No somos nada sin ti y todo lo puedo por ti.
Todo lo pude el día en el que me miraste y me enseñaste a mirarte.
Lo que ni yo imaginaba, lo que era un imposible, se hizo verdad en mi vida
cuando me abriste la puerta, cuando aprendí a conocerte.
Y ahora, solo vivo en ti.
No conozco otra verdad, no imagino una vida que no sea entre tus brazos.
Tú, presente en mi mirada, tú dentro de mi corazón, tú dirigiendo mis pasos y colmando mi existencia de tanta felicidad que podría ser locura si no fuera porque sé que todo te pertenece y que no poseo nada ......
más que tus ojos mirándome.
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