Nos hacemos eco del testimonio y también deseo de este Salmista: “Bienaventurado el que tú eliges y acercas… le saciaras de tus bienes” (Sl 65,5). Este hombre sabe bien que Dios tiene en su mano todos los bienes que colman la insaciabilidad de su alma, la suya y la de todos. Sabemos que las promesas de los Salmos se cumplen en Jesús y también en sus discípulos. Veamos cómo describe Marcos la llamada de Jesús a sus discípulos: "Llamó a los que quiso y vinieron donde él. Instituyó Doce para que estuvieran con él." (Mc 3,13...). Jesús hace realidad la bellísima intuición del salmista; nos llama para vivir ya, ahora, junto a Él. Nuestro problema es confiar en nuestro Buen Pastor, a veces, demasiadas veces, creemos que sabemos más que Él, sobre todo cuando nos conduce hacia el Calvario. Sin embargo es allí donde participamos de su victoria sobre el mundo (Jn 16,33). El Evangelio nos introduce paso a paso hacia el Misterio de la Cruz… cuando a pesar de los titubeos e incluso caídas, damos esos pasos entonces Él nos hace ya participes de los bienes eternos...los que sin conocerlos, intuyó el Salmista.
P. Antonio Pavía - comunidadmariamadreapostoles.com
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