martes, 21 de marzo de 2017

AMAR LA EUCARISTÍA.- HISTORIA- CAPÍTULO 13


 
(Del libro Historia del Santísimo Sacramento.- Autor D. Francisco Menchén)
 
MILAGROS EUCARISTICOS
 
Buenos Aires años 90
 
En la década de los años 90, en la ciudad de Buenos Aires, se manifestaron una serie de prodigios o milagros eucarísticos de los más importantes de la historia. Esta diócesis tenía como titular al actual Papa Francisco I.
Después de la misa del día 1 de Mayo de 1992, en la Parroquia de Santa María, al hacerse la reserva del Santísimo Sacramento, el ministro que realizó la Eucaristía encontró dos trozos de hostia sobre el corporal del Sagrario.
El Sacerdote le indicó que los colocara en un recipiente con agua en el Sagrario para que se disuelvan y luego poder purificar.
En los días siguientes, estos trocitos no se disolvían pero los sacerdotes un día, el 8 de Mayo, encontraron que estos trocitos tenían un color rojizo con apariencia de sangre. El Domingo día 10 de Mayo durante las dos misas vespertinas, aparecieron unas gotas de sangre en las patenas en las que los sacerdotes distribuían la comunión.
 
En la misa de las fiestas patronales de la Asunción de la Virgen, a las siete de la tarde, 18 de Agosto de 1996, el Padre Alejandro Pezet, mientras distribuía la comunión en la misa, una mujer se le acercó para decirle que había encontrado una hostia en un candelabro en la parte posterior de la iglesia. El Sacerdote decidió comprobarlo y efectivamente encontró una hostia en ese lugar; como quiera que no fue capaz de consumirla, la colocó en un recipiente con agua y la guardó en el Sagrario.
El Lunes 26 de Agosto al abrir el Sagrario, vieron que la hostia se había convertido en una sustancia sanguinolenta. El Párroco informó al Cardenal Jorge Bergoglio, que mandó fotografiar la hostia.
Las fotos fueron tomadas de forma profesional el 6 de Septiembre y muestra claramente que la hostia se había convertido en un trozo de carne ensangrentada y había aumentado de tamaño.

Durante varios años la hostia se mantuvo en el tabernáculo y todo este asunto se mantuvo en el más absoluto secreto. Como quiera que la hostia no sufría ninguna descomposición, entonces el cardenal Bergoglio la mandó a analizar científicamente: Se tomó una muestra de tejido que fue enviada a un laboratorio de Buenos Aires. Este informó que se trataba de células humanas rojas y blancas, de sangre y de tejido de un corazón humano, que parecía estar aún con vida, ya que las células se movían o latían.
 
En el año 1999, el Dr. Ricardo Castañón tomó una muestra del fragmento ensangrentado y lo envió a analizar a Nueva York sin informar de su procedencia. El laboratorio informó de que la muestra recibida era de tejido muscular de corazón humano vivo.

En el año 2004, el Dr. Gómez contactó con el Dr. Fedredick Zugipe y le pidió analizar una muestra sin saber su origen, este era un reconocido cardiólogo forense y determinó que la sustancia analizada era carne y sangre que contiene el ADN humano “el material analizado es un fragmento del músculo del corazón que se encuentra en la pared del ventrículo izquierdo, cerca de las válvulas, este músculo es responsable de la contracción del corazón. Hay que tener en cuenta que el ventrículo cardiaco izquierdo bombea sangre a todas las partes del cuerpo.
El músculo cardiaco está en una condición inflamatoria y contiene un gran número de células blancas de la sangre. Esto indica que el corazón estaba vivo en el momento que se tomó la muestra. Mi argumento es que el corazón estaba vivo, ya que las células blancas de la sangre mueren fuera de un organismo vivo. Según este informe: “Él requiere de un organismo vivo para mantenerlo. Por lo tanto su presencia indica que el corazón estaba vivo cuando se tomó la muestra. Lo que es más, estas células blancas de la sangre habían penetrado el tejido, lo que indica, además, que el corazón había estado bajo estrés severo, como si el propietario hubiera sido golpeado en el pecho.”
 
Al ser informado este doctor que la muestra analizada provenía de una hostia consagrada, respondió: “como y porque una hostia consagrada puede cambiar su carácter y convertirse en carne viva y sangre humana seguirá siendo un misterio inexplicable para la ciencia, un misterio totalmente fuera de mi competencia.”
El Dr. Ricardo Castañón Gómez dispuso que estos estudios se compararan con los informes de laboratorio del milagro de Lanciano.
Los expertos concluyeron que las muestras provenían de la misma persona. Las mismas tenían el mismo tipo de sangre: AB positivo y un ADN idéntico; se correspondía con un individuo que nació y vivió en medio oriente, cuya carne es actualmente un tejido que está vivo a pesar de los años.

También se compararon estas muestras con otras tomadas de la Sábana Santa de Turín y el Santo Sudario de Oviedo, siendo también idénticas. 

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