viernes, 30 de noviembre de 2018

Salmo 33(32).- Himno a la providencia


Texto Bíblico

Alabad, justos, al Señor,
la alabanza es propia de los rectos.

Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas.

Cantadle un cántico nuevo,
tocad con maestría en el momento de la ovación.

Pues la palabra del Señor es recta, y todas sus acciones son verdad.
Él ama la justicia y el derecho, y su bondad llena la tierra.
Con su palabra el Señor hizo el cielo, con el soplo de su boca, sus ejércitos.
Contiene con un dique las aguas del mar, mete los océanos en depósitos.
Tema al Señor la tierra entera!
¡Tiemblen ante él los habitantes del mundol

Porque lo que él dice, sucede; lo que ordena, se cumple.
El Señor deshace los planes de las naciones, y frustra los proyectos de los pueblos.
El plan del Señor permanece para siempre,
los proyectos de su corazón, de generación en generación. 
 Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él escogió como heredad.
Desde el cielo contempla el Señor
y ve a todos los hombres
Desde su morada observa
a todos los habitantes de la tierra:
él formó el corazón de cada uno,
y discierne todas sus acciones.No vence el rey por su gran ejército,
ni el valiente se libra por su mucha fuerza.
Vana cosa es el caballo para la victoria,
toda su fuerza no ayuda a escapar. 
El Señor cuida de los que lo temen,
de los que esperan en su misericordia, 19 para librar su vida de la muerte,
y reanimarlos en tiempo de hambre.
Nosotros esperamos en el Señor. Él es nuestro auxilio y escudo.En él se alegra nuestro corazón,
en su nombre santo confiamos.Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros
como lo esperamos de ti. 

Salmo 33.- Somos su pueblo


Este salmo es un himno a la providencia de Dios. Dios permanece para
siempre, y con Él los hombres que han incubado la Palabra en su interior. El
salmista invita al pueblo a gritar: «Alabad, justos, al Señor, Cantadle un
cántico nuevo, tocad con maestría en el momento de la oración».
El pueblo de Israel es consciente de que la obra que Dios hace con sus hijos es
firme y estable por siempre. «El Señor deshace los planes de las naciones y
frustra los proyectos de los pueblos. El plan del Señor permanece para
siempre, los proyectos de su corazón de generación en generación».
El profeta Isaías exhorta al pueblo a no desmayar en su confianza en Dios:
«Yo, yo soy tu consolador. ¿Quién eres tú que tienes miedo del mortal y del
hijo del hombre, equiparado a la hierba? Olvidas a Yahvé, tu hacedor, el que
extendió los cielos y cimentó la tierra; Yo he puesto mis palabras en tu boca y
te he escondido a la sombra de mi mano, cuando extendía los cielos y
cimentaba la tierra, diciendo a Sión: mi pueblo eres tú»
El salmista se siente privilegiado por ser hijo del pueblo de Israel: «Dichosa la
nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que Él se escogió como heredad».
Jesucristo, rompió con su muerte y resurrección el muro que separaba dos
pueblos: el escogido: Israel, y los gentiles, que no habían recibido la
revelación de Dios. «Porque Él es nuestra paz: el que de los dos pueblos hizo
uno derribando el muro que los separaba, la enemistad... para crear en sí
mismo, un solo hombre nuevo, haciendo la paz...». El signo de identidad de
sus hijos es que son uno en Cristo Jesús. «ya no hay judío ni griego; ni
esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo
Jesús»
Todos los hombres que pertenecen a este pueblo, permanecen para siempre
pues, habiendo acogido la palabra de Dios, llevan el sello de la eternidad:
«Toda carne es hierba y todo su esplendor como flor del campo... la hierba se
seca, la flor se marchita, mas la palabra de nuestro Dios permanece para
siempre»
Jesús, afirma que Él permanece en el amor del Padre porque ha guardado sus
mandamientos, es decir, su Palabra: «Si guardáis mis mandamientos
permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi
Padre y permanezco en su amor.
 Nosotros esperamos en el Señor, Él es nuestro auxilio y escudo. En Él se
alegra nuestro corazón, en su nombre santo confiamos. Los Apóstoles tenían
conciencia de la novedad que suponía la revelación de Jesucristo. Cómo, el
ansia de todo hombre, que es amar y ser amado, tenía en Él su plenitud. Por
eso, esta auténtica novedad para el hombre era un punto central en su
predicación: en la primera Carta de Juan, donde se identifica el vivir el amor

de Dios con la victoria sobre el mal. «Os he escrito a vosotros, hijos míos,
porque conocéis al Padre. Os he escrito, padres, porque conocéis al que es
desde el principio. Os he escrito, jóvenes, porque sois fuertes y la palabra de
Dios permanece en vosotros y habéis vencido al Maligno»

Apocalipsis Now

Nada más poner la televisión, con solo leer los periódicos, aparece la amargura de ver la sociedad que camina al abismo. Los partidos políticos, sean del signo que sean, se devoran unos a otros: “…tanto el profeta como el sacerdote vagan sin sentido por el país…” (Jer 14, 17-21)nos dice Jeremías en un canto de las Lamentaciones, más actual que nunca.

