jueves, 5 de enero de 2017

Breve comentario a Juan (1,43-51) (Susana Jiménez)

“Felipe encuentra a Natanael y le dice: Aquel de quien escribió Moisés en la Ley, y también los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, el hijo de José, el de Nazaret. Le respondió Natanael: ¿De Nazaret puede haber cosa buena? Le dice Felipe: Ven y lo veras. Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño. Le dice Natanael: ¿De qué me conoces? Le respondió Jesús: Antes de que Felipe te llamara, cuanto estabas debajo de la higuera, te vi. Le respondió Natanael: Rabí, tu eres el Hijo de Dios, tu eres el rey de Israel. Jesús le contesto: ¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores. Y le añadió: En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre”
Cuando iniciamos nuestra búsqueda de Dios, Él nos va poniendo por el camino persona que nos ayudan a acercarnos y a conocer a Dios, como puso a Felipe para atraer a Natanael. Al principio somos algo incrédulos ante el testimonio de los instrumentos que Dios pone en nuestro camino “¿De Nazaret puede haber cosa buena?”. Pero como en nuestro corazón está el deseo profundo de conocer a Dios seguimos el camino, la invitación… 
Ante este deseo Dios no se queda impasible y se nos manifiesta  “Me buscareis y me encontrareis cuando me solicitéis de todo corazón” (Jeremías 29,13) “Desde allí buscaras a Yahvé tu Dios; y lo encontraras si lo buscas con todo tu corazón y con toda tu alma” (Deuteronomio 4,29)
Cuando se manifiesta en nuestra vida nos sorprendemos porque estas manifestaciones están fuera del alcance de nadie, ya que solo nosotros sabemos lo que realmente guardamos en nuestro corazón.  Por eso, cuando Jesús dice a Natanael  “Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño”,  él se sorprende porque está ante un extraño que no le conoce y aun así sabe que es una persona íntegra. Y nos preguntamos  ¿Cómo puede saber que en  no hay engaño cuando el hombre es apariencia? “Así también vosotros, por fuera aparecéis justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad” (Mateo 23,28) Por eso dice a Jesús “¿De quéme conoces?”, Jesús responde: “Antes de que Felipe te llamara, cuanto estabas debajo de la higuera, te vi” Ante esta respuesta percibes que Dios te estaba esperando, te estaba llamando, te estaba cuidando “Sabes cuándo me siento y me levanto, mi pensamiento percibes desde lejos; de camino o acostado,  lo adviertes, familiares te son todas mis sendas” (Salmos 139,2-3) “El vigila el camino del hombre, se da cuenta de todos sus pasos” (Job 34,21) y, sobre todo, “Antes de haberte formado yo en el vientre, te conocía, y antes que nacieses, te tenia consagrado: yo profeta de las naciones te constituí” (Jeremías 1,5)
Ante esta manifestación de Amor de Dios Padre nos rendimos ante El y decimos como Natanael “Rabí, tu eres el Hijo de Dios, tu eres el rey de Israel”

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