viernes, 29 de junio de 2018

¿QUIEN ERES SEÑOR? (Hch 9,5) MC 5,21-43 para el Domingo XIII del Tiempo Ordinario 1-07-2018


Del Evangelio de hoy entresacamos este punto: Un hombre llamado Jairo ruega insistentemente a Jesús por su hija pues se está muriendo. Al llegar a su casa resulta que ya ha fallecido. Jesús  haciendo caso omiso de la incredulidad de los presentes se acerca a la niña que yace en la cama y le devuelve la vida que había perdido.
El milagro en sí, no debería sorprendernos mucho, es uno más entre tantos. Contiene sin embargo un dato muy significativo para los que intuyen que el Evangelio es el eslabón que les une indisolublemente al Hijo de Dios. Me refiero a las palabras que Jesús dirige a esta niña: "¡Contigo hablo, levántate!". Todos los estudios, lecturas, reflexiones. .etc que se hagan sobre el Evangelio ,no pasa de ser un almacenamiento de ideas e incluso buenas intenciones bastante ineficaces si no hacemos nuestras.. tuyas.. las palabras de Jesús a esta niña muerta.. "¡Contigo hablo, levántate!" Cuando un texto del Evangelio conmociona tu alma con un estremecimiento que ni siquiera eres capaz de expresar, Jesús está repitiendo contigo el milagro con la niña.. es un milagro que no queda ahí para el recuerdo, se repite y cada vez con más fuerza y conmoción a los largo de tu vida. Asi es como Jesús forma, en realidad es una creación, a sus discípulos. Todo el Evangelio es una gratísima y vibrante experiencia del Hijo hablando con nosotros. De ahí nace nuestra conversión a Él y no como compromiso moral sino, como confiesa Pablo, por ser su gran ganancia.( Fil 3,7..).

(Antonio Pavía-misionero comboniano)
comunidadmariamadreapostoles@gmail.com

LOS SIGNOS DE LOS CREYENTES

Estos son los signos que acompañaran a los que crean: en mi Nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos, y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien (Mc 16, 18)

Hemos que pensar que el hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, hecho un ser que se rige por criterios de la razón, sello de la Razón del Creador, necesita para creer, que lo que él lee o recibe es “razonable”. 

Y este texto merece que lo meditemos con más profundidad: Es cierto que existen sacerdotes dedicados a los temas de exorcismo, con el don de Dios de expulsar demonios. Aunque en este tema, como en todos los que se tocan asuntos escatológicos, las dudas de los hombres puedan ser hasta razonables. Los demonios que en nombre de Dios podemos expulsar son los propios demonios que llevamos dentro: la avaricia, la soberbia, la lujuria, la ira, la envidia, la gula y la pereza: los siete pecados capitales. Son los siete demonios que Jesucristo expulsó de María Magdalena, los mismos que podemos tener nosotros.

Hablarán lenguas nuevas: los entendidos en temas demoníacos cuentan que es un síntoma de posesión diabólica el hablar idiomas, sin tan siquiera haber pasado antes por los procedimientos culturales de estudio que son acostumbrados. Otros síntomas es desafiar las leyes de la gravedad, andando por los techos o paredes…

¿A qué se refiere el Señor? Yo creo que no hay nada diabólico en lo que Él nos dice. Cuando uno inicia por su Gracia, un camino de fe, la vida le empieza a cambiar. La fe viene por la predicación del Evangelio – dice san Pablo-; y es en esta escucha atenta, cuando su vida comienza a cambiar. Su lenguaje ya no es el mismo, sus vivencias tampoco…el interés que antes le suscitaban determinados temas, pasan a segundo o tercer plano… o desaparecen…su relación con el dios dinero es diferente, su lenguaje ha cambiado: “Habla una lengua nueva”Es la experiencia de los apóstoles en Pentecostés.

Entonces podrán agarrar serpientes en sus manos; nuestra relación con los afectos que eran antes que Dios, cambia. La serpiente personifica el poder de Satanás,-recordemos cómo engañó a Adán y Eva en el Paraíso-, y ahora podemos relacionarnos con el dinero de forma que ya no domina nuestra vida. Esta serpiente la podemos separar de nuestra vida con nuestras propias manos…

¡Cuántos venenos habremos tragado antes!¡Cuántos sinsabores y sufrimientos en la vida habremos aguantado! ¡Cuánto nos habrán hecho sufrir! Y cuánto habremos hecho sufrir a los demás…Este veneno ya no nos hace daño, porque aprendemos a confiar en el Señor

¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber? Preguntó Jesús a los hijos de Zebedeo, cuando su madre pidió un puesto para ellos en el Reino de Dios. ¡Sí podemos! Respondieron. Sin saber en qué consistía “beber ese cáliz”.

“El cáliz lo beberéis, pero el puesto a mi derecha e izquierda es para quien lo tiene reservado mi Padre”,contestó Jesús. El cáliz de la Pasión que bebió Jesucristo sólo Él lo podía beber…los Apóstoles lo bebieron más tarde con el martirio.

