sábado, 9 de noviembre de 2019

Reflexiones sobre el Evangelio del XXXII Domingo T.Ordinario (Lc 20,27-38)

Jesús habla hoy de la Resurrección. Nos preguntamos: ¿Cómo resucitamos?. La respuesta a esta pregunta no nos la puede dar nadie por muy santo que sea, tan solo Dios por medio de las Escrituras, sobretodo por medio del Evangelio de su Hijo. Partimos del texto de su Transfiguración en el monte Tabor de la que Pedro, Santiago y Juan fueron testigos. Jesús no se transfiguró ante ellos algo así como para demostrar unos poderes ocultos, como podría un mago, sino para decirnos a todos cómo resucitamos. Nos dice Mateo que en el Tabor .." Jesús se transfiguró y que su rostro resplandecía como el sol.." (Mt 17,2..).
Es importantísimo acoger en el alma lo que proclamó su Padre desde lo alto en ese momento.." Este es mi Hijo amado..! Escuchadle !.." Les y nos exhorta encarecidamente a que le escuchemos porque Él es la             " Palabra-Luz verdadera que ilumina a todo hombre.." (Jn 1,9).
En la hora de nuestra muerte la Palabra-Luz Verdadera, es decir que no tiene ocaso y que hemos guardado en nuestras entrañas, irrumpe en nuestro ser y lo transfigura. Oigamos lo que dice Pablo a los discípulos de Filipos:    "Jesús transfigurará nuestro cuerpo corruptible y seremos revestidos de un cuerpo glorioso como el suyo".   (Flp 3,20)

(Antonio Pavía- Misionero Comboniano) 
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