Al decir Jesús en la sinagoga: "Esta Palabra se cumple hoy", está anunciando a todos que ya no tienen que esperar al Mesías, que en Él se cumplen los signos mesiánicos anunciados por los profetas. La primera reacción de los oyentes fue de júbilo, reconocen que en los labios de Jesús se derrama la gracia tal y como se había profetizado (SL 45,3). Sin embargo, esta adhesión da paso a un rechazo total. La causa, más bien la excusa, es el no ser sino el hijo de un carpintero. Digo excusa porque el problema es, que aunque digan que la Palabra de Jesús está llena de Gracia, no se lo creen. Creen en el titular, pero no se creen que la Gracia es la Fuerza de Dios para cambiar por dentro. Esclavos como son de la inutilidad de leyes y más leyes, piensan que el Evangelio de Jesús es una vuelta de tuerca más en las exigencias religiosas que les imponen sus dirigentes religiosos. He ahí el problema, el eterno problema, pensar que Jesús nos da un Evangelio para ver quién se atreve a cumplirlo. No es posible sin la Gracia, y si ésta no es más que un titular ornamental, habrá que reducir el Evangelio a preceptos humanos que a la larga tampoco hay como cumplirlos.Sin embargo ahí lo tenemos: El Evangelio de la Gracia como lo llama Pablo (Hch 20,24).Tenemos dos opciones: nos quedamos con el Titular , como estos judíos, y no nos sirve para nada o solo para creer que sabemos algo, o como los Pobres de Espíritu, lo hacemos nuestro... es decir, hacemos nuestra La Fuerza de la Gracia De Dios. A estos, Jesús les llama: Mis Discípulos, y en cuanto tales, Mis Discípulos Amados.
(Antonio Pavia)
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