viernes, 11 de octubre de 2019

Reflexión al Evangelio del Domingo 28 del T.Ordinario Lc 17,11-19

Diez leprosos avistan a Jesús a quien suplican: ¡Señor ten piedad de nosotros! Jesús les dice que vayan a los sacerdotes, que según la ley eran quienes certificaban la curación de un leproso ( Lev 14,1..) La cuestión es que por el camino quedaron curados. Fijémonos en su reacción. Nueve de ellos, al verse curados, no sintieron necesidad de nada más. Uno, sin embargo, se vuelve sobre sus pasos y se dirige hacia Jesús. Este hombre representa a los que saben que necesitan que Dios les limpie por dentro, pues bien conocen sus impurezas internas. Sin duda tiene presentes las exhortaciones de los profetas acerca de la inmundicia-lepra del corazón y desea que Jesús complete su limpieza en él, la exterior y la interior. Va a su encuentro y se postró a sus pies, es decir le adoró.. en ese momento, Jesús cumplió en él su sexta Bienaventuranz: "Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios" (Mt 5,8). He ahí la plenitud de la compasión de Jesús hacia los que a Él se acogen: ¡La limpieza de sus corazones!
(P.Antonio Pavía-Misionero Comboniano)
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