Pues este veneno que nos ofrece la vida a cada paso, el de la incomprensión a causa del Evangelio, el desprecio de los familiares y amigos que no nos comprenden…los sufrimientos y persecuciones por seguir a Cristo, el ser relegado a un segundo tercer lugar en el trabajo, porque “apestas” o “hueles a incienso”…Este veneno sufrido por amor a Jesús lo podemos beber y ya no nos hace daño:“Bienaventurados vosotros cuando os persigan, y calumnien y digan mentiras contra vosotros por causa del evangelio: estad alegres, porque vuestra recompensa será grande en el Reino de los Cielos…” (Mt 5)

Es más: al imponer las manos, -epíclesis, que significa invocación al Espíritu Santo-, veremos la expresión del enfermo: su cara se iluminará de paz.


(Tomás Cremades)

 

jueves, 28 de junio de 2018

Poemas II.-LOS PUENTES


Abro el libro y sales a mi encuentro con Palabras que son puentes que tú construyes entre tú y yo

Cada uno de ellos, un puente distinto que me lleva de ti a mí. De mi a tu eternidad

Cada palabra es un puente que, una vez cruzado, abre mi vida al otro lado, donde estás Tú.

Allí se despliega un paisaje nuevo, brillantes, insólito, cálido.

Un lugar que rompe las barreras de mi mundo limitado por los sentidos y, donde mi alma encuentra su hogar.

Ahora vuelvo desde esos puentes, tus palabras, a mi mundo, al de aquí.

Lo recuerdo y espero de nuevo el momento en que Tú me invites de nuevo a cruzar otro puente hasta allí.

Intuyo que así, Tú me enseñas en esos encuentros, cómo es la Vida Eterna.


(Olga Alonso)

domingo, 24 de junio de 2018

Poemas II.- LA VERDAD

Cuántas veces te habré preguntado por tu Verdad y me he dado la vuelta, antes de recibir respuesta.

Cuántas veces he intuido tu contestación, sin siquiera llegar a escucharte, girando mi rostro hacia otra parte y colocando mi mirada en sentido opuesto a ti.

Cuántas veces he sabido que sólo tus palabras y tu mirada serían una revolución para mi vida, para mis “vidas pequeñas” que viven sin ti.

Cuántas veces no escucharte y cuántas veces tu insistencia, tu paciencia, tu mirada, tu regreso.

Cuántas veces yo, desolada y tú, respondiendo, dispuesto a aceptar una y mil huidas, una y mil cegueras.

Y saber que vuelves, supera todas mis resistencias, acaba con mis defensas…por eso te pido que no te canses, que insistas, que quizás, la próxima o la siguiente, cuando Tú quieras , me quedaré frente  a ti y aguardaré tu respuesta, tu Verdad.

(Olga Alonso)

sábado, 23 de junio de 2018

¿QUIEN ERES SEÑOR? (Hch 9,5) Lc 1,57-66.80 para el Evangelio del XII Domingo del Tiempo Ordinario 24-06-2018


Hoy celebramos el nacimiento de San Juan Bautista. Precursor de Jesúcristo. Su figura ilumina profundamente a cuántos pretendemos ser discípulos del Señor. Nos fijamos en un dato que revela la insondable riqueza y grandeza de alma de Juan. Al iniciar Jesús su misión algunos discípulos de Juan le preguntan a quien tienen que seguir, a él o a Jesús .Nos parece intuir en esta pregunta un resabio de celo y envidia que se da con cierta frecuencia con ciertos miembros de movimientos e instituciones religiosas, para quienes sus fundadores lo son todo cuando éstos ,y bien que lo supieron, son simples mediadores que abrieron caminos para que los hombres encontraran a Dios. Ante posturas un poco neuróticas, Juan se eleva anunciando que solo Jesús es El Maestro,  solo Él es Camino, Verdad y Vida. La respuesta que da a los que le interpelaron  le hace huir de toda ambición, celos y envidias que intuyó se estaban adueñando de sus corazones:   "...El amigo del Esposo... se alegra mucho con la Voz del Esposo. Esta es mi alegría que ha llegado a su Plenitud.." (Jn 3,29). He ahí el Secreto: saber oír la Voz.

(Antonio Pavía-misionero comboniano)
comunidadmariamadreapostoles.com

viernes, 22 de junio de 2018

Salmo 18(17).- Te Deum real


TEXTO BÍBLICO
(Del maestro de coro. De David, siervo De Dios.)

