domingo, 28 de febrero de 2016

Toques del Alma 173

 No hay mayor ni más devastadora tiranía que la de acatar irremisiblemente  el sometimiento del propio espíritu a los caprichos que consideramos imprescindibles.

sábado, 27 de febrero de 2016

CATEQUESIS DARÉIS FRUTO POR MÍ


Toques del Alma 170

10. El que tiene su cuota de soledad desacompañada de la Presencia, no puede conocer el ritmo sereno y gozoso a la vez, de las confidencias de Dios.

Toques del Alma 171

 El hombre que rechaza a Dios levanta, aun sin saberlo, empalizadas para preservar su libertad, que tanto más se desgasta cuanto más la acaricia. Es el desgaste de la vida de quien ha puesto a raya a la Vida.

Toques del Alma 172

Sábado 27 de Febrero de 2016
Toques del Alma 

Es la soledad cargada de silencio lo que hace que la Palabra, casi furtivamente, se abrace a ella y la haga habitable. Es entonces cuando Dios se presenta al alma: ¡No temas, aquí estoy!

jueves, 25 de febrero de 2016

Toques del Alma 169

9. Cuando las palabras espíritu y vida de Jesús (Jn6,63b) desplazan tanta morralla apilada en la mente y el corazón, entonces, sólo entonces, nuestros ojos se habitúan a la Luz de Dios.

miércoles, 24 de febrero de 2016

Gloria in excelsis


LA MISERICORDIA DEL SEÑOR (Por el padre Antonio Pavía)



LA MISERICORDIA DEL SEÑOR
(Por el padre Antonio Pavía)
 
Quiero pensar en voz alta sobre una faceta del discipulado del Apóstol San Pablo que debería de sumergir en el más absoluto estupor a los profesionales que, desde distintos ángulos cognoscitivos, analizan el comportamiento humano. No pretendo en absoluto ser despectivo con estos profesionales, quiero simplemente señalar que existe un espacio anímico en el hombre que escapa a la ciencia en el que solo cabe la huella de Dios
 
Desde este espacio puedo referirme al abismo infranqueable existente entre el Pablo que, “respirando amenazas de muerte contra los discípulos del Señor...hombres y mujeres para llevarlos atados a Jerusalén” (Hch 9,1-2), así como su confesión de que “cuando se derramó la sangre de Esteban yo también estaba presente” (Hch 22,20), y el Pablo que se sabe acreedor de la confianza de Jesucristo para anunciar su Evangelio (1Tm 1,12…) y, por si fuera poco, Jesús le ha declarado digno de confianza para anunciarle como “heraldo, apóstol y maestro” (2Tm 1,11).
 
¿Qué aconteció para que este hombre pudiese dar un giro tan impensable en su vida? No estamos hablando de una conversión más de las miles que se dan todos los días por medio de los anunciadores del Evangelio, esparcidos por el mundo entero. Estamos refiriéndonos a que el abismo insondable se ha convertido en puente que posibilita el encuentro entre Pablo y Dios. La respuesta es que aconteció Jesucristo, su Encarnación. Aconteció la Misericordia derramada sin medida sobre el corazón y el alma de este hombre, y nos viene bien insistir en esto porque este año celebramos, por iniciativa del Papa Francisco, el Año de la Misericordia de Dios.
 
Sí, celebramos algo que jamás hemos de olvidar, que por la Encarnación del Hijo  hemos venido a saber que el corazón -cordia- del Padre se hizo uno con la miseria -miseri- del hombre. Solo desde esta óptica, repito, fuera del alcance de las ciencias del comportamiento humano, nos es posible abordar y quizás entender el giro transcendental de Pablo. Aun así no creo que podamos alcanzar a sondear la convulsión interior que puso en pie de guerra sus entrañas; sí, se pusieron en pie de guerra, pues ya no encontró descanso sino en su Señor, en llevar su Evangelio a  casi podríamos decir el mundo conocido de su tiempo. Fue tal su pasión por el Evangelio y por Evangelizar que Europa se le quedó pequeña, y así le vemos anunciando a Jesucristo incluso en Asia Menor.
 
Decir que Pablo entregó su vida al servicio de Jesús por la predicación del Evangelio más allá de toda frontera, implica que la puso al servicio de los hombres; y es que el amor a Dios y a los hombres es uno solo, es indisoluble: quien no ama a Dios no ama en espíritu y verdad a los hombres, y viceversa. La fuerza de Pablo reside en la elección que ha recibido, elección que Jesús abre a todo aquel que acepta ser su discípulo. En su sabiduría -va implícita en la elección- comprendió que, al igual que su Señor, “no tenía su vida digna de estima comparada con el don de poder anunciar el Evangelio de la Gracia, como dijo a los sacerdotes de Éfeso al despedirse de ellos (Hch 20,24).
 
