Como una lucecita encendida en medio de las tinieblas!!!
miércoles, 30 de diciembre de 2015
Cerca de Tí.- (por Mercedes)
"Cerca de tí Señor quiero estar para que me concedas la gracia de que mi vida sea una pequeña extensión de la tuya"
Toques del Alma 144
24. Al contrario que Satanás a quien la Escritura llama el adversario del hombre porque está en contra suya, el Hijo de Dios está a su favor; a su favor y con él. Así lo atestiguó y prometió a sus discípulos antes de subir al Padre… “id y anunciad el Evangelio y sabed que yo estoy con vosotros hasta el fin del mundo” (Mt 28,19-20).
martes, 29 de diciembre de 2015
Toques del Alma 143
29-12-2015
Toques del Alma
(Por el padre Antonio Pavía)
Todo aquel que alcanza a ser discípulo de Jesús vive de Él, de su fuerza y de su amor; de la misma forma que el sarmiento vive de los nutrientes que le proporciona la vid. Lo más extraordinario es que cuando el discípulo comparte la savia del Hijo de Dios, comparte con Él al mismo Padre.
lunes, 28 de diciembre de 2015
Toques del Alma 142
El concilio Vaticano II nos dice: “La Escritura se ha de leer e interpretar con el mismo espíritu
con que fue escrita”. Bellísima la intuición de
los padres conciliares que tiene su fundamento
en estas palabras de Jesús: “El Espíritu Santo
que el Padre enviará en mi nombre, os lo
enseñará todo y os recordará todo lo que yo os
he dicho” (Jn 14,26).
sábado, 26 de diciembre de 2015
¿QUIEN ERES SEÑOR? Hch 9,5 (para el evangelio de la misa del domingo27-12-2015)
La comunidad en las redes sociales hoy :
¿QUIEN ERES SEÑOR? Hch 9,5
María guardaba éstas cosas cuidadosamente en su corazon...éstas cosas, las de Dios, aunque no alcanzase a entenderlas. Solo los pequeños son capaces de abrirse a Dios y a sus cosas...su hacer en ellos. Aún sin comprenderlas las guardan con amor en su interior a espera de que proyecten sobre ellos la Luz , entonces ya pueden testificar " que han visto a Dios".
viernes, 25 de diciembre de 2015
Toques del Alma 141
La comunidad en las redes sociales hoy:
25-12-2015
Toques del Alma
(Por el padre Antonio Pavía)
Un verdadero amigo no reserva sus secretos a quien dice que ama. Esto es lo que hace el Señor Jesús con todo aquel que se acerca amorosamente a su Evangelio. Les habla al oído (Mt 10,27b), se expansiona confidencialmente con él sin reservar nada de su Misterio. De un amor así tejido nace el Anuncio, la Evangelización.
jueves, 24 de diciembre de 2015
¿QUIEN ERES SEÑOR?Hch 9,5 (para el evangelio de la misa de Navidad)
¿QUIEN ERES SEÑOR?Hch 9,5
"La Palabra es la Luz Verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo" leemos hoy en el Evangelio. Prestemos atención; la Luz Verdadera , en contraposición a la engañosa, la que nos seduce con sus parpadeos y termina dejándonos tirados en la cuneta del camino. La luz verdadera engendra la unica pasión inmortal posible para el hombre... la Pasión Inmortal por el Evangelio.. Bienaventurados los que la tienen pues esa es la señal de que ya son hijos de Dios.
miércoles, 23 de diciembre de 2015
Las Manos de Dios.- (por Tomás Cremades)
Dice el Salmo 118:
“…Tus Manos me hicieron y me formaron…”(Sal 118, 73)
Y el Salmo 138:
“… ¡Tu amor es eterno, Yahvé, no abandones la obra de tus Manos…”(Sal 138,8)
Y yo pregunto: ¿Dónde están las Manos de Dios?
Si tus Manos nos hicieron, si no nos abandonas, si somos obra de tus Manos, ¿cómo es posible que las nuestras se manchen de sangre en las manos de los niños soldado?
¿Cómo es posible que estén extendidas las manos del mendigo, para suplicar limosna, manos heladas cuando las rozas, manos y ojos agradecidos que rehúyes al pasar?
Cuando nuestras manos pecadoras acarician el cuerpo de la joven, que, quizá por necesidad, más que por vicio, cae en ellas para saciar nuestra sed de placer…
¿Dónde están tus Manos?
Cuando tus manos se extienden ocultando otra mano que te soborna, pensando que nadie te ve, olvidándote del Ojo de Dios…
Cuando observamos las injusticias de este mundo, y miramos para otro lado
¿Dónde están tus Manos, Dios mío?
Cuando la juventud pierde su vida enterrándola en el alcohol y las drogas…
Cuando la mujer maltratada sufre y llora indefensa ante la brutalidad…
¿Tus Manos, Señor?
Cuando la madre humillada, desconsolada, abandonada, incomprendida…sólo encuentra consuelo en el precipicio del aborto… que en la sociedad infernal se llama INTERRUPCIÓN VOLUNTARIA DEL EMBARAZO…
¿Y tus Manos, dónde están?
El enfermo en trance de morir, es abandonado como estorbo, aniquilado “por la falsa caridad” de un asesinato encubierto que se denomina Eutanasia, en aras de un progreso diabólico… ¿Dónde tus Manos, Jesús?
¿Dónde estás, cuando la sociedad del “primer mundo “abandona a su suerte a miles y miles de personas, que huyen del terror?
Y cuando atendemos a los enfermos infecciosos cuando llegan a Europa, por miedo a la propagación de las enfermedades, pero nos despreocupamos de los que las tienen en África, porque allí no nos contagian…¿Dónde Señor? ¿Dónde tus Manos?
