Primer Domingo de Adviento; tiempo de expectación ante el Señor que viene para reconciliarnos con Dios. A lo largo de cuatro semanas, Jesús nos irá preparando para saborear el Gran Misterio: Dios se hara Emmanuel que significa, Dios con nosotros, y viene, como dijo a Nicodemo, no para condenar al hombre sino para salvarlo (Jn 3,17). Respecto a esta venida, tengamos presente que San Bernardo cita tres: la primera en su Encarnacion, la tercera al fin de los tiempos y la segunda, atentos porque ésta nos toca directamente, acontece cada vez que escuchamos la predicación o leemos amorosamente el Evangelio. Se aprovechan de esta segunda venida los que tienen su oído abierto a Dios (Is 50,4..). Alcanza a los que siendo ya discípulos de Jesús sienten la necesidad de intimar más profundamente con Él y también a sus buscadores en general, aunque no sean muy conscientes de ello. Aquellos que como Mateo, Zaqueo, Francisco de Asís, Carlos de Foucault y millones de etc más a lo largo de la Historia, intuyeron que su vida era mucho más que el que sus proyectos acariciados hayan tenido su cumplimiento o no.
(Antonio Pavía-Misionero Comboniano)
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