Las expectativas que nos pintan no pueden ser más tenebrosas…los agoreros, que siempre los hay, relatan lo que podemos llamar escenas apocalípticas…Se ha olvidado la Historia reciente de España (mientras se siga llamando así), en el Congreso de los Diputados se enseñan carteles con el número 1936…quizá añorando los desatinos de la Guerra Civil española, vergüenza de nuestra Patria.

La realidad es que el número que se tenía que enseñar es el 666, el número de la Bestia, el número de Satán, (número que en el libro del Apocalipsis de Juan refiere a Nerón, la Bestia, el Maligno, para los cristianos). 

Que cada cual imagine la sutileza de este párrafo…

¿Dónde están los cristianos? Como siempre, perseguidos. Pero es precepto bíblico: “…Si a Mí me han perseguido, a vosotros también os perseguirán…” (Jn 15, 18-21)

No quiero entrar en temas políticos, por más que me lo pida el cuerpo. Sólo recordar este texto de Pablo (san Pablo, ni uno, ni mucho menos otro, de los políticos!!):

Malas palabras no salgan de vuestra boca; lo que digáis sea bueno, constructivo y oportuno. Así  hará bien a los que os oyen. No pongáis triste al Espíritu Santo de Dios con que Él os ha marcado para el día de la liberación final. Desterrad de vosotros la amargura, la ira, los enfados e insultos, y toda la maldad. Sed buenos, comprensivos, perdonándoos unos a otros, como Dios os perdonó en Cristo. (Ef 4, 29-32)

Y considero: Sólo la Palabra de Dios salva, sólo Él es nuestra esperanza, sólo Jesucristo tiene las llaves de la Verdad y el Reino, pues sólo Él es el Camino, la Verdad y la Vida (Jn 14, 5-6)

Alabado sea Jesucristo


(Tomás Cremades)

 

jueves, 29 de noviembre de 2018

ATAR TU PALABRA

Cayó tu Palabra al borde de mi camino

Tuve que detenerme y me incliné para recogerla

 

Incliné las rodillas de mi alma y la tomé en mis manos, la hice mía

Tuve que abandonar otras cosas, las de ese momento, pero yo sabía que esa Palabra, caída al borde de mi camino, esa palabra pequeña que casi no hizo ruido al caer, guardaba un tesoro que curaría mi corazón.

 

Y entre mis manos, se hizo parte de mí.

Y la cuidé , y la mimé y dediqué tiempo para que se atara con fuerza a mi interior.

Y , mientras la cuidaba, poco a poco, extendía sus ramas dentro de mí y comenzaba a dar frutos, frutos de vida que ocupaban el lugar de los agraces de antaño.

Así comenzó mi historia contigo, Señor, y así continúa

Yo, atando  cada día las Palabras que depositas en mi camino con fuerza a mi alma

Tú, extendiendo tus ramas y ocupando mi ser

Haciendo crecer en mi interior tu árbol de vida, tu árbol de Eternidad


(Olga Alonso)

martes, 27 de noviembre de 2018

Toque del alma aaaak

Cuando, igual que el salmista, (Sl 119,55) un hombre vela para guardar la Palabra que siempre es Vida, Dios también vela para que las promesas que contienen sus palabras se cumplan en él.

Él te sustenta

Encomienda a Dios tus afanes, que Él te sustentará, No permitirá jamás que el justo caiga. Sal 55(54)


Yo creo que el justo no es el que todo lo hace bien, sino el que con todas sus carencias ..sabiendo que no puede ser perfecto ... que tiene defectos ... y que peca muchas veces... busca a Dios con la confianza que tiene al ver que el Señor vuelve siempre a recomponer lo que él ha destrozado.... y ¡con cuánto amor lo hace! Como hizo con la viuda pobre ..que no tenía nada que ofrecer y puso su vida en manos del padre ...confiada de que no le faltaría para vivir.
Cuando se aprende a confiar en Dios ya todo es fácil.

ÉSTE ES NUESTRO DIOS

(Carmen Pérez)

sábado, 24 de noviembre de 2018

CATEQUESIS: REY DESDE EL TRONO DE LA CRUZ

¿QUIEN ERES SEÑOR? Hch 9,5 (Jn 18,33-37) para el Evangelio de la Solemnida de Jesucristo, Rey del Universo 25-11-2018

Hoy celebramos la fiesta de Jesucristo Rey y lo primero que nos dice es que su reino no es de este mundo y así se lo hizo saber a Pilato. Es muy importante tener esto en cuenta, pues la tentación que tuvieron los judíos de coronar rey a Jesús cuando multiplicó los panes ante ellos (Jn 6,5-15) ha sido constante en todas las generaciones. Empecemos por lo más importante: Jesús no vino al mundo para dominar o imponerse sobre la conciencia de nadie, de hecho su invitación para ser sus discípulos lleva el sello de la libertad: "si alguno quiere venir en pos de mí.." Mc 8,34 . Por otra parte su reinado es desde el último lugar y así hace saber a los apóstoles .."no he venido a ser servido sino a servir" (Mc 10,45) a esto añadimos que fue un ladrón clavado en una cruz, como Él, el primero que le reconoció como Rey (Lc 23,42).
Mi reino no es de este mundo dijo Jesús a Pilato. Al decir esto no estaba despreciando al mundo, sino mostrando a todos que éste se paraliza, impotente, ante el abismo de la muerte, mientras que Él elevándose majestuosamente sobre ella, por eso mismo es Rey, pudo decir:  "El que vive y cree en mí, no morirá jamás" Jn 11,26. Al resucitar de entre los muertos, testificó que lo que dijo era verdad. Esto celebramos hoy: ¡Jesucristo Rey por ser vencedor de nuestra muerte!