Él dirigió al Señor las palabras de este cántico, cuando el Señor lo liberó de todos sus enemigos de la mano de Saúl.
dijo:¡Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza!
¡Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador; Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío, mi fuerza salvadora, mi baluarte!
¡Alabado sea Dios! iInvoqué al Señor y me salvó de mis enemigos!
Me envolvían olas mortales, torrentes destructores me aterraban, me cercaban los lazos de la muerte, se abrían ante mí trampas mortales.
En mi angustia invoqué al Señor, dirigí a Dios mis gritos. Desde su templo Él escuchó mi voz y mi grito llegó a sus oídos. Entonces se estremeció y tembló la tierra, vacilaron los cimientos de los montes, sacudidos por su cólera.
De sus narices se alzó una humareda, y de su boca un fuego voraz: de ellas salían carbones encendidos. Inclinó el cielo y bajó, con nubes oscuras bajo sus pies; montó un querubín y emprendió el vuelo, planeando sobre las alas del viento. De las tinieblas hizo su manto, aguas oscuras y espesos nubarrones rodeaban como una tienda.
Al fulgor de su presencia, las nubes se deshicieron en granizo y centellas.
El Señor tronó desde el cielo, el Altísimo hizo oír su voz; disparó sus flechas y los dispersó, y los expulsó lanzando sus rayos.
Apareció el fondo de los mares, y se vieron los cimientos del orbe, a causa, Señor, de tu estruendo y del viento que resoplaban tus narices.
Desde lo alto alargó la mano y me agarró, me sacó de las aguas caudalosas. Me libró de un enemigo poderoso, de adversarios más fuertes que yo.
Me asaltaron en el día de mi derrota, pero el Señor fue mi apoyo. Me sacó a un lugar espacioso, me libró porque me amaba.
El Señor me pagó según mi justicia,
me retribuyó conforme a la pureza de mis manos, porque he seguido los caminos del Señor y no me he rebelado contra mi Dios. Tengo presentes todos sus mandamientos, nunca me he apartado de sus preceptos; para con Él he sido irreprochable y me he guardado de la injusticia.
El Señor retribuyó mi justicia, la pureza de mis manos en su presencia.
Con el fiel tú eres fiel, con el íntegro tú eres íntegro, con el sincero eres sincero, pero con el perverso tú eres astuto.
Tú salvas al pueblo humilde y humillas los ojos altaneros.
Señor, tú eres mi lámpara, Dios mío, tú alumbras mis tinieblas. Pues contigo corro a la lucha, con mi Dios asalto la muralla.
El camino de Dios es perfecto, la palabra del Señor se cumple siempre. Él es escudo para los que a Él se acogen.
¿Quién es Dios fuera del Señor ¿Qué roca hay fuera de nuestro Dios?
El Dios que me ciñe de poder y hace perfecto mi camino, que asemeja mis pies a los del ciervo y me mantiene firme en las alturas.
Adiestra mis manos para la guerra, y mis brazos para tensar arcos de bronce.
Tú me diste tu escudo salvador, tu diestra me sostuvo ,y multiplicaste tus cuidados conmigo.
Ensanchaste el camino ante mis pasos, y no flaquearon mis tobillos. Perseguí hasta alcanzar a mis enemigos, y no me volví hasta acabar con ellos. Los derroté y no pudieron levantarse; cayeron bajo mis pies.
Me ceñiste de fortaleza para el combate, doblegaste ante mí a mis agresores.
Me mostraste la espalda de mis enemigos y exterminé a mis adversarios.
Gritaban, pero nadie vino a socorrerlos. Gritaban al Señor, pero no les respondía.
Los deshice como polvo que arrebata el viento, los aplasté como el barro del camino.
Me libraste de las contiendas de mi pueblo, me pusiste a la cabeza de naciones; un pueblo desconocido se convirtió en mi vasallo.
Los extranjeros se me sometían, me prestaban oídos y me obedecían. Los extranjeros palidecían, y salían temblando de sus fortalezas.
¡Viva el Señor! ¡Bendita sea mi roca! Sea ensalzado mi Dios y Salvador, el Dios que me concedió venganza y me sometió los pueblos; que me libró de enemigos furiosos, me exaltó sobre mis agresores y me salvó del hombre cruel.
Por eso, Señor, te alabo entre las naciones y toco en honor de tu nombre: «Él da grandes victorias a su rey,
y tiene misericordia de su ungido, de David y de su descendencia por siempre». 

REFLEXIONES DEL PADRE ANTONIO PAVÍA:  LA FUERZA DE DIOS

Este hombre hace resonar desde lo más profundo de su alma, una alabanza exultante a Yavé porque, ha visto la muerte cerniéndose sobre él, y ha sido liberado por la intervención de Dios; porque ante un peligro inminente de violencia sobre su vida, no ha manchado sus manos de sangre, es decir, no ha tenido que utilizar su violencia; ha vencido con la misma fuerza de Dios.
Esto nos lleva a recordar las palabras de Jesús en el Sermón de la Montaña: «Habéis oído que se dijo: “Ojo por ojo y diente por diente”. Pues yo os digo: “No resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee la mejilla derecha, ofrécele también la otra…”» (Mt 5,38-42).
Jesucristo vence al mal, no con las mismas armas del mal sino con la fuerza de Dios 
y nos hace partícipes de esta victoria a todos los creyentes.
Miremos a Jesucristo que entra en la Pasión «sin devolver mal por mal», al contrario, salen de su boca palabras de perdón: «Padre, perdónales porque no saben lo que hacen» (Lc 23,34).
Padre, perdónales, siempre te han manipulado y por eso están ciegos, solamente han tenido ojos para ver su propia gloria.
Padre, las fuerzas de los hombres se abaten contra mí, por eso me apropio de la oración que inspiraste al salmista y te grito ¡tú eres mi fuerza…! «En tus manos encomiendo mi espíritu» (Lc 23,45). No hay fuerza ni violencia en el Príncipe de este mundo para abatir mi espíritu.
¿Y el hombre? ¿Puede el hombre por sus propios cumplimientos traspasar la ley del talión? Evidentemente, no. El pecado original la ha impreso en nuestras entrañas, podríamos decir que incluso la llevamos genéticamente. Con su muerte, Jesucristo aplastó la ley del talión, que es la causa de todas las discordias, crímenes, injusticias, miserias y guerras de la humanidad y, por supuesto, está también en la raíz de todos los desórdenes internos de cada hombre.
Jesucristo muere victorioso y ofrece gratuitamente esta victoria a todos los hombres. Es la gracia de las gracias, que nos hace morir genéticamente a la ley del talión y nos concede la nueva naturaleza de hijos de Dios. No es un perfeccionismo moral, ya que nunca, ni la más alta y encumbrada conquista moral, ha podido ni podrá jamás aplastar nuestra genética de la ley del talión.
Es el Evangelio, la Palabra de vida otorgada por la sangre del Cordero inocente, la única posibilidad de anular el veneno de esta ley de muerte. En Jesucristo, el hombre, revestido de la misma fuerza con que Él entró en la Pasión, vence el mal con el bien, el bien que es el arma de Dios.


