domingo, 6 de marzo de 2016

Oigo un lenguaje

"Oigo un lenguaje desconocido: Retiré sus hombros de la carga, y sus manos dejaron la espuerta. Clamaste en la aflicción, y te libré" (Salmo 80) 

Cuando escuchamos la Palabra de Dios con el oído abierto y la guardamos en el corazón, el Padre oye un lenguaje desconocido que hasta hora no nos había oído. Nuestra relación con Dios ha cambiado: "Retiré sus hombros de la carga, y sus manos dejaron la espuerta... te libré"

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