Cuando veo tus Manos clavadas en la Cruz a causa de mis pecados, y veo las mías llenas de lepra…¡Señor, ten piedad de mí!
Tus Manos, Señor, son las mías, mis propias manos, que me hicieron y me formaron, las manos que Tú nunca abandonas, para que te sirvan, para que sirvan a mis hermanos. Así estás siempre con ellos, con nosotros, conmigo
¡Señor Jesús, no abandones nunca la obra de tus Manos!
Alabado sea Jesucristo
Toques del Alma 140
23-12-2015
Toques del Alma
(Por el padre Antonio Pavía)
…y cuando sea visitado por la muerte, entonces recogeré mis cosas, las únicas que me acompañarán a lo largo de este último viaje, y me acompañan porque no sólo son mis cosas sino también las tuyas, Señor mío, las mismas que tu Madre guardaba en su corazón.
martes, 22 de diciembre de 2015
PASTORES SEGÚN MI CORAZÓN.- CAPÍTULO VI.- REVELADORES DE SU ROSTRO.- (Por el padre Antonio Pavìa)
VI - Reveladores de su
rostro
El contenido
catequético de Jesús en cuanto revelador del rostro y del misterio del Padre,
ha sido tratado en un sinnúmero de libros, artículos, simposios, etc., a lo
largo de la Historia. No obstante, es nuestra intención trascender el tema de
“Jesús revelador de Dios Padre”, desde el punto de vista de investigación
académica, y entrar en el campo de la experiencia que es donde emerge la fe
como fuente de vida.
Situados en
este espacio vital, iniciamos, por supuesto desde las Escrituras, nuestra
andadura espiritual, nuestra búsqueda, con el fin de encontrar el Rostro del
Padre en el Rostro de su Hijo, para no caer en el peligro de hacer afirmaciones
apoyadas únicamente en corazonadas o en anhelos subjetivos.
Las primeras
palabras de Jesús en las que fijamos nuestros ojos y oídos, son aquellas que
proclama después de haber liberado a la mujer adúltera de las manos justicieras
de unos hombres que ni siquiera eran conscientes de sus propios pecados.
Después de decir a esta mujer, “vete y en adelante no peques más…”, se vuelve
hacia ellos, que son víctimas de sus propios engaños y fanatismos, en estos
términos: “Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad,
sino que tendrá la luz de la vida” (Jn 8,12). Partamos con nuestras manos
temblorosas, el temblor gozoso de quien se siente a gusto junto a Dios, estas
palabras. Jesús, “resplandor de la gloria de Dios Padre” (Hb 1,3), hace
partícipe de su Luz al mundo entero y, además, promete que las tinieblas se
rendirán ante todos los hombres y mujeres que siguen sus pasos.
Grande, sublime
es esta promesa del Señor Jesús a los suyos; nuestro asombro y perplejidad se
agigantan al oír de la boca de su Maestro y Señor que, justamente porque
participan de su resplandor, también ellos son “luz del mundo” (Mt 5,14).
También, pues, los discípulos de Jesucristo, pastores según su corazón por su
cercanía, son a causa de la llamada recibida y misión confiada, reveladores del
Rostro de Dios Padre en favor del mundo entero.
De todas formas
no adelantemos acontecimientos. Nos centramos, pues, en contemplar al Señor
Jesús a fin de reconocerle como el revelador supremo del Rostro del Padre; por
eso es el Pastor por excelencia según el corazón de Dios anunciado por los
profetas (Jr 3,15). Ante su luz doblegó Pablo su cuerpo y su ser entero; fue
tal la experiencia que le llamó “Imagen de Dios invisible” (Col 1,15). Juan
Pablo II comenta exegéticamente esta magistral definición del apóstol en los
siguientes términos: “La luz del rostro de Dios resplandece en toda su belleza
en Jesucristo”.
Dicho esto,
pasamos al binomio creer-ver, es decir,
a su correspondencia. No es un binomio acuñado por ningún exegeta o
estudioso de la Biblia, sino por el mismo Hijo de Dios. Él es quien proclama
solemnemente que todo aquel que cree en Él, cree en el Padre, y que quien le ve
a Él, ve al Padre: “Jesús gritó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino
en aquel que me ha enviado; y el que me ve a mí, ve a aquel que me ha enviado”
(Jn 12,44-45).
Lo que habéis
contemplado
Jesús se presenta ante el mundo entero y ante cada
hombre en particular como el revelador del Padre, como la luz que nos permite
sondear su misterio; el oftalmólogo por excelencia que tiene poder para sanear
las pupilas de “los ojos interiores del alma” (San Jerónimo), capacitándolos
así para contemplar el Rostro.
No hace falta ningún
milagro para que esto suceda; me refiero, claro está, a cómo entendemos a nivel
popular el concepto de milagro en cuanto fenómeno esporádico que traspasa la
naturaleza y vinculado a personas concretas, específicas, en situaciones y
momentos específicos.
Sí es, sin
embargo, el gran milagro de Dios, el de hacerse fiable e incluso visible por
medio de la Palabra en su Hijo, a quien constituye como su Revelador; y por si
fuera poco -y aquí ya el asombro nos desborda- también sus discípulos
participan de esta misión del Hijo de ser reveladores del Rostro y del Misterio
de Dios. En definitiva, todo aquel que con sus ojos interiores contempla en las
entrañas de la Palabra de Dios su luz, la irradian; por eso son luz de Dios
para el mundo. Porque son por participación irradiadores del Rostro de Dios al
igual que el Hijo, participan también de la excelencia de su pastoreo: son
pastores según su corazón. Lo son porque, al igual que Juan Bautista, han
recibido y acogido con gratitud la misión de “iluminar a los que viven en
tinieblas y en sombras de muerte” (Lc 1,79).
