jueves, 24 de marzo de 2016

MISERICORDIA Y CONVERSIÓN 2.-(por María Pilar)

     Necesitamos una verdadera y  profunda conversión del corazón. Hay que pedirlo con sinceridad y confianza todos los días, seguro que el Señor oirá nuestras súplicas. El proceso puede ser lento y transcurrir a lo largo de toda  nuestra vida, pero no tenemos que desanimarnos porque el Señor nos dice: "Buscad y encontraréis". "Pedid y recibiréis". "Llamad y se os abrirá". Porque todo el que pide, recibe. El que busca, encuentra. El que llama, se le abrirá. 
     Pues pidamos al Señor con el grito del salmista, (Salmo 118): "A ti grito Señor: sálvame y cumpliré tus decretos", "Escucha mi voz por tu misericordia, con tus mandamientos dame vida.
     Dejemos moldear nuestra alma por el Señor que es el mejor alfarero. Con amor nos hará ver nuestros tropiezos para poderlos corregir, y hacer que crezca en nosotros la semilla de la fe. Sí, el Señor es alfarero, jardinero y muchas cosas más. Abonará en nuestra alma la semilla de  la fe con su Palabra, la regará y hará que germine y dé fruto. De esta manera iremos renovándonos en la mente y en el espíritu para ser revestidos de la nueva condición humana (Efesios 4, 23-24).
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SEAS POR SIEMPRE SEÑOR, BENDITO, ALABADO, ENSALZADO, ADORADO Y AMADO CON TODO MI SER.

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