jueves, 21 de junio de 2018

Perdón y Renovación



"Devuélveme el gozo y la alegría. Que se alegren los huesos quebrantados.  Aparta de mi pecado tu vista. Borra en mi toda culpa." Sl 51(50)


Esto se siente cuando te acercas al sacramento de la confesión y parece que te quitan de encima un gran peso, te sientes libre ,feliz ,... Esto me imagino que sintió Zaqueo cuando el Señor le miró; qué tendría aquella mirada que cambió toda su vida,y qué felicidad sentirse perdonado .... Tenemos que pedir al Señor como dice el mismo Salmo: ¡Oh Dios crea en mi un corazón puro, Renuévame por dentro con espíritu firme.!

Ya sé yo que sin Tí no puedo hacer nada ... Pero tengo fe que lo que empezaste en mí lo terminarás... Tú lo prometiste, y eres de fiar  


ÉSTE ES NUESTRO DIOS


(Carmen Pérez)


miércoles, 20 de junio de 2018

POR LA MUJER, REENCONTRAMOS EL CAMINO

​​

La sensibilidad femenina, el sacrificio permanente (en silencio muchas veces) de la mujer, el amor que muestra, la novedad del encuentro facilitado por ella, su contagiosa alegría, por su maternidad única e imprescindible, por la creatividad renovadora que imprime, cuando interviene en altas funciones…., todo, todo, se hace nuevo o se revitalice desde la mujer. Por ello entiendo (y comparten muchas /os) será la mujer y por ella se facilite la llave o clave que esperamos para encontrar y volver al camino seguro, donde transitar hacia el equilibrio renovador que nuestro mundo ansia, espera…, esperamos. A fin de entraren la “Cultura Nivelada” o la “Cultura del encuentro”como reclama el Papa Francisco. Mundo globalizado que en la actualidad se halla un tanto desnortado, desorientado, confundido y sumamente convulso. Que no logra alcanzar la paz, ni encuentra el equilibrio obligado de empleo y trabajo en sus “cinco continentes”. De ahí que gran parte de sus habitantes mantengan un éxodo existencial aterrador, que nos interpela. 

No hay que olvidar que fue por una mujer hebrea, joven y virgen llamada María y  por su “SI”, nos llegó la Salvación. Quedando esta liberadora salvación de la persona y del mundo, vinculada al papel muy decisivo de la mujer. El mismo Jesús, el Hijo de Dios nuestro Señor,engendrado en su vientre virginal en su periplo salvador ya cuenta en su grupo de discípulos, con las mujeres y las mantiene en su compañía. Devolviendo y rescatando el protagonismo femenino que tuvieron en la Historia de Israel. Durante mucho tiempo, nuestra cultura y lectura Bíblica, no ha dejado ver y menos nacer a lo femenino,arrojando al “rio del olvido” su protagonismo y a la intrascendencia de lo no-significativo. Debemos pues hacer memoria de estos nombres de mujeres y detenernos en los textos Sagrados por el decisivo protagonismo que tuvieron  en favor de su pueblo…, tales como: Sara, Agar,Rebeca, Raquel, LiaDina, TamarSéforaRahat, Jael,Rut, Noemi, BetsabéMicol, Abigail, Hulda, Juana, Susana, Lidia, Damaris, Priscila, Febe….
Demos gracias a Dios y a su Espíritu, que nos mueve y nos centra a considerar e incorporar el papel decisivo que tiene reservado a la mujer, dentro de su progresivo Plan divino Salvador. Sabiendo de su responsables servicios a la que son llamadasdefinidos por y a través del Amor de Dios, reflejado en ellas, permitiendo y  defendiendo la Vida. Ya que por medio de ellas está nuestra supervivencia generacional. Pues el varón verdaderamente no es igual, aunque así se anuncie, él… ¡no puede traer al mundo una nueva criatura!

(Manuel Armenteros) 

martes, 19 de junio de 2018

¿Tenemos tiempo para Dios?



