Sabemos que las fatigas del alma que sufrió Jesús fueron incontables a lo largo de su vida. Nos fijamos en las que sufrió en el Huerto de los Olivos. Dice Mateo que Jesús empezó a sentir tristeza y angustia y que dijo a los suyos: "Mi alma está triste hasta el punto de morir " (Mt 26, 38). Angustias y abatimiento que le habían sido profetizados: "...Por las fatigas de su alma verá luz, se saciara... y justificara (salvará) a muchos...” (Is 53, 11). En su pozo sin fondo de sufrimientos, el Padre "confortó su alma" como se lo había prometido (Sl 23, 3…). Sí, su Padre fue su Buen Pastor que alentó su alma. Hablemos de María; la vemos al pie de la Cruz con su alma atravesada como Simeón le había dicho (Lc 2, 35). Con su alma también atravesada estaba en el Calvario el Discípulo Amado. En esto nos parecemos -salvando la distancia- Jesús, María, Juan y… todos los discípulos amados a lo largo de la Historia...!!! Si… todos, por la Gracia y Fuerza de Dios plantamos - con nuestra alma atravesada- nuestra tienda en la tierra fértil del Calvario… y es que no hay otra forma de ser la Luz del mundo (Mt 5,14).
P. Antonio Pavía - comunidadmariamadreapostoles.com
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