Muchos son los “milagros” con que el Señor ha querido adornar a esta pequeña comunidad de fieles, pobres en su concepción, pequeños en su sabiduría, pero amantes de la Palabra de Dios, buscadores y discípulos de su Evangelio. Verdaderamente Él prefiere a los pequeños, para que así se revele su Gloria, la que procede del Padre, revelada por su único Hijo Jesucristo.
No en vano el libro de la Sabiduría nos dirá: “…Pues aunque sea perfecto entre los hijos de los hombres, sin la Sabiduría que procede de Ti, será estimado en nada…” (Sb 9)
De igual modo, Jesucristo comentará: “…Te doy gracias Padre, Señor del Cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla…” (Mt 11,25)
Él se presenta en la vida de las personas de forma suave, como el “viento de Elías” (1Re, 19,12), y así, como dice el salmo, “…Sin que hablen, sin que resuene su Voz, a todas partes alcanza su pregón…” (Sal 19), llegó la Palabra de Dios a tu vida, para dar este testimonio del Amor que Dios te ha prodigado. Él ha enviado sobre ti su Palabra, y de esta forma, corre veloz su mensaje (Sal 147).
Que este don de Dios nos ilumine a todos con la alegría de recibir la Gracia desbordante de Jesucristo Nuestro Señor, y sirva de ejemplo a cuantos viven hoy día, inmersos en los acontecimientos de penumbra en que un día te encontraste.
La Comunidad María Madre de los a Apóstoles
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