Lo que sí está claro es que tenemos mucho tiempo para nosotros. Otra cosa es que lo aprovechemos convenientemente. Lo aprovechamos convenientemente, porque lo utilizamos como nos conviene; o mejor: como creemos que nos conviene. 
Desde la mañana a la noche, nuestro reloj, el biológico y el de pulsera, nos van marcando el paso. El biológico nos dice cuándo desayunar, cuándo almorzar, cuánto ha de durar la siesta, si es que podemos disfrutar de ese instante maravilloso, invento español…Y el de pulsera nos marca el ritmo de la actividad particular de cada uno según su profesión, actividad, situación familiar, etc.
Y todo esto es correcto y es bueno. Alimentamos nuestro cuerpo, y alimentamos nuestro intelecto. Pero: ¿alimentamos el alma? O ¿Es que el alma no necesita alimento? 
Vayamos por partes: hay quien piensa que no tiene alma. Con lo cual no es preciso alimentarla. Hay quien piensa que el alma es un “principio activo” como el de los animales, que muere con la muerte de la persona. Este es un “animal” más evolucionado, pero animal.
Al fin hay quien piensa que tiene un “soplo de Dios”, que se produce en el mismo instante en que somos concebidos: somos los cristianos. Y que ese alma no muere, sino que resucitará el último día, viviendo en la Presencia del Señor, hasta que ese último día resucite “la persona”, alma y cuerpo.
No todo el mundo alimenta su alma con Dios. Hay muchas personas que carecen de ese conocimiento – culpable o no -, de Dios. En ese campo no me puedo meter. 
En la sociedad actual se prescinde de Dios. Y está muy bien visto que así sea. De hecho, ya hace tiempo se “desconectó” la unión de Iglesia-Estado. A lo mejor era mejor…perdón, quería decir “a lo peor”.
Nuestros “ejemplares” políticos, alardean de “prometer” la Norma Fundamental de conducta, la Constitución, en ausencia de cualquier símbolo religioso: ni Cruz, ni Biblia. Está muy bien visto y nadie protesta, es un “valor añadido”, como el I.V.A.
Los cristianos no debemos juzgar a las personas: no nos toca, pues el Único Juez Supremo es Jesucristo, elegido así por el Padre. Podremos juzgar el hecho, el uso, la costumbre, que, en este caso son argumentos pésimos. Ya algún político, incluso unoque se denominaba agnóstico, declaraba que tener un crucifijo en la mesa del despacho, era un “símbolo de paz”, o que, la imagen de alguien que dio su vida por los demás no hacía daño a nadie. Hablo del profesor Enrique Tierno Galván.
Pues dicho todo esto, la pregunta está en el aire: ¿tengo yo tiempo para Dios? Cuando alguien dice: …es que no tengo tiempo, - para cualquier actividad-, está queriendo decir que: no se organiza bien su tiempo. Y esto ocurre porque el Maligno, cuando percibe que alguien puede estar en disposición de encontrarse con Dios, le apremia diciéndole que: estás cansado, mañana tienes que madrugar, ya lo harás otro día, lo importante es amar…y muchas cosas más. No te dice que no lo hagas, ¡NO! que lo hagas en otro momento, o mañana…Y lo peor es que es verdad que estamos cansados, y que hay que madrugar…
Entonces ¿cómo encuentro este tiempo para Dios? No hay recetas; cada uno debe encontrarlo por sus medios, Se puede empezar abriendo el corazón a Dios en oración humilde y decirle lo que te pasa: que no entiendes a tu cónyuge, que no aguantas el peso de la casa y de los niños, que te abruma el trabajo, que no te sientes realizado, que sufres la incomprensión de los demás… ¿sigo contando penurias?
La respuesta, SIEMPRE, está en el Evangelio, la Palabra del Padre revelada por Jesús: “…Venid a Mi los que estáis cansados y agobiados, que Yo os aliviaré; tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de Mi, que soy manos y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera…” (Mt 11, 28-30)
Y Jesús habla de yugo, no de “carga”; porque el yugo lo llevan entre dos, los animales, y, este yugo de la vida, lo lleva Él con nosotros. ¡Así sí que es suave y ligera la carga!
En estas condiciones, Jesús nos ira indicando el modo y la forma de encontrarnos con Él. Al ir a la compra, las amas de casa, podrán pasar unos minutos por la iglesia más cercana, y encontrarse con Él. Los que van a la oficina, por la tarde al salir, podrán encontrar esos cinco minutos para hablar de los problemas del día. En familia, en el hogar, podremos preguntar a los hijos: ¿Habéis alimentado hoy el alma? Haced la prueba, es de gran impacto, y bastará una oración. 
Y así, poco a poco, como “el viento suave de Elías”, en donde el profeta encontró a Yahvé, encontraremos ese “tiempo para Dios”.   
Recomendación: 
leed el libro: Tiempo para Dios, de Jacques Philippe, Ed. Patmos

(Tomás Cremades)

viernes, 15 de junio de 2018

¿QUIEN ERES SEÑOR? (Hch 9,5) (Mc 4,26-34) XI Domingo del Tiempo Ordinario 17-6-2018