La Iglesia
siempre tuvo conciencia clarísima de cuál era su misión en el mundo: darle a
conocer lo que “habían visto, oído, palpado y contemplado acerca de la Palabra
de la vida” (1Jn 1,1). Juan se refiere al anuncio de Jesús resucitado, a quien
todos los cristianos encontraban cada día vivo en el Evangelio. Este tipo de
anuncio y predicación no tenía como finalidad ganar adeptos o prosélitos; sus
miras eran mucho, muchísimo más elevadas. Con las entrañas paterno-maternales
con las que el Hijo de Dios les había enriquecido y formado en su pastoreo,
iban con su Palabra-luz al encuentro de los hombres a fin de tejer con ellos
una comunión desconocida, puesto que solamente es posible desde Dios. El fundamento
de esta comunión no era otro que el participar con ellos del: oír, ver, palpar
y contemplar a Dios en la Palabra de la vida. Es el mismo Juan quien nos lo
dice: “Lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos, para que también vosotros
estéis en comunión con nosotros” (1Jn 1,3).
Recordemos la
feliz intuición catequética de san Ireneo: “La vida del hombre es ver a Dios”.
Ahora le vemos como en un espejo; más adelante le veremos cara a cara, como
dice el apóstol Pablo (1Co 13,12). Para ello hemos de ir a la Palabra con tanta
pobreza como amor, con la certeza interior de que si Dios no se nos abre en
ella, no hay predicación de lo alto, la que realmente llega al interior del
hombre. Es un ir a la Palabra “sin sabérsela”, de la misma forma que lo finito
se sitúa hambriento y expectante ante el Infinito. Es un situarse ante Dios
esperando que asome su Rostro para contemplarlo. Esto no son consideraciones
poéticas ni veleidades literarias, es el eje fundamental de la predicación. Sin
esta experiencia contemplativa de la Palabra, el predicador se ve abocado a
hablar solamente de lo “mucho que sabe” o, peor aún, de sí mismo, de sus obras
o de la institución eclesial de la que es miembro.
“Contemplar y
predicar a los otros lo que habéis contemplado”, dice Santo Tomás en sus
escritos. Si bien es cierto que los destinatarios eran en aquel tiempo sus
hermanos los dominicos, su intuición catequética es patrimonio de la Iglesia
entera, de todos los predicadores del Evangelio. Es toda una declaración que marca un estilo
o, para ser más exactos, el único estilo posible que identifica a los pastores
según Dios. Al no predicar desde ellos mismos sino desde la luz que irradia la
Palabra bajo la cual han plantado su tienda, se convierten, tal y como les
había prometido y profetizado su Señor y Maestro, en luces para el mundo
entero.
Recojamos,
ahora sí con calma, las palabras que a este respecto Jesús dirigió a sus
discípulos, y que trazaron, al menos en parte, las líneas maestras de su
misión, su pastoreo, su servicio a la humanidad: “Vosotros sois la luz del
mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte… Brille así
vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y
glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mt 5,14-16).
Brille así
vuestra luz para que los hombres vean vuestras buenas obras, les dice Jesús. Si
nos fijamos bien en el hablar y hacer de Jesús tal y como consta en el
Evangelio, descubriremos que, dada la
lógica dificultad que los israelitas tienen para reconocer su divinidad, apela
a las obras que hace desde y en nombre de su Padre; es a través de ellas que
pueden llegar a saber que, como Él mismo atestigua, “el Padre está en mí y yo
en el Padre” (Jn 10,37-38).
Como muestra de
lo que estamos afirmando, podemos recordar lo que dice Jesús cuando se dispone
a curar al ciego de nacimiento citado por Juan. Recordemos que sus discípulos
le preguntaron si la ceguera de este hombre era debida a sus pecados o bien a
los de sus padres. La respuesta de Jesús es categórica: “Ni él pecó ni sus
padres; es para que se manifiesten en él las obras de Dios” (Jn 9,3). Viendo
esta obra, Israel podrá reconocer que Jesús es el Mesías, luz de las naciones,
profetizado por Isaías (Is 46,49-6). Anunciado, pues, por los profetas y
confirmado por Simeón cuando recién nacido lo tuvo en sus brazos: “… Mis ojos
han visto tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos,
luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel” (Lc 2,30-32).
Jesús, Luz del
mundo entero, Revelador del rostro del Padre, envía a sus pastores como
antorchas luminarias del misterio de Dios. De hecho vemos cómo pasa a Pablo lo
que podríamos llamar el testigo de su misión, la de ser luz de las naciones; le
envía a los gentiles con la urgencia evangélica de anunciarles lo que ha visto
de Él y lo que continuará viendo, dado que seguirá manifestándosele a lo largo
de su pastoreo: “Me he aparecido a ti para constituirte servidor y testigo
tanto de las cosas que de mí has visto como de las que te manifestaré. Yo te
libraré de tu pueblo y de los gentiles, a los cuales yo te envío, para que les
abras los ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz” (Hch
26,16-18).
“Para que vean
vuestras obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”, había
dicho Jesús a sus discípulos, aquellos que iban a continuar su pastoreo.
Volviendo a Pablo, fijémonos en el impacto que tuvo en la primera cristiandad
su encuentro con Jesucristo así como la aceptación de su llamada:
“Personalmente no me conocían las Iglesias de Judea que están en Cristo.
