Cuando el hombre se ve todopoderoso en la tierra porque todo le va bien, entonces se olvida de Dios. Cree no tener necesidad de Él. No se considera oveja, ni reconoce a su pastor. De oveja pasa a ser cabra, animal que será separado de las ovejas en la expresión metafórica de separar los buenos de los malos; y es que la cabra, con los cuernos, ataca, no es el paradigma de la sumisión. La oveja conoce la Voz – la Palabra – de su Amo –Jesucristo -, y le ama, y le ama tanto, que cuando el pastor muere, la oveja con el tiempo, también fallece (argumento comentado por varios pastores). Y, como el hombre ataca, entonces ya no necesita un dios (con minúscula), que le ayude. No seamos así: dejemos que el Señor Jesús sea nuestro Defensor, sea nuestro Testigo Fiel, que nos defienda en el Juicio ante el Padre
Cuando el hombre se defiende de sus enemigos, que comienzan por su Ego, y continúan por el amor incondicional al dinero, no necesita otro defensor. El hombre sabio, con la Sabiduría de Dios, no necesita defenderse, tiene alguien que lo hace por él: Jesucristo.
Por eso vivo contento con mis debilidades, porque cuando soy débil, entonces soy fuerte (2 Co 12, 9b-10)
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Alabado sea Jesucristo
(Tomás Cremades)
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