(P. Antonio Pavía)
 www.comunidadmariamadreapostoles.com

viernes, 23 de noviembre de 2018

Amemos la liturgia 15.-LA CULPA Y LA PENA EN EL SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN

Cuando una persona comete un pecado, su alma queda “manchada” por él. Y se admiten las comillas, porque, al ser el alma espiritual, carece de un soporte carnal; sólo el soporte corporal unido íntimamente a ella permite a la persona seguir viviendo.

El sacramento de la Reconciliación, también llamado de la Confesión de los pecados, si está bien realizado por la persona que lo realiza, esto es, cumpliendo:

1.-Examen de conciencia  2.-dolor de los pecados 3.-Propósito de enmienda

4.- Confesar de palabra los pecados al confesor  5.-Cumplir la penitencia impuesta 

Nos perdona la “culpa y la pena eterna” que merece el pecado cometido. Pero hay un “castigo temporal”, o “pena temporal” que hemos de “borrar” en esta vida o en el Purgatorio.

En lenguaje vulgar, podríamos poner este ejemplo, sobre todo para los más pequeños de la casa:

Si un niño va con la bicicleta y se cae, lo más probable es que sangre por las rodillas. A todos nos ha pasado. Cuando ha pasado un tiempo, la herida cicatriza, pero queda una “costra”, algo feo que delata el percance. Con el tiempo, va desapareciendo, hasta quedar un leve recuerdo.

Con el pecado ocurre algo parecido, solo que el tiempo por  solo no borra “la mancha”.

Esta mancha del alma, sólo la podemos borrar en esta vida, por oraciones, actos de piedad, o de Adoración al Santísimo, ofrecimiento de las buenas obras, actos de caridad, limosnas…

Pero, como siempre, el Señor no nos deja desvalidos ni solos ante nuestra suerte. El ha previsto, por medio de la Iglesia las Indulgencias. Indulgencia que viene del nombre latino: “indulgentia”, del verbo “indulgeo”, que significa “ser compasivo”. La Iglesia como administradora de la Redención de Cristo, distribuye y aplica este tesoro de la satisfacción de Cristo y de los Santos, siguiendo el Catecismo de la Iglesia Católica #1471. Este poder de la Iglesia, le viene conferido del mandato divino:”…Todo lo que ates en tierra será atado en el Cielo…”

Hemos de ser conscientes que el pecado personal afecta al Cuerpo Místico de Cristo, por lo que podemos orar unos por otros en la Comunión de los Santos, que enunciamos en el Credo: “…Creo en la Comunión de los Santos…”

La Iglesia concede este maravilloso don, con una serie de requisitos, según el tiempo y el lugar, y que con antelación anuncia.

Es importante estar atento a ello, por las gracias que nos puede aportar en orden a nuestra propia salvación. Hay que señalar que siempre que se desea recibir indulgencia, hay que estar en gracia de Dios. Por otra parte, es muy lógico: “…sin Mí no podéis hacer nada…” (Jn 15, 1-8) Nos dice Jesús

 

(Tomás Cremades)

jueves, 22 de noviembre de 2018

A LOS PIES DE LA CRUZ

El camino de la fe se ilumina tanto cuando nos detenemos ante la vida de María.

Pasaron casi 34 años desde que la Virgen recibió aquel anuncio de que Dios la había elegido para ser madre de su hijo hasta verse como madre destrozada y rota de dolor a los pies de la Cruz.

Durante aquellos 34 años, María escuchó y tantas veces no entendió; dudó, pero se aferró a la Palabra que había recibido; María murió a su vida para cumplir la misión que había recibido del Padre.

Y, como culminación de esa vida de guardar y meditar lo que no entendía, Dios eligió el lugar más inhóspito y el momento más desgarrador, a los pies de la Cruz, para cumplir lo que 33 años antes le había anunciado, que era la Madre de Dios.

Un instante en que, al escuchar las palabras de Jesús: “Madre, ahí tienes a tu hijo”, María sintió en su corazón cómo se desvelaba toda la Palabra que ella había guardado en su corazón, sin comprender.

Palabras de Cristo, seguidas de aquella lanza que abrió su costado y de dónde brotó y se desveló el Evangelio que María había guardado en su corazón, atravesando también su alma, como años antes había profetizado Simeón a las puertas del Templo.

Una lanza en forma de Evangelio que abrió los ojos de María y convirtió en Luz todo lo que había sido oscuridad hasta entonces, guardado con amor dentro de su seno.

Y, para nuestro escándalo, el momento más importante de la vida de la Virgen ocurrió allí en el lugar más terrible, a los pies de la Cruz.

Por eso creo que Dios espera para decirnos cuanto nos ama, como lo hizo con Ella, y aguarda para hacernos nacer como discípulos amados, a los pies de las cruces de nuestra vida…….cada día.

Lugares inhóspitos como el dolor, la soledad, la angustia, la falta de fe, el miedo.

