Feliz quien se deja aconsejar por el Espíritu que inspiró las Sagradas Escrituras, ya que no morirá sino que vivirá para bendecir y alabar al Señor, en esta vida y en la eternidad.
La felicidad es Dios padre, Dios hijo Jesucristo y Dios Espíritu Santo, Dios uno y trino que habita en toda persona que guarda la Palabra De Dios en su corazón. "El que me ama guardará la Palabra y vendremos a él y haremos morada en él".
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