Jesús compara el Reino de Dios a la semilla que un labrador siembra en la tierra. La semilla como sabemos simboliza la Palabra De Dios (Lc 8,11). Conforme crece en nosotros, crece nuestra pertenencia a Dios. Crecemos gracias a la Fuerza y Vitalidad de la Palabra y esto es lo que marca su diferencia abismal con la ley; ésta te dice lo que es moralmente bueno pero te deja indefenso ante su cumplimiento. La Palabra, que insisto, es portadora de la Fuerza De Dios, lleva a cabo en quien a ella se abraza, el mayor de los milagros: El Discipulado. No quiere decir esto que quien acoge el Evangelio de Jesús crezca "pasivamente" como discípulo. Debe de velar solícitamente por su corazón como tierra que acoje el Evangelio, y limpiarlo de abrojos, piedras, parásitos,.. que podrían dejar sin fruto la semilla. Dios es libertad, y el Evangelio de su Hijo es la expresión máxima de ella. El llamado al discipulado debe de echar mano de su libertad interior a fin de que los depredadores de la semilla que ya hemos señalado, no terminen por sofocarla como dice Jesús en este pasaje ( Lc 8,13-14).

(Antonio Pavía-Misionero comboniano)
comunidadmariamadreapostoles.com

miércoles, 13 de junio de 2018

Como un niño


"Señor, mi corazón no es ambicioso,
Ni mis ojos altaneros; 
No pretendo grandezas
que superan mi capacidad;   
Sino que acallo  y modero mis deseos como un niño en brazos de su madre"(Salmo 131).

Me imagino a Jesús en su agonía dejándose mecer por su Padre... Qué descanso saber que ya nada te puede pasar ... que estás en sitio seguro .. y lo pasó todo para que nosotros veamos que lo que nos espera, son los brazos amorosos, tranquilizadores del Padre ... Esto me lo recordó el otro día un bebé recién nacido... cómo lloraba, y cuando lo pusieron en los brazos de la madre como se calló y se veía tranquilo . Pensé: eso se debe sentir en los brazos de Dios .... Allí no habrá llanto no dolor  solo paz y felicidad ...
¡Señor quiero ser niño en tus brazos!

ESTE ES NUESTRO DIOS

(Carmen Perez )

martes, 12 de junio de 2018

Poemas II.-ELLOS, LOS PROFETAS


"Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba Juan. Este vino para un testimonio, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por él .No era él la luz, sino quien debía dar testimonio de la luz." Jn 1; 6-8

ELLOS, LOS PROFETAS

Ellos abrieron la puerta para que pudiéramos ver la luz que había detrás.
Ellos, arrebatados por tu amor, quisieron contarle al mundo lo que habían visto, lo que sabían.
Ellos, solos ante el mundo, gritaron una verdad que ese mundo era incapaz de comprender.
Ellos dudaron pero se levantaron, te preguntaron, se rebelaron e invocaron tu respuesta que siempre llegó.
Ellos fueron nuestros hermanos que entregaron su vida a gritar para arrastrar las tinieblas y anunciar la Luz.
Danos, Señor, un poco de su pasión, de su coraje, de esa fuerza que les hizo portadores de tu verdad en un mundo que clama por respuestas que nadie es capaz de dar.

"¿Por qué ha resultado mi penar perpetuo, y mi herida irremediable, rebelde a la medicina? ¡Ay! ¿serás tú para mí como un espejismo, aguas no verdaderas? Entonces Yahveh dijo así: Si te vuelves por que yo te haga volver, estarás en mi presencia; y si sacas lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Que ellos se vuelvan a ti, y no tú a ellos."  Jr 15; 18-19

(Olga Alonso)

