Un escriba que sin duda es testigo de la coherencia de Jesús, se acerca a Él y le dice que desea seguirle. Jesús aprovecha la coyuntura para decirle y decirnos a todos que las zorras tienen madrigueras, pero que Él no tiene donde reposar su cabeza (Mt 8,18-20). La cabeza en la antigüedad, simboliza la dignidad y el honor de una persona. Jesús no tuvo donde reclinar su cabeza ni al nacer ni en su muerte. Con esta respuesta al escriba abre una catequesis fortísima a todos los que desean - deseamos- ser sus discípulos. Él mismo dice enfáticamente que estamos en el mundo pero que no somos del mundo (Jn 17, 14). Amamos al mundo, de hecho somos su Sal y su Luz (Mt 5, 13-14), pero no nos asentamos en sus criterios de éxito o realización personal . El honor y la dignidad de estar con Jesús, en cuanto discípulos suyos, son infinitamente más sublimes que lo pasajero que puede darnos el mundo en el que todo pasa. Esto es Pentecostés, celebramos que uno llega a ser verdaderamente Discípulo de Jesús solo con su Fuerza y Sabiduría… dicho de otra forma: El Discipulado es una creación del Espíritu Santo.
P. Antonio Pavía - comunidadmariamadreapostoles.com
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