He hablado de convulsión interior vivida por nuestro gran Apóstol, y, aun imprudentemente, me atrevo a sondear cómo sería su convulsión envuelta y hasta protegida por la ternura de Dios derramada en todo su ser gracias a su Hijo Jesucristo. Citar textos acerca de esta su experiencia amorosa con Jesús sería casi imposible pues son muchos. Me limito a una de sus confesiones más profundas a la vez que tierna y que los discípulos de Filipos tuvieron la suerte de ser los primeros en oír: “Juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí todas las cosas, y las tengo por basura para tenerle a Él...” (Flp 3,8).

martes, 23 de febrero de 2016

El Señor Jesus dice.. (Por Carmen Pérez)

El Señor Jesús dice que si no volvemos a ser como niños, no entraremos en el Reino de los Cielos. Los niños se pelean y se enfadan con los otros niños  pero perdonan y olvidan, algo difícil para los mayores. Sí, podemos pedir perdón ... pero olvidar ya es otra cosa ... y Dios dice perdonar de corazón a tu hermano hasta setenta veces siete .o sea siempre... Señor ¡ayúdame a perdonar!.
(Carmen Pérez)
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CATEQUESIS.-

https://youtu.be/DyFMtxykBp8

lunes, 22 de febrero de 2016

La Vides de la Viña y los Sarmientos (por Tomás Cremades)

Hay un Salmo, el Salmo 79 que se expresa así: 

 ”…Arrancaste una viña de Egypto, expulsaste a los gentiles para plantarla;  le preparaste el terreno, y echó raíces hasta llenar el país. Su sombra cubría las montañas, y sus pámpanos los cedros altísimos; extendió sus sarmientos hasta el mar y sus brotes hasta el Gran  Río.
¿Por qué has derribado su cerca para que la saqueen los viandantes, la pisoteen los jabalíes y se la coman las alimañas? "

Jesús es la Viña, Él nos lo recuerda cuando nos dice ser la Vid y nosotros los sarmientos (Jn 15): 

“Yo Soy la Vid verdadera y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en Mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto lo limpia para que dé más fruto…”

Y esta Vid-Jesucristo- la han talado, la han derribado, la han quemado, la han pisoteado los jabalíes, que por otra parte, son animales impuros para Israel. 

Por eso dirá Jesús: "se os quitará a vosotros -los fariseos- el Reino de los Cielos, y se dará a un pueblo que produzca sus frutos”.

Estemos siempre unidos a Él como los sarmientos a la Vid, para que su savia, que es el Evangelio, su alimento que dice a la Samaritana (Jn 4,34), sea también nuestro alimento.

 ALABADO SEA JESUCRISTO 

Toques del Alma 168

El secreto para saborear a fondo la propia vida es muy sencillo: consiste en llegar a hablar, escuchar y adorar a Dios en el Templo espiritual y glorioso de las Santas Escrituras

domingo, 21 de febrero de 2016

Pastores según mi corazón (Hombres de Dios para el mundo) | Capítulo XI

Te basta mi gracia

Te basta mi gracia, dijo Jesús a Pablo cuando un sinnúmero de tribulaciones, pruebas y sufrimientos a causa de su misión, se abatían sobre todo su ser dejándole al filo del desmayo anímico, psicológico y físico. No fueron pocas las veces que el apóstol se sintió al límite de sus fuerzas o, como diría el salmista, “a punto de resbalar” (Sl 38,18). Tantas otras veces el Señor le habló, le confortó y, sobre todo, le levantó de sus tristezas y debilidades en los términos a los que ya hemos hecho alusión: “te basta mi gracia”.
Volveremos más adelante sobre esta experiencia de Pablo, de incalculable riqueza para él y también para los que vemos, en su discipulado y ministerio pastoral, un espejo en el que mirarnos. Decimos que es un espejo no tanto para que le imitemos tal y como es, pues el Señor Jesús es totalmente original y no forma –como Maestro que es- ningún discípulo igual a otro, cuanto para tener en cuenta las líneas maestras que diseñó en él en vistas a su seguimiento y pastoreo.
Partimos de la confesión de su llamada, la misión recibida para anunciar el Evangelio a los gentiles y que le llevó a romper todas sus fronteras, no sólo las geográficas sino también las culturales, étnicas e incluso el sustrato más que milenario propio de su pertenencia al pueblo elegido; ninguna frontera fue lo suficientemente inexpugnable como para frenar su impulso misionero. Oigamos su testimonio: “…Cuando Aquel que me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien revelar en mí a su Hijo, para que le anunciase a los gentiles… me fui a Arabia, de donde nuevamente volví a Damasco…” (Gá 1,15-17).
El apóstol testifica que Dios se fijó en él, le llamó por su gracia. Pablo ha hallado gracia a los ojos de Dios. Ésta no es un don estático: lleva consigo la revelación progresiva del misterio del Hijo de Dios. Analizamos el verbo revelar en su más genuino sentido, que apunta a un manifestar, hacer partícipe a otro, desvelar, un secreto. Este significado, en nuestro ámbito cultural, alcanza una dimensión inimaginable si tenemos en cuenta que es Dios quien se revela, es decir, quien manifiesta, hace partícipe o desvela a alguien su secreto: ¡su Misterio! En realidad estamos hablando de Dios-Palabra que se confidencia con los suyos abriendo sus oídos interiores, sembrando en sus corazones su Sabiduría, a fin de que puedan anunciar, como pastores que son: “lo que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni al corazón del hombre llegó, lo que Dios preparó para los que le aman” (1Co 2,9).
Ya hemos dicho que la gracia de Dios no es estática, y que, en el mismo sentido, tampoco lo es su revelación, la que nos ofrece por medio de su Palabra. En realidad estamos hablando del mismo hacer, actuar, de Dios en el hombre. Juan, en el Prólogo de su Evangelio, nos dice que el Hijo de Dios es la plenitud de la gracia y la verdad (Jn 1,14b). Plenitud que se vierte en nosotros “gracia tras gracia” (Jn 1,16).
Gracia tras gracia, así es como Pablo fue creciendo como discípulo y como apóstol. Sabe que la experiencia de crecimiento en la fe y en el amor que se está operando en él por medio de la gracia es tan personalizante que es como si fuera una entidad propia que convive con él haciendo parte de su ser: “Por la gracia de Dios, soy lo que soy; y la gracia de Dios no ha sido estéril en mí” (1Co 15,10a).

