Jesús mira a la multitud y le duele porque sabe que están como ovejas sin pastor (Mt 9, 36). No es que en Israel faltasen dirigentes que celebrasen el culto o les enseñasen la Escrituras; el problema es que la mayoría de ellos -sacerdotes y escribas- miraban más por su propio nombre que por el de Dios y claro, así no podían pastorear sustanciosamente a sus ovejas. Parecido dolor al de Jesús lo sufrió San Gregorio Magno seis siglos después. En sus “Comentarios al Evangelio” se lamenta porque un buen número de sacerdotes, buscando su honra y bienestar, dejaban desnutridos a sus rebaños. Aunque no en la misma proporción quizás podemos hablar también hoy de una situación parecida. Vemos sacerdotes que parecen académicos, profesionales, servidores de su Institución... etc. por lo que "no tienen tiempo" para pastorear a tantas ovejas que desfallecen en su fe porque no son bien pastoreadas. Ovejas que no tienen acceso al Misterio de Dios quizás porque sus pastores, parece que viven ajenos a él. Recordemos, lo que dice Pablo, acerca de la predicación de los pastores: "Somos administradores del Misterio de Dios" (1 Co 4, 1). Estos pastores sí lo son... "según el corazón de Dios" profetizados por Jeremías (Jer 3, 15).
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
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