viernes, 10 de diciembre de 2021

III Domingo de Adviento (Lc 3, 10-18)

¡Jesús, conviérteme!

Juan Bautista invita a la multitud congregada a limpiar sus corazones ante la Venida del Señor, sirviéndose de la profecía de Isaías (Is 40, 3-5). Es tan apremiante su exhortación, que algunos se preguntan si Juan es el Mesías que esperan. Él les aclara que ha sido enviado por Dios solo  para enderezar sus pasos hacia el Hijo de Dios que ya viene a su encuentro como Salvador, y les añade: "Él es más fuerte que yo y os bautizara con Espíritu Santo y Fuego"; sin duda está proclamando la Fuerza del Evangelio de Jesús, capaz de  cambiar un corazón de piedra en uno de carne como estaba profetizado (Ez 36, 25-27). Así es, Jesús es la Fuerza de Salvación de Dios anunciada tantas veces a lo largo del Antiguo Testamento y proclamada en el Nuevo por Zacarías en la circuncisión de su hijo Juan Bautista (Lc 1, 67-69). Fuerza de Salvación, de Conversión que está a nuestra disposición en el Santo Evangelio como dice Pablo (Rm 1, 16...). Por eso las primeras palabras dichas por Jesús en el Evangelio de Marcos son: " Convertíos y creed en el Evangelio" (Mc 1, 15).
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com

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