Solamente habían oído decir: El que antes nos perseguía ahora anuncia la buena
nueva de la fe que entonces quería destruir. Y glorificaban a Dios a causa de
mí” (Gá 1,22-24). He aquí a Pablo a quien vemos, por supuesto que al igual que
a los demás apóstoles, como paradigma de los pastores según el corazón de Dios.
Nos impresiona su respuesta ante la llamada recibida. Toda su vida fue una
irradiación de la gloria, el amor, la salvación y el rostro de Aquel que ama al
hombre con todo su corazón, con toda su alma y con todas sus fuerzas… Así son
también sus pastores.
lunes, 21 de diciembre de 2015
Sentimientos (por Mila)
Pensando en los nacimientos de Navidad..
Dicen que la tradición de poner "Belenes" representando el nacimiento de Jesús nos retrotrae a cuando San Francisco ayudó al nacimiento de un niño
de una mujer humilde en la aldea en que vivía.. San Francisco era muy amante de los animales y en la cabaña en la que dió a luz al niño la rodeó de los animales que poseían los de la aldea.. A partir de aquí se comenzó a representar el nacimiento de nuestro Señor en los preciosos Belenes que alegran tanto la Navidad...
Toques del Alma 139
21-12-2015
Toques del Alma
(Por el padre Antonio Pavía)
Texto muy breve de san Gregorio Magno que nos ilumina a la hora de abrir la Biblia. “En las aguas vivas de las Sagradas Escrituras el humilde cordero nada plácidamente mientras que el orgulloso elefante termina por ahogarse”.
sábado, 19 de diciembre de 2015
¿QUIEN ERES SEÑOR ? Hch 9,5 (Para el Evangelio de mañana Domingo20-12-2015)
Isabel exclamó : ¡Bienaventurada tú
porque has creído lo que te fué dicho de parte de Dios!
Movida por el Espiritu Santo, Isabel alaba la fe de María al tiempo que nos hace saber que la fe que agrada a Dios es aquella que tiene como punto de referencia la de Maria. Ella puso el proyecto de Dios sobre ella, por encima del suyo propio; su Palabra encima de las suyas..Recordemos lo que respondio al Angel...¡He aquí la sierva del Señor, hágase en mí su Palabra, su Proyecto!
Toques del Alma 138
18. La insoportabilidad es el caldo de cultivo de toda violencia. Jesús cargó-soportó con todos los pesos que se amontonan contra el alma llegando a doblegarla. Nos amó así, y así nos sigue amando, insoportables como somos, y nos hizo don para nuestros hermanos cargados y agobiados.
jueves, 17 de diciembre de 2015
Debilidad y cobardía de un rey (Mc 6,14-29)
Debilidad y cobardía de un rey (Mc 6,14-29)
(Texto bíblico y comentarios por Tomás Cremades)
Se enteró el rey Herodes, pues su nombre se había hecho célebre. Algunos decían: “Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos, y por eso actúan en él fuerzas milagrosas”. Otros decían: “Es Elías”; otros: “Es un profeta como los demás profetas”. Al enterarse Herodes dijo: “Aquel Juan, a quien yo decapité, ese ha resucitado”.
Es que Herodes era el que había enviado a prender a Juan y le había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo, con quien Herodes se había casado. Porque Juan decía a Herodes: “No te está permitido tener la mujer de tu hermano”. Herodías le aborrecía y quería matarle pero no podía, pues Herodes temía a Juan, sabiendo que era hombre justo y santo, y le protegía; y al oírle quedaba muy perplejo y le escuchaba con gusto.
Y llegó el día oportuno cuando Herodes en su cumpleaños dio un banquete a sus magnates, a los tribunos y a los principales de Galilea. Entró la hija de la misma Herodías, danzó y gustó mucho a Herodes y a los comensales. El rey entonces dijo a la muchacha:” Pídeme lo que quieras y te lo daré”. Y le juró: “Te daré lo que me pidas, hasta la mitad de mi reino”.
Salió la muchacha y preguntó a su madre: “¿Qué voy a pedir?”Y ella le dijo: “La cabeza de Juan el Bautista”. Entrando, al punto, apresuradamente, a donde estaba el rey le pidió:” Quiero que ahora mismo, me des, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista”.
El rey se llenó de tristeza, pero no quiso desairarla a cusa del juramento y de los comensales. Y al instante mandó el rey a uno de su guardia, con orden de traer la cabeza de Juan. Se fue y le decapitó en la cárcel, y trajo su cabeza en una bandeja, y se la dio a la muchacha, y la muchacha se la dio a su madre.
Al enterarse sus discípulos, vinieron a recoger el cadáver y le dieron sepultura.
PALABRA DEL SEÑOR
En aquellos tiempos, los reyes eran reyes absolutos, de tal forma que, ostentaban todos los poderes legislativos, ejecutivos y judiciales y, por tanto, eran dueños de vida y hacienda de los gobernados. No es de extrañar, pues, que no tuviera Herodes reparo en encarcelar o incluso matar a cualquiera sin juicio alguno, simplemente por capricho de alguien.
Aquí Herodes comete varios pecados: de injusticia por encarcelar a Juan; de lujuria y adulterio, por sus amores deshonestos con su cuñada, vivo su marido; de imprudencia al ofrecer parte de su reino por un “trabajo” bien hecho, simplemente una danza; de debilidad ante sus súbditos por no afrontar su responsabilidad ante algo tan grave como la vida de otra persona, injustamente encarcelado. Y así podríamos continuar con todos los agravantes que hubiere menester.
Recordemos que el rey David cayó en los pecados de adulterio y asesinato, pero su reacción ante Dios por las acusaciones del profeta Natán fue de arrepentimiento, haciendo penitencia, vistiéndose de saco y llenado la cabeza de ceniza en señal de esa misma penitencia. Por ello obtuvo el perdón de Dios, dejándonos ese bellísimo Salmo 51 que conocemos como el “Miserere”.
