Una pobre viuda acude cada día donde un juez, para que le haga justicia, quizás alguien ha usurpado su casa o algo similar.
El juez, bastante déspota, no la hace caso, no quiere perder su tiempo con alguien tan insignificante.
Sin embargo esta mujer no ceja en su empeño de pedir justicia día tras día.
Al final el juez la atiende solo para quitársela de encima. Jesús, terminada esta parábola, hace esta proclamación solemne: ¿Y Dios que es la Bondad Infinita no hará justicia a sus elegidos, es decir a los que emprenden el camino del Discipulado, que llevan sobre sus espaldas el odio del mundo?
Dice Jesús a los suyos: "Si el mundo os odia, sabeis que me ha odiado a mi antes que a vosotros... porque al elegiros os he sacado del mundo y por eso os odia.." (Jn 15,18-19).
Nos viene bien este Evangelio hoy que celebramos el Domingo Mundial de las Misiones. Miles y miles de misioneros han plantado sus tiendas en zonas de conflicto en las que pueden ser alcanzados por una bala perdida o pisar una mina y quedarse sin piernas. Sin embargo siguen allí con "su gente", anunciando el Evangelio de la Esperanza, el que les ofrece El Camino, LaVerdad y La Vida. Están con ellos..les sostiene el amor agradecido de "su gente" y sobretodo, el Amor de Dios...y lo más grandioso: Estos dos amores son inseparables. Este Amor incondicional es la mayor Justicia que un hombre puede recibir..Dios les hace "esta Justicia".
(Padre Antonio Pavía-Misionero Comboniano)
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