Lugares donde el Señor nos revela que nos ha escogido, que somos sus hijos, sus discípulos amados, transformando nuestro dolor en la mayor de las alegrías y de las libertades: haciéndonos conscientes de que somos parte de Él.


(Olga Alonso)

martes, 20 de noviembre de 2018

El manto viejo

"Desbordo de gozo con el Señor,
y me alegro con mi Dios,
porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo". (Is 61,10)

Para que el Señor me envuelva en el manto de triunfo, tengo primero que despojarme del manto viejo... Como hizo el ciego del camino: primero gritó para que se fijara en él, luego tiró el manto que tenía puesto, esto le permitió dar un salto y llegar a Jesús... dió un salto en el vacío pues no veía.. pero confíó en quien le llamaba... sabía o intuía que no lo defraudaría y saltó... sin pensar donde iría a caer.. tenía esperanza... sabía que peor... nada le podía pasar.. y el Señor le sanó y sana a todos los que esperan y saben que no tienen ya nada que perder.... Señor ayúdame a desprenderme del manto viejo y envuélveme en el evangelio para poder yo saltar. 

ÉSTE ES NUESTRO DIOS

(Carmen Pérez)

sábado, 17 de noviembre de 2018

¿QUIEN ERES SEÑOR? Hch 9,5. Mc 13, 24-32 para el Evangelio del XXXIIIDomingo del Tiempo Ordinario 18-11-2018

Los hombres necios son de por sí sensacionalistas, por eso, ante pasajes evangélicos como el del Evangelio de hoy, ven, en catástrofes que siempre ha habido, que el fin del mundo está a la vuelta de la esquina. El caso es que a través de los siglos siempre ha habido profetas falsos, también de pocas luces,  que alertan a la gente acerca del aniquilamiento del cosmos. 
Los hombres sabios, aún estando abiertos a las mismas señales, se preocupan en abrir su alma al Señor que como leemos hoy está a las puertas. Más que preocupación, es un deseo amoroso, un vigilar por tener a punto el aceite de sus lámparas ante el paso de Dios. 
El problema de los necios es que de tanto fijarse en ésta o aquella señal, descuidan las lámparas de su alma y las tienen apagadas, prácticamente muertas. 
Se trata pues de que dejemos un poco de lado las señales y vivamos para la Señal: el Rostro de Dios y su Presencia en lo más profundo de nuestro ser... por eso estaremos vivos y seguiremos viviendo al traspasar el umbral de la muerte.

CATEQUESIS: "ESTÁ A LAS PUERTAS"

jueves, 15 de noviembre de 2018

TÚ ME ELEGISTE

Si Tú decidiste llamarme, Tú sabrás porqué

Tú tienes que conocer la razón por la que tu dedo tocó mi alma y este fuego se encendió para provocar una búsqueda que no cesa

La búsqueda que traspasa tantas veces la desesperanza y la desidia del alma en la rutina gris de los días

Sólo Tú sabes de mí y de mi búsqueda …mucho más que yo misma

Sólo Tú me describes cómo has trazado ese camino que se descubre ante mí como si quisieras enseñarme a esperar a saber cuál es la razón por la que me elegiste.

Entretanto y mientras llegas,  yo vengo cada día y recojo el grano que alimenta mi alma en los campos de tu Palabra.

Yo me dejo elegir y Tú me alimentas 

Bajo el sol de cada día, crezco y te veo, sólo porque me elegiste.


(Olga Alonso)

miércoles, 14 de noviembre de 2018

Salmo 22(21).- Sufrimiento y Esperanza del justo

Texto Bíblico
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? A pesar de mis gritos, mi oración no te alcanza.
De día grito, Dios mío, y no me respondes. Grito de noche, y no me haces caso.
Tú habitas en el santuario donde Israel te alaba.
En ti confiaban nuestros padres; confiaban, y los ponías a salvo; a ti gritaban, y quedaban libres, en ti confiaban, y no fueron defraudados.
Pero yo soy un gusano, no un hombre,
vergüenza de los hombres, desprecio del pueblo. Todos los que me ven se burlan de mí, hacen muecas, menean la cabeza: «Acudió al Señor... ¡Pues que el Señor lo salve! ¡Que lo libre, si de verdad lo quiere!». 
Tú fuiste quien me sacó del vientre
y me confió a los pechos de mi madre.
A ti me entregaron desde mi nacimiento, desde el vientre materno tú eres mi Dios.
No te quedes lejos, que el peligro está cerca, y no hay nadie que me socorra.
Me acorralan toros numerosos,
me cercan vigorosos toros de Basán.
Abren contra mí sus fauces leones que desgarran y rugen.
Estoy como agua derramada,
tengo los huesos descoyuntados. Mi corazón se ha vuelto como cera, se derrite en mis entrañas.
Mi vigor se ha secado como la arcilla, y mi lengua se me pega al paladar.
Tú me pones en el polvo de la muerte. 
Me rodea una jauría de perros, y me cerca una banda de malhechores,
que taladran mis manos y mis pies. Puedo contar todos mis huesos.
La gente me mira y se me enfrenta. Se reparten mi ropa y se sortean mi túnica.
iPero tú, Señor, no te quedes lejos!
Fuerza mía, iven deprisa a socorrerme! iSalva mi cuello de la espada, que no me destrocen las garras de los perros! iArráncame de las fauces del león, hazme vencer los cuernos del búfalo!
Vaya contar tu fama a mis hermanos, vaya alabarte en medio de la asamblea: «Los que teméis al Señor, ialabadlo! iGlorificadlo toda la estirpe de Jacob!
Porque no ha rechazado ni despreciado la desgracia del pobre,
ni le ha ocultado su rostro: cuando
gritó pidiendo auxilio, él lo escuchó.
De ti viene mi alabanza en la gran asamblea. Cumpliré mis votos en presencia de cuantos lo temen.
Los pobres comerán hasta saciarse, alabarán al Señor los que lo buscan: «iViva su corazón por siempre!».
Los confines de la tierra lo recordarán, y volverán al Señor.
Todas las familias de las naciones
se postrarán en su presencia.
Pues la realeza pertenece al Señor, él gobierna a las naciones.
Ante él se postrarán las cenizas de la tumba, ante él se inclinarán los que bajan al polvo.
El Señor me hará vivir para él, mi descendencia le servirá, hablará del Señor a la generación futura,
contará su justicia al pueblo que ha de nacer:
¡todo lo que hizo el Señor! 

