…maquina maldades en su lecho, incapaz de rechazar el mal,
Se obstina en el camino equivocado…”

Que en esencia es lo mismo, pero que nos abre una puerta de luz: De ahí que el “madrugar” nos impulse a levantarnos pronto sin darle cuartel al mundo de las tinieblas. Incluso aparece por ahí la palabra: “levantarnos”, como indicativo de la postura “estar en pie”, como imagen de la postura del Resucitado. Y, madrugando rechazamos las tinieblas de nuestra alma; las tinieblas que aparecen de forma diferente en cada persona, según su psicología, según los acontecimientos de su vida, según los pecados de su alma, según los vicios contraídos…son nuestras propias tinieblas.
Son esas tinieblas las que no nos dejan ver la Luz, que es Jesucristo. Cuando Cristo muere en la Cruz para salvación del mundo, éste se hizo tinieblas. Lo relata Mateo en la “Muerte de Jesús”: “Desde la hora sexta hubo oscuridad sobre toda la tierra, hasta la hora nona, en que Cristo murió” (Mt 27,45)
El Salmo 62 nos recuerda: “Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo…”,
Es decir, en tu Nombre rechazo las tinieblas de mi alma, las que no me dejan verte a Ti, Luz del mundo, Agua que apaga mi sed, que llena mi vida ansiada como tierra reseca sin Ti Por ello, madruguemos por Dios, rechazando todo lo que nos aparte de Él, disipando nuestras maldades, perdonando a nuestros hermanos, y amando a los que no nos quieren. Así es nuestro Dios, así es Jesucristo.

Alabado sea Jesucristo

(Tomás Cremades)
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lunes, 7 de octubre de 2019

LA INJUSTICIA DEL JUICIO

Y tú me hablas de la injusticia del juicio
Me preguntas ¿quién eres tú para juzgar? y tus palabras remueven mis entrañas
Desde el balcón de nuestro reino, desde lo alto, siempre desde arriba, no amamos sino juzgamos.
Adivinamos porqués, intuimos circunstancias, y decidimos que el otro, que nunca vemos como hermano, ha cometido un error, es reo de  sus acciones
El juicio, enraizado en el alma del hombre, mata y siembra mal y muerte
Matamos cuando juzgamos y morimos al amor: al amor al que fuimos convocados por nuestro Señor mientras caminaba por la tierra, al amor que no juzga y se compadece, al amor que entiende y comprende, al amor que se apiada y  desea el bien.
El juicio nace en un lugar de nuestro interior donde reside nuestra propia miseria, nuestra debilidad : el juicio es el fruto siempre de la soberbia, de la rabia, de la envidia, en suma, de todo lo que tantas veces anida en nuestro corazón y lo contamina.
Aspiremos a aprender , a mirar con los ojos de Jesús, a preguntarnos porqué, a esbozar un ¡qué se yo, de la vida de los otros! y a retener nuestra voz cuando desde nuestro corazón brote el juicio , la sentencia.
Juzgar es reflejar en los otros nuestra vida : cuanto más juicio más pobreza
Señor, danos tu verdad y tu amor y enséñanos a arrodillarnos ante ti para que ninguna tentación nos lleve a pensar que somos dignos de esbozar una palabra acusadora contra nuestros hermanos, hechos a tu imagen y como nosotros , hijos de Dios.
(Olga)
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viernes, 4 de octubre de 2019

Reflexiones sobre el Evangelio del Domingo 27 Tiempo ordinario ciclo C  (Lc 17,5-10)