Además es de señalar la postura inicial que nos relata el Evangelio en cuanto a la curiosidad de Herodes por conocer a Jesús: él desea conocerlo para que le haga un milagro que le divierta. Como un juglar más, como alguien que hace malabares que le diviertan o sacien su curiosidad.
Cuantas veces nosotros no habremos pedido a Dios que nos haga un milagro sobre algo que necesitamos, sin pensar que Él es Providente y cuida siempre de sus criaturas. Como no sabemos pedir, Jesucristo nos enseñó con la catequesis del Padrenuestro la forma en que nos hemos de presentar a Dios, y lo que realmente es necesario para nuestra vida, pero sobre todo, para nuestra salvación.
Alabado sea Jesucristo
Toques del Alma 137
17-12-2015
Toques del Alma.-por el padre Antonio Pavía)
María guardaba las cosas santas de Dios en su corazón (Lc 2,19). Ahora comprendemos su entereza al pie de la cruz, su morada de fe y de amor a su Hijo, también Hijo de Dios. Levantado como un criminal en el Calvario, permaneció junto a Él compartiendo el último lugar de la tierra. ¿No nos dejaremos guiar por ella hasta esta morada de fe y amor?
miércoles, 16 de diciembre de 2015
Dichoso el que Tú eliges (Por Carmen Pérez)
16-12-2015
"SALMO 64: DICHOSO EL QUE TÚ ELIGES Y ACERCAS PARA QUE VIVA CONTIGO".
EL QUE SE ABANDONA EN TUS MANOS Y SE COBIJA EN TU SOMBRA Y SÓLO ESPERA EN TI, Y NO EN LAS COSAS NI EN LOS HOMBRES ÉSE ES FELIZ AL HACER TODO PARA AGRADAR A DIOS... Y NO A LOS HOMBRES.
Toques del Alma 136
16. El hombre crece hasta la altura de aquel a quien pertenece. Si sólo se pertenece a sí mismo quizá no crezca más que la mortaja con la que será envuelto un día. Si por el discipulado pertenece al Hijo de Dios, su crecimiento traspasa lo visible hasta llegar a la altura del Invisible.
martes, 15 de diciembre de 2015
Toques del Alma 135
15. La verdad os hará libres, dice Jesús a sus discípulos. No hay mayor libertad que la de poner la propia vida en tensión de búsqueda del Absoluto. Es libertad porque, al encontrarlo, el alma se libera de todo límite y finitud. Diríamos que vuela hacia el Absoluto, aunque nos acercaríamos más a la verdad si dijéramos que vuela con el Absoluto.
lunes, 14 de diciembre de 2015
Breves recuerdos del paraíso | Capítulo XIV.- La medida del Poder.-(por Juan José Prieto Bonilla)
Aunque parezca un juego de palabras, no es por eso menos cierto que tener el poder de la medida es en realidad la medida del poder.
Pues tener la medida de uso del mundo es lo que confiere al hombre verdadero poder sobre éste.
De hecho, cuando uno se siente impuro o pecador o como se le quiera llamar, no es sino porque uno reconoce una falta de medida, bien en sus actos, omisiones pensamientos o palabras y es en esta falta de medida donde está el punto débil o el pecado del individuo que eventualmente podría degenerar en enfermedad e incluso matar a la persona.
Esto es fácilmente demostrable en el mundo físico, si una célula pierde su medida y se reproduce alocadamente se convertirá en un cáncer, y si no se reproduce convenientemente, también causará una deficiencia que en ambos casos enfermará el cuerpo de la criatura.
También una mente desmedida y obsesionada en una idea o grupo de ellas puede enfermar, al igual que una emoción desbocada puede tener consecuencias trágicas.
Todo tiene una medida en el universo el cual se rige por leyes que aunque aparentemente puedan parecer caóticas en realidad obedecen a principios muy precisos. Y creo que el hombre puede afirmar sin lugar a dudas que esta es la verdadera voluntad del Creador, de Dios.
Podría no encontrar argumentos convincentes como para afirmar que rezar el Rosario sea más voluntad de Dios que cumplir los preceptos del Ramadán; sin embargo, lo que sípuedo afirmar es que la voluntad del Creador es que si te tiras de un quinto piso, bajarás con una velocidad de (2xgxh)1/2, y que si tu estructura ósea no es capaz de soportar el impacto debido a la velocidad, sufrirás las consecuencias.
Esto es una ley física y como tantas otras descubiertas y sin descubrir, son voluntad del Creador y no de los científicos. Conocer la medida de los parámetros de esta ley, te dará poder para saber hasta dónde puedes establecer los límites para dar un salto o saber en qué medida puedes aplicar otras leyes para contrarrestar los efectos de la primera.
Si el universo desobedeciera estas leyes y, por ejemplo, el agua no se dilatara a 0ºC, se congelarían los mares y no sería posible la vida; si no se atrajeran las masas o las cargas positiva y negativa; si el aire no absorbiera humedad o perdiera su punto de rocío; si se agotara la capa de ozono tampoco sería posible la vida… y así cientos de miles de ejemplos, que obedecen a una medida muy precisa: la voluntad del Creador.
Está contado hasta el último cabello de nuestra cabeza.
Pero moviéndonos en un campo más prosaico, si quieres hacer una tortilla de patatas o una paella, conviene que conozcas las medidas y proporciones de los ingredientes; de lo contrario, te podría salir otra cosa, y aunque parezca una bobada, también esto es voluntad del Creador.