Reflexiones del padre Pavía: Dios no abandona al hombre
  
Inicia el Salmista su oración con un grito desgarrador: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? Es como si el sufrimiento se hubiese adueñado de todo su ser, como si un huracán de dolor emergiera desde lo más profundo de su alma y le golpeara la garganta obligando a su boca a proferir estas palabras tan desesperantes. Además, nuestro autor interpela al Dios que tantas veces estuvo cercano a su pueblo salvándole de situaciones terribles.
El drama de este hombre es que ha habido salvación por parte de Dios para con su pueblo a lo largo de toda su historia y para él no; es como si Dios mirara para otra parte, siente un abandono total hasta el punto de continuar así su oración: «Pero yo soy un gusano, no un hombre, vergüenza de los hombres...Todos los que me ven se burlan de mí..: Acudió al Señor. ¡Pues que eSeñor lo salve! ¿Qué lo libre, si de verdad lo quiere!».
¡Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? Son las palabras que oímos a Jesús agonizante en la cruz. Sin embargo Él, superando la tentación de desesperanza, proclamará su confianza en el Padre que le ha enviado, lanzando un clamoroso grito, con la certeza de que su súplica no se perderá en el vacío: ¡A tus manos encomiendo mi espíritu! (Lc 23,46). Grito de confianza que también vemos presente en el salmista: «Pero tú, Señor, no te quedes lejos! Fuerza mía, ¡ven deprisa a socorrerme! ¡Salva mi cuello de la espada, que no me destrocen las garras de los perros!».
Este hombre orante confía en que Dios actúe para salvarle y poder así dar testimonio del amor y la misericordia de Dios a sus hermanos. «Voy a contar tu fama a mis hermanos, voy a alabarte en medio de la asamblea: Los que teméis al Señor¡alabadlo! ¡Glorificadlo toda la estirpe de Jacob!. Los pobres comerán hasta saciarse, alabarán al Señor los que lo buscan».

Y en medio de la asamblea de los discípulos, recluidos en el cenáculo con las puertas cerradas por miedo a los judíos, y más cerradas todavía las puertas de su corazón por la desesperación de haber abandonado a Jesucristo en la soledad de la cruz, éste se presenta con palabras de liberación y de perdón.
Rotas las cadenas de la muerte, se presenta Jesús en medio de sus hermanos los hijos de la Iglesia; hermanos suyos por su comunión con el Evangelio, y rompe en ellos y en nosotros todas las cadenas que conlleva cada drama humano que a lo largo de nuestra vida, de una forma o de otra, nos alcanza.
Volvemos al salmista y le oímos decir que su testimonio recorrerá el mundo del uno al otro confín, y tendrá la fuerza para que los hombres de todos los pueblos y naciones se vuelvan a Dios.
Como vemos, y siempre es así, este salmo se cumple en su plenitud en el Hijo de Dios. Su testimonio tiene un nombre: esanto Evangelio, a partir del cual «todo hombre de toda raza, lengua, pueblo y nación» (Ap 5,9) se volverá al Señor.
Y así escuchamos las últimas palabras de Jesucristo a su Iglesia, convocada en el día de su Ascensión a los cielos: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a acoger el Evangelio que yo os he transmitido. 
La Iglesia, los cristianos anunciamos el Evangelio por todos los confines de la tierra, no para hacer proselitismo ni para rivalizar con ninguna religión, sino para que el testimonio de Jesús alcance a todos los hombres hasta los lugares más remotos, a fin de que podamos volver nuestro rostro al Padre que rompe todas nuestras cadenas y desesperanzas.

martes, 13 de noviembre de 2018

Toque del alma aaaaa

El que toma en sus manos una copa de vino de solera y se lo bebe de un trago, lo está despreciando. Lo mismo el que, por ejemplo, lee de corrido un Salmo de los Laudes. Para saborearlo  ¡hay que "leerlo a sorbos"!.