Impactante la petición que los Apóstoles hacen a Jesús : "Señor aumenta nuestra fe"..  Es como un grito del alma que no nos es ajeno y lo sondeamos a la luz de  la exhortación dada por Pablo a los cristianos de Roma: La fe nace de la predicación del Evangelio de Jesus..(Rm 10,17). Sabemos que la fe es don de Dios, pero Él no la concede caprichosamente tocando con una varita mágica a unos sí y a otros no; la fe se busca, como vimos en Pablo en la escucha del Evangelio, penetrando en sus entrañas oyéndololo y leyéndolo con amor pasional, con auténtica hambre y sed como nos dice el Salmista (Sl 63,2)... Más aún, la fe se busca dejando de lado seguridades que frenan nuestros pasos. Fijémonos en María Magdalena. Había oído decir a Jesús que sería condenado, crucificado pero que resucitaría al tercer día (Mc 10,34). Esta mujer guardó éstas palabras en su corazón y muerto Jesús, quiso por sí misma verificar si todo era una ensoñación de un loco o la Gran Verdad que necesitaba para recibir la Vida.. Arriesgándose, se dirige de madrugada, sola, hacia el sepulcro, atravesando las murallas de Jerusalén que servían de guarida a los salteadores de caminos. Su búsqueda, repito asumiendo grandes riesgos, culminó con el encuentro indescriptiblemente gozoso con Jesús Resucitado que la llamó por su nombre (Jn 20,16).
Antonio Pavía-Misionero Comboniano
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Cómo decirte

Cómo decirte, que mi alma te añora.
Cómo decirte, que mi alma te ansía.
Cómo no decirte, que siento la brisa de tu aliento en mi pecho… Sería… como negar mi deseo.
Cómo decirte, que siento a mi alma suspirar en tu silencio, que siento que desea volar a tu encuentro y que, si mil veces me dieras vida, mil veces moriría por sentir este amor que me seduce por dentro.
Cómo no sentirte mi Señor, si cierro mis ojos y ahí estas tu mirándome, con la dulzura de los tuyos tan profundos y eternos. Cómo no sentirte, si elevas al cielo mis ojos, dando alas a mi alma que como un ave se eleva hacia un cielo azul intenso.
Cómo decirte que ese cielo eres Tú.
Como no decirte, mi dulce amor que, mire a donde mire, mi camino… siempre has sido Tú.
Cómo decirte, que las cosas del mundo no me satisfacen, y que cuando surge la fiera, esa que desprecio, me siento indigna de vuestro amor. Prisionera estoy en este cuerpo, prisionera de lo que no deseo…
Te miro y me miras, y tu sonrisa viene a mi encuentro…
¨tranquila ¨, me dices, ¨todo está en calma … ¿no ves la luz del sol como lo sondea todo?
Observa…observa el cielo,
Mira…mira todo lo creado por mí, ¿acaso no lo ves?... todo lo hice para tí… el agua cantarina, el canto de los seres alados, aquellas montañas, las nubes bajo la bóveda del cielo… qué has de temer si estoy a tu lado… si vivo en tí.
(Loles)
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jueves, 3 de octubre de 2019

EL “KAYRÓS” DE FOTINA

“…Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber, tú le habrías pedido a Él, y Él te habría dado Agua Viva…”
Hermosas palabras de la conversación-catequesis de Jesús a la mujer samaritana, que representa a toda la Humanidad sedienta de Dios, pero que no conoce ese “don” maravilloso de la Presencia de Jesucristo-Dios en su vida.
Hemos de decir que Fotina, es, según la tradición, el nombre de esta mujer del Evangelio. Santa Fotina es venerada por la Iglesia ortodoxa, no así por la Iglesia Católica.
La Humanidad se muere de sed. Es cierto, sed de agua para mantener su organismo en funciones…Pero no es de esta agua de la que habla Jesucristo. El texto, un poco largo, no se enuncia aquí, pero se recomienda leerlo en (Jn 4, 1-43).
Demasiado a menudo pasa inadvertido para nosotros el “don de Dios” en nuestra vida.
Cuando las cosas nos van bien, lo atribuimos a nuestro esfuerzo, nuestros conocimientos o, incluso, a nuestra buena suerte. Sin desmerecer a los dos primeros, - la buena o mala suerte no existe, pues todo es Providencia de Dios en nuestra vida-, nunca o casi nuca atendemos a la llamada de Dios en nuestra vida: a su “don”. El Señor lo denuncia, casi diríamos, con desánimo, con pena…
Y ya que la Humanidad no conoce a Dios, Él se acerca a la Humanidad porque, como dice el Salmo 62: “…mi alma tiene sed de Ti, y mi carne tiene ansia de Ti, como tierra reseca, agostada, sin agua…”
Jesucristo, en el Salmo, refleja el ansia y la sed de Él con el Padre. Los Salmos son la oración de Jesús con su Padre, y se cumplen en Él y en todos los que le buscamos, con sed, como esa tierra reseca. Jesús tiene sed de amor de la Humanidad, y por eso pide: ¡Dame de beber!
  No es la primera vez, ni la última en que Jesús se expresa así. Recordemos en el martirio de la Cruz: “…Tengo sed…” (Jn 19, 28). Sed de agua, después de los terribles tormentos, pero, sobre todo, sed de la Humanidad, que no reconoce a Jesús. “…Es un pueblo de corazón extraviado que no reconoce mi camino…” (Sal 94)
“…Tú le habrías pedido a Él, y Él te habría dado Agua Viva…”  si la Samaritana, la Humanidad sedienta que no lo sabe que lo es, le hubiera pedido esa agua, que salta a la vida Eterna.
Nuevamente resuena la profecía del Salmo 81: “… ¡Ojalá me escucharas, Israel!” (Sal 81, 8)
Insiste e insiste Dios (Yahvé) en escuchar: “…Escucha Israel, Yahvé, nuestro Dios, ¡es el único Dios…! (Dt 6,4-10)
Y es, en este episodio, quien lea el final del citado Evangelio, cuando Fotina aprovecha la ocasión que se le presenta de conocer este don de Dios, de Jesús, que le revela que es Él el Mesías, a quien ella había descubierto como un gran profeta. Es la ocasión de “aprovechar” ese momento del paso de Dios por su vida. Es lo que, en griego significa la palabra “Kayrós”
(Tomás Cremades)
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martes, 1 de octubre de 2019

Líbrame del mal

Mis ojos se deshacen en lágrimas, día y noche no cesan (Jr 14, 17-21)
Llego a mi casa , cansada de tanto andar por los caminos buscando serenidad, pero no la encuentro.
Ya según entro por la puerta
me pongo a llorar.
Mi corazón está triste, y no lo puedo evitar, Señor, líbrame del mal.
Mis oraciones de la mañana son llorar y llorar, y por la noche cuando reflexiono sobre mis acciones del día, sigo llorando aún más.
Mis ojos se deshacen en lágrimas día y noche, no paran de llorar y yo no sé que puedo hacer para no derramar ni una lágrima más.
Tengo el corazón vacío y no lo puedo cultivar, mi cultivo es lo oración y el mal me tiene amarrada para que yo no pueda orar.
Señor, no sé si me lo merezco, pero te pido tu misericordia y tu perdón por no poder cultivar esa parcela que tu me diste, que es mi corazón.
Tengo el corazón prisionero, atenazado por el mal, mi corazón ya no puede aguantar y en cualquier momento puede estallar, así se va a hacer pedacitos y no lo volveré a recuperar, pero Señor, tu recoges los trocitos y los guardas en una cajita de cristal, pues si los pierdo nunca  podré volver a estar contigo, ni tanpoco podré amar.
Esto es lo que quiere el mal, que pierda la fé, la esperanza y la paz.
Gracias Señor por estar siempre a mi lado, en los momentos de desesperación.
Llevo un sufrimiento dentro que no me deja respirar, yo soy pecadora y tengo que saber perdonar, pero hay algo que me está quemando por dentro y hasta que no se apague este fuego, no podré descansar.
Señor acógeme en tu seno, para que pueda reposar, pues el fuego que me está abrasando, no lo puedo apagar.
Señor, dejo esta hoguera en tus manos, pues eres el único que la podrá  apagar.
Elia - comunidadmariamadreapostoles.com