viernes, 8 de junio de 2018

LA SANTIDAD EN EL MATRIMONIO


Es cierto que abundan los santos que han entregado su vida en el martirio, los santos que han sido presbíteros, los santos que consagraron su vida en la Iglesia, las santas que se consagraron a Dios en las paredes de un convento bajo el amparo de una comunidad religiosa, los santos que ejercieron su ministerio en las misiones…
Esto por no decir los santos que están en el Cielo disfrutando de la visión beatífica del Rostro de Dios, que no están reconocidos oficialmente por la iglesia en los altares, pero que ésta es consciente de su existencia, razón por la cual celebramos el “día de todos los santos”, el 1º de Noviembre.
Pero si nos preguntamos por los santos que, elevados a los altares, fueron matrimonio, quizá no seamos capaces de concretar nombres. No obstante, el matrimonio más excelso y más conocido es el de nuestra Madre la Virgen María y su esposo san José. De la misma forma, los padres de María, san Joaquín y santa Ana, son santos muy conocidos incluso para los menos versados en estos temas.
Los santos Aquila y Priscila, martirizados en tiempo de san Pablo, nos suenan bastante de las lecturas del Apóstol.
Por no citar a santos como san Isidro labrador y santa María de la Cabeza, san Vicente y santa Valdetrudis, hija, a su vez de san Walberto y santa Bertilia, del siglo Vlll…y una lista muy nutrida de santos y santas que ya disfrutan en el Cielo de la insondable belleza de la Luz de Jesucristo.
El sacramento del matrimonio, no de menor rango que el sacerdotal, instituido por Dios desde el comienzo de los tiempos en el Paraíso Terrenal, es y debe ser un instrumento poderosísimo de salvación.
El hombre y la mujer, con igualdad de dignidad, derechos y obligaciones, comienzan un camino juntos, para la formación de una familia santa como la familia de Nazaret. Su primer paso es el de perpetuar la vida humana, para gloria de Dios; es por ello que la Iglesia, depositaria de la Revelación, oriente a los matrimonios en la fidelidad conyugal, y la apertura a la vida, huyendo de la comodidad actual de los esposos de tener sólo los hijos que pueda mantener, por comodidad o por necesidades de la vida moderna, de todo tipo.
Hoy en día, por desgracia, vemos cómo el poder de las Tinieblas se esmera en romper el matrimonio cristiano como forma de deshacer la primera célula de la sociedad, que es la familia, con el drama del divorcio o la separación.
El matrimonio cristiano se convierte así en un camino de salvación, donde ya no son dos, ni tan siquiera uno: son tres, porque, en medio de ellos, está Dios. 
No todo lo que ocurre en el matrimonio es un camino de rosas, como tampoco lo es el camino de la vida…es un camino de cruz, pero de Cruz gloriosa, donde a veces, como el trigo, los cónyuges han de “morir”, renunciando a sus deseos para donarse al otro…
Es un camino donde el amor está presente en los buenos y en los malos acontecimientos de la vida, donde se experimenta el perdón al otro, para también ser perdonados por Dios, donde se ha de buscar la ayuda material y, sobre todo, la espiritual, donde no ha de cundir el desánimo de la parte más débil, - que no siempre es la de la mujer-; es un camino en paralelo y en la misma dirección, donde se deben conservar y transmitir la fe y las virtudes,- no solo los valores-, cristianas a los hijos.
Este camino, del día a día, produce frutos abundantes de gracia, y nos conduce a la santidad.
Al lado de un santo varón, o de una santa esposa, crece y se fortifica el otro cónyuge, de forma que, si uno decae, o incluso su fe aún no es adulta, por la oración y la ayuda del otro@, la gracia de Dios anega el alma de los dos.
Es verdad que al lado de un gran santo, puede haber otra santa y viceversa; de igual manera que también puede haber un@ mártir…paraal fin, santificarse los dos.
Tomemos ejemplo, todos los que aun podemos disfrutar de la gracia de compartir el amor del otro@ por la Gracia de Dios.

(Tomás Cremades)

jueves, 7 de junio de 2018

Salmo 15(14).- El huésped de Yahvé


Texto bíblico :
(Salmo. De David.)
¿Quién puede, Señor, hospedarse en tu tienda y habitar en tu monte santo?
El que obra con integridad y practica la justicia; 
el que dice con sinceridad lo que piensa 
y no calumnia con su lengua;
el que no hace mal a su prójimo 
y no difama a su vecino;
el que desprecia al malvado y honra a los que temen al Señor;
el que mantiene lo que juró aun en daño propio;
el que no presta dinero con intereses, 
ni acepta soborno contra el inocente.
¡El que así obra nunca se tambaleará! 

Comentarios del padre Antonio Pavía: Adorar en presencia De Dios
La pregunta que el salmista, inspirado, dirige a Dios: «¿Quién puede, Señor, hospedarse en tu tienda y quién habita en tu monte santo?», lleva implícita la respuesta: NADIE puede estar en presencia de Dios, NADIE puede contemplarle cara a cara.
Tobías, Dios le anuncia que Él volverá a levantar su tienda, desde donde mostrará su amor a todo hombre. Le promete que levantará una nueva tienda en donde todo hombre tendrá acceso a la presencia de Dios.  (Tob 13,6-10).

Pues bien, fue Jesucristo cuando fue elevado en el monte Calvario quien levantó la nueva tienda, a la que todo hombre tiene acceso y donde el hombre puede adorar a Dios en espíritu y en verdad, tal como respondió Jesús a la samaritana, cuando ella le preguntó si era en el templo de Samaría o en el de Jerusalén donde se debía adorar a Dios: «Créeme, mujer, que llega la hora en que ni en Samaría ni en Jerusalén adoraréis al Padre…, Dios es espíritu, y los que adoran, deben adorar en espíritu y verdad» (Jn 4,21-24).
La primera adoradora en espíritu y verdad es María de Nazaret, al pie De la Cruz, contemplando el misterio de Dios en el rostro de su Hijo entregado. Madre de la nueva humanidad que Dios engendró en este Monte Santo del Calvario; Madre, que, con Juan a su lado y sosteniéndose el uno al otro en el dolor, fijaron sus ojos más allá del Rostro desfigurado de Jesús y, clavándolos en el horizonte infinito de Dios, ¡Adoraron!