Nuestro consuelo

"Señor, la afrenta me destroza el corazón y desfallezco.
Espero compasión, y no la hay,
Consoladores, y no los encuentro.
En mi comida me echaron hiel,
Para mi sed me dieron vinagre." (Sal 69,21-22)
 
Estas palabras del salmista, profetizan lo que le sucedía a Jesús en su crucifixión. 
Señor, a pesar de lo que sufriste nos demostraste que sí... que hay consoladores.. que Tú Padre era tu consuelo y que para nosotros en nuestros malos momentos, Tú eres el consuelo .. el único que está siempre conmigo ..y me comprende y me ama sin medida ... hasta cuando me pierdo ..me buscas otra vez y me cargas sobre tus hombros como el buen pastor. 
Tú nos dices: "venid a mí si estáis cansados y agobiados y yo os aliviare".
Señor qué ingratitud por mi parte, pero Tú sabes que soy barro y me rompo con el primer golpe... y de nuevo me reparas ...
Señor, decirte que aquí estoy ... Que hagas en mi ..según tu palabra

ÉSTE ES NUESTRO DIOS
(Carmen Pérez)

sábado, 10 de noviembre de 2018

CATEQUESIS: "LA MIRADA DE JESÚS"

Entrevista al Padre Pavía

“Me amó y se entregó por mi”, P. Antonio Pavía 
Si quieres descubrir el Amor a Dios y empezar a ver discernir tu vocación, esta entrevista te ayudará.

Entrevista al padre Antonio Pavía, a raíz de sus catequesis vocacionales: “Los discípulos de Jesús y el Evangelio”, que tanto éxito y espectación están generando en muchas diocesis.

¿De qué tratan estas catequesis?

Pues son un servicio a la Iglesia y a los jóvenes. Es presentar el sacerdocio como plenitud de vida, no como alguien que se entrega a Jesucristo sino al contrario, alguien que descubre que Jesucristo se ha entregado a ÉL, está dando la vida con mayúsculas, está dando palabras de vida y espíritu como dice Jesús en su evangelio, “mis palabras son espíritu y vida”; y aunque nadie se lo crea, nos da paso a colaborar con Él para dar la vida eterna a los demás; como decía San Pablo: damos la vida eterna cada vez que predicamos el Evangelio a los demás. No es una carga sino una belleza

¿Qué han significado para su sacerdocio estas catequesis?

Es cierto que Dios me ha concedido la gracia, porque es gracia suya, de que haya publicado libros de espiritualidad del evangelio, pero el libro que Dios más me ha regalado para poder escribir es este “Pastores según mi corazón”. He visto una gran fuerza, he sentido el amor de Dios, y cómo me decía pon esto y pon lo otro, y cómo Él me habla al corazón, y uno escribe de lo que Dios siembra en su corazón. Y lo más bello es que nos lo ha regalado para todo el mundo, seamos salesianos, combonianos, del camino neocatecumenal… todos queremos palabras de vida eterna y Jesús nos alimenta con ellas.

¿Cómo diría que es el corazón de Jesús?

Vaya pregunta que me haces, es hablar del misterio de Dios, lo intentaré. El título fué profetizado por Dios a Jeremías en un momento en el que había una crisis de identidad, falsedad, de mentiras… , y de hecho yo suscitaré “pastores según mi corazón” se refiere a su propio hijo, Jesucristo. Y es que en su corazón, cabemos todos ¿te parece poco? Y la prueba es que cantidad enormes de hombres y mujeres a lo largo historia, de los que decían que no valían ya para nada, Jesucristo los ha cogido y ha hecho grandes santos, y grandísimos sacerdotes. No hablo del pasado, sino del presente. Hoy están surgiendo sacerdotes con una gran categoría divina, no humana, que aman la liturgia, el sacerdocio, que aman a sus ovejas. Y es que el Señor nos acompaña, nos protege, nos acaricia de forma personal.

¿Qué le diría a un joven que se está planteado su vocación?

Digo lo que dije antes, no piensen tanto eso de que se entregan a Dios, que también es cierto, pero hay que ver la otra cara de la moneda, que es Dios quien se entrega a ellos. Fijaos el impacto de San Pablo, cuando Jesús le recogió del arroyo, de una soberbia infinita… qué impacto tendría al decir en la carta a los Gálatas, “me amó y se entregó por mi”. No cabía en la cabeza de él. A partir de ahÍ que él se entregara a Jesús no es nada, comparado con lo que él sintió.
El día que cualquier hombre entienda esto, es que su corazón se rinde a Dios… ¿Señor te has entregado por mí? Pues venga, quiero disfrutar, quiero disfrutar de que te has entregado por mi.

¿Cómo están siendo acogidas estas catequesis en las parroquias?

Muy bien, primero, evidentemente los sacerdotes, cuando oigan una o dos, van a ver que es una bendición para su parroquia. Yo soy instrumento y podría haber sido otro que lo hubiera hecho mejor. Son un tesoro de Dios para alimentar vocaciones en sus grupos jóvenes, parroquias… y hablando del sínodo, se habla de qué mal está la iglesia, los curas, esto, lo otro… Es verdad, pero es que si nos limitamos a quejarnos… Se trata de no quejarse, sino no hacemos nada. Abramos la puerta a Dios, y veremos la Iglesia con una misión, una luz y alegría que dar al mundo. La Iglesia tiene mucho que dar a la humanidad, y la humanidad lo pide a gritos. Estas catequesis simplemente son un granito de arena.
Si volviera a nacer seria sacerdote mil veces. Dios me da el agua viva que es su Evangelio todos los días, cada día, cuando entro en oración, y todo el día, y en la misa, y cuando predico, no tiene precio… hacerse parte de lo de san Pablo: “me amó y se entregó por mi”.

