"Por este motivo tres veces rogué al Señor que se alejase de mí. Pero él me dijo: «Mi gracia te basta, que mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza». Por tanto, con sumo gusto seguiré gloriándome sobre todo en mis flaquezas, para que habite en mí la fuerza de Cristo." 2 Co 12; 8-10
HERIDAS
Entre tus manos y sanada por ti.
Quedan muchas, muchas heridas por cerrar y es probable que otras muchas se abran, que yo misma abra.
Pero la alegría que se manifiesta en paz de las ya cicatrizadas, me da fuerza para caminar y una esperanza inquebrantable en que no dejarás ninguna abierta.
Tú, mi sanador y tu amor, mi bálsamo.
Heridas que provocaban amargura y desolación.
Heridas de caminar por la vida, heridas que el mundo no cura y que se abren con el consuelo que el mundo ofrece.
Heridas de caminar por la vida, heridas que el mundo no cura y que se abren con el consuelo que el mundo ofrece.
Tu amor, como bálsamo suave, despacio, muy despacio, derramado en mí, cierra cada día un poco de esas heridas y me siento tan bien en tus manos, sanada por ti.
Is 25; 6-8
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