POEMAS II.- COMO NATANAEL


"Felipe se encuentra con Natanael y le dice: «Ese del que escribió Moisés en la Ley, y también los profetas, lo hemos encontrado: Jesús el hijo de José, el de Nazaret.» .Le respondió Natanael: «¿De Nazaret puede haber cosa buena?» Le dice Felipe: «Ven y lo verás.»" Jn 1; 45-46

COMO NATANAEL
Hubo un momento preciso en mi vida que comencé a buscarte de verdad.
No sé por qué pero desde que concibo mi existencia, sentí que el mundo no podía terminarse en la terquedad física de lo que me rodeaba.
Dentro de mí había sonidos que me empujaban a preguntar y por eso salí a buscarte.
Lo hice de forma torpe, muy torpe, pero siempre honesta.
No dejé ni un momento de saber que esa búsqueda daría fruto y, aunque me desesperé, te abandoné por momentos, me equivoqué, grité… siempre supe que esa búsqueda me acompañaría como parte de mi existencia.
Ahora, te escucho decir que desde el momento que comencé a buscarte, tú me estabas mirando y me pregunto si habría sido igual si, entonces, lo hubiera sabido.
No lo sé: si sé que un día mi mirada se cruzó con la tuya y no tuve duda. Como Natanael, supe que te había encontrado.
Quizás, te reconocí porque tu mirada era la continuación de aquel susurro que desde el comienzo me impulsaba a buscarte.
No sé,Señor, cómo se te encuentra pero sé que ocurre y te doy gracias por fijar tus ojos en mí y animarme a la única búsqueda por la que merece la pena vivir.

"Como el manzano entre los árboles silvestres, así mi amado entre los mozos. A su sombra apetecida estoy sentada, y su fruto me es dulce al paladar. Me ha llevado a la bodega, y el pendón que enarbola sobre mí es Amor. Confortadme con pasteles de pasas, con manzanas reanimadme, que enferma estoy de amor. Su izquierda está bajo mi cabeza, y su diestra me abraza."  Ct 2; 3-6
(Olga Alonso)

miércoles, 6 de junio de 2018

SOBRE LA NECESIDAD DE ACUSARSE A SI MISMO


Corren tiempos en que acudir al sacramento de la Reconciliación, antes llamado de la Confesión, es cada vez, menos frecuente. Los cristianos olvidamos los enormes beneficios para nuestra alma que se desprenden de este maravilloso don y regalo de Dios.
Corren tiempos en los que escuchamos más a los que nos invitan a una vida más cómoda, sin tener que pasar por esta “humillación” ante un hombre, muy mal entendida.
Es cada vez más frecuente oír: yo me confieso con Dios. Eso por decir que no acuden al sacramento vis a vis con un sacerdote. Es un concepto no católico, seguido por otras religiones o sectas, que hacen muchísimo daño al que se considera digno de acercarse al Único que puede otorgar el perdón: Jesucristo.
Cuando uno dice confesarse con Dios, no con un hombre, está buscando alguien que le dé la razón de sus faltas, que sea complaciente de sus errores y magnánimo con él, y disculpe sus pecados, considerando siempre que la culpa fue del otro, que le hizo caer. Y lo curioso del caso es que siempre encuentra ese “alguien” que le disculpa: ES ÉL MISMO.
Si leemos con atención la carta de San Doroteo (Instrucción nº 7), de la lectura Patrística, nos dice que la causa de toda perturbación es que nadie se acusa a sí mismo
Y aducen que no tiene que confesar sus pecados- hay quien dice de forma arrogante no tener pecados-, a otro hombre.
Se podrían indicar muchas cusas de por qué confesar los pecados así, pero se me ocurre algo sencillo de explicar: los pecados personales que cometemos, producen un daño irreparable en nuestra alma, y en el conjunto de la sociedad. El sacerdote representa al mismo Jesucristo, que es únicamente quien perdona, y el sacerdote, en su Nombre, perdona los pecados. Y el hecho de que sea un hombre, explica, de una cierta manera, que pedimos el perdón para nuestra alma, y también reconocemos en ese hombre” el representante de esa sociedad perjudicada por nuestro mal.
Pensemos en el mal que cae sobre la sociedad por un pecado de asesinato; o por un pecado de aborto; o por una infidelidad conyugal, que puede degenerar en un divorcio, o al menos, si hay perdón por la parte ofendida, en un dolor de la misma. 
Pensemos que mal que origina el pecado de hurto o de robo; el pecado social de la corrupción política….el de la mentira…y así con los más graves y los menos graves.
Es decir, el pecado ofende a Dios, ensucia nuestra alma, y crea un mal en la sociedad.
Y no es un invento de la Iglesia Católica, como muchas sectas pretenden. Esas sectas que siguen “escrupulosamente” la Biblia, y se apuntan a libros sagrados, quizá están olvidando, entre otras, la Carta de Santiago, cuando dice: “…Confesaos, pues,  mutuamente vuestros pecados, y orad los unos por los otros para que seáis curados…” (St5,16)
Es decir, el sacramento de la Reconciliación, es un sacramento “sanador”, es un sacramento que cura nuestra impiedad, nuestra alma.
La confesión de los pecados es una fiesta de reconciliación, no es una carga de vergüenza; nos apena nuestra debilidad, pero celebramos con alegría el amor infinito del Padre, que otorga en Nombre de su Hijo el perdón, un perdón sin reproches, un perdón de Amor.
El padre de la parábola del hijo Pródigo, abrazó a su hijo sin dejarle hablar; le dio su mejor anillo, símbolo de la pertenencia a su Casa (la casa de Dios), y celebró la fiesta. Así es nuestro Dios.

(Tomás Cremades)