Hoy en día aparecen anuncios donde hay quien asegura conocer la medida exacta de las grasas que debes tomar, las calorías que necesitas e incluso te venden productos con los que aseguran conseguirás tener la medida adecuada de estos parámetros sin esfuerzo.
Pero nadie o casi nadie habla de la medida de utilización del mundo, y me atrevo a asegurar que el hombre que conoce esta medida es un hombre realmente poderoso; sabe lo que debe comer, beber, dormir, fumar, hablar, callar, escuchar, mirar etc., y este conocimiento le convierte en un hombre libre, pues lo que normalmente llamamos fuerza de voluntad, no es sino administrar medida al uso del mundo.
Todos los hombres que aspiran a la santidad, eventualmente, se retiran a orar o a meditar, de alguna manera dejan de utilizar el mundo, como actores que necesitan descansar entre los actos de un drama.
Cuándo nos retiramos a orar, sentimos que de alguna forma somos solo los actores en un drama, y que es la unión con Dios lo realmente importante; entonces podemos regresar al mundo de nuevo a interpretar nuestros papeles con cierta distancia.
Después de la oración, somos capaces de tomar la acción necesaria en el momento como la situación lo demanda y después la soltamos. De esta manera regulamos el uso del mundo y podemos interpretar nuestros papeles sin el sentimiento de ser un hacedor independiente y separado, sino más bien como parte de un todo, respondiendo a un drama que se representa. Esta actitud trae consigo un sentir de gran liberación y libertad.
Solo Dios es la Verdad, el Conocimiento y la Bienaventuranza.
La Creación es el Paraíso que Dios hizo para el hombre, para su Bienaventuranza, y sus leyes tienen el mismo propósito. Los seres humanos son hijos de Dios y son por sí mismos veraces, conscientes y felices.
Pero el hombre no quiere reconocerse hijo de Dios sino que quiere ser Dios mismo y prefiere gozar como hacedor,no como testigo, creando su propio mundo imaginado dentro de la creación, donde él es el máximo protagonista y todo se convierte en “querer” y “obtener” para sí mismo. Así pierde la medida de uso del mundo y la libertad.
Todo esto ata al hombre en límites pequeños y le proporciona sólo una pequeña bienaventuranza.
Pero resulta que el Alma del hombre es infinita a imagen de Dios, y como no hay medida que la colme sino Dios mismo, no podría quedar satisfecha con esa pequeña bienaventuranza. De ahí que haya un movimiento y búsqueda constante que finalmente sólo pretende más bienaventuranza, más verdad y más conocimiento. Este movimiento hace a los hombres correr furiosamente tras sus deseos, lo que es seguido por problemas, ansiedades, conflictos entre ellos y más falta de medida.
El propósito verdadero de la vida en el Paraíso se pierde completamente.
Sólo si los hombres se abandonaran en los brazos de Dios y dijeran un “SÍ” a su Voluntad, verían que no tienen nada que hacer, nada que reclamar, nada que lograr en esta Creación, que ya es completa y feliz. Ellos también comenzarían a disfrutar con su papel en este drama y sabrían con exactitud cuál es la medida de uso del mundo.
J.J. Prieto Bonilla.
Noviembre 2013
Toques del Alma 134
14. Anunciar el Evangelio del Señor Jesús a los hombres lleva implícita la capacidad de elevarlos a la dignidad de hijos de Dios. Es que el Evangelio saca a la luz la potencialidad divina que reposa o, mejor dicho, discurre por los entresijos de su alma.
sábado, 12 de diciembre de 2015
¿QUIEN ERES SEÑOR? Hch 9,5 (Para el evangelio de mañana)
12-12-2015
¿QUIEN ERES SEÑOR? Hch 9,5
(Para el evangelio de mañana)
En el Evangelio de éste domingo nos impresiona enormemente la libertad interior y grandeza de alma de Juan Bautista. Sabe que el Único Fuerte frente a Satanás, nuestro adversario, es Jesucristo y así lo hace saber a todos. Está como diciéndoles.. ¡No seais necios. no os ateis a nadie porque el Fuerte es Él ! Seguid a Jesús ,a nadie más. Una aclaración, en Israel , Satanás significa Adversario.
DEJA EN SUS MANOS (por Carmen Pérez)
"CUANDO CREAS QUE EL SEÑOR NO TE OYE, NO TE ANGUSTIES. EVITA LOS PENSAMIENTOS SOBRE LO QUE PUEDE SUCEDER, DEJA EN SUS MANOS TU VIDA, ÉL TE AMA, NO TEMAS. PON TODAS TUS PREOCUPACIONES EN SUS MANOS Y ESPERA. RECUERDA QUE EL SEÑOR TIENE SUS PROPIOS TIEMPOS ".
Emigrantes (por Mila)
Emigrantes (por Mila)
Estamos en Adviento.. Cuatro semanas de recogimiento, caridad y amor y alegría porque esperamos la venida del Señor que se hace carne para estar entre nosotros.
Acerquémonos y acojamos a los hermanos que están entre nosotros y que han tenido que salir de sus países para poder trabajar y vivir aquí con sus familias.. Acuérdate de aquellos emigrantes, María y José con El Niño Jesús que también tuvieron que emigrar ante la persecución de Herodes... Pensar en la Sagrada familia.
viernes, 11 de diciembre de 2015
Toques del Alma 133
13. Cuando Jesús llama a sus discípulos, infunde en ellos un impulso irresistible que les hace abrazarse al Evangelio, más aún, lo tatúa en su alma. Entonces sí, ya pueden ir al mundo entero, Dios ha puesto en sus bocas su soplo creador, ya son hombres para y al servicio del mundo.
jueves, 10 de diciembre de 2015
Pastores según mi corazón.- Capítulo V.- Creció delante de Él.- (por el padre Antonio Pavía)
V - Creció delante de
Él
El profeta
Isaías nos da a conocer en sus escritos una serie de rasgos, descripciones
detalladísimas acerca de la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. Entre
todas las profecías concernientes al Mesías, sobresalen las contenidas en el
capítulo cincuenta y tres de su libro.
