Que no te diga que Dios no te ama, que no te venza
Que no hallen espacio sus palabras en tu corazón
Que no te engañe, que tu puerta esté cerrada a su mentira y desolación
Que no te convenza de que no merece la pena, que no te embriague su voz
Dios murió por ti en la Cruz para secar su garganta, para aniquilar su voz
Dios nunca se agotará de esperar por ti aunque escuches que tu vida no vale nada
Dios espera tu llamada, tu grito diciendo “Padre” para olvidar el ayer y celebrar juntos “hoy”
No dejes que te confunda, no le des tu corazón y cada vez que se acerque, ponle enfrente la Palabra de quien le venció en la Cruz.
(Olga)
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