lunes, 19 de diciembre de 2016

AMAR LA EUCARISTÍA.- CONVERSIONES - 6.-MARTHE ROBIN




Muchos son los testimonios que el Señor pone en manos de sus hijos más desfavorecidos, que evidencian la grandeza de Dios presente con presencia real en el sacramento de la Eucaristía.
Si en textos anteriores hemos ido testimoniando el milagro del Señor para cada uno de sus hijos, que posteriormente nos enriquece en la fe, leamos con atención esta increíble historia.
El Papa Francisco, al reconocer sus virtudes, vividas en su enfermedad desde la cama, empuja con fuerza hacia el camino de su beatificación.
Nace la niña Marthe en la localidad francesa de Chateauf-de Galeur, cerca de Lyon el año 1902, cuando sus padres, campesinos en ese lugar, ya tienen cinco hijos. A la edad de 26 años, sufre de una encefalitis que le deja postrada en cama, con parálisis total de su cuerpo, ciega y con imposibilidad de deglutir cualquier tipo de comida o incluso bebida. La medicina de aquellos años se ve incapaz de la curación, y, a instancias del médico, le administran la Unción de los enfermos para prepararla para morir; su enorme piedad le permite estar preparada para entrar en la Vida con el Señor. Esto sucede un miércoles; pero una semana después, continúa viviendo, y así sucesivamente durante 53 años. Es decir, vive de esta forma, sin recibir ningún alimento ni aguaSólo el alimento Eucarístico le mantiene viva.
Su Director espiritual, el padre Finetle traía la sagrada Comunión una vez por semana, y alguna vez observaron que la sagrada Forma “volaba” hacia ella directamente. Incluso un obispo “testificó” que vio cómo se disolvía una vez que pasaba por sus labios. Es entonces cuando entraba en éxtasis y revivía los estigmas de la Pasión de Cristo, quedando como muerta. Solamente cuando su Director espiritual la llamaba a la vida, volvía en sí. Dios le había adornado también con los carismas de “ver”, por así decir, el interior de las almas, y les animaba a cuantos iban a verla, en sus preocupaciones.
Hay un caso similar en la historia de la Iglesia, en ese carisma, que es el del padre Pío de Pietrelcina, que “adivinaba” en las confesiones, los pecados ocultos de los penitentes, y se los “sacaba” afuera para que pudieran ser perdonados.
“El cuerpo y la Sangre de Cristo son mi único alimento sobreabundante”, comentaba. No hay de qué asombrarse.
Son innumerables los testimonios de obispos, cardenales, y personajes de la cultura, que fueron testigos de este prodigio. Destaca la figura del académico Jean Guitton, amigo de PabloVl, a la sazón el único laico que participó en el Concilio Vaticano ll, quien en su libro: “El retrato de Marthe Robin” aporta pruebas fehacientes de la veracidad de estos prodigios, consciente – según comenta él mismo -, de las dudas que se pueden presentar a cualquiera ante tales acontecimientos milagrosos. Otro personaje conocido en el mundo cultural de la época fue el filósofo escritor Marcel Clement, que la entrevistó en varias ocasiones durante elperíodo de la ll guerra mundial, y al que Marthele hizo varias confidencias sobre la guerra, sin haber oído radio, ni prensa ni TV.
Por si fuera poco lo relatado hasta ahora, desde su postración, fundó lo que se conocía como “foyers de Charité”, (hogares de caridad), para ser, en sus propias palabras, “hogares de luz, caridad y amor”. Fue la Santísima Virgen la que dio instrucciones de cómo debían ser estos hogares: dirigidos por un sacerdote –el Padre -, en silencio, sólo con las predicaciones del Padre, llevando una renovación completa de la fe, durante cinco días. En palabras de Marthe, “tres días no convierten un alma”. Todo ello inspirado en los ejercicios de san Luis de Monfort. (Se recomienda leer “el tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen” de san Luis de Monfort). 
Una vez se encontró en su cama una copia de este libro. Marthe comentó que había sido la Virgen la que lo había dejado allí. El historiador Jean Jacques Antier en su libro “el viaje inmóvil” recuerda que desde su cama logró fundar más de 70 “Hogares de Caridad” en los cinco continentes.
Su muerte se produce el 6 de febrero de 1981, y la causa de su beatificación se está estudiando en Roma, por la “Congregación de la causa de los Santos”.
Por último, en el año 1939 comenta: “Señor, me ofrezco, me doy a mí misma a Ti, por todas las almas del mundo, por la santidad de tus amados sacerdotes, especialmente por aquellos cuyos pecados llevo en mi corazón. Que a través de mí, Señor, por mi oración, por mi amor, por mis sufrimientos, por mi inmolación, por toda acción exterior que pueda yo tener, que por mi vida entera, el apostolados de ellos sea más efectivo, más fructífero, más santo, más divino”
Que todo este relato, nos sirva para comprender mejor que:
“…mi Cuerpo es verdadera comida, y mi Sangre es verdadera bebida…” (Jn 6,55)
 
Alabado sea Jesucristo y Adorado sea el Santísimo Sacramento

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