Cuando llega el mes de mayo me gusta ir al campo, allí tengo mi rincón especial, es donde me gusta estar sola, para poder meditar, tumbada sobre la hierba miro al cielo, que tiene un color azul especial.
Parece que este lugar lo has creado para que nos invite a orar.
Allí, debajo de una roca, brota un manantial, donde nace un riachuelo que con su agua cristalina va buscando por donde pasar, y así, en su recorrido va haciendo un gracioso zigzág, formando una pequeña cascada cuyo sonido parece un bonito cantar, te sientas en la orilla para poderlo escuchar.
El campo se viste de flores, es el mes de mayo, es el mes de las flores, es el mes de María.
Sientes una brisa suave que te acaricia al pasar, y ves revolotear las mariposas que de flor en flor van, dando aún más colorido a este bonito lugar.
¿Cómo siendo el mes de María, no va a estar adornado el campo de forma tan especial?, pues fuiste elegida para ser la madre de Dios, y este lugar tan hermoso tú lo has preparado para que admiremos juntas la grandeza de su creación.
Allá por donde mires hay flores de todos los colores, han florecido para ti María, lo ha adornado tu hijo para que no te falten las flores y con ellas las oraciones que te venimos a rezar.
Dios te salve María llena de gracia estás, eres reina y madre nuestra, el Señor te ascendió al cielo y desde entonces brillando en lo alto estás.
Eres vida, dulzura y esperanza nuestra, no te olvidas de tus hijos, cuiándonos siempre estás, y sonríes cuando nos ves meditando y de fondo estamos escuchando ese bonito cantar.
Tengo muchas cosas que decirte María, pero cuando veo tu dulzura y tu esplendor me quedo en silencio, con mi mirar te lo digo todo, no tengo palabras para poderte alabar.
Antes de irme del campo recojo unas flores, con ellas hago un bonito ramo y a la Iglesia te lo voy a llevar.
Allí, veo tu imagen, Señora, irradias tanta dulzura y tanto amor, que mi corazón se queda paralizado, pues nunca antes había recibido tanto, por tan poco, pues sólo te traigo un ramito de flores que te quiero regalar.
Te ofrezco con todo mi amor, estás flores que en el campo he recogido para ti, María, me quedo contigo a hablar, y cuando me voy sé que nunca me vas a dejar, y en los momentos duros que tenga en la vida, siempre me vas a ayudar.
(Elia)
www.comunidadmariamadreapostoles.com
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