Dentro de este
capítulo nos vamos a detener en un pequeño texto en el que por analogía, y
también por arquetipo hacia el que orientarnos, -por supuesto que por la gracia
de Dios- podremos saber cómo Él forma y hace crecer a los pastores según su
corazón. Así miraremos, a la luz de esta Palabra, en qué condiciones modeló
Dios el corazón de Pastor de su propio Hijo en cuanto hombre quien, como nos
dice Lucas, tuvo su natural crecimiento en “estatura, gracia y sabiduría” (Lc
2,52).
El pasaje de
Isaías al que hemos hecho alusión, dice lo siguiente: “Creció como un retoño
delante de él, como raíz de tierra árida. No tenía apariencia ni presencia; le
vimos y no tenía aspecto que pudiésemos estimar” (Is 53,2). Fijémonos bien: se
nos habla de una raíz de tierra árida. Ésta, la raíz, es casi imperceptible,
desprovista de cualquier apariencia o esplendor. Por supuesto que los
matorrales y las zarzas, aun siendo improductivos, deslumbran más nuestros ojos por su vistosidad.
La raíz de
tierra árida de la que nos habla el profeta es despreciable a la mirada de los
hombres; mas, preciosa a los ojos de
Dios. De hecho nos dice Isaías que “crece como un retoño delante de Él”, es
decir, en su presencia. No depende de nadie para ser aprobado o recibir
reconocimiento; depende únicamente de quien la plantó: Dios.
Quizá lo que
estamos diciendo pueda parecer, al menos a alguien, un poco irreal, más poético
que consistente. Bien, pues dejemos hablar al Hijo, al Pastor según el corazón
de Dios, y nos daremos cuenta que Él mismo tiene a gala el no depender en
absoluto del testimonio de ningún
hombre, sino del de su Padre, bajo cuyos ojos está realizando la misión, el
pastoreo que le ha encomendado (Jn 5,19-20). Jesús, la plantación de Yahvé por
excelencia anunciada por Isaías (Is 61,3), es sostenido a lo largo de su misión
por su Padre; es su testimonio el que le importa, apoya y conforta: “Si yo
diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no sería válido. El Padre es el que
da testimonio de mí, y yo sé que es válido… El Padre, que me ha enviado, es el
que ha dado testimonio de mí” (Jn 5,31-32 y 37).
A lo largo de
la última cena, sabiendo que entraba ya en su pasión, siendo consciente de la
destrucción física y anímica que había de afrontar en cuanto hombre y
sintiendo el total rechazo de su sensibilidad, Jesús se dirigió a su
Padre con palabras que sólo desde el alma se pueden pronunciar y comprender.
Recogemos el umbral con el que abre su oración: “Padre, ha llegado la hora;
glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti” (Jn 17,1).
¡Glorifícame, da testimonio de mí, para que mi testimonio acerca de ti sea lo
suficientemente luminoso como para que todos crean en ti y en mí! Esto es lo
que viene a decir Jesús en este primer compás de su oración al Padre.
A los pies del Maestro
Figura de la
raíz que crece y se desarrolla en tierra aparentemente árida e infructuosa es
María, la hermana de Marta, y Lázaro, los tres, amigos de Jesús. Lucas nos la
presenta a sus pies escuchando su Palabra. No nos es difícil ver la comparación
entre Jesús, que en presencia del Padre escucha su Palabra (Jn 12,50), y esta
mujer que, fijos los ojos en su Maestro y Señor, escucha, recibe y acoge su
Evangelio. El Pastor de pastores está modelando con sus palabras el corazón de
la discípula.
Jesús, Maestro
y Señor, también Modelador, forma discípulos-pastores según su espíritu por
medio de la Palabra, su Evangelio. A lo largo de todo este proceso el discípulo
conoce el Fuego, mas también el terrible témpano de hielo: la tentación, la
crisis y el desánimo. Diríamos que todo le es asumible menos el anonimato, el
sin sentido aparente que supone crecer en tierra árida, el no ser tenido en cuenta
por nadie. Por supuesto que la frondosidad de las zarzas y los matorrales
tienen mayor proyección social que esta raíz solamente perceptible a los ojos
de su Señor.
Hablamos
entonces de la inevitable crisis de maduración, de identidad como persona, de
fe; esa crisis existencial por la que el discípulo tiene la sensación de que
nunca va a atracar en puerto alguno. Es también la crisis de dudar de la
validez y autenticidad de las palabras que oye de su Maestro y Señor: el
Evangelio.
Crisis
terrible. Porque si el que le habla es un embaucador (Jn 7,47), todo en él no
es más que una gran mentira. Si el que le habla no es más que un iluminado, un
loco (Mc 3,21), él, que se pone a sus pies, terminará también fuera de sus
cabales. Si el que le habla y enseña es un fanático y un blasfemo (Jn
10,31-33), todo en el que le escucha se ve abocado al delirio y desajuste
psicológico… Y así podríamos ir desgranando de la vida de Jesús toda una serie
de títulos honoríficos con los que los suyos le agasajaron. Juan lo resume en
pocas palabras: “Vino a los suyos y los suyos no le recibieron” (Jn 1,11).
