Celebramos la Asunción de María, Madre de Dios al cielo, su Glorificación. Ya este salmista anuncia proféticamente el fin glorioso que Dios tiene preparado para quienes le aman (Sl 73,24). Dios Padre al resucitar a su Hijo, le glorificó y nos dijo a todos que la muerte no es el fin de nuestra existencia. Si el fin del hombre tuviese su punto y final en un sepulcro, nuestra muerte sería exactamente igual que la de cualquier animal: todo lo que hemos sido quedaría reducido a polvo. La Fiesta de hoy nos indica que los latidos de eternidad, propios de nuestra alma, no son ensoñaciones sino que preanuncian el deseo de Dios sobre nosotros: nuestra glorificación. San Pablo en el mismo sentido hablará de que la existencia del hombre alcanza su plenitud con su Transfiguración: "... Él -Jesús- transfigurará este cuerpo corruptible en un cuerpo glorioso como el suyo" (Flp 3,21). He aquí el sentido de lo que nos dice Juan: "Bienaventurados los que mueren en el Señor" (Ap 14,13).
P. Antonio Pavía - comunidadmariamadreapostoles.com
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