¿Cómo surgieron estas catequesis?

Me las fue dando unas detrás de otras. Yo le pedí al Señor que me gustaría escribir algo para hablar en su nombre, que es de una belleza infinita, y me vino una catequesis a la mente, salieron una, dos… y como soy atrevido le dije al Señor “si me das 20 las llevamos a publicar”, y me dio 40. Y así fue como nació. Son audios de 13 minutos cada uno.

Están teniendo una gran acogida en los seminarios ¿qué nos puede comentar al respecto?

Digamos que cuando salio el libro, cuyo prologo lo hizo el secretario de la CEE para el aspecto vocacional, tuvo muy buena aceptación. Nos han escrito obispos sobre todo de Latinoamérica, y superiores generales de grandes congregaciones religiosas. De hecho esta traducido al alemán, francés, ingles, portugués, y el italiano que estamos en ello.

Un mensaje final para el lector de la entrevista

Muy breve pero el que se lo crea va a salir ganando. Decían los santos padres: “Dios creó al hombre para amar y ser amado”, en Jesucristo está todo esto, y en su Evangelio ,que son inseparables. Descubramos todos lo que significa primero ser amado por Dios, y desde esa fuente, el amar a los demás. No hay mayor amor, que dar el evangelio, la vida de Dios, a los hermanos

Introducción a las catequesis:

Iniciamos hoy para los lectores de nuestra web unas catequesis audibles entresacadas del Evangelio con el deseo de que puedan descubrir y valorar lo que Jesús define como el amor más profundo y sublime que una persona puede vivir hacia Él, tal y como se lo hizo saber a Pedro al decirle: “¿Me amas? ¡Apacienta mis ovejas!” (Jn 21,15…).
A lo largo de estas audiciones –de unos diez minutos de duración- veremos cómo el Señor se asoma a nuestra vida con el deseo de conducirnos por un camino plagado de asombro y sorpresas. Experimentaremos el estremecimiento de sentirnos amorosamente sacudidos por este o aquel pasaje evangélico que nos descolocará de nuestra prudencia humana al revolver este nuestro armario interior, en el que, desde una óptica sesgada y calculadora, cada cosa tiene su lugar fijo. Al entrar el Evangelio en él, nos quedamos expectantes, y permitimos al Hijo de Dios que ponga “su orden” en nuestro orden.
Se abre entonces la caja de las sorpresas para los que dejan el campo libre al Señor. Cada compartimento del armario con su proyecto ya definido, que le permitimos remover, da paso a la expectación; es la expectación que nace del riesgo que supone creer que el Hijo de Dios salga garante de lo que quiera cambiar, sabiendo -y en esto consiste la fe- que será para nuestro bien. Las sorpresas se suceden una tras otra; a cada riesgo que aceptamos, Jesús corresponde demostrándonos con hechos que nuestra apuesta por Él fue un acierto. Entramos así en una espiral de asombros inauditos propios del ámbito de Jesús, ámbito que no es el de este mundo tan atado a seguridades no exentas de inestabilidad. Los discípulos de Jesús, al confiar en Él –repito- como garante de nuestras elecciones, vivimos un “subidón” ininterrumpido al constatar por nosotros mismos su poderoso y amoroso hacer en nuestras vidas.
Concluyo diciéndoos que estos textos alcanzan a todos aquellos que están en camino, o desean estarlo, para llegar a ser discípulos de Jesús. Son muy apropiados también para todos aquellos que puedan sentir la llamada al sacerdocio, o simplemente que no la excluyan. Sea como sea, el Discipulado lleva consigo llenar el mundo de la Luz del Hijo de Dios (Mt 5,14…). Estos textos, centrados en la espiritualidad del Evangelio, pueden ser escuchados individualmente o en grupo, bien sea parroquial, de confirmación, movimientos, etc.

¿Quién eres Señor? Hch 9,5. Mc 12,38 -44 para el Evangelio del XXXIIDomingo del Tiempo Ordinario 11 de Noviembre de 2018

Hoy el Evangelio trata de la mirada de Jesús y la de los hombres. Nosotros estamos inclinados a dejarnos deslumbrar por las apariencias. En este sentido Jesús dice a sus discípulos que se cuiden de los fariseos, que en general se servían de sus cumplimientos religiosos para ser honrados y agasajados e incluso beneficiados económicamente por la gente incauta.
Está previniendo a los suyos de estos farsantes y de pronto aparece en escena una pobre mujer, ofreciendo un par de pequeñas monedas para el culto del Templo. Nadie reparó en ella, lógico, ni llevaba gran vestimenta ni su aportación era relevante. Hasta ahí la mirada de los hombres; veamos la del Hijo de Dios. Su mirada se posó lentamente en ella,  alcanzó su corazón y entonces la alabó ante sus discípulos para que aprendiesen a mirar a los hombres como El los mira. Les dijo que esa mujer y los que como ella actúan, roban el corazón de su Padre porque lo poco que ofreció constituía su sustento para ese día. Entendamos bien,  no alabó su generosidad, que también, sino su confianza en Dios su Padre consciente de que la cuidaría por ser más valiosa a sus ojos que las aves del cielo y los lirios del campo. Se llama Fe, sí, la Fe que está a años luz de la especie de pantomima que le ofrecen cada día no pocos fariseos que necesitan pregonar lo que hacen ..no por Dios, sino para dar lustre a sus fachadas.

