viernes, 6 de noviembre de 2020

Reflexión al XXXII Domingo del Tiempo Ordinario (Mateo 25, 1-13)

Tu Alma en Dios.

Parábola de las diez vírgenes; cinco sensatas y cinco necias.

Todas portan su lámpara, que simboliza el alma, más sólo las sensatas llevan consigo el aceite que hacen posible que en sus almas prenda una "llama de amor viva", como dice San Juan de la Cruz.

Nos fijamos en las necias. No se preocupan de llevar aceite, tan solo de su lámpara creyendo que ya es suficiente para "contentar a Dios". Son los que viven de apariencias, incluso su relación con el Señor Jesús. Se les cierran las puertas del banquete. Los que creen en un Dios justiciero piensan que ahí acaba todo. Pues no, esta parábola de Jesús, como todas, está abierta a la inconcebible Misericordia de Dios. Que se hayan cerrado las puertas del banquete no impide que Jesús golpee en las tuyas y si se las abres, le dejamos hablar a Él : "Mira que estoy a la puerta y llamo; quien oiga mi voz y me abra… cenaré con él y él conmigo" (Ap 3, 20). Cenaremos juntos; velada íntima que sondeamos a la luz, nuevamente de San Juan de la Cruz:
"Quedeme y olvideme,
el rostro recliné sobre mi Amado,
cesó todo y dejeme,
dejando mi cuidado entre las azucenas olvidado"

P. Antonio Pavía comunidadmariamadreapostoles.com

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