Fuertes en el Señor

Esta vivencia tan personal de Pablo no es una excepción, sino lo realmente normal en todo discípulo del Señor Jesús; basta con hacer nuestras las exhortaciones que Pablo hace a sus ovejas a fin de que alcancen en su crecimiento la madurez de la plenitud de Jesucristo: “…hasta que lleguemos todos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, al estado del hombre perfecto, a la madurez de la plenitud de Cristo” (Ef 4,13).
La relación entre gracia y misión-pastoreo en Pablo no fue, en absoluto, algo teórico. Nunca le dio por explicarnos las cualidades o virtudes que han de adornar la misión de un apóstol y pastor. Lo suyo fue una relación vital, a veces trágicamente existencial, y que llegó a adquirir tintes dramáticos. Algo que, por otra parte, no nos tiene que extrañar en absoluto: la gracia implica al mismo Dios; le implica llevándole a sostener a sus pastores, fortaleciéndoles, consolándoles y amándoles, ya que no hay pastor ni apóstol sin persecución y odio por parte del mundo. Odio y persecución que estuvieron presentes casi ininterrumpidamente en Pablo a lo largo de su vida de seguimiento.
Numerosos son los pasajes en que el apóstol nos hace confidentes de sus sufrimientos a causa del Evangelio que anuncia. Sufrimientos, humillaciones, penalidades de todo tipo, son como barreras que se interponen en su actividad misionera. Sin embargo, nuestro amigo puede con todo, evidentemente, no por sí mismo sino fortalecido por su Señor: “Todo lo puedo en Aquel que me conforta” (Flp 4,13).
Entre tantos pasajes que Pablo narra sobre las penalidades que acompañan su anuncio evangélico, nos detenemos en uno que creo puede ayudar a todo aquel que, o bien ya es pastor, o bien está discerniendo acerca de su posible llamada. Es un pasaje que creo puede ayudar a unos y a otros. En él nos da la impresión de que el apóstol está al límite de sus fuerzas, de su resistencia. Su clamor, más bien gemidos, al Señor, nos estremecen. El hombre, altivo cuando actuaba como doctor –en realidad esclavo- de la Ley, se nos muestra ahora extremadamente vulnerable, necesitado de fuerza y de cariño; está como hundido, se siente abofeteado por Satanás que es quien mueve a sus perseguidores: “… para que no me engría con la sublimidad de esas revelaciones, fue dado un aguijón a mi carne, un ángel de Satanás que me abofetea para que no me engría” (2Co 12,7).
Pablo utiliza el término abofetear con la connotación humillante que tenía, tiene y tendrá siempre. Un hombre abofeteado, sobre todo si es en público, es alguien que queda de por vida estigmatizado ante la sociedad y, sobre todo, ante los más cercanos: familia, hijos, amigos, vecinos, etc. Un hombre así abofeteado ya ni es persona, ha sido despojado de su dignidad; en realidad ha llegado a ser lo que se dice un don nadie. A esto, a un don nadie quedó reducido el Hijo de Dios inmediatamente después de ser condenado a muerte por el Sanedrín; fue objeto de burlas sin cuento y reiteradamente abofeteado: “Entonces se pusieron a escupirle en la cara y a abofetearle; y otros a golpearle, diciendo: Adivina, Cristo. ¿Quién es el que te ha pegado?” (Mt 26,67-68).
Así es como se siente Pablo, así es como le vemos en este su testimonio: abofeteado por unos y por otros, en público y en privado, por gentiles, por los judíos -su propio pueblo con todo lo que esto significa- y hasta, como él mismo señala, por falsos hermanos. Él, que lo ha sido todo en Jerusalén, se ve reducido a la más absoluta indignidad, como si fuera un apestado; muchos son los que quieren apagar su voz. No nos parece que inventemos nada si dijéramos que más de una vez tendría la tentación de abandonar la misión, el discipulado y el pastoreo, de renunciar a ser la voz que hace resonar la Palabra, en definitiva, renunciar a ser pastor según el corazón de su Maestro y Señor. Solo que ¿cómo intentar apagar la Voz? Porque esa es la cuestión: que no era su voz, sino la del Hijo de Dios la que resonaba atravesando fronteras en búsqueda de hombres que quieran volver a la vida: “En verdad, en verdad digo: llega la hora, ya estamos en ella, en que los muertos oirán la voz de Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán” (Jn 5,25).
Además, en el caso, más que improbable, de que renunciase al anuncio del Evangelio, ¿qué haría con su corazón y su alma, tan irresistiblemente atraídos y enamorados de Jesús, el que le amó hasta el extremo, hasta el punto de entregar su vida por él? “…y no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí; la vida que vivo al presente en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a así mismo por mí” (Gá 2,20).

Te presento mi súplica

Nuestro buen amigo Pablo se encuentra entre la espada y la pared. Por una parte, no resiste más, está al límite de sus fuerzas; y por la otra, no puede dejar de anunciar lo que a él mismo le da la vida. Está en la misma situación en la que su propio pueblo se encontró al salir de Egipto: con el ejército del faraón a sus espaldas, y por delante el mar Rojo cerrándole el paso (Éx 14). Bien sabe que, así como la salida que se le abrió a Israel fue obra de Dios, el mismo Dios se la abrirá a él. A Él, pues, recurre; a sus manos se acoge, como única posibilidad de mantener la fidelidad a su llamada. Oigamos su recurso al Señor Jesús, cómo se abandonó a Él: “Por este motivo tres veces rogué al Señor que se alejase –el Satanás que le abofeteaba- de mí. Pero él me dijo: Mi gracia te basta, que mi fuerza se muestra perfecta en la debilidad. Por tanto, con sumo gusto seguiré gloriándome sobre todo en mis debilidades, para que habite en mí la fuerza de Cristo” (2Co 12,8-9).
Por tres veces supliqué al Señor, nos dice confidencialmente con una limpieza de alma que nos estremece. En la cultura de Israel tres es un número simbólico que indica pluralidad. No se está, pues, refiriendo a tres ocasiones concretas, sino a unas súplicas constantes, habituales. Habitual y constante es también la respuesta de Dios. Nos parece ver en Pablo al salmista que, cada mañana, acudía a Dios con la absoluta confianza de que le iría a responder: “Atiende a la voz de mi clamor, Dios mío. Porque a ti te suplico; ya de mañana oyes mi voz, de mañana te presento mi súplica, y me quedo a la espera” (Sl 5,3-5).
Pablo recurre, ora, gime, suplica al Señor, por quien está recibiendo en las mejillas de su alma las bofetadas ininterrumpidas del odio del mundo. Jesús, su Señor y Maestro, le oye –de hecho había profetizado este odio- (Jn 15,18-19); recoge en su espíritu su dolor y consuela su corazón asegurándole: ¡Te basta mi gracia!
Te basta con mi gracia, la misma que hice descender sobre ti y con la que te envié a los gentiles para que, con tu predicación, les abrieses los ojos y se convirtieran de las tinieblas a la luz (Hch 26,1-18). La misma gracia que se hizo voz y te dijo: “No tengas miedo, sigue hablando, no te calles, porque yo estoy contigo” (Hch 18,9). Así, con estas palabras, le confortó Jesús cuando los judíos de Corinto quisieron obstaculizar su anuncio del Evangelio.
Así fue cómo Pablo fue comprendiendo que su fe y su amor sólo podían crecer bajo la gracia. Gracia que se hace más patente y fuerte cuanto más las fuerzas del mal se confabulan contra él y, por supuesto, contra su misión. Tanto y tan bien lo entendió que nos dejó este legado de incalculable valor para todo aquel que haya sido o sea llamado al pastoreo: “Por eso me complazco en mis debilidades, en las injurias, en las necesidades, en las persecuciones y las angustias sufridas por Cristo; pues, cuando estoy débil, entonces es cuando soy fuerte” (2Co 12,10).

La creación está ansiosa (padre Pavía)

Dice San Pablo que la creación está ansiosa, deseando ver la manifestación de los hijos de Dios..
El EVANGELIO es nuestro Transfigurador...
No defraudemos a los que nos miran, aunque sea de reojo, quieren saber al mirarnos, si es verdad que Dios es LUZ ... 
(Por el padre Pavía)

Catequesis: LA TRASFIGURACIÓN DE JESÚS 

https://youtu.be/DyFMtxykBp8

Poemas II.- CUÁNTO HEMOS CAMBIADO.- (por Olga Alonso)


Con el reino de Dios pasa lo mismo que con un tesoro escondido en un terreno. Cuando alguien lo encuentra, lo vuelve a esconder; y después va muy alegre a vender todo lo que tiene para comprar el terreno y quedarse con el tesoro.

Mt 13; 44

CUÁNTO HEMOS CAMBIADO


Cuánto hemos cambiado
Cómo dejó de pesar esa tremenda carga

Cómo miramos el mundo, de forma tan diferente
Cuánto más fácil es ahora todo, qué sencillo, qué transparente.

 Qué pocas cosas son ahora importantes, cómo dejaron de serlo aquellas que consumían nuestra vida.
Qué interés, qué preocupación por los otros.

Cada vez, qué menos “yo” y cuánto más “tú”

Qué certeza, qué paz….todo tiene sentido ahora
Qué conciencia de mi misma, sin mentiras

Cuánta intensidad en todo, en los minutos que pasan y en los que quedan atrapados en cosas importantes

Y ahora, ya está claro, lo importante eres Tú.

Todo lo demás se fue y nos dejó tú libertad, Señor.

 

Cuando pensé en todo esto,
comprendí de inmediato
que los amigos de la sabiduría
siempre vivirán felices
y gozarán de una larga vida.
También comprendí
que vivir a diario con la sabiduría
trae inteligencia, fama y riqueza.
Por eso me puse a buscarla
para llevármela conmigo.

Sb 8; 17-18

 

 

sábado, 20 de febrero de 2016

LA TRASFIGURACION DE JESUS


¿QUIÉN ERES SEÑOR? Hch 9,5 (Evangelio de 21-02-2016)

¿QUIÉN ERES SEÑOR? Hch 9,5
(Evangelio de mañana)

Jesús se transfigura ante Pedro, Juan y Santiago para hacernos ver el culmen del discipulado; nos lo dice Pablo:  "....reflejamos, como en un espejo, la Gloria del Señor, nos vamos transformando en esa misma imagen cada vez más gloriosos..." (2 Co 3, 18)

miércoles, 17 de febrero de 2016

Cuando salgo a la calle (por Mila)

Cuando salgo a la calle salgo preparada con besos, saludos, caricias, y para escuchar las conversaciones de aquellos con los que me encuentre.

Cuaresma: CARIDAD, AMOR Y MISERICORDIA (por Mila)

Cuaresma: CARIDAD, AMOR Y MISERICORDIA 

Sobre el ala del altar en que te inmolas por el amor de todos, yo te deposito mi ser, mi alma, mi cuerpo , en nombre de todas las personas en las que Tú habitas .

martes, 16 de febrero de 2016

Toques del Alma 166

16-02-2016 Toques del Alma 
(Por el P. Pavía)
Sólo desde el Evangelio enseñado por nuestro Señor y Maestro nos atrevemos a fijar nuestros ojos en lo alto y decir: ¡Dios mío, te amo!

No hagas a otro lo que no quieras... (por Carmen Pérez)

"No hagas a otro lo que no quieras que te hagan a ti" (Tobías 4)
Jesús nos dice: "Ama a tu prójimo como a tí mismo.."
Jesús nos dió ejemplo amándonos mas que  a sí mismo, dando su vida por todos buenos y malos, perdonándonos a todos cuando dijo:  "PADRE perdónalos porque no saben lo que hacen".-

La viña de frutos amargos (por Tomás Cremades)

Leemos en Isaías (5, 1):

"Una viña tenía mi amigo en un fértil otero. La cavó y la despedregó, y la plantó de cepa exquisita. Edificó una torre en medio de ella y cavó un lagar. Y esperó que diese uvas, pero dio agraces
¿Qué mas puede hacerse por mi viña que no se lo haya hecho..?"

Isaías se pregunta si se podía haber hecho más. Si pensamos que Dios habla a través de Isaías y que nosotros somos la viña, Dios nos pregunta que habiendo dado tanto Él por nosotros..., ¿cómo hemos respondido?
Y más que reproche, yo creo que Dios siente pena, sufrimiento, por ver un pueblo de dura cerviz, como nos recuerda el libro del Deuteronomio (Dt 9,13), cuando el pueblo de Israel se construye un becerro de oro.

Alabado sea Jesucristo 

Señor ¿Cuándo nos creeremos esto? (Por Carmen Pérez)



"POR LA MAÑANA TE EXPONGO MI CAUSA Y ME QUEDO AGUARDANDO... COMO UN NIÑO EN BRAZOS DE SU MADRE, ESPERANDO RECIBIR TODO GRATIS". (Salmo 5)

SEÑOR ¿CUÁNDO NOS CREEREMOS ESTO? CUANDO ASÍ SEA, TENDREMOS LA PAZ, SABIENDO QUE TODOS NUESTROS TRABAJOS NOS LOS HACE ÉL.

lunes, 15 de febrero de 2016

Toques del Alma 165

15-02-2016 Toques del Alma (por el P.Pavía) 

La Palabra de Dios guardada en el interior, provoca en el hombre una especial ley de la gravedad; sí, especial, porque en vez de tirar del espíritu hacia abajo, le impulsa hacia lo alto, hacia Dios.

sábado, 13 de febrero de 2016

EL PAN DE VIDA


¿ QUIEN ERES SEÑOR? Hch 9,5 (Para el Evangelio del 14-02-2016)

La comunidad en las redes sociales hoy:

¿ QUIEN ERES SEÑOR? Hch 9,5
(Para el Evangelio de mañana..)
El Pan que Jesús antepone al que le ofrece Satanás, es la sustancia de Dios. En la medida que su sustancia nos empapa, más divinos somos. La sustancia de Dios en su Palabra, resplandece con su propia Luz en la Eucaristía. Recordemos: "Tomad y comed esto es mi Cuerpo" Mt 26,26

viernes, 12 de febrero de 2016

Toques del Alma 164

Viernes 12-02-2016 Toques del Alma 
(Por el P. Pavía)

Cuanto más un hombre se adentra en sus precariedades tanto más da libertad a Dios para adentrarse en él  a fin de poner manos a la obra.

jueves, 11 de febrero de 2016

Toques del Alma 163

Jueves 11 de Febrero 2016 Toques del Alma  
(Por el P.Pavía) 

El que predica el Evangelio desde su sabiduría habla desde su autoridad. El que predica desde la Sabiduría de Dios habla a los hombres con las palabras que Él pone en su boca. Los sabios de este mundo no saben que las ovejas distinguen entre una sabiduría y otra.

miércoles, 10 de febrero de 2016

Toques del Alma 162

Toques del Alma (por el padre Antonio Pavía)
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Así como el “Hijo procede del Padre”, también los creyentes, en su Palabra, llegan a ser hijos suyos porque proceden de la fuerza creadora del Evangelio.

Dios está pendiente de nosotros (por Carmen Pérez)

-Marcos 4.35: En este evangelio el Señor nos dice que Él lo ve todo: nuestros miedos, angustias, temores, nuestra desconfianza de que esté ocupándose de nosotros... Pero Él está ahí, -aunque nos parezca que duerme y no le importa lo que nos pasa-, está esperando un grito de "socorro que nos hundimos", para calmar esas angustias y temores, y nos dice: "¿aún no tienes fe?" Y la paz, una paz que no podemos explicar nos inunda, y decimos Jesús confío en ti.

domingo, 7 de febrero de 2016

Pastores según mi corazón (Hombres de Dios para el mundo) | Capítulo X

Palabra y pastor: historia de amor

Es comúnmente sabido que una persona se abre a otra conforme se va sintiendo aceptada, apreciada y, por supuesto, valorada; todo ello hace que no quede indiferente ante quien ha fijado su mirada y atención en ella. Cuando se dan estos hechos podemos afirmar que se ha puesto en marcha la fuerza, la atracción irresistible del amor.
Lo que sucede en el amor humano, reflejo del Amor que es Dios (1Jn 4,8), se cumple y realiza en dimensiones que escapan a toda medición entre la Palabra en la cual Dios habita, (Jn 1,1), y el hombre-mujer que la acoge teniendo en cuenta que acoge al mismo Dios: “Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él” (Jn 14,23). Estamos hablando de una especialísima historia de amor.
Dicho esto, podemos considerar, sin querer ser sensacionalistas, que la Palabra en cuanto tal se abre, se da a conocer, a quien la valora realmente, a quien muestra un interés que llamaríamos exclusivo que no excluyente; diríamos, sirviéndonos del lenguaje humano, que se entrega a quien la busca con pasión. Es como si se sintiera amada sobre todas las cosas, por ello se abre a su amante. Éste, a su vez, al intuir que ella supone el culmen de todas las riquezas y grandezas soñadas, anheladas y buscadas, pone todos los medios a su alcance para hacerla suya, alma de su alma, como expresó el autor de la Sabiduría, lleno del Espíritu Santo: “Considerando en mi corazón que se encuentra la inmortalidad en emparentar con la Sabiduría, en su amistad un placer bueno, en los trabajos de sus manos inagotables riquezas… busqué por todos los medios la manera de hacerla mía” (Sb 8,17-18).
Es en este sentido que Jesús, Señor y Maestro de sus discípulos, también pastores, les enseña a pedir humilde y confiadamente a Dios, a quien conocen como Padre, la ración de Palabra viva de cada día para poder mantener vibrante el amor hacia ella y acrecentarlo como corresponde a su propia y natural expansión. Repito, es el Señor y Maestro quien nos enseña a hablar así con nuestro Padre, que es también el suyo: “Padre, danos hoy nuestro pan de cada día” (Mt 6,11).
Esta andadura relacional, tejida entre búsquedas, hallazgos y asombros, provoca la fe adulta y, con ella, el delirio tierno y amoroso del Padre hacia los discípulos de su Hijo, como Él mismo nos certifica: “El Padre mismo os quiere, porque me queréis a mí y creéis que salí de Dios” (Jn 16,27).
Establecida esta relación, tan original por una parte, y tan natural por otra ya que la piden a gritos los anhelos del alma y el corazón, tenemos la confianza de que el Hijo de Dios nos dará la pauta para fortalecerla, pues de ella depende la calidad o, mejor dicho, la autenticidad de nuestro discipulado; no en vano oímos decir a Jesús: “Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”(Jn 8,31-32).
Jesús, Señor y Maestro, exhorta a los suyos a mantenerse en su Evangelio, lo que les garantiza la conquista de la verdad y la libertad; a lo que podríamos añadir la fidelidad, la cual no se forja tanto a base de compromisos, reglas o propósitos, sino que es fruto de la sabiduría del corazón. Dicho de otra forma, podemos afirmar que el que se mantiene en la Palabra es mantenido por ella en el amor a Dios.
De esta exhortación se deduce con meridiana claridad que la espiritualidad de la Palabra no es una más en la Iglesia; de hecho, es la única propuesta por el Hijo de Dios para llegar a conocer al Padre. Decimos sin ambages que es la única porque fue la suya, ya que en cuanto hombre también tuvo que crecer en la fe y la fidelidad.

Leche y miel

Es un crecimiento del que se hace eco el Evangelio (Lc 2,52), y que explicita fuertemente Isaías en su profecía sobre el Emmanuel: “He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel. Cuajada y miel comerá hasta que sepa rehusar lo malo y elegir lo bueno” (Is 7,14b-15). Entendemos mejor esta profecía mesiánica si tenemos en cuenta que la leche y la miel simbolizan en la espiritualidad bíblica, el alimento que la Palabra supone para el creyente. La leche aporta el crecimiento de la fe (1P 2,2), y la miel sería como el gran manjar que colma de delicias el –como dicen los santos Padres de la Iglesia- paladar del alma: “¡Qué dulce al paladar me es tu Palabra, más que miel a mi boca!” (Sl 119,103).
Analicemos ahora con detenimiento el texto profético. Isaías nos ha dado a conocer que el Emmanuel se alimentará de cuajada de leche y de miel hasta que sepa rechazar el mal y escoger el bien. Siguiendo de la mano de las Escrituras nos dejamos asombrar por la puntualización que nos hace el autor del Cantar de los Cantares acerca de la esposa, que representa a toda alma enamorada de Dios: “Miel virgen destilan tus labios, esposa mía. Hay miel y leche debajo de tu lengua…” (Ct 4,11).
Los exegetas que, con la indispensable iluminación del Espíritu Santo, han sondeado el Cantar de los Cantares, nos comentan que la lengua de la esposa rebosante de leche y miel, simboliza la imagen de un perenne manantial de las aguas vivas de Dios: su Palabra y su Sabiduría. Imagen bellísima que nos traslada a Jesucristo cuya boca es un manantial perenne de la gracia, y que fue profetizado por el salmista: “En tus labios se derrama la gracia” (Sl 45,3b). Profecía que vemos cumplida a lo largo de su ministerio, como atestiguan los primeros judíos que le oyeron predicar en la sinagoga de Nazaret: “… Y todos daban testimonio de él y estaban admirados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca” (Lc 4,22).
Las palabras de gracia que fluyen de la boca del Señor Jesús fluyen también de las de sus pastores; más aún, es lo que les identifica a los ojos tanto de Dios como de los hombres que le buscan. Bien cierto es, y bien lo sabemos, que los verdaderos buscadores de Dios van al encuentro de los pastores que les hablan desde la Sabiduría. Estamos hablando de hombres y mujeres que tienen demasiados problemas, interrogantes y anhelos como para conformarse o perder el tiempo con sabidurías humanas. De hecho cuando han tenido la posibilidad de degustar la leche y la miel de la Palabra se han sentido saciados.
El manantial de gracia que sobreabunda en los pastores según el corazón de su Maestro y Señor se eleva hacia sus labios desde la abundancia del corazón, lo dijo el mismo Jesús: “De lo que rebosa el corazón habla la boca” (Mt 12,34b). Ya anteriormente el Espíritu Santo se lo había inspirado al salmista: “La boca del justo susurra sabiduría, su lengua habla rectitud; la ley –Palabra- de su Dios está en su corazón, sus pasos no vacilan” (Sl 37,30-31) Inspiración y profecía cumplida en plenitud en Jesucristo y, por don suyo, en sus pastores, aquellos que Él llama y que, por supuesto, acogen su llamada.

El sabor del Evangelio

Nos acercamos a Pablo quien con su experiencia nos iluminará acerca de la sabiduría y discernimiento que el hombre de Dios necesita para rechazar el mal y escoger el bien. Isaías con su profecía nos dio a conocer las armas con que Dios nos provee ante el poder seductor que tienen el mal y la mentira; poder que llega hasta el punto de considerar el mal como algo bueno y provechoso para el hombre. El relato catequético de la desobediencia de Adán y Eva a Dios da fe de la enorme capacidad de seducción y engaño del mal y su príncipe –satán- sobre el hombre (Gé 3,16).
Pablo conoce en su propia carne esta seducción fuerte y persistente hasta el punto de dar la vuelta a sus principios. Nos cuenta su drama, también su combate que aparentemente lo tiene perdido: “Realmente, mi proceder no lo comprendo; pues no hago lo que quiero, sino que hago lo que aborrezco… Pues bien sé yo que nada bueno habita en mí, es decir, en mi carne; en efecto, querer el bien lo tengo a mi alcance, mas no el realizarlo, puesto que no hago el bien que quiero, sino que obro el mal que no quiero” (Rm 7,15-19).
Nada podríamos hacer si la experiencia del apóstol se redujese a este lamentarse ante su impotencia. Mas no. La descarnada descripción de su debilidad culmina con un canto de victoria y gratitud a Jesucristo, el vencedor de todo mal, de la mentira y su príncipe (Jn 8,44) con todas sus artes seductoras. Oigamos a Pablo: “¡Pobre de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo que me lleva a la muerte? ¡Gracias sean dadas a Dios por Jesucristo nuestro Señor!” (Rm 7,24-25).
Gracias a Jesucristo el Señor. El que se alimentó de la Palabra y Sabiduría del Padre (Jn 4,34), alimento por medio del cual pudo rechazar el mal con sus insidias y seducciones, y acoger el bien. Gracias a Jesucristo porque nos hace partícipes de su Sabiduría con la cual discernimos en nuestras decisiones y opciones. Como pueden ver, nos estamos uniendo a la acción de gracias de Pablo.
Cuando Jesús dice a los suyos que es el único Maestro, les y nos está indicando que sólo Él es la Sabiduría del Padre (1Co 1,24). Sabiduría que le da autoridad para enseñarnos a partir la Palabra como Él la partía. Una enseñanza por la que la Escritura deja de ser un libro de estudio para convertirse en el alimento por excelencia: palabras que son espíritu y vida (Jn 63b). Este es justamente el discernimiento que necesitamos para rechazar el mal y escoger el bien. Cuando falta esta sabiduría y discernimiento, existe la posibilidad real de que, como denuncian los profetas de Israel, los pastores, en el colmo de su insensatez, terminen por llamar mal al bien y bien al mal: “¡Ay, los que llaman al mal bien, y al bien mal; que dan oscuridad por luz y luz por oscuridad…!” (Is 5,20).
Los pastores según la rectitud y la verdad son en primer lugar hombres que se han dejado enseñar por su Maestro. Él les ha dado el don de entresacar de la Escritura palabras de vida eterna (Jn 6,68). Con ellas se alimentan a sí mismos y a sus ovejas. Lo que marca la diferencia entre las palabras humanas, las simplemente académicas, y las palabras de vida recogidas como maná escondido (Ap 2,17), es que éstas contienen el sabor de Dios, se saborean, son deliciosas para el paladar del alma.
Cuando un pastor ha llegado a saborear las palabras de vida que es capaz de recoger en las Escrituras bajo la amorosa tutela de su Maestro, experimenta la atracción natural hacia Dios que le permite mantenerse en su Evangelio (Jn 8,31-32). Atracción que se convierte en ancla de su permanencia en el amor que Dios le da: “Si guardáis mis mandamientos –Palabras-, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor” (Jn 15,10).

sábado, 6 de febrero de 2016

¿QUIEN ERES SEÑOR? Hch 9,5 (Para el Evangelio del Domingo 7 de Febrerode 2016)

¿QUIEN ERES SEÑOR? Hch 9,5
(Para el Evangelio del Domingo 7 de Febrero de 2016)

Sin percatarse de ello, Pedro al decir a Jesús:  "¡Por tu Palabra, porque Tú me lo dices, echaré la red! "  imitó perfectamente a María cuando dijo al Angel... "Hágase en mi según tu Palabra.."
Miremos a Pedro para ser verdaderos hijos de María.

viernes, 5 de febrero de 2016

Toques del Alma 161

Viernes 5 de Febrero de 2016
Toques del Alma 
(Por el padre Antonio Pavía)

“Mi Padre es el que os da el verdadero Pan del Cielo”, dice Jesús. Y también el que dijo a Pedro que su Maestro era el Hijo de Dios vivo (Mt 16,16-17).

jueves, 4 de febrero de 2016

Toques del Alma 160

Jueves 4 de Febrero de 2016
TOQUES DEL ALMA 
(Por el padre Antonio Pavía) 

Nadie canaliza mejor la vida en su propio provecho que aquel que sin excusas de mal perdedor encuentra su tiempo para adentrarse en la Palabra. A estos hombres se les aplica la profecía del salmista que dijo que todo lo que hacen les sale bien (Sl 1). Normal.., no son ellos los que hacen, sino Dios que con su Palabra vive en sus almas.  

miércoles, 3 de febrero de 2016

Parábola de los viñadores .- Texto del Evangelio y Reflexión.- (por Tomás Cremades)

TEXTO DEL EVANGELIO 

...Dijo Jesús a los sacerdotes y a los ancianos del pueblo: “Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores, y se marchó de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los labradores, para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo a otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su Hijo, diciéndose: “Tendrán respeto a mi Hijo”. Pero los labradores, al ver al Hijo, se dijeron: “Este es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con la herencia”. Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. Y, ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿Qué hará con aquellos labradores? Por eso os digo que se os quitará a vosotros el Reino de los Cielos, y se dará a un pueblo que produzca sus frutos” 


REFLEXION (POR TOMÁS CREMADES)

Comienza este Evangelio de Jesús diciendo: “Escuchad otra parábola”. Jesucristo inicia la catequesis con las palabras del Shemá: ¡Escucha, Israel! Israel, el pueblo de la escucha, ha de estar atento a las palabras que salen de la boca de Dios. Y es la primera recomendación del Señor, escuchar.

Es sobradamente conocido, y los personajes se identifican con facilidad, por ello, ya que toda la Escritura tiene infinidad de vertientes catequeticas.

El propietario de la viña es Dios, y los servidores son los profetas de todos los tiempos. Profeta NO es el que adivina el futuro, eso es un adivino; profeta es el que ANUNCIA la Palabra de Dios. Los viñadores representan en esta alegoría a los judíos infieles. El otro pueblo que recibirá los frutos representa a los gentiles. Podríamos vernos encuadrados nosotros ahí. El Hijo es Nuestro Señor Jesucristo, que fué asesinado por todos nosotros.
 
Alabado sea Jesucristo
 
 

LLAMAMIENTO

LLAMAMIENTO  a personas de Madrid o alrededores que quieran  ayudarnos a evangelizar.

Sólo es necesario un conocimiento básico de internet.
Cualquier tiempo qué podáis dedicar por mínimo que sea , nos será de gran ayuda.
Dad este paso para colaborar en lo que Jesús nos pidió : "Id y anunciad mi Evangelio por todo el mundo"

Poneos  en contacto conmigo: Rafael 608919489 ó en el email  comunidadmariamadreapostoles@gmail.com




 

Reflexión sobre la parábola de Los dos hijos (por Tomás Cremades)

Parábola de los dos hijos, en la que, como sabemos, Jesús plantea el problema de dos hijos que reciben una invitación de su padre para ir a trabajar. Uno dice ir inmediatamente, pero no va; y el otro no quiere ir, pero se arrepiente y va. Y Jesús, es fulminante en su veredicto: sólo uno hizo la voluntad del padre. Y emite una sentencia, a primera vista, cuando menos chocante: “las prostitutas y publicanos llevan delantera en el camino hacia Dios”
No es que haya que vivir como estos pecadores; Jesucristo no aplaude estos pecados; pero, al menos, estos pecadores saben que lo son, y Dios encontrará por su humildad y reconocimiento, el camino que les lleve al perdón. 

 

Alabado sea Jesucristo
 
 

lunes, 1 de febrero de 2016

A nuestra Madre la Virgen María (por Mila)

A nuestra Madre la Virgen María 


Te entrego todas mis oraciones , amores, trabajos y sufrimientos, 
Te entrego mi vida,
 con todo lo que le acompaña.
Te entrego mis dolores
 y mi última agonía.

 Y todo esto Madre mía,
lo uno a lo que Tú 
soportaste en la cruz ,
por las llagas y por la sangre 
que tuviste que ver de tu Hijo.

Te pido Madre mía,
que me acojas como tu hija 
y no me abandones 
hasta que me lleves al cielo.

Aniversario de la llegada de RADIO MARÍA A ESPAÑA.

Aniversario de la llegada de RADIO MARÍA A ESPAÑA.



El 25 de Enero pasado se cumplieron ¡17 AÑOS! del comienzo de las emisiones radiofónicas en España de Radio María.
En ese día, después de estar funcionando en Italia, la emisora se instaló en España y comenzó su maravillosa programación. Hoy en día también se ha propagado a numerosos países.  Si María es la Reina de la Misericordia podemos decir que Radio María es su radio .. Es la Radio de la Reina de la Misericordia!

Nuestras FELICITACIONES y AGRADECIMIENTOS !



Toques del Alma 159

1-02-2016 Toques del Alma 
(Por el padre Antonio Pavía)

San Jerónimo identificó con tal fuerza la Palabra con la Eucaristía, que llegó a decir: “La Palabra de Dios es esa carne y sangre de Jesucristo que penetra en nosotros a través de la escucha”. 
Feliz el hombre que ve en el Evangelio de Jesús el rostro de todos los rostros.