(Antonio Pavía-Misionero Comboniano)

jueves, 8 de noviembre de 2018

LA ORACION

Para los que peinamos canas, y aún, los que ya no las podemos peinar, pues el tiempo se encargó de hacer estragos, podemos recordar el antiguo Catecismo de la Iglesia Católica que nos decía: “Rezar es levantar el corazón a Dios y pedirle mercedes”. Hermosa expresión lo de pedir “mercedes”, favores, que no deja de ser ya una palabra en desuso. 

La realidad es que el lenguaje evoluciona, cambia, lo cual no quiere decir que lo haga a mejor. Pero pedir mercedes entrañaba el concepto de que todo lo que de Dios recibimos es pura Gracia suya, por su Bondad y su Misericordia. Y “levantar el corazón”, también nos introducía en un pensamiento clave: elevar el corazón, mantener en pie el corazón. Y este mantener en pie, ya tiene un sentido más bíblico. Estar de pie, o estar en pie, es la postura del Resucitado. En el martirio del protomártir san Esteban, en el momento de espirar añadió: “Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del Hombre de pie a la diestra de Dios…” (Hech 7,56). Jesucristo, el Hijo del Hombre estaba como el “Testigo Fiel” intercediendo ante el Padre para la glorificación de Esteban. Y se mantenía “en pie” ante el Padre.

Y así, con esos pensamientos, de elevar el corazón y pedir su Gracia, nos orientaban en la oración.

Y es bueno recordarlo, para no caer en determinados errores a la hora de comunicarnos con Dios, que es lo que denominamos orar. El mejor ejemplo de orar, la perfecta oración, es la que nos enseñó el mismo Jesucristo con la oración del Padrenuestro.

Existe la oración mental y la oración vocal, pronunciada en voz lo suficientemente alta como para poder oírnos a nosotros mismos. Y es importante oírnos, porque el Maligno provoca distracciones, que, si nos oímos, ayudan a continuar en la sintonía de la oración. Con esto no quiero decir que la oración mental no sea válida, pero requiere un plus de atención, que no siempre es fácil de mantener.

Pero es importante no cometer errores en el sentido mismo de rezar. No podemos caer en el primer error que es el de considerar a Dios como “un conseguidor”. Alguien que nos va a dar lo que pidamos, y en el momento que lo pidamos. Y si así no sucede, pensamos que Dios no nos escucha, nos ha abandonado…y entramos en el juego de Satanás.

Dios sabe perfectamente lo que necesitamos y cuándo lo necesitamos. Somos nosotros los que no sabemos pedir. Hemos de confiar en la Providencia Divina del cómo y el cuándo. ¡Cuántas veces a lo largo de la vida habremos visto después que aquello que pedíamos no nos convenía! 

El Señor Jesús nos dijo:”…pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá…” (Mt 7,7)son tres fases: pedir, buscar y llamar. Pero hemos de saber pedir; pedir conocer su Voluntad para conocerle a Él. Buscarle, pues para amar a alguien, hay que conocerle primero. Nadie ama lo que no conoce. Y llamarle para que nos abra.

Pero hay que rezar para darle gracias por los favores recibidos, pues todo es un don de su Liberalidad. Lo que tenemos, incluso nuestro cuerpo, no nos pertenece, pues hemos sido comprados con la Sangre de Cristo, el Cordero inocente que se ha inmolado por nosotros (1 P, 19)

Nos lo recuerda Pablo: “… ¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, y habéis recibido de Dios, y que no os pertenecéis? ¡Habéis sido bien comprados! ” (1 Cor19)

Nos quejamos de nuestras deficiencias, incluso económicas; ¿no pensamos que hay personas que no tiene cama donde acostarse, o mesa donde comer? ¿Somos más merecedores nosotros por haber nacido en el primer mundo?    

Meditemos por un momento la cantidad de gracias recibidas de Dios. Yo no las voy a enumerar, lo dejo a la meditación de cada cual. Hemos recibido el regalo de la fe. En la Eucaristía, (palabra que significa “acción de gracias”), en el momento de recibir al Señor, meditemos, uno por uno, lo que de Él hemos recibido gratis, sin merecimiento por nuestra parte. 

Oremos por el perdón de nuestros pecados. Y por los pecados del mundo. Oremos por el Papa, los obispos, sacerdotes…por los sacerdotes más cercanos, los de nuestra Parroquia. Ellos nos acercan a Dios. Y, por desgracia, otros nos alejan de Él. Oremos por estos y aquellos. 

Que nuestra vida, alimentada por la oración, sea coherente con ella. Al salir de la Iglesia, donde hay un mundo hostil, donde falta la Paz de Jesús, no la del mundo, sigamos siendo los mismos cristianos que cuando estábamos en su Presencia.

Y siempre, mantengámonos bajo el Manto de nuestra Madre la Virgen María, dispensadora de todas las Gracias, el mejor regalo que nos ha hecho Dios.

Alabado sea Jesucristo


(Tomás Cremades)