Largo, tenaz e
interminable es el invierno que el discípulo pasa a los pies de su Maestro y
Señor en esta tierra árida. Sólo las palabras de su Señor van dando forma a la
diminuta raíz que pugna por abrirse paso en su desierto. La finalidad de tanto
esmero no es otra que la de modelar un corazón de pastor semejante al suyo;
toda una obra de arte salida de las manos del Alfarero.
Obra sublime
que el Maestro y Señor ve a lo lejos con total nitidez mientras que el
discípulo la intuye con su fe, digamos que también la ve, mas con muchos,
demasiados velos. En esta situación no queda sino saber esperar y confiar. La
fuerza y los ánimos escasean; justamente por ello Jesús viene en ayuda de su
debilidad. Él mismo será quien dé testimonio de sus discípulos de la misma
forma que el Padre lo dio en su favor. De ahí que ante la objeción de Marta,
“di a mi hermana que no pierda más el tiempo y me ayude”, responda con un
testimonio inapelable acerca de quien había puesto su oído y todo su ser en
sintonía con su Palabra: “Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas
cosas… María ha elegido la parte buena, que no le será quitada” (Lc 10,41-42).
Nos parece
seguir oyendo a Jesús que dice: Tu hermana representa a los pastores según mi
corazón. De la misma forma que mi Padre dijo acerca de mí “Éste es mi Hijo, mi
Elegido, escuchadle” (Lc 9,35), así lo digo yo acerca de todos mis pastores,
porque lo son según mi corazón: ¡Escuchadles, llevan mi Palabra en su alma! Sí,
escuchadles porque yo mismo grabé mi Evangelio en sus entrañas; porque no
desdeñaron ser raíz en tierra árida que, al final, ha resultado ser “la buena
tierra que da su fruto” (Mc 4,20).
La mejor parte
Por supuesto
que Dios continúa levantando en el mundo pastores según su corazón que, a su
vez, levanten y afirmen sobre sus pies, a las inmensas muchedumbres de vejados
y abatidos que malviven en todas y cada una de las naciones de la tierra.
Llamados por la fuerza de su Palabra, encuentran su lugar, al igual que María
de Betania, en el que pueden alargar sus oídos hacia su Maestro. Es por ello
que esta mujer, en su estar junto al Hijo de Dios, se nos presenta como un
espejo que les ayuda a reconocerse en su identidad de pastores. Saben que son
administradores de los Misterios de Dios
(1Co 4,1) que les son confiados por su Maestro por medio de su Palabra, su
Evangelio.
Hay además en
María de Betania, en su estar cara a cara con el Señor Jesús, una faceta, un
matiz, que abre un campo infinito de libertad a aquellos que sienten la llamada
a ser pastores como los que Dios busca: según su corazón. Podríamos definirles
también pastores según la Palabra que les ha sido confiada. Hablamos de la
libertad que nace del hecho de haber elegido, al igual que María de Betania,
“la mejor parte”, como testificó Jesús. La eligieron para ellos y para que su
servicio a los hombres tuviera como fundamento no su propia sabiduría sino la
que reciben de su Señor, como confiesa Pablo: “Pues yo, hermanos, cuando fui a
vosotros, no fui con el prestigio de la palabra o de la sabiduría a anunciaros
el misterio de Dios… Mi palabra y mi predicación no tuvieron nada de los
persuasivos discursos de la sabiduría, sino que fueron una demostración del
Espíritu…” (1Co 2,1-4).
Justamente por
esta su diáfana y transparente libertad, así como por la persuasión interior de
haber sido enriquecidos por la Palabra y Sabiduría de Dios de cara a la
predicación, son y están inmunes a la lacra de la envidia, que no pocas veces
actúa como auténtico carcoma en el alma de tantos bautizados, sea cual sea su
servicio o carisma. Pablo llama a éstos pobres hombres “superapóstoles” (2Co
12,11).
No envidian
absolutamente a nadie, sea quien sea, haga lo que haga, ocupe el cargo que
ocupe, reciba los agasajos que reciba, pues son conscientes de que han
recibido, y también aceptado, elegido, la mejor parte, y están a gusto. No
envidian a causa de un ejercicio ininterrumpido de ascesis o sacrificios para
dominarse, no. Si no envidian es porque no tienen nada que envidiar; viven su
plenitud por el hecho de estar donde están y por hacer lo que hacen.
Están donde
están y oyen a su Maestro que les dice confidencialmente: “No os llamo ya
siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os llamo
amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer” (Jn
15,15). Por otra parte, están más que contentos con su hacer: dan, comunican al
hombre palabras de Vida (Hch 7,38b). Se las pueden dar por su estar con el oído
abierto ante el Evangelio. Su relación oído-Evangelio ha dado lugar a una
simbiosis. Aclaro esto: De una escucha amorosa y constante del Evangelio por la
que el Maestro se lo va explicando y revelando (Mc 4,34), acontece entre el
discípulo y la Palabra una especie de simbiosis, una identidad. En realidad es
como si se hicieran uno con las palabras que Dios pone en sus bocas, como en el
caso de Jeremías (Jr 1,9).
Con estas
palabras van al encuentro de los postrados y dolientes de la tierra, los
engañados por Satanás, el mentiroso por excelencia (Jn 8,44). Estos hombres,
tan urgentemente necesitados de amor, exultan y se abren a la vida ante la Voz:
“En verdad, en verdad os digo: Llega la hora, ya estamos en ella, en que los
muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán” (Jn 5,25).
Ahora entendemos mejor por qué estos pastores nunca podrán envidiar a nadie. El
ministerio que el Señor les confía es la música que emana de la “mejor parte” que Él les propuso, y que
ellos aceptaron y eligieron.
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