Creo que muchos creyentes asocian la llamada de Jesús, su Jesús, solo a tomar la Cruz y seguir sus huellas hasta el Calvario. Por supuesto que esto es esencial al Discipulado, lo dice Él mismo ( Mc 8,35), sin embargo es necesario aclarar que el Calvario no es la meta final, el culmen del ¡Sigueme ! de Jesús, sino el Padre. Nos asomamos al último capítulo, el 21, del Evangelio de Juan y vemos que después de que Jesús reahabilitara a Pedro, confirmando su elección como Roca de su Iglesia, le mira a los ojos y le hace su última invitación: Sígueme (Jn 21,15-19). Con esta invitación le anuncia a él y a todos los que le siguen, que su llamada culmina en el Padre, hacia quién va Jesús después de su resurrección. No perdamos de vista está Buena Noticia; es cierto que Jesús nos llama a seguirle, llevando nuestra Cruz que nos identifica con Él en el Calvario, pero desde el Calvario resuena nuevamente su llamada: ¡Sigueme! al Padre... yo tu Buen Pastor te llevaré a Él, que es tu Padre, también.
P. Antonio Pavia comunidadmariamadreapostoles.com
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