Jesús pasa junto a Andrés y Pedro que estaban pescando y les dice: Venid conmigo y os haré pescadores de hombres; ellos dejando las redes le siguieron. El verbo empleado, "hacer", es el mismo utilizado en el libro del Génesis en cada creación de Dios; también al crear al hombre:
"Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza" (Gn 1,26). Señalo esto, para que sepamos que cuando Jesús está anunciando a Andrés y a Pedro que les hará pescadores de hombres, les está prometiendo El Discipulado como creación suya por medio de su Evangelio, lleno como está de su Fuerza y Gracia creadora. Llegar a ser pescadores de hombres es decir discípulos de Jesús no es cuestión de marcarse propósitos. Llegan a serlo los humildes de corazón -no de boquilla- en quienes Dios trabaja a gusto con su Fuerza. Oigamos al Apóstol Pablo que, embargado por la emoción, escribe: "Llevamos este tesoro -El Discipulado- en vasijas de barro, para que todos vean que una fuerza tan extraordinaria viene de Dios y no de nosotros" (2 Co 4,7)
(P.Antonio Pavía-Misionero Comboniano)
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