jueves, 5 de noviembre de 2020

VOSOTROS TAMBIÉN ESTAD PRONTOS...

VOSOTROS TAMBIÉN ESTAD PRONTOS, PORQUE A LA HORA QUE NO PENSÁIS ES CUANDO VENDRÁ EL HIJO DEL HOMBRE.  (Lucas 12,40)

Estas palabras me  conducen a la parábola de las vírgenes necias y prudentes, que tomando sus lámparas salieron al encuentro del esposo. Las cinco necias no se proveyeron de aceite, en cambio las cinco prudentes se llenaron alcuzas de aceite con las lámparas, pero como el esposo tardaba,  les entró sueño,  y todas se durmieron. A media noche se oyó una voz... "¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!".
Las necias dijeron a las prudentes: "Dadnos de vuestro aceite,  que se nos apagan las lámparas "..pero las mandaron  a comprar a la  tienda por si no había para todas.  Mientras tanto  llegó  el esposo y las que estaban preparadas entraron al banquete de bodas,  y se cerró  la puerta. Más tarde llegaron las otras vírgenes diciendo: "Señor, Señor, ábrenos. Pero él respondió: "En verdad os digo que no os reconozco. Por tanto velad y orad, porque no sabéis ni el día ni la hora" (Mt. 25).
En el Huerto de los Olivos, cuando Jesús estaba orando y a punto de ser entregado, también dijo a sus discípulos al encontrarlos dormidos: "Y volvió a los  discípulos y los encontró dormidos; dijo a Pedro: ¿No habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para no caer en tentación, pues el espíitu está  pronto, pero la carne es débil. (Mt. 26,41).
Que el Señor nos conceda la  sabiduría de las vírgenes prudentes para estar siempre en vela, en oración, y cuando llegue el esposo, vayamos jubilosos al encuentro del Señor, con la luz de la fe siempre encendida y la Palabra en el corazón. Estemos  siempre alerta, escuchemos hoy su voz, y rebose el aceite del Espíritu de Dios. No se apaguen nuestras lámparas, sino, que con ellas encendidas veamos al  Señor. 
"Velad y orad", dijo Jesús, y estemos preparados para vencer al tentador y no dejarle entrar a horadar nuestra casa, nuestra alma, lo que Dios ha sembrando en nuestro corazón, y no retorne a él de vacío, pues "Al que mucho se le dio, mucho se le reclamará; al que mucho se le confió, más aún se le pedirá. (Lc.12,48)

María Pilar Pérez

1 comentario:

  1. Me impresiona la lucidez que Dios regala a quienes aman de corazón su Palabra...!!Gracias !

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