Cuando el discípulo confía plenamente en la veracidad de la Palabra de Dios y ha experimentado “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14,6a), diciendo como Pedro “Tú tienes palabras de vida eterna” (Jn 6,68) Dios, como en la Anunciación, le llama por su nombre y le dice: “no temas… porque has hallado gracia delante de Dios” y ante este Amor el discípulo, al igual que la Virgen María, dirá: “He aquí la esclava/o del Señor; hágase en mí según tu palabra”
“Jesús le dijo: “¡Qué es eso de si puedes! ¡Todo es posible para quien cree!